25 de Julio de 1909
Desde Galeana, Nuevo León, el general Reyes envía un manifiesto a los clubes y partidos que le han manifestado su apoyo para la vicepresidencia de la República, en el que explica las razones por las que pide que no se le postule candidato para la vicepresidencia, así como por qué ha decidido apoyar la candidatura del señor Ramón Corral para dicho puesto.
Recuerda que desde el 2 de agosto de 1908 escribió en La República, que debía buscarse un candidato “entre las personas que en los momentos actuales están cerca del general Díaz, “cuentan con su confianza y están en sus secretos de Estado; pues de otro modo estorbaríamos la marcha que quisiera seguir en las preparaciones del futuro nacional; y esto, además de ser ilógico, revestiría el carácter de obstrucción impolítica, que había de cohibir el desarrollo de los altos propósitos de nuestro Presidente, quien con mayor devoción que nunca, sin duda, habrá de llevar a efecto sus últimos actos para el mejoramiento de una Patria, a la que se ha consagrado con todo amor, y que le muestra la necesidad que de su persona tiene todavía, para afianzar su prosperidad, efectuar los necesarios progresos políticos que demanda su entidad republicana, y para su mayor venidera gloria, que inmortalizará a la que de justicia corresponde al eminente servidor”.
Señala que cuando fallezca el general Díaz, asumirá el poder el vicepresidente y será el momento de apoyarlo todos unidos para que la obra de paz y progreso del general Díaz no haya sido estéril. “Para llegar a este resultado, los directores de la opinión pública, los políticos de prestigio, deben reprimir con todo el esfuerzo de una voluntad fortalecida por el amor a la Patria, sus propias y personales ambiciones, y las irreflexiones e impaciencia de la que pudieran ser capaces sus amigos y partidarios“.
En consecuencia, debido al riesgo de que vuelva la anarquía y no llegue la democracia esperada, Reyes expresa que no desea romper “combinaciones preparadas en largo tiempo, con inteligencia, eficacia y constante esfuerzo” por el general Díaz, postulándose como candidato “en pugna con el reconocido candidato del Sr. Presidente General Díaz, que, como se comprende, es el gran prestigiado y prestigioso a que me refiero”.
“Dicho esto y conocida por deducciones primero, por hechos públicos después,
y en cuanto a mí hasta por autógrafos que tengo a la vista, la candidatura del señor general Díaz en favor del señor Ramón Corral para la Vicepresidencia, la he aceptado con entereza, con los cargos que por ello, a virtud de apasionamientos, pudieran hacérseme, desde el instante que he juzgado patriótico cuanto tiende a servir, a secundar la política del citado señor general…Dejémosle, pues, al brillante triunfador; dejémosle ante sus coetáneos y ante la Historia, con sus glorias y con sus responsabilidades hasta el fin. Y hoy que le ofrendamos nuestra confianza, y lo reelegimos para que nos presida, y entregamos nuestros destinos, es deber de los que así obramos contribuir esforzados a su inmediata empresa, acaso la más ardua de su heroica vida; y de ahí que estimo como inconcebible contradicción enfrentárnosle al tratarse de lo principal de sus combinaciones políticas para el futuro; de la designación de quien, con carácter de Vicepresidente, ha de ser la clave de esas complejas combinaciones, en que se ha considerado como más conveniente la personalidad del señor Corral…Creo antipatriótico, en la solemnidad del momento, revolucionar estérilmente y con grave peligro y real perjuicio, el espíritu público, contra los empeños del Poder, y del merecidamente prestigiado hasta haberse mostrado glorioso, general Porfirio Díaz…Obro, pues, cual debo, con la convicción de satisfacer, al hacerlo, a la Razón y a la Justicia; y en mi peculiar situación, nada mejor para quejas o ataques que pudieran dirigírseme, que llevar como coraza de acero resplandeciente para cubrirme, mi conciencia”...
El general Reyes había logrado atraer a favor de su candidatura a la vicepresidencia a algunos gobernadores y senadores, a numerosos grupos de burócratas de bajo nivel, militares de baja graduación, profesionistas, maestros, estudiantes y periodistas, así como clases medias que formaban parte de la élite del poder pero cuyas posibilidades de ascenso se hallaban obstaculizadas por la permanencia de los “científicos”. Pero ante su creciente popularidad, los “científicos” organizaron el Partido Reeleccionista y nominaron a Ramón Corral como candidato a la vicepresidencia y desde luego, a Díaz para la presidencia.
Es así que al decidir Díaz la reelección del vicepresidente Ramón Corral, el general Reyes retira su candidatura y le expresa su apoyo público. De todos modos, el general Díaz lo enviará a Europa a estudiar su organización militar y sus sistemas de reclutamiento. Reyes regresará a México en 1911 y tratará de competir en las elecciones en contra de Madero; después, se levantará en armas, será aprehendido y encarcelado. Al ser liberado por la fuerza junto con Félix Díaz, el general Bernardo Reyes encontrará la muerte el 9 de febrero de 1913, al intentar la toma del Palacio Nacional.
Doralicia Carmona. Memoria Política de México.
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