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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1862 Manifesto del C. presidente de la República

Abril  12 de 1862

Conciudadanos: En los momentos en que el gobierno de la República, fiel á las obligaciones que habia contraido, preparaba la salida de sus comisarios á la ciudad de Orizava, para abrir con los representantes de las potencias aliadas las negociaciones convenidas en los preliminares de la Soledad, un incidente tan imprevisto como inusitado ha venido á alejar la probabilidad del arreglo satisfactorio de las cuestiones pendientes, que con afan procuraba el gobierno, esperando que triunfaran la razon, la verdad y la justicia, dispuesto á acceder á toda demanda fundada en derecho.
Por los documentos que he mandado publicar, vereis que los plenipotenciarios de la Gran Bretaña, de la Francia y de la España, han declarado que no habiendo podido ponerse de acuerdo sobre la interpretacion que habia de dar á la convencion de Lóndres, de 31 de Octubre, la dan por rota, para obrar separada é independientemente.
Vereis tambien que los plenipotenciarios del emperador de los franceses, faltando de una manera inaudita al pacto solemne en que reconocieron la legitimidad del gobierno constitucional y se obligaron á tratar solo con él, pretenden que se dé oido á un hijo espúrio de México, sujeto al juicio de los tribunales por sus delitos contra la patria, ponen en duda los hechos que pocos dias há reconocieron solemnemente, y rompen no solo la convencion de Lóndres, sino tambien los preliminares de la Soledad, faltando á sus compromisos con México, y tambien á los que los ligaban con la Inglaterra y con la España.
El gobierno de México, que tiene la conciencia de su legitimidad; que se deriva de la libre y espontánea eleccion del pueblo; que sostiene las instituciones que la República se dió y defendió con constancia; que se encuentra investido de omnimodas facultades por la representacion nacional, y que reputa como el primero de sus deberes el mantenimiento de la independencia y de la soberanía de la nacion, sentiria ajada la dignidad de la República, si se rebajara hasta el grado de descender á discutir puntos que entrañan la misma soberanía y la misma independencia á costa de tan heróicos esfuerzos conquistadas.
El gobierno de la República, dispuesto siempre, y dispuesto todavia, solemnemente lo declaro, á agotar todos los medios conciliatorios y honrosos de un avenimiento, en vista de la declaracion de los plenipotenciarios franceses, no puede ni debe hacer otra cosa que rechazar la fuerza con la fuerza, y defender á la nacion de la agesion injusta con que se le amenaza. La responsabilidad de todos los desastres que sobrevengan, recaerá solo sobre los que, sin motivo ni pretexto, han violado la fé de las convenciones internacionales.
El gobierno de la República, recordando cuál es el siglo en que vivimos, cuáles los principios sostenidos por los pueblos civilizados, cual el respeto que se profesa á las nacionalidades, se complace en esperar que si queda un sentimiento de justicia en los consejos del emperador de los franceses, este soberano, que ha procedido mal informado sobre la situacion de México, reprobará que se abandone la vía de las negociaciones en que habian entrado sus plenipotenciarios, y la agresion que ellos intentan contra un pueblo tan libre, tan soberano, tan independiente, como los más poderosos de la tierra. Una vez rotas las hostilidades, todos los extranjeros pacíficos residentes en el país, quedarán bajo el amparo y proteccion de las leyes, y el gobierno excita á los mexicanos á que dispensen á todos ellos, y aun á los mismos franceses, la hospitalidad y consideraciones que siempre encontrarán en México, seguros de que la autoridad obrará con energía contra los que á esas consideraciones correspondan con deslealtad, ayudando al invasor. En la guerra se observarán las reglas del derecho de gentes por el ejército y por las autoridades de la República.
En cuanto á la Gran Bretaña y á la España, colocadas hoy en una situacion que sus gobiernos no pudieron prever, México está dispuesto á cumplir sus compromisos tan luego como las circunstancias lo permitan; es decir, á arreglar por medio de negociaciones las reclamaciones pendientes, á satisfacer las fundadas en justicia y á dar garantías suficientes para el porvenir.
Pero entretanto, el gobierno de la República cumplirá el deber de defender la independencia, de rechazar la agresion extranjera, y acepta la lucha á que es provocado, contando con el esfuerzo unánime de los mexicanos, y con que tarde ó temprano triunfará la causa del buen derecho y de la justicia.
Mexicanos: El supremo magistrado de la nacion, libremente elegido por vuestros sufragios, os invita á secundar sus esfuerzos en la defensa de la independencia; cuenta para ello con todos vuestros recursos, con toda vuestra sangre, y está seguro de que siguiendo los consejos del patriotismo, podremos consolidar la obra de nuestros padres.
Espero que preferireis todo género de infortunios y desastres, al vilipendio y al oprobio de perder la independencia, ó de consentir que extraños vengan á arrebatar vuestras instituciones y á intervenir en vuestro régimen interior.
Tengamos fé en la justicia de nuestra causa; tengamos fé en nuestros propios esfuerzos, y unidos salvaremos la independencia de México, haciendo triunfar no solo á nuestra patria, sino los principios de respeto y de inviolabilidad de la soberanía de las naciones.
México, Abril 12 de 1862. -–Benito Juarez.
Orizava, Abril 9 de 1862.-–Los plenipotenciarios de S. M. la reina de la Gran Bretaña, de S. M. el emperador de los franceses, y de S. M. la reina de España, tienen el honor de comunicar á S. E. el Sr. ministro de Relaciones Exteriores de la República Mexicana, que no habiendo podido ponerse de acuerdo acerca de la interpretacion que debe darse, en las circunstancias actuales, á la convencion de 31 de Octubre de 1861, han resuelto adoptar en lo de adelante una accion completamente separada é independiente.
Por consiguiente, el comandante de las fuerzas españolas va á tomar inmediatamente las medidas necesarias para reembarcar sus tropas.
El ejército frances se concentrará en Paso Ancho, tan luego como las tropas españolas hayan pasado de esta posicion; es decir, probablemente hácia el 20 de Abril, comenzando en el acto sus operaciones.
Los infrascritos se apresuran á aprovechar esta ocasion para ofrecer á S. E. el Sr. ministro de Relaciones Exteriores, las seguridades de su alta consideracion.-–(Firmado).-–C. Lenox Wyke.-–Hugh Dunlop.-–A. de Saligny.-–E. Jurien.-–El conde de Reus.-–A S. E. el Sr. Doblado, ministro de Relaciones Exteriores, etc., etc.
Los infrascritos plenipotenciarios de S. M. el emperador de los franceses, tienen el honor de hacer saber á S. E. el Sr. ministro de Relaciones Exteriores de la República Mexicana, en respuesta á su nota de 3 de corriente Abril, en que reclama el alejamiento del Sr. general Almonte, que les es imposible acceder á esta demanda.
En el momento en que el general salió de Francia, el gobierno de S. M. el emperador no ponia en duda que las hostilidades se hubiesen roto desde hacia mucho tiempo entre nuestros ejércitos y los ejércitos mexicanos. El Sr. general Almonte se ofreció entónces para ir á llevar á sus compatriotas palabras de conciliacion, y para hacerles comprender el objeto enteramente benévolo que se habia propuesto la intervencion europea. Estas propuestas fueron acogidas por el gobierno de S. M., y el general no solo fué autorizado, sino invitado á venir á México para desempeñar esta mision de paz, á la que lo habian preparado bien sus honrosos antecedentes, su extremada moderacion y la estimacion de que no ha dejado de gozar, tanto en México como en las diversas cortes extranjeras en que ha representado á su país.
Llegando á Veracruz, se encontró el general en presencia de una situacion que nadie habia podido prever en Europa. Se habia celebrado un armisticio y se habian entablado negociaciones. El papel del general no era por eso ni ménos importante, ni ménos facil de definir. Era evidente que despues de las largas guerras civiles que han despedazado este país y cuando en varios puntos del territorio la resistencia armada agredia todavía las fuerzas del poder, la voz de un hombre extraño á las pasiones de los partidos, é investido de la confianza de uno de los gobiernos aliados, tenia derecho de pedir ser oida. Sin querer comprender el supremo gobierno de la República todas las ventajas que hubiera podido sacar en esta ocasion de una conducta más prudente y moderada, creyó no tener nada mejor que hacer para consolidar su situacion, que renovar los edictos de proscripcion que tan tristemente recuerdan los dias más aciagos de las revoluciones europeas. Esta deplorable resolucion se notificó á los comisarios de las tres altas potencias. Los plenipotenciarios de S. M. el emperador de los franceses se abstuvieron de responder á ella, y el Sr. general Almonte, cuya vida estaba amenazada hasta en Veracruz, siguió á Córdova á uno de los batallones franceses que se dirigian á los acantonamientos de Tehuacan. El gobierno supremo de la República protesta hoy contra este paso, y ha debido prever la respuesta de los plenipotenciarios del emperador.El pabellon frances ha abrigado ya á muchos proscriptos. No hay ejemplo de que una vez concedida su proteccion, haya sido retirada á los hombres que la habian obtenido.
Los infrascritos han tenido el sentimiento de tener que registrar, desde el dia en que concluyó la convencion de la Soledad, nuevas vejaciones cometidas contra sus nacionales. Hasta bajo sus ojos se han adoptado medidas violentas con la mira de sofocar la expresion de los votos del país y de la verdadera opinion pública. Se esperaba así lograr alucinar á la Europa, y hacerle aceptar el triunfo de una minoría opresiva, como el único elemento de órden y de organizacion que pudiérase todavía encontrar en México.
Los infrascritos están convencidos de que si perseveraran en la vía á que los ha conducido el deseo de evitar la efusion de sangre, se expondrian á desconocer las intenciones de su gobierno, y á volverse involuntariamente cómplices de esa compresion moral, bajo la que gime en el dia la gran mayoría del pueblo mexicano.
En consecuencia, tienen el honor de comunicar á S. E. el Sr. ministro de Relaciones Exteriores, que las tropas francesas, dejando sus hospitales bajo la guarda de la nacion mexicana, se replegarán más allá de las posiciones forticadas del Chiquihuite, para recobrar ahí toda su libertad de accion, tan luego como las últimas tropas españolas hayan evacuado los acantonamientos que ocupan hoy en virtud de la convencion de la Soledad.
Los infrascritos tienen el honor de renovar á S. E. el Sr. ministro de Relaciones Exteriores, la seguridad de su alta consideracion.
Orizava, 9 de Abril de 1862.-–(Firmado).-–A. de Saligny.-–E. Jurien.
A lo Sres. comisarios de S. M. el emperador de los franceses.
Palacio nacional. México, Abril 11 de 1862.-–El infrascrito ministro de Relaciones Exteriores y Gobernacion de la República Mexicana, tiene el honor de contestar á los señores comisarios de S. M. el emperador de Francia, el oficio que le han dirigido informándole que las tropas francesas se replegarán á Paso Ancho para recobrar su libertad de accion, tan luego como las españolas hayan evacuado sus actuales acatonamientos, fundando este procedimiento en su resolucion de proteger al traidor D. Juan N. Almonte.
La violacion de los preliminares de la Soledad, consumada por los señores comisarios franceses á la sombra de un pretexto casi pueril, es injustificable examinada á la luz del derecho internacional.
Ni el gobierno constitucional, ni la nacion mexicana, han tenido noticia oficial ó extraoficial, de la mision que los señores comisarios atribuyen en su nota citada al traidor Almonte, y el primer aviso que de ello se tiene en la aseveracion de los señores comisarios.
Lo que se sabia hace algun tiempo por la voz pública, era que el traidor Almonte, engañando con sus falsos informes á S. M. el Emperador de los franceses, trabajaba asíduamente por atraer sobre su patria una invasion armada extranjera que sirviese de apoyo al bando reaccionario vencido en este país, más que por las armas, por la fuerza irresistible de la voluntad general.
Estas voces se convirtieron en hechos plenamente justificados despues de la llegada del traidor á Veracruz, porque entónces adquirió la autoridad nacional datos fehacientes de que aquel se ocupaba en conspirar contra el órden legal, generalmente reconocido en la República, y en estimular con todo género de intrigas y de promesas, á las bandas de foragidos que merodean en algunos puntos montañosos.
Usando de su derecho de soberano y aplicando leyes vigentes expedidas con anterioridad, el gobierno mexicano declaró traidor y puso fuera de la ley á D. Juan N. Almonte, sin que jamás pudiera ocurrirle que este acto de administracion interior, exclusivamente suya, fuese arrebatado como un motivo de rompimiento por los mismos comisarios que el 19 de Febrero al firmar los preliminares de la Soledad, se comprometieron solemnemente ante el mundo civilizado, á respetar la soberanía del gobierno mexicano y á no ingerirse en ningun acto de su administracion interior.
La confesion de los señores representantes de la Francia hicieron en los preliminares reconocieron la legitimidad del gobierno constitucional, y su general aceptacion en la República, es abiertamente contradictoria á las especies que ahora vierten en su nota del dia 9, atribuyendo la subsistencia de esta administracion al triunfo de una minoría opresiva. Esa contradiccion notoria, hace dudar de la sinceridad de la primera confesion de los señores comisarios, y revela bien el orígen poco digno de la segunda.
El infrascrito tiene el sentimiento de rechazar como inexactas las propocisiones de los señores comisarios, en que aseguran haberse cometido nuevas vejaciones contra sus nacionales, despues de los preliminares de la Soledad. Ningun hecho notable de esa clase han participado las autoridades subalternas; si ha ocurrido alguno, habrá sido de tan poca importancia, que no se ha creido conveniente denunciarlo á la autoridad suprema.
Los señores comisarios franceses han tenido libertad y oportunidad para haber reclamado cualquier falta, y su silencio hace presumir que nada ha habido que preste materia á una reclamacion.
El gobierno mexicano ha estado, y está todavía, dispuesto á agotar los medios conciliatorios para llegar á un acomodamiento pacífico, cuya base sea los preliminares de la Soledad. Ha cumplido por su parte, y cumplirá en lo sucesivo, con las obligaciones que se impuso en aquellos preliminares, porque conprende cuánto lastima una deslealtad el honor de la nacion. No agredirá el primero, porque sigue fielmente el principio de respetar las nacionalidades, miéntras no recurran á otros medios que los de las convenciones. Pero el gobierno constitucional, depositario de la soberanía y guardian de la independencia de la República, repelerá la fuerza con la fuerza, y sostendrá la guerra hasta sucumbir, porque tiene conciencia de la justicia de su causa, y porque cuenta con que en esa contienda lo ayudarán poderosamente el valor y el amor á la patria, característicos en el pueblo mexicano.
El infrascrito presenta á los señores comisarios del Emperador de los franceses, las seguridades de su atenta consideracion. -–Manuel Doblado.
A los Sres. comisarios de la Gran Bretaña, la Francia y la España.
Palacio nacional.-–México, Abril 11 de 1862.-–El infrascrito, Ministro de Relaciones Exteriores y Gobernacion de la República Mexicana, tiene la honra de contestar á los Sres. comisarios de S. M. la reina de la Gran Bretaña, S. M. el emperador de los franceses, y S. M. la reina de España, la nota oficial que con fecha 9 del corriente le han dirigido desde Orizava, participándole la ruptura del tratado de Lóndres de 31 de Octubre de 1861, y haciéndole saber que en lo sucesivo cada una de las potencias ántes coligadas obrará separada é independientemente de las otras.
Siente profundamente el gobierno mexicano que un suceso tan inesperado, impida que los Sres. comisarios cumplan las estipulaciones tan solemnemente pactadas en los preliminares de la Soledad, ya porque esa falta afecta directamente el crédito de las altas partes contratantes, ya porque el gobierno se linsojeaba con la probable esperanza de que las negociaciones que iban á abrirse en Orizava conciliarian todos los intereses, y producirian el bien inestimable de la paz, objeto capital de los trabajos del gabinete constitucional.
Sin embargo, como México sabe apreciar en todo su valor la conducta noble, leal y circunspecta de los señores comisarios de la Inglaterra y la España y como su deseo es apurar los medios concilatorios, y arreglar definitivamente sus relaciones exteriores con la potencias amigas, está dispuesto á entrar en tratados con los Sres. representantes de la Gran Bretaña y de la España, no obstante lo ocurrido el dia 9, pues ahora como ántes, tiene la mejor voluntad para satisfacer cumplidamente todas las reclamaciones justas de aquellas naciones, darles garantías eficaces para lo futuro, y reanudar las relaciones de amistad y comercio que con ellas ha llevado, sobre bases firmes, francas y duraderas.
En cuanto á la injustificable conducta de los Sres. comisarios del emperador de los franceses, el gobierno mexicano se limita á repetir en esta vez lo que ya en otra ocasion ha protestado. México hará justicia á todos y satisfará á todas las peticiones justas y fundadas en el derecho de gentes; pero defenderá hasta el último extremo su independencia y soberanía; y sin aceptar jamás el papel de agresor que nunca ha tenido, repelerá la fuerza con la fuerza y defenderá hasta derramar la última gota de sangre mexicana, las dos grandes conquistas que el país ha hecho en el presente siglo: la Independencia y la Reforma.
El infrascrito aprovecha esta ocasion para ofrecer á los señores comisarios las muestras de su alta consideracion. -–Manuel Doblado.
Son copias. México, etc. -–Juan de D. Arias.

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