2 de Octubre de 1862
Este hecho será tomado como uno de los pretextos para justificar la intervención francesa en México.
Juan B. Jecker, vino al país en la primera mitad del siglo XIX, se dedicó al comercio y se vio mezclado en actividades que lesionaron la soberanía nacional en relación con las minas de Arizona, la pérdida del territorio de La Mesilla y las invasiones de filibusteros franceses a Sonora en 1852 y 1854. Luego, el 29 de octubre de 1859 firmó un contrato con el gobierno conservador de Miramón para la emisión de quince millones de pesos al 6% anual garantizado por la Casa Jecker durante cinco años y la mitad por el gobierno con derechos aduanales e impuestos.
En esa época, los derechos aduanales eran la mayor fuente de ingresos al erario nacional. El gobierno espurio de Miramón recibió 723 mil pesos en efectivo; 468 mil en equipo y vestuario militar y 14 millones 378 mil pesos en deuda interior; lo que significó que en estricto sentido, Miramón tomó el préstamo al 90% anual y que el desembolso de Jecker fue de poco más de un millón de pesos.
Cuando Juárez entró a la capital, declaró nulo y sin efecto el contrato, lo cual creó una situación diplomática muy violenta que fue aprovechada por Maximiliano para dar a México “un gobierno estable”; pero a lo que dio forma, fue a la intervención extranjera y al imperio.
José María Iglesias expresa opinión acerca del negocio Jecker, concertado entre el banquero suizo de ese apellido y el gobierno conservador de Miguel Miramón en Revistas Históricas sobre la Intervención Francesa en México.
Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.
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