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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

 


 
 

 


 


Emilio Azcárraga Milmo

1930-1997

 

Nació el 6 de septiembre de 1930 en el Hospital de Santa Rosa de San Antonio, Texas. Hijo único varón de Emilio Azcárraga Viduarreta, magnate mexicano de la industria de la radiodifusión de ascendencia vasca, y de Laura Milmo Hickman, norteamericana descendiente de irlandeses. Estudió la primaria en el Colegio Simón Bolívar de la Ciudad de México y la secundaria en la Culver Academy de Indiana, Estados Unidos. En 1947 abandonó la Academia sin graduarse. Ante el disgusto de su padre, comenzó a trabajar por cuenta propia vendiendo la Encyclopaedia Britannica en el Distrito Federal.

Después laboró, primero en las estaciones de radio y después en Telesistema Mexicano S.A. TSM, negocios de su padre, con quien siempre mantuvo relaciones difíciles, según se cuenta; también se dice que competía por su afecto y reconocimiento con su cuñado, Fernando Díaz Barroso, casado con su hermana mayor Laura, quien era, al parecer, el hijo que hubiera deseado tener. En ese tiempo, Azcárraga Milmo era considerado un playboy, cuya mayor cualidad era ser el junior del gran empresario que monopolizaba la televisión en México. (Mejía Fabricio. Nación TV: la novela de Televisa).

El 15 de enero de 1952, contrajo matrimonio con María Regina Shondube. A su boda asistieron el presidente Miguel Alemán, Ramón Beteta, secretario de Hacienda y Crédito Público, el empresario Tomás Braniff y muchas más personalidades del México del medio siglo. Tras ocho meses de matrimonio y un mal parto, su esposa falleció.

Al constituirse Telesistema Mexicano SA TSM, Azcárraga Milmo figuró como gerente y tuvo una participación de 500 acciones de un total de 10,000, de las cuales su padre poseía 4,000.

En XEW Canal 2 de TSM, Azcárraga Milmo inició varios negocios como el programa Súper Remate de Autos, cuyo éxito lo hizo durar 19 años en el aire. Asimismo, incursionó en el medio de los espectáculos con la puesta en escena en México de obras musicales de Broadway como Ring Ring Llama el Amor.

En 1957, con otros jóvenes de familias adineradas, -Miguel Alemán Jr., Othon Vélez Jr., Gabriel Alarcón Jr. y Rómulo O'Farril Jr., entre otros,- fundó el Club de los 22, integrado en su mayoría por futuros herederos de grandes fortunas.

El 26 de marzo de 1958, contrajo segundas nupcias en París con la francesa Pamella de Surmont, en presencia del embajador de México Jaime Torres Bodet. Procreó tres hijas y en 1965 obtuvo el divorcio para contraer un tercer matrimonio con Nandine Jean, madre de quien fue su único hijo varón y heredero: Emilio Azcárraga Jean.

El 19 de enero de 1960, se publicó la primera Ley de Radio y Televisión, en la que se ratifica el dominio directo, inalienable e imprescriptible de la Nación sobre el medio en que se propagan las ondas electromagnéticas y el régimen de concesiones; y se dispone que "la radio y la televisión constituyen una actividad de interés público, por lo tanto el Estado deberá protegerla y vigilarla para el debido cumplimiento de su función social […] [que es] contribuir al fortalecimiento de la integración nacional y el mejoramiento de las formas de convivencia humana".

En sus discursos con motivo del Día de la Radiodifusión, el presidente Adolfo López Mateos insistió siempre en la función social de la radio y la televisión: "La radiodifusión no es una simple empresa comercial. Los instrumentos que ustedes manejan, por el formidable poder de difusión que pueden alcanzar, rebasan el límite de un simple negocio ya que en sí llevan una influencia que alcanza a todos. Como pocas, estas industrias se salen de la estricta función material que generalmente pueden tener otras y no podemos concebirlas como productoras exclusivas de programas comerciales […] la radio y la televisión no deben concretarse a ser simples medios de esparcimiento, sino también antenas alerta de la enseñanza popular, de la difusión cultural, de las edificantes tradiciones históricas y morales legadas por nuestros antepasados, y erigirse en guardianas celosas de la limpieza de nuestro idioma, con el cual expresamos nuestro pensamiento y emoción humanos".

Esta orientación social no era compartida por los concesionarios, -y menos por Azcárraga Milmo,- quienes resistían cualquier injerencia gubernamental y consideraban que la educación y la cultura eran responsabilidad del gobierno.

Aficionado a los deportes, Azcárraga Milmo emprendió el proyecto del Estadio Azteca, aconsejado por Guillermo Zamacona, un ejecutivo de la Cervecería Cuauhtémoc. Su descuido durante las obras provocó que los costos se elevaran y que la preventa de palcos no fuera la proyectada. Ante las dificultades financieras, tuvo que acudir a su padre, quien le brindó ayuda no sin comprobar que su hijo merecía el apodo de "príncipe idiota" como lo había bautizado públicamente él mismo años antes (Mejía Fabricio, ya citado), ya que había invertido en un "elefante blanco". Sin embargo, inaugurado el 29 de mayo de 1966, el Estadio resultó a la larga un gran negocio, en el que convergían la venta de palcos, de boletos de entrada, de cerveza, etc., así como los negocios del equipo de futbol América y de la publicidad durante las transmisiones de los partidos.

Y lo más importante: medio siglo después, la noche del 27 de junio de 2018, “la gigantesca arena deportiva fue anfitriona de un cierre de campaña, el del candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador […] con la aparición en el escenario del candidato en el horario estelar de las 21:00 horas (transmitida en ForoTV, canal de Televisa)- hizo evidente la percepción colectiva: el triunfo de López Obrador era ya inevitable […] esa noche, la máxima empresa de medios, patrocinadora y servidora de cada candidato presidencial exitoso durante 60 años, le estaba dando a López Obrador su explícita bendición, y por extensión la implícita bendición de la cúpula empresarial del país. Podía, pues, parecer que López Obrador iba a gobernar no sólo en nombre de los pobres -de quienes tanto habló en campaña- sino también para el bienestar de los ricos y los clasemedieros […]. Más paradójico este evento no pudo ser. Como líder izquierdista, López Obrador había sostenido una ríspida relación durante 14 años con Televisa, una compañía de marcada ideología conservadora […] A partir del 2009, empezó a usar y popularizar la frase "la mafia del poder". Con esta poderosa y pegajosa etiqueta se refería a las élites del PRI y del PAN y a los grandes empresarios beneficiarios de las políticas neoliberales de ambos partidos, entre ellos el dueño de Televisa, Emilio Azcárraga Jean. Según su análisis, se trataba de una especie de élite de poder, cuyos miembros políticos y empresariales protegían sus intereses mutuos, excluyendo y perjudicando a la gran mayoría de la población […].

Así, el cierre de campaña en el Estadio Azteca no fue una anomalía, sino parte de una reconciliación general entre el abanderado del izquierdismo y los portavoces tradicionales del neoliberalismo… Como a cada presidente anterior confrontado por los grandes problemas nacionales, al presidente López Obrador le ha servido tener como aliada a Televisa, que, a pesar de una notable disminución de su peso monopólico, sigue siendo la empresa mediática más influyente de México, con casi 60% de la audiencia televisiva […] el apoyo abierto de Televisa hacia el candidato presidencial con mayor probabilidad de ganar, sin importar el partido, correspondía a una larga tradición político-empresarial que data de los inicios de la televisión mexicana en los años cincuenta. Fue una tradición iniciada por el fundador de la firma, Emilio Azcárraga Vidaurreta, perfeccionada por su hijo, Emilio Azcárraga Milmo, y heredada por su nieto, Emilio Azcárraga Jean […]. Después de todo, una empresa de medios masivos depende en mucho de la buena voluntad del gobierno vigente: para la renovación de concesiones de difusión, para el otorgamiento de nuevas concesiones y para que detenga o atempere la llegada de nuevos competidores.” (Fernández Claudia y Paxman Andrew. El Tigre. Emilio Azcárraga Milmo y su imperio Televisa).

A pesar de la resistencia de su padre, Azcárraga Milmo logró que TSM se encargara por completo de la producción de programas, siguiendo la tendencia estadounidense, sin injerencia de los patrocinadores y de las agencias de publicidad, lo que permitió la venta directa a los anunciantes. Así, Televicentro de TSM se convirtió en la capital mundial de la televisión de habla hispana: en sus 17 estudios se producían hasta 20 telenovelas al año con actores españoles, argentinos, cubanos, portorriqueños, venezolanos y peruanos. Sobre esta base, al crearse Televisa después, los estudios San Ángel se convertirían en la fábrica de estrellas, que al estilo de Hollywood de los años 30 y 40, formarían a partir de cero, actores y estrellas de fama internacional, como Lucía Méndez y Verónica Castro, con el apoyo de sus estaciones de radio y de sus revistas de espectáculos. Asimismo, Televisa llegaría a ser la mayor productora de televisión del mundo, capaz de abastecer el 70 % de los contenidos de sus canales, y de exportar con gran éxito telenovelas como "Los Ricos también Lloran".

En abril de 1965 se lanzó el satélite Pájaro Madrugador y Azcárraga Milmo invitó a México a Harold Rosen de la empresa dueña del satélite y lo llevó ante el presidente Díaz Ordaz para proponer que México fuera el primer país en tener un satélite estatal, pues además de sus múltiples usos, era sumamente oportuna la adquisición, dada la proximidad de las Olimpiadas de 1968. No tuvo éxito. Sí se terminó la Red Nacional de Telecomunicaciones, iniciada en 1963, que incluyó la Red Federal de Microondas y la Estación Terrestre para Comunicaciones Espaciales de Tulancingo, Hgo. Así TSM pudo usar por primera vez en México el satélite mencionado, para transmitir una pelea de box desde Londres. Más tarde, el gobierno mexicano entraría al consorcio Intelsat, lo que le permitiría a Azcárraga Milmo usar sus satélites. El mismo año, en colaboración con la Secretaría de Educación Pública, TSM comenzó a transmitir por el Canal 5 la telesecundaria con la serie "Yo puedo Hacerlo".

La caída de un caballo que lo inmovilizó temporalmente, salvó a Azcárraga Milmo de perder la vida el 12 de noviembre de 1965, al no abordar el avión privado de los O'Farrill que se desplomó sobre el Lago de Texcoco, accidente en el que murió su cuñado Fernando Díez Barroso, quien iba en su lugar a una reunión de negocios en Acapulco. El deceso del favorito de su padre no aseguró automáticamente que Azcárraga Milmo fuera su heredero indiscutible, ya que pocos le veían capacidades para manejar la empresa. (Mejía Fabricio, ya citado).

El 17 de mayo de 1967 el presidente Gustavo Díaz Ordaz nombró a Azcárraga Milmo su consejero en materia de radio y televisión, con una remuneración anual de un “centenario” de oro; a partir de entonces tendría puerta abierta a la residencia oficial de Los Pinos hasta su muerte.

El 24 de junio siguiente, Díaz Ordaz rompió el monopolio televisivo en el Valle de México (sólo había algunas pequeñas televisoras independientes en provincia) al otorgar dos concesiones para transmitir televisión: XHDF Canal 13 al Grupo Radio Centro y Organización Impulsora de Radio, y XHTIM Canal 8 a Televisión Independiente de México TIM, una alianza de los empresarios Guillermo Salas, Gabriel Alarcón, Manuel Barbachano Ponce y la familia Garza Sada -dueña del Canal 6 de Monterrey y que finalmente se haría del control total de la empresa-. Iniciarían transmisiones con la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1968 el primero y el 25 de enero de 1969, el segundo. (Sánchez de Armas Miguel Ángel. Apuntes para una historia de la televisión mexicana).

Durante el movimiento estudiantil de 1968, que terminó con la matanza de Tlatelolco el 2 de octubre del mismo año, fue frecuente el repudio en contra de la prensa y de los noticieros; los estudiantes de Ciencias Políticas de la UNAM en huelga, fueron más allá y en una asamblea "expulsaron" a Zabludovsky, quien prefirió ya no impartir sus clases de periodismo a partir de este incidente. Lo peor fue que el presidente Díaz Ordaz tampoco quedó satisfecho de cómo se había manejado la información de esos hechos en los noticiarios que producían diarios como Excélsior, Novedades y El Universal, y hasta empresas como Domecq y Nescafé. Desde entonces, por sugerencia del gobierno, o por iniciativa propia, Azcárraga Milmo comenzó a asumir el control de la información que transmitía TSM.

El 31 de diciembre del mismo año, se decretó un impuesto mensual de 25% (desde 1961 se pagaba sólo el 1.25%) sobre los ingresos de las televisoras, con opción a subsidio total si mediante un fideicomiso, las empresas vendían al público el 49% de sus acciones. Ante la posibilidad de que al hacerlo, el gobierno comprara estas acciones y sujetara a los concesionarios, Azcárraga Milmo y la Cámara Nacional de la Industria de la Radiodifusión CIR amenazaron con retirarse del negocio y promover represalias económicas de parte de sus anunciantes. Los diputados federales y también concesionarios de estaciones de radio, Ignacio Santibáñez y Guillermo Morales Blumenkron, intervinieron para neutralizar la medida. Así se llegó al acuerdo el 1° de julio de 1969 de que los radiodifusores cedieran al Estado el 12.5% no acumulable del tiempo de transmisión. Para usar ese tiempo el gobierno creó la Comisión de Radiodifusión.

Azcárraga Milmo atenuó la intervención del Estado en la televisión, pero crecían los ratings de TIM Canal 8 que lanzaba nuevos valores como Chespirito y Raúl Velasco (con un nuevo formato de "ferrocarril", programa de varias horas), y telenovelas importadas como Simplemente María, así como eventos deportivos que captaban audiencias cada vez mayores. TIM hacía todo para ganar el mercado, aunque al parecer, su intención real era competir fuertemente sólo hasta forzar a la fusión con TSM, recrear el monopolio y compartir las ganancias de un negocio muy redituable. (Fernández Claudia y Paxman Andrew. El Tigre. Emilio Azcárraga Milmo y su imperio Televisa).

Paralelamente, Azcárraga Milmo trajo a México la televisión por cable (ya existía en varias ciudades mexicanas fronterizas), que ya operaba exitosamente en los Estados Unidos. El 20 de mayo de 1969 se le otorgó la concesión a Cablevisión. Comenzaría a funcionar en Polanco, Del Valle y Las Lomas, colonias de la ciudad de México.

La transmisión de la Copa Mundial de Futbol desde el estadio Azteca, produjo a Azcárraga Milmo jugosas ganancias, que aumentaron con la colocación, por primera vez en México, de pantallas gigantes en el Palacio de los Deportes, la Arena México y el Teatro Insurgentes, así como en tres puntos de la ciudad de Nueva York. También lucró con la venta de derechos de transmisión para América Latina y Europa, lo cual causó la cólera de la European Broadcasting Union EBU, porque Azcárraga Milmo no le vendió los derechos que supuestamente había prometido. Aprovechando el evento, Guillermo Cañedo, al crear la Concacaf como afiliada a la FIFA, aseguró la calificación de México en toda futura Copa Mundial, independientemente de su actuación mediocre. Así quedó garantizado que el estadio fuera fuente permanente de buenas utilidades. A partir de entonces, las masas de aficionados se congregaron en monumentos públicos como el "Ángel" para celebrar los "triunfos" de México.

En el ámbito de lo político, Azcárraga Milmo también obtuvo logros: A las 23 horas del 7 de septiembre de 1970, principió la transmisión por el Canal 2 del noticiario "24 Horas", conducido por Jacobo Zabludovsky, "operador eficiente de la propaganda gubernamental", producido por la nueva Dirección General de Información y Noticieros de TSM, encabezada por Miguel Alemán Jr. Creado a sugerencia del presidente Díaz Ordaz, el noticiario tuvo una duración de 90 minutos con noticias, entrevistas en vivo e informes especiales. Creativo y hábil periodista, Zabludovsky supo atraer al gran público de todas las clases sociales y gozar de una gran credibilidad: "prácticamente definía qué era noticia en México y también qué no lo era […] . El hombre de los anteojos cuadrados, de la sobria corbata negra y los pesados audífonos sobre sus orejas, la quintaesencia de los noticieros en México, se dedicaría a moldear la voz y la forma de las noticias que recibirían los mexicanos durante los siguientes 28 años. Siempre al servicio de dos jefes: Azcárraga Milmo y el presidente de la República […]”. (Fernández y Paxman, ya citados).

“Siguiendo esta dinámica, Televisa -fue un factor decisivo en el retraso de la llegada de la democracia a México. Al no ofrecer información veraz, completa, imparcial, los televidentes no podían tomar decisiones libres y objetivas sobre los distintos aspectos de la vida. De alguna forma estaban determinados por los elementos que ofrecía la televisión y que eran, coincidentemente, favorables a los intereses de la empresa y el Estado […] (Televisa) jugó un papel fundamental en la preservación del orden político al ofrecer válvulas de escape -empaquetadas en entretenimiento- necesarias para que el México bronco se mantuviera dormido. Incluso fue citado en el sentido de que, si los indígenas de la selva chiapaneca hubieran tenido televisión, no hubiera habido revuelta”. (Fernández y Paxman, ya citados).

Según George W. Grayson (Prospects for Democracy in Mexico): “Las tecnologías de la TV pueden ser inherentemente neutrales, pero las instituciones de difusión y los mensajes que ellas transmiten son producto de decisiones culturales, económicas y políticas. Las instituciones de los medios no evolucionan independientemente de su contexto político y social”.

Desde la aparición de la radio y la televisión en México, el gobierno los usó para consolidar la autoridad del Estado y de su Partido Revolucionario Institucional PRI; a cambio, la familia Azcárraga disfrutó de las prebendas que les garantizaban su condición de monopolio, en una simbiosis político-empresarial. Azcárraga Milmo vivió y aprovechó la etapa final del "desarrollo estabilizador" y de las políticas de creación de infraestructura, de estímulos, privilegios y protección a las empresas, para promover la inversión privada y el crecimiento capitalista. Políticas económicas, que sin democracia interna y competencia comercial externa, degeneraron en grandes monopolios privados y corrupción empresarial y gubernamental.

Desde la plataforma de la radiodifusión, Azcárraga Milmo extendió sus negocios a otras actividades, principalmente relacionadas con el entretenimiento, y ante la estrechez del mercado interno, expandió sus empresas a los países latinoamericanos y principalmente, por su potencial económico, al mercado de los "latinos" nacidos o radicados en los Estados Unidos. Atento siempre al desarrollo tecnológico de las comunicaciones y a las prácticas comerciales, publicitarias y financieras del "show business" de los Estados Unidos, que adoptaba y adaptaba para los hispanoparlantes, Azcárraga Milmo fue siempre un exitoso empresario en México, no así en los países en que enfrentaba competencia.

El monopolio de Azcárraga Milmo no fue único, creció al parejo de otros monopolios en las ramas farmacéutica, transporte aéreo, transporte regional, tiendas de autoservicio, departamentales, refresqueras, cerveceras, alimenticia, cementeras, y muchas más, que con la llegada del neoliberalismo harían de México una economía oligopolizada. Lo que hizo diferente al monopolio de Azcárraga, fue su capacidad de comunicación masiva y penetrante, en una sociedad mayoritariamente pobre e ignorante, que lo hacía indispensable para quien tuviera necesidad de hacer uso del enorme poder persuasivo político o publicitario de la televisión, ya fueran gobierno, empresas, partidos o personajes públicos, como políticos, artistas o escritores.

Con el rápido desarrollo de la televisión y la transformación de la política en espectáculo, Azcárraga Milmo llegó a ser el empresario con mayor poder político en la Historia de México. Escriben Fernández y Paxman, ya citados: "Aliado incondicional del presidente de la República -más incondicional de algunos que de otros- y del PRI, Azcárraga Milmo no ocultaba su partidismo ni su disposición a apoyar con dinero o en especie al partido oficial. Cada vez que se acercaba un proceso electoral, Azcárraga Milmo hacía declaraciones de banqueta en actos oficiales sobre su apoyo al PRI. Las citas eran distintas, pero en esencia repetía las mismas palabras: Somos del PRI, nuestro jefe es el presidente de la República, y somos parte del sistema".

Azcárraga Milmo combinaría "las tácticas heredades de su padre, experto en el manejo de las relaciones políticas, con un ambicioso plan de expansión comercial", al grado que la televisión se convertiría "en juez y parte, tanto en los partidos de futbol como en las contiendas electorales". (Villamil Jenaro. La Televisión que nos gobierna).

Pero Azcárraga Milmo no sólo fue poderoso por su control sobre las noticias que recibía la mayoría de la población. "La televisión es la fuente más importante de información, entretenimiento y cultura para millones de mexicanos; generadora y reproductora de valores, expectativas, ilusiones […]”. (Villamil, ya citado). Azcárraga Milmo controló los contenidos de la televisión de los que resultarían patrones de consumo, modelos sociales, aspiraciones, lenguaje cotidiano y opiniones. Frente al poder de Azcárraga Milmo, el Estado mexicano perdió "la capacidad de conducción moral de nuestra sociedad". (Esteinou Javier. Los nervios de la cultura nacional en la puerta del siglo XXI).

Y había un solo hombre que controlaba todo: Emilio Azcárraga Milmo, conocido por sus admiradores y detractores como El Tigre. En cierto punto fue el empresario más cercano al Poder Ejecutivo y el más rico de América Latina. Fue famosamente ambicioso y amigable, generoso y amedrentador, nacionalista e internacionalista, leal y mujeriego. Famosamente contradictorio. Notoriamente consciente de su propio poder. Cuentan que cuando le preguntaron si le atraía la vida política, contestó sonriente: ¿Por qué me interesaría ser presidente por tan sólo seis años, cuando ya soy vicepresidente por toda la vida?"

Eran otros tiempos, pero el legado del magnate todavía está con nosotros. Perdura culturalmente, políticamente, económicamente, y en la percepción que tienen de México en el extranjero. Se trata de los valores retrógrados con que se educaron, conscientemente o no, varias generaciones de niños y adultos; de una disposición individual a votar por políticos según hábitos heredados o persuadidos por estándares telegénicos (y con una marcada tolerancia del autoritarismo); de una aceptación de monopolios como entes naturales, a pesar de su perjuicio al bien común, y del neoliberalismo como el mejor camino, a pesar de que tiende a empeorar la vida de los pobres; del fomento de una imagen internacional del país históricamente rica y compleja pero contemporáneamente sosa […] La televisión no era el único factor de ese rezago, pero su influencia era innegable. El contraste con la televisión estadounidense es ilustrativo. A partir de los años sesenta, las grandes cadenas hicieron el esfuerzo de incorporar en sus series a protagonistas afroamericanos… También sobra decir que la marginación de caras morenas sigue siendo aparente -si bien un poquito menos severa- en la televisión mexicana de hoy”. (Fernández y Paxman, ya citados).

En el ámbito internacional, para consolidarse en el público hispanoparlante, el 19 de marzo de 1971, Azcárraga Milmo logró unir por satélite a las radiodifusoras de América Latina, España y Portugal, mediante la Organización de la Televisión Iberoamericana OTI, presidida por Guillermo Cañedo. Dicha organización, integrada por televisoras comerciales de once países, actuando como un gran monopolio, conseguiría grandes ventajas a sus miembros en materia de compra de programas y derechos de transmisión de eventos deportivos como las Copas Mundiales de futbol, esto último aprovechando que también Cañedo era miembro del consejo de la FIFA.

Lógicamente la televisión comercial sólo trataba de dirigirse a los mercados lucrativos. Para hacer llegar la televisión a los campesinos pobres, en 1972 el presidente Luis Echeverría creó Televisión Rural de México TRM, que cambió después a Televisión Cultural de México (TCM), después a Televisión de la República Mexicana (TRM) y más tarde a Canal 7. Su propósito original fue constituir una red nacional pública en zonas rurales para la transmisión de la Telesecundaria y de otros programas educativos, informativos y de entrenamiento. Esta segunda incursión estatal en la televisión- la primera fue el Canal 11 del IPN, creado desde 1959,- no afectó a Azcárraga Milmo porque cubría zonas rurales en las que nunca estaría interesado.

Pero el 15 de marzo de 1972, el Gobierno Federal adquirió a través de un Fideicomiso de la Sociedad Mexicana de Crédito Industrial (SOMEX), el 100% de las acciones de Corporación Mexicana de Radio y Televisión SA de CV que operaba Canal 13, en respuesta a la demanda de periodistas e intelectuales nacionales y extranjeros de que el Estado se encargara de la televisión nacional, dada la baja calidad y lo nocivo de la televisión comercial. La televisión estatal y la comercial debían proyectar diferentes imágenes, misiones sociales e inspiración ideológica. El nombramiento del senador Enrique González Pedrero, tras la muerte de su primer director Antonio Menéndez González, le dio un tinte izquierdista al nuevo Canal 13. (Grayson, ya citado). El carácter comercial de su concesión sí afectó a TSM, porque el mismo "pastel publicitario" tenía que ser compartido con la televisora propiedad del gobierno.

En su informe del 1° de septiembre siguiente, el presidente Echeverría señaló: "El Régimen de la Radio y la Televisión es reflejo de nuestro sistema de economía mixta. Al Estado corresponde velar por el cumplimiento de los objetivos que la Ley señala a las empresas concesionarias del espacio aéreo. Estamos obligados a exigir que la imagen que llega a millones de niños y adultos, no deforme los valores de nuestra convivencia, y que los adelantos de la tecnología no se usen para fomentar servidumbres intelectuales […]. El Gobierno ha asumido, además, el manejo directo de algunas estaciones de Radio y Canales de Televisión y participa con los concesionarios privados en el aprovechamiento del tiempo de transmisión que la legislación le otorga, con el fin de contribuir a mejorar la calidad de las transmisiones […]. Los servicios de difusión deben ser más nacionales en su contenido, ofrecer mejores oportunidades de cultura, una veraz información y sano entretenimiento. Es corresponsabilidad de los concesionarios y del Gobierno darles la dignidad que nuestro pueblo merece". (Zarur Osorio Antonio. Gestión estatal y televisión pública en México 1972-1995).

Por su parte, Azcárraga Milmo siguió usando su influencia política para consolidar sus negocios, como fue el caso de la revista TeleGuía, en cuya compra recibió el auxilio de PIPSA, el monopolio estatal del papel imprenta, para someter a su dueño Carlos Amador que se resistía a venderla a TSM. Así se hizo de un valioso instrumento de promoción de sus artistas.

En este contexto en que por primera vez existía la competencia en el mayor mercado publicitario del país y que también, por vez primera, el gobierno comenzaba a actuar directamente para hacer cumplir la responsabilidad social de la televisión mexicana, Azcárraga Milmo se enfrentó a la doble tarea de defender su monopolio de la competencia y de sobrevivir ante la amenaza de la intervención gubernamental.

Una salida de TSM fue continuar su expansión hacia el mercado hispano parlante de Estados Unidos mediante el fortalecimiento de la Spanish International Communications Corporation SICC, así como hacia Centro y Sudamérica. Azcárraga Milmo exportaba 1000 horas de programación al mes hacia esas regiones.

En el ámbito nacional, Azcárraga Milmo enfrentaba una competencia creciente. Incluso, Luis de Llano Palmer, antes fiel servidor de su padre, desde TIM comenzó a superar la audiencia de los canales 4 y 5, con programas de concurso como Juan Pirulero y Sábados de la Fortuna, que aunque atentaban contra el buen gusto de las clases ilustradas y la dignidad de las bajas, registraban tan altos ratings, que empresas como Procter & Gamble, comenzaron a comprar publicidad, rompiendo el monopolio publicitario de TSM.

Pero la competencia entre las televisoras comerciales no trajo grandes ganancias para los dueños de las televisoras, sino pérdidas para todos. Además, al obligar a los concesionarios a operar bajo el concepto de costo por millar, la programación se envileció, pues "la única cualidad que se le pide a una emisión es que sea vista por el mayor número de personas que sea posible […] de ahí el reinado de programas en un tono cada vez más degradado". (Sabido Miguel. Cuadernos).

Azcárraga Milmo, pese a que su anciano padre se resistía a la fusión, inició pláticas secretas con Bernardo Garza Sada para juntos reintegrar el monopolio televisivo. El 23 de septiembre de 1972 murió Emilio Azcárraga Vidaurreta. Al otro día, en el mismo lugar del sepelio, el Panteón Español, Azcárraga Milmo y Garza Sada decidieron la fusión de sus empresas.

El gobierno de Echeverría, tras intenso cabildeo dirigido por Azcárraga Milmo y por Miguel Alemán Jr. -asesor presidencial en comunicaciones y Director de Relaciones Sociales y Políticas del PRI,- aprobó la fusión, siempre y cuando se dedicara un canal a la educación y a la cultura. Se especula que Echeverría vislumbró "la posibilidad de convertir a la nueva empresa en un poderoso vocero supeditado a sus intereses".

El 28 de noviembre de 1972 se firmó el convenio respectivo. Unos días después, el 8 de enero de 1973, comenzó a operar la empresa de televisión más grande de América Latina: Televisión Vía Satélite SA Televisa, integrada por TSM con el 75% de las acciones y TIM con el 25% restante. Por su parte, el gobierno publicó el 4 de abril de ese mismo año, un reglamento que regulaba más estrictamente el contenido de la programación televisiva pública y privada, así como el tiempo máximo de transmisión que se podría dedicar a la publicidad (18%).

Con la fusión, Televisa emprendió su crecimiento con una administración más racional y técnica bajo la influencia de los nuevos socios regiomontanos y reducir costos, como los sueldos; aunque Azcárraga Milmo nunca abandonó su estilo autoritario, monopolista y arrogante de liderazgo, que le mereció el sobrenombre de "El Tigre" y al que no se opuso porque era consciente de que le servía para intimidar a los otros empresarios. Así, reimpuso el código de ética implantado por su padre en XEW Radio, basado en tres valores fundamentales: la superación personal, la integración familiar y la unidad nacional. Asimismo, prohibió criticar al ejército, a la iglesia y al presidente de la República. Además, continuó la práctica de vetar a todo artista que trabajara en la competencia, mediante una lista negra de "actores que no interesan a Televisa".

En 1974, Azcárraga Milmo participó junto con Canal 13 en una empresa pública-privada llamada Satélite Latinoamericano SA Satelat, para la producción, distribución, representación, compraventa y comercio en general de programas de televisión por satélite, lo cual le permitió enviar más fácil y oportunamente, programación a sus estaciones ubicadas en los Estados Unidos.

Ese mismo año de 1974, cuando el problema de la televisión aun formaba parte de la agenda pública, para fortalecer la posición de Televisa ante la opinión pública nacional e internacional, Azcárraga Milmo organizó el Primer Encuentro Mundial de la Comunicación en Acapulco, con la participación de personajes del mundo intelectual como Marshall McLuhan, Umberto Eco y John Kenneth Galbraith, así como con la presencia de artistas como Liza Minelli. Fue un acontecimiento mundial, que a menor escala, Azcárraga Milmo repitió en 1979 con mucho menores resultados.

En 1976, durante la acción represiva del presidente Echeverría en contra de la dirección de Julio Scherer en el diario Excélsior, Azcárraga Milmo uso a Ricardo Rocha y José Cárdenas para que, mediante sus reportajes, despertaran simpatías para los ejidatarios de Taxqueña en conflicto con Excélsior, de modo que Zabludovsky en "24 Horas" pudiera cubrir su "justa" reclamación en contra de la invasión que sufrían por la cooperativa de ese diario. Scherer y su gente fueron expulsados de Excélsior.

Días más tarde, el estatal Canal 13 inauguró sus nuevas instalaciones en el sur de la capital. Antes, había cambiado su torre de transmisión al cerro del Chiquihuite, instalado torres retransmisoras para llegar a 26 estados de la República y logrado con una nueva programación ratings de más del 10%.

A la luz de estas experiencias, Azcárraga Milmo otorgó mayor importancia a las relaciones con las cúpulas política, eclesiástica y académica. Ante la ola de crítica a la televisión comercial, dio espacio a la celebración de la Virgen de Guadalupe y a programas de la UNAM, e intentó dar un mayor contenido social y cultural a la programación de Televisa; encargó a Miguel Sabido -promotor del uso social de los medios con alto rating-, la producción de siete telenovelas educativas como "Ven conmigo", "Acompáñame" y "Caminemos", las que se transmitieron entre 1975 y 1982, y por las cuales las Naciones Unidas le entregaron el reconocimiento Savior of the Earth a Sabido.

Por otra parte, apoyó y promovió la construcción de la nueva basílica del Tepeyac, y creó la Fundación Televisa que integró con académicos, intelectuales y funcionarios públicos, de la cual nombró a Pablo García Sainz, su primer presidente. Aunque siguiera pensando que "el objetivo de su negocio familiar era poder garantizar entretenimiento a través de televisión, radio, revistas, cine, video, futbol, toros, y hasta de museos. Además creía que era el único que podía hacerlo". (Fernández y Paxman, ya citado). Nunca aceptó que la radio y la televisión pudieran servir en México para un fin distinto: "lo que necesita este país son sueños".

Así, Azcárraga Milmo condujo a Televisa a la cumbre como proveedora de entretenimiento para las grandes masas. Con su Centro de Capacitación Actoral "producía cantantes prefabricadas con cuerpos post construidos". Continuó el estilo, heredado de su padre, de cuentos de hadas escapistas, racistas y clasistas en sus telenovelas, en las que los personajes eran blancos, como Edith González, y se vetaban los rostros morenos, así se tratara de una representación artística del modo de vida de los pobres, al grado de que "su audiencia era cada vez menos parecida a los que salían en sus pantallas". (Fernández y Paxman, ya citado).

Al tomar posesión el presidente José López Portillo, Azcárraga Milmo fue nombrado coordinador de su imagen. No había desconfianza porque "Emilio tenía muy claro cuál era su función política: no intervenía, sólo estaba a las órdenes del presidente, de todos los presidentes". (López Portillo José. Mis tiempos).

Según Grayson, ya citado, desde el nacimiento de la radiodifusión en México, el Estado otorgó concesiones para usar sus frecuencias con fines comerciales a cambio de una garantía implícita de lealtad política. Había un consenso natural cuando existía afinidad entre gobierno y concesionarios, y amenaza de nacionalización o de suspender los beneficios que otorgaba el Estado, cuando hacía falta reforzar el control político de la radio y la televisión. Romper ese pacto tenía un costo muy alto para todos, por eso en las relaciones gobierno-concesionarios privó el pragmatismo y el oportunismo.

En 1977, para aprovechar el 12.5% del tiempo disponible para el gobierno, López Portillo creó la Productora Nacional de Radio y Televisión PRONARTE. Aunque Margarita, su hermana, incapaz de definir un rumbo claro para la televisión estatal, intentó homologar la televisión pública con la privada, y el Canal 13 fue colonizado por la gente de Televisa, como Joaquín López Dóriga.

Para 1979, el gobierno era el principal anunciante de Televisa y los intentos por reglamentar el derecho a la información fueron nulificados por Azcárraga Milmo, a cambio se mantuvo abiertamente a favor del sistema político y del PRI. Pero el gobierno federal continuó su intervención en la televisión: el 5 de diciembre de 1979 la secretaría de Gobernación y el gobierno del Estado de Guanajuato, acordaron regionalizar la programación, producción y transmisión de TRM, mediante la TV Productora de Guanajuato, cuyas transmisiones fueron inauguradas por el presidente el 16 de enero de 1981. A partir de entonces se crearon convenios y organismos estatales similares en cada entidad federativa para dotar de televisoras a sus respectivos gobiernos. Guanajuato, Hidalgo, Tabasco y Veracruz se unieron en la Asociación Nacional de Estaciones de Radio y Televisión Estatales ANERTE, para realizar acciones como el intercambio de programas. Dado que no podían comercializar, no significaron competencia para Televisa, pero sí para sus filiales locales en cuanto a audiencia.

El 8 de octubre 1980, Televisa y el gobierno federal firmaron un convenio para instalar una red de 80 estaciones terrenas para comunicación por satélite, la primera construiría 44 y el gobierno las restantes. Televisa las cedería al gobierno federal para su operación y éste otorgaría a Televisa los servicios de conducción de señales de televisión y el derecho de transmitir sus señales a través de esta red durante nueve años. (Mejía Barquera Fernando. 50 años de televisión comercial en México / (1934-1984) Cronología)

Azcárraga Milmo extendió sus negocios a la producción cinematográfica con Televicine, hacia centros nocturnos para apoyar a sus cantantes, hacia la industria editorial con las revistas TV y Novelas y , a los bienes raíces. Televisa poseía 47 empresas de diversa índole, inclusive de jets ejecutivos. Aun participó temporalmente, junto con el Grupo Alfa y el gobierno federal, en la construcción y operación del Museo Tamayo.

La crisis económica que se inició en 1981, afectó también a Televisa. Sin embargo, el 5 de julio de 1982, convino con López Portillo la instalación de los Satélites Morelos, que inicialmente serían de uso exclusivo para esa empresa; el primer satélite comenzaría a funcionar tres años más tarde.

La nacionalización de la banca no fue del agrado de Televisa, pero Azcárraga Milmo, siempre temeroso de acciones de esta naturaleza, se guardó sus opiniones políticas y dos días antes de terminar el periodo presidencial recibió 95 concesiones a favor de Televisión de Provincia SA, filial de Televisa. El siguiente presidente, Miguel de la Madrid, trató de parar estas concesiones, y sólo le otorgó 75, pero reformó el artículo 28 Constitucional para fijar la comunicación vía satélite como una de las áreas estratégicas de exclusividad estatal. (Mejía, ya citado)

Ante las crecientes voces de que se nacionalizara Televisa, Azcárraga Milmo tomó varias medidas: el apoyo reiterado al PRI y al presidente de la República, la separación en empresas independientes de las diferentes áreas para dificultar la posible nacionalización, así como la radicación en Estados Unidos de las nuevas empresas que se crearan. Además, a partir del 4 de abril de 1983, decidió dedicar el Canal 8 exclusivamente a la difusión cultural, sin anuncios publicitarios, mediante convenios con instituciones académicas como la UNAM y la participación de personajes como Octavio Paz. Con el reajuste de frecuencias, el Canal 8 se convertiría en 9. Al llegar la década siguiente, ya con pocas críticas a Televisa, el 19 de noviembre de 1990, este canal volvería a ser comercial.

Al anunciar el presidente De la Madrid la desincorporación de las empresas públicas, Azcárraga Milmo organizó, junto con Carlos Slim, Juan Diego Gutiérrez Cortina, Antonio Madero Bracho, Fernando Senderos y otros hombres de negocios más, Libre Empresa, para comprarlas. Pero el proyecto se abandonó ante el rechazo de la opinión pública. Sin embargo, su poder no disminuyó y mediante un amparo y su influencia política, Azcárraga Milmo pudo retrasar casi cuatro años la entrada al mercado de Multivisión, de José Joaquín Vargas Gómez, que competiría con Cablevisión.

Para encarar la inflación y las constantes devaluaciones del peso, Azcárraga Milmo puso en práctica el llamado Plan Francés, que aprovechando su condición monopólica, a cambio del pago anticipado de la publicidad, ofrecía precios congelados e intereses pagaderos en bonificaciones con tiempo aire en horas no pico, siempre y cuando cada año incrementaran su inversión publicitaria al menos 30%. Así se financiaba Televisa y los anunciantes podían presupuestar anualmente al margen de la inflación. El plan logró comprometer el 70% del gasto publicitario y las empresas de publicidad pasaron a un plano menor. A pesar de todo, Televisa tuvo que hacer recortes, entre otros, cerrar Televisa Europa, despedir una quinta parte de sus empleados y parar Televicine, así como dejar de producir telenovelas sociales e interrumpir la importación de programas.

Por su parte, el presidente De la Madrid trató de integrar el Canal 13, la Televisión de la República Mexicana Canal 7 y PRONARTE en el Instituto Mexicano de la Televisión IMEVISION, organismo que ante la falta de una clara definición de lo que debería ser una televisión pública, se fue semejando tanto a Televisa que no le significó a ésta competencia importante.

En 1985 se publicó el libro "Televisa, el Quinto Poder", coordinado por Raúl Trejo Delarbre, en el cual diferentes especialistas analizaron el enorme poder que esta empresa había adquirido y que se concentraba en la persona de Azcárraga Milmo:

"Televisa no es ya únicamente uno de los más formidables negocios, en términos de réditos financieros que, a pesar de la crisis económica, han podido desplegarse en México. Se trata ahora, además, de una de las fuentes de influencia ideológica y política mejor consolidadas en la sociedad mexicana de nuestros días […] Televisa tiene un proyecto de país, aunque sea un proyecto escasamente explícito. Se trata de un proyecto privatizador, de mayor integración a la órbita de las economías de mercado, que involucra a grupos privados de diversos países en el área latinoamericana y que, por todo ello, tiende a debilitar la consolidación de México como nación. Es de tal forma, un proyecto que tácticamente pasa por apoyos al gobierno e inclusive por la reivindicación de algunos fundamentos ideológicos del Estado mexicano, pero que estratégicamente combate contra principios como la reivindicación de demandas populares y la solidaridad con el derecho de autodeterminación de otras naciones. Por eso, cuando se ocupa de asuntos que afectan su concepción a largo plazo, Televisa se vuelve profundamente agresiva […]. Pero la mayoría de las veces el consorcio privado de la radiotelevisión puede y busca contemporizar con el gobierno mexicano […]. Si Televisa se ha desarrollado con tanta facilidad (impunidad, podría decirse también) ha sido por la complacencia de los gobiernos recientes, que han obsequiado concesiones, han regalado dinero que deberían recaudar por concepto de impuestos y han preferido a Televisa, inclusive por encima de la televisión del propio Estado […] ".

Durante el sismo del 19 de noviembre de 1985, Televisa tuvo pérdidas materiales y humanas en sus estudios de la avenida Chapultepec. Pero su labor fue importante para atenuar las críticas al gobierno por su ineptitud para enfrentar la catástrofe, así como para convocar a la unidad nacional y distraer la atención hacia la Copa Mundial 1986.

Ese mismo año, Azcárraga Milmo fundó WFM radio con música en inglés y VideoVisa y VideoCentro para la comercialización de películas videograbadas.

Pero intempestivamente, Azcárraga Milmo dejó la presidencia de Televisa en manos de Miguel Alemán y radicó durante diez meses en Estados Unidos, supuestamente, para atender sus empresas que servían al mercado "latino", que crecía rápidamente y con un poder adquisitivo potencial mayor que el mercado mexicano. Pero en Estados Unidos algunas de sus empresas se consideraron como un monopolio de la televisión en español en poder de extranjeros y tuvieron que ser subastadas. Otra explicación de esta sorpresiva salida del país, fue el deterioro de la salud de Azcárraga Milmo, quien ya había sufrido tres infartos.

Una versión más de la salida de Azcárraga Milmo fue política. Las elecciones locales en el estado de Chihuahua en julio de 1986, fueron fraudulentas y como era usual, Televisa manipuló la información electoral, -aun más que el Canal 13- a favor de los candidatos del PRI. Esto causó indignación en Chihuahua. Las quejas del Partido Acción Nacional PAN se dirigieron especialmente contra Jacobo Zabludovsky de "24 Horas", Guillermo Ochoa de "Hoy Mismo" y Ricardo Rocha de "Para Gente Grande".

Dado el carácter privado de Televisa, para la gente común sus mensajes gozaban de mayor credibilidad que los del gobierno. Pero el dilema para Televisa era: o provocar la represalia gubernamental si asumía posiciones críticas e independientes, o poner en riesgo su credibilidad y popularidad si era percibida como apéndice del PRI. Prefirió hacer una cobertura de las elecciones sesgada a costa de su credibilidad. Esto disgustó al gobierno porque se perdió también la credibilidad en los resultados electorales. Azcárraga Milmo salió del país y nombró en su lugar a Alemán, quien sacó del aire el noticiario "24 Horas"y declaró que la televisión debía mostrar todas las opiniones y que en Televisa, individualmente, no se obligaba a nadie a ser priísta.

Durante algunos meses, Alemán manejó Televisa con cierta apertura política, trató de elevar el nivel de la programación, pero su mayor éxito fue "Cuna de Lobos"; produjo la telenovela histórica "Senda de Gloria" y encabezó exitosamente la defensa pública de la televisora ante a sus críticos.

Mientras, en Estados Unidos, Azcárraga Milmo encargó a Zabludovsky la dirección del Noticiero SIN, pero el jefe de noticias de la SIN no aceptó su liderazgo e inició la renuncia de los periodistas más destacados porque no estuvieron de acuerdo en que Zabludovsky fuera el indicado para dirigir con credibilidad la agencia de noticias en Estados Unidos, dados sus antecedentes de manipulador de noticias en México. Ante este rechazo, Azcárraga Milmo abandonó sus planes y regresó a la dirección de Televisa en junio de 1987. Poco después, los periodistas que no aceptaron a Zabludovsky se integraron en un nuevo noticiario sin sospecha de manipulación llamado Telemundo, ajeno a Televisa. (Fernández y Paxman, ya citado).

"24 Horas" con Zabludovsky volvió al aire, no sin nuevas críticas del PAN. Al parecer el gobierno, enfrentado a una severa crisis económica, requería de un instrumento que atenuara la percepción catastrofista que cundía entre la población por las devaluaciones constantes y la inflación hasta de tres dígitos. Además, ya se vislumbraba la división del PRI por las medidas neoliberales del presidente De la Madrid, y necesitaba de sus habilidades.

Durante las elecciones presidenciales de 1988, Televisa no sólo continuó la manipulación de la información a favor del PRI y la exclusión de sus pantallas de todo opositor, sino que llegó al extremo de atentar contra la memoria del General Lázaro Cárdenas para atacar a su hijo Cuauhtémoc, candidato de la oposición. Al efecto, Zabludovsky abrió "24 Horas" con la presentación de dos supuestos hijos del general, fruto de relaciones extramatrimoniales del prócer, quienes se manifestaron a favor del PRI y en contra de que su "hermanastro" explotara el apellido del padre.

Por otra parte, Juan Ruiz Healy hizo un especial de su programa "60 Minutos" para denostar uno a uno a los candidatos de la oposición. Ý hasta la telenovela histórica "Senda de Gloria" redujo a dos horas sus 30 capítulos finales para evitar difundir la obra social del presidente Cárdenas. Además, Televisa transmitió programas que distrajeron la atención de la gente común en las elecciones. Y por si fuera poco, el propio Azcárraga Milmo hizo fe pública de su priísmo y adelantó que haría todo para que el candidato del PRI ganara. Así contribuyó Televisa al fraude electoral que llevó a Carlos Salinas de Gortari a la presidencia de México.

La reacción al partidarismo de Zabludovsky fue una campaña contra ""24 Horas"" y su principal patrocinador Pedro Domecq, promovida principalmente por Manuel Clouthier. Varios grupos en resistencia civil repartieron un millón de calcomanías con las leyendas: "No veas 24 Horas", no dice la verdad" y "Este hogar es católico. Aquí no vemos 24 Horas", con la imagen de Zabludovsky, aludiendo a su ascendencia judía. Inclusive Vicente Fox, que sería presidente de México, dirigió una carta de reclamo a Azcárraga Milmo. (Aguayo Quezada Sergio. La Transición en México. Una historia documental 1910- 2010).

En 1990, Azcárraga Milmo organizó y financió la exposición "México: Esplendor de 30 Siglos" en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. El propósito fue mejorar la imagen internacional de México mediante la muestra de su riqueza cultural. Fue la tercera exhibición más visitada en la historia estadounidense.

Para celebrar la caída del muro de Berlín, Azcárraga Milmo apoyó la propuesta de la revista Vuelta de producir programas con intelectuales para analizar la nueva agenda mundial. La serie se llamó "Encuentro Vuelta: La experiencia de la Libertad". Desafortunadamente, en una de sus sesiones el español Mario Vargas Llosa etiquetó al régimen político mexicano con "la dictadura perfecta", lo que mereció la reacción en contra del priísmo nacional.

Un proyecto exitoso de Azcárraga en los Estados Unidos fue la construcción de North Cover Harbor, una marina abierta en una ensenada natural del sur de la isla de Manhattan, Nueva York, con capacidad para albergar 26 yates. Ahí celebró su cuarto matrimonio, ahora con Paula Cussi.

En enero de 1991, se dio por terminada la asociación que existía desde 1955 de las familias O'Farrill y Alemán. La separación implicó problemas financieros para Televisa porque debía hacer efectivas las participaciones de capital, y en lo personal para Azcárraga Milmo, que debía esforzarse por conservar el control de la empresa cuyas deudas ya ascendían a más de 400 millones de dólares. La solución fue obtener préstamos con ayuda del presidente Salinas y cotizar en la bolsa de valores de Nueva York. En esos años inicio su relación con Adriana Abascal, quien lo acompañaría hasta su muerte.

En las elecciones intermedias de 1991, la manipulación informativa de Televisa fue encubierta mediante anuncios del Programa Nacional de Solidaridad, PRONASOL, que ensalzaban indirectamente al PRI y su gobierno. Ante las protestas, Azcárraga Milmo declaró públicamente: "Televisa se considera parte del sistema gubernamental y, como tal, apoya las campañas de los candidatos del PRI. El presidente de la República Carlos Salinas de Gortari, es nuestro líder máximo y estamos muy contentos de que así sea". (Citado por Fernández y Paxman).

En el año de 1992, Azcárraga Milmo fundó con Enrique Krauze, la Editorial Clío, que en cuatro años vendería diez millones de ejemplares, entre ellos un millón de un libro dedicado a la Virgen de Guadalupe. Nacería así Editorial Televisa.

En ese mismo año de 1992, intentó la creación de "La Cadena de las Américas", una red latinoamericana conmemorativa del Quinto Centenario del Descubrimiento. Así empezó a comprar televisoras, radiodifusoras, diarios, revistas y hasta satélites en Chile, Argentina, Perú y España para este proyecto cultural que transmitiría programas desde una –al menos- de las estaciones de los países hispanoparlantes. Por otro lado, trató de readquirir estaciones en los Estados Unidos, como las de Univisión.

En 1993, la revista Forbes identificó a Azcárraga Milmo como el empresario más rico de Latinoamérica. No obstante, realizar tantas inversiones por más de seiscientos millones de dólares no pareció lo mejor a algunos analistas. Con similar riesgo financiero, inició la contratación exclusiva de artistas y productores para evitar su deserción.

No todo iba bien para Televisa. Azcárraga Milmo convirtió el sistema noticioso en español ECO, creado para atender a los "latinos" de Estados Unidos, en un servicio mundial dirigido por Zabludovsky, que además de sus propósitos lucrativos, perseguía fines de influencia política sobre los gobiernos de los 53 países a los que llegaba; tras grandes pérdidas el proyecto se canceló. También fue un fracaso la producción en inglés de The Crystal Empire, una telenovela de exportación para los Estados Unidos que nunca se transmitió. Además Videovisa comenzó a operar con pérdidas. Tampoco tuvo éxito la revista deportiva en inglés "The National", en la cual se perdieron varios millones de dólares. Las transmisiones de partidos de futbol bajaron sus ganancias cuando Televisa comenzó a perder su monopolio. Los problemas financieros se agravaron con la salida de Laura Azcárraga, que exigió la liquidación de sus acciones cuando estaban al alza.

El 10 febrero de 1993, Azcárraga Milmo reiteró su idea de que la televisión sólo debía ser entretenimiento popular. Según Fernández y Paxman, ya citados, expresó en un acto público en uno de los foros de Televisa: "México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil. Los ricos como yo no somos clientes, porque los ricos no compramos ni madres. Nuestro mercado en este país es muy claro: la clase media popular. La clase exquisita, muy respetable puede leer libros o Proceso para ver qué dice de Televisa […] "

Unos días más tarde, durante una cena de recaudación de fondos para la próxima campaña del PRI en la casa de Antonio Ortiz Mena, director de BANAMEX y exsecretario de Hacienda, en la que se solicitaba a los millonarios mexicanos presentes sus aportaciones para reunir 500 millones de dólares, Azcárraga Milmo dijo en presencia del presidente Salinas: "Hemos ganado tanto dinero en los últimos seis años que creo que tenemos una gran deuda de honor con este gobierno. Me comprometo a dar 70 millones de dólares y espero que me sigan muchos de los presentes. Se lo debemos al presidente y al país". Al colarse la información del acto, sobrevino el escándalo y el presidente Salinas dio marcha atrás y prometió una ley que reglamentara las aportaciones a los partidos.

Juan Sánchez Navarro, el más prestigiado de los líderes empresariales, que no fue invitado a la cena partidista de recaudación de fondos por no ser priísta, criticó el entusiasmo de Emilio: “Azcárraga es un genio empresarial, pero no es nada más la genialidad para desarrollar una empresa lo que debe estar detrás de su función como empresario, sino que se necesitan otras cualidades humanas fundamentales. Con ese poder colosal que es Televisa y esa trasformación que significa el cambio de la palabra escrita convertida en imagen, si Emilio fuera un hombre con ética profesional, su influencia positiva en la sociedad sería enorme y su respetabilidad muy grande y además ayudaría a México a su desarrollo fundamental."

En julio siguiente, el gobierno vendió TVAzteca, antes IMEVISION, a Ricardo Salinas Pliego, comerciante de aparatos electrodomésticos, priísta declarado y el más inexperto de los postores. Ganó gracias a las gestiones y al préstamo de 30 millones de dólares de Raúl Salinas, hermano del presidente. Al parecer, Azcárraga Milmo sólo pudo hacer que se demorara la venta, ya que esa empresa en manos adecuadas, podía hacer competencia importante a Televisa; después negoció para que se mantuviera su monopolio en la producción de telenovelas y noticieros. Lo que sí obtuvo fue la ayuda del presidente Salinas para lograr un préstamo de más de tres mil millones de pesos en Banamex, y 62 concesiones de televisión más para integrar una cadena nacional para su Canal 9, antes 8.

En ese mismo año de 1993, Azcárraga Milmo y Plácido Domingo, produjeron Operalia para popularizar la ópera.

En enero de 1994, por la manera que Zabludovsky manejó la información y sus comentarios en "24 Horas", Televisa fue vetada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional EZLN. Le fue negada la entrada a las negociaciones de paz, no así a TVAzteca, a la que el subcomandante Marcos concedió una entrevista. Para no quedarse atrás, aun comprando material, Televisa cubrió la rebelión zapatista, pero en sus publicaciones continuó desinformando contra zapatistas y curas, al grado de que la Compañía de Jesús demandó por difamación a Zabludovsky, director de Summa, revista filial de Televisa. (Fernández y Paxman, ya citado)

Con las reformas a la ley electoral, Televisa tuvo que abrir sus puertas a la oposición. Así se celebró el primer debate televisado entre los candidatos presidenciales el 12 de mayo de 1994. Sin embargo, al igual que en TVAzteca, la cobertura de las campañas fue sesgada en apoyo al PRI, partido que hizo amplio uso del miedo a la guerra para ganar con "el voto por la paz".

En 1995, tras los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y de José Francisco Ruiz Massieu, y la crisis económica imparable que había hecho caer las acciones de Televisa más allá del promedio general, Azcárraga Milmo reclamó el derecho del ciudadano a saber lo que había ocurrido y criticó a los políticos: "México no tiene la culpa de la crisis económica que lo aqueja; son los políticos y las personas que han conducido al país los responsables de esta situación […]. Las gentes van y vienen; esperemos que tengamos una mejor camada de gente, de políticos, que piensen en las necesidades del pueblo con más cercanía […]. Nosotros somos soldados del presidente de la República, no del PRI. Cada sexenio ha dejado como saldo sólo problemas económicos que han venido a detener el desarrollo del país" (citado por Fernández y Paxman). Y "24 Horas" de Zabludovsky continuó manipulando las noticias como "soldado del presidente".

Para enfrentar la crítica situación, Televisa volvió a hacer recortes de personal, exclusividades y dependencias como la escuela Star System. Pero los problemas financieros crecieron. Televisa detuvo su expansión y dejó de ser la televisora más grande de Latinoamérica.

Por otro lado, TVAzteca comenzó a adquirir programación extranjera y a producir programas propios que comenzaron a elevar sus ratings, como la telenovela Nada Personal; además de ofrecer mayor flexibilidad a los compradores de publicidad. Si bien no era una amenaza, ya no podía ignorarse como competencia.

En el mercado restringido de televisión, Azcárraga Milmo hizo alianza con Telmex mediante la venta del 49% de sus acciones de Cablevisión e inició la guerra en contra de Multivisión por el mercado en el Distrito Federal. La Comisión Federal de Competencia CFC y la Secretaría de Comunicaciones SCT, mostraron su debilidad para contener estas alianzas y conflictos.

A fines de 1996, Televisa lanzó el sistema de televisión por satélite Sky Latin América en sociedad con Rupert Murdoch, de Los Ángeles, y de Roberto Irineu Marinho, de Brasil. Azcárraga Milmo sólo controlaba la plataforma mexicana. Por otro lado, redujo su participación en Panamsat.

Para 1997, entre sus activos principales, Televisa era propietaria de 240 concesiones y 37 estaciones independientes más como afiliadas, concentraba el 87% del gasto publicitario, poseía el 51% de Cablevisión, y tenía una concesión de televisión restringida de alta definición para el Valle de México. El 50% de la empresa satelital Panamsat era suyo y ramificaba sus intereses en la industria editorial, radiofónica y en el mercado televisivo estadounidense a través de UNIVISION. Además participaba con más de la mitad en el mercado mundial de venta de programas latinoamericanos a través de Protele; las telenovelas María Mercedes, María del Barrio y Marimar de Thalía, eran sus mejores productos de exportación.

Sin embargo, Televisa había terminado 1996 con pérdidas netas de $598.5 millones de pesos y enfrentaba graves problemas: sus acciones y sus ratings bajaban (inclusive Hechos de Alatorre amenazaba a "24 Horas" de Zabludovsky, quien perdía credibilidad) y subían las necesidades de financiamiento para proyectos como Sky. Sólo crecía la guerra abierta y encubierta entre Televisa y TVAzteca por la audiencia y los anunciantes. Azcárraga Milmo, presionado por Wall Street, tuvo que atender estos problemas durante sus últimos meses de vida, ya con su salud mermada.

Enfermo de melanoma y padeciendo de grandes dolores de cabeza, aun logró extender sus inversiones a España, pero fracasó en hacerse de los derechos del futbol español. Hizo regresar a la televisora a Miguel Alemán, le pidió que quedara al frente temporalmente a su muerte, pero Alemán se rehusó.

En su último acto conocido de influencia política, pidió ayuda al presidente Zedillo para que sus deudas no impidieran que su hijo heredara Televisa. Zedillo ordenó a la Comisión Nacional Bancaria que insistiera a los bancos acreedores que reestructuraran estas deudas. Por otro lado, quizás en previsión de la derrota del PRI, Azcárraga Milmo se acercó a Carlos Castillo Peraza del PAN y a Andrés Manuel López Obrador del PRD.

El 14 de enero de 1997, anunció en "24 Horas" que su hijo sería el nuevo presidente de Televisa en una videoconferencia dirigida por Zabludovsky: El siguiente 16 de abril, a bordo de su yate Eco, en aguas internacionales, Azcárraga Milmo murió. Dos días más tarde, en una impresionante ceremonia, las cenizas de quien había declarado "yo no soy cristiano sino guadalupano", fueron depositadas en la Basílica de Guadalupe. A su muerte las acciones de Televisa cayeron 1.35% en un sólo día.

José Agustín escribió en La Jornada: “Su manera de hacer televisión […] fue devastadora; deformó la identidad nacional, impulsó estereotipos, exprimió los mitos populares, propició el autoritarismo y la prepotencia, alentó el machismo, el sexismo, el racismo y el analfabetismo funcional; fomentó ideales de una materialidad elemental pero sobre todas las cosas, se esforzó por manipular al público para que fuera menor de edad ad eternum”.

Enrique Krauze (Caras de la Historia II) reflexiona sobre sus últimos años: "Pasado el tiempo he terminado por creer que a Emilio lo aquejaba también una especie de perplejidad existencial. Una era histórica tocaba a su fin en México sin que él alcanzara a comprender cabalmente cómo ni por qué".

Concluyen Fernández y Paxton: "La empresa de Emilio Azcárraga Milmo ha sido la principal influencia en las actitudes culturales, políticas y económicas de la mayoría de la población mexicana. El mismo partido gobernante ha tenido que utilizarla para conectarse efectivamente con sus electores potenciales […]. ¿Tuvo algún otro mexicano mayor influencia en la sociedad, la política y la cultura de su país en la segunda mitad del siglo XX? Hasta ahora la evidencia muestra que no."

En las siguientes décadas, con la Ley Televisa de Vicente Fox primero, y después con la Ley Peña-Televisa, esta empresa obtendrá nuevos privilegios que fortalecerán su condición monopólica, a pesar de la reforma constitucional promulgada con los propósitos de democratizar el contenido y el acceso en los medios de radiodifusión, así como consolidar los derechos de las audiencias y, mediante una mayor competencia, bajar las tarifas de los servicios de telecomunicación.

El legado de Emilio Azcárraga Milmo, de simbiosis de Televisa con el gobierno en turno, “se perpetuó durante 12 años de incondicionalidad hacia los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón. Fue visible, de manera particularmente preocupante en la cobertura superficial, con poco cuestionamiento o investigación, de la llamada ‘guerra contra las drogas’ de Calderón y las matanzas que ocasionó. Este legado fue visto plenamente durante el sexenio de Peña Nieto. E interesantemente, la lealtad hacia el primer mandatario ha sido evidente de nuevo en estos años de López Obrador". (Fernández y Paxman, ya citados).

Probablemente, la evolución del contexto político y social hacia una regresión y no la transición democrática esperada, volverá a convertir a Televisa en sostén indispensable de gobiernos crecientemente autoritarios.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.

Efeméride Nacimiento 6 de febrero de 1930. Muerte 16 de abril de 1997.