Tehuacán, noviembre 17 de 1815
LAS SUPREMAS CORPORACIONES DE LA AMÉRICA MEXICANA A LOS ILUSTRES DEFENSORES DE SU LIBERTAD E INDEPENDENCIA
Soldados: Acabáis de ser testigos casi presenciales de un hecho que ha cubierto de luto vuestro corazón, y que a no estar ya sistemado el Gobierno mexicano, causaría entre nosotros la misma confusión que produjo la fatal jornada de 21 de marzo de 1811, que fueron aprisionados los señores Hidalgo y Allende; queremos deciros del arresto del señor Generalísimo D. José María Morelos, ocurrido desgraciadamente el domingo 5 del corriente en las inmediaciones de Temalaca.
Este acontecimiento, que llorará la Nación Mexicana con la misma justicia que el pueblo de Israel la de su caudillo Judas Macabeo y Francia la del gran Turena, no debe precipitaros en el abandono, en la desolación y despecho; por el contrario, debe aumentar vuestro valor, debe armar el brazo de todo americano y hacerlo volar irritado a buscar enemigos a los campos de batalla, para vengar sangre tan preciosa. Nosotros debemos asemejarnos a las leonas, que echando menos sus cachorros robados de la cueva en que los criaban, por el cazador, atruenan con sus rugidos las montañas y salen rabiosas a cebar su saña en los primeros objetos que encuentran al paso.
Soldados: Vosotros sabéis mejor que nadie lo que habéis perdido; vosotros conocisteis a vuestro Padre Morelos, le acompañasteis en sus brillantes campañas, merecisteis su cariño entrañable, partisteis con él la gloria de dar libertad a la afligida América, y siempre os condujo por el camino del honor y de la victoria. ¡Ah! Consideradlo ahora en medio de sus enemigos rabiosos, sedientos de su sangre, como oveja en las garras de los tigres y leopardos, hecho el objeto de su menosprecio; burlado, ultrajado, herido y dispuesto a sufrir por vosotros una muerte cruel en que apuren nuestros enemigos los arbitrios más exquisitos de su natural ferocidad.
Soldados: He aquí la suerte que ha cabido a vuestro Padre, al ornamento de la América Mexicana, el Héroe del Sur, cuyo solo nombre hacía retemblar a nuestros tiranos y ha forzado la admiración de la Europa; al sostén de nuestra gloria, al Gran Morelos, cuyo nombre pronunciará con respeto nuestra posteridad agradecida. ¡Ea, juremos todos vengar su sangre; repitamos este propósito a la tarde, a la mañana, a la noche y a todos instantes de nuestra vida! ¡Mueran sus asesinos, y lave la sangre de sesenta mil europeos tiranos que habitan esta América la de vuestro amado y querido general!
¡Guerra, guerra yodio eterno a los asesinos del Gran Morelos!
Tehuacán, 17 de noviembre de 1815. Año 6º de nuestra Independencia. Lic. José Sotero de Castañeda, Presidente del Supremo Congreso. Lic. Ignacio Alas, Presidente del Supremo Gobierno. Lic. José María Ponce de León, Presidente del Supremo Tribunal de Justicia.
Es copia fiel de su original que queda en el archivo de mi cargo, a que me remito. Lic. Mariano Francisco Ruiz de Castañeda. Diputado Secretario [rúbrica].
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