23 de Septiembre de 1913
Es rechazado por el presidente del Senado, Mauro S. Herrera, el candente discurso de Belisario Domínguez, que iba a pronunciar en esa Cámara y en el que ataca a Victoriano Huerta.
En respuesta, el discurso se imprime y se reparte. Dice: “en su loco afán por conservar la presidencia, don Victoriano Huerta está cometiendo otra infamia. [...] es un soldado sanguinario y feroz que asesina sin vacilación ni escrúpulos a todo aquel que le sirve de obstáculo... La patria os exige que cumpláis con vuestro deber aún con el peligro, y aún con la seguridad de perder la existencia. Si en vuestra ansiedad de volver a ver reinar la paz en la República os habéis equivocado, habéis creído las palabras falaces de un hombre que os ofreció pacificar la nación en dos meses, y le habéis nombrado Presidente de la República, hoy que veis que este hombre es un impostor, inepto y malvado, que lleva a la patria con toda velocidad hacia la ruina, ¿dejaréis, por temor a la muerte, que continúe en el poder?” El día 29 escribirá otro (Ver Documento) discurso. Ambas acciones le costarán la vida.
El 7 de octubre, Belisario Domínguez morirá asesinado, su crimen provocará gran malestar popular, aumentará la oposición a Huerta, quien disolverá el congreso (Ver Documento) y encarcelará a noventa diputados. Pero sus discursos y su asesinato contribuirán a la caída y al desprestigio internacional de la dictadura.
Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.
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