Agosto 9 de 1855
Antonio López de Santa Anna y Lebrún sale de la ciudad de México al triunfar el Plan de Ayutla, lleva consigo el poder ejecutivo. Renunciará en Perote, Veracruz, y será sustituido por Martín Carrera como presidente interino; embarcará con destino a la Habana, Cuba.
Con este hecho, acaba una época de la cual lo único perdurable será el Himno Nacional. Queda atrás un gobierno que trató de imponer el centralismo conservador, que suprimió la libertad de imprenta y acusó de subversión, inmoralidad, injuria y calumnia a sus críticos a quienes impuso altas multas; que aumentó de manera exorbitante los impuestos y contribuciones para poder llevar una vida de corte y hacerse llamar “Su Alteza Serenísima”.
El malestar que provocó la administración santannista por su deshonestidad, represión, uso de poder incontrolado e incontrolable, fue el surgimiento de una oposición en la mayor parte del país que demandaba cambios en concentración de la propiedad de la tierra, desaparición de los grupos oligárquicos que apoyaban al dictador y cerraban el paso a cualquier renovación, instituciones educativas y culturales contra el atraso e ignorancia, fin a las guerras y al despojo del territorio nacional; en suma, la urgencia de una reforma que implicara no solamente la transformación de las estructuras políticas, sino las sociales, económicas y de conciencia.
El Plan de Ayutla recogió estas demandas; fue proclamado por Florencio Villarreal el 1 de marzo de 1854, desconoció a Santa Anna y a sus funcionarios, y propuso designar un presidente interino y convocar a elecciones. Comonfort, hábil militar que encabezó la lucha, logró que Santa Anna dejara el poder. Es como la denomina Guillermo Prieto, “La Primera Revolución Ideológica”.
Pero el conflicto proseguirá con la guerra de Reforma y con la intervención francesa. Su triunfo confirmará la soberanía nacional, hará emerger un estado moderno y consolidará la nacionalidad. Años después, Santa Anna regresará al país, derrotado, pobre, agobiado por la edad y abandonado por todos.
Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.
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