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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 

 
 
 
 


2000 El "error de diciembre". Carlos Salinas de Gortari. Segunda Parte

 

No fueron extranjeros sino unos cuantos mexicanos los que vaciaron las reservas internacionales

El 21 de diciembre, en pocas horas, el país perdió la mitad de sus reservas internacionales. Sin reservas no era posible mantener el tipo de cambio ni enfrentar las obligaciones adquiridas, entre ellas los Tesobonos. El desplome de las reservas internacionales en los días de diciembre de 1994 fue provocado por mexicanos que tuvieron información anticipada sobre la devaluación y se lanzaron a comprar divisas. Esto está confirmado con datos que presentó el FMI en un documento oficial. 54 Con cifras claras, el Fondo probó que durante el mes de diciembre de 1994, los inversionistas extranjeros trajeron divisas al país por un monto neto superior a 370 millones de dólares:

Los inversionistas extranjeros no empezaron a vender sus depósitos en valores mexicanos sino hasta febrero de 1995 .55

El FMI agregó en su documento una afirmación reveladora: La información disponible muestra que las presiones sobre las reservas internacionales de México durante 1994, y en particular justo antes de la devaluación, no provinieron de salidas de inversionistas extranjeros o de posiciones especuladoras tomadas por esos inversionistas, sino de mexicanos...

Durante todo el mes de diciembre de 1994, los inversionistas extranjeros introdujeron divisas al país por alrededor de 370 millones de dólares... Además, durante las dos semanas previas a la devaluación mexicana de diciembre de 1994, prácticamente no hubo ninguna toma de posiciones especulativa en el mercado de futuros del peso. 56

Esto echó por tierra la versión de que la crisis mexicana de 1995 fue provocada por los "capitales volátiles" que caracterizaron al sistema financiero en los noventa. 57 Como lo demostró el documento del FMI, esos capitales empezaron a salir casi dos meses después de la devaluación de diciembre. Lo que siguió fue la pérdida de la confianza, el pánico de los inversionistas, la devaluación y el alza desmedida de las tasas de interés. El FMI agregó:

La decisión de abandonar el compromiso de un régimen de manejo administrado de la tasa de cambio, a pesar de constantes afirmaciones de lo contrario, tuvo un terrible efecto adverso sobre las expectativas de los mercados financieros. En gran parte, este cambio en la actitud de los mercados explica el tamaño y la rapidez de la inestabilidad financiera y la drástica devaluación del peso al inicio de 1995. 58

Este testimonio confirmó que si bien existían problemas el primero de diciembre de 1994, fueron las equivocaciones posteriores cometidas por la nueva administración las que provocaron la crisis - una crisis de cuyos efectos aún no se recuperaba el país ya entrado el sexto año de gobierno de Zedillo.

Reitero: al término de mi gobierno existían problemas. Sabíamos cuáles eran y estábamos trabajando en su solución. El equipo del nuevo gobierno los conocía. Cada uno representaba un reto pero ninguno de esos problemas significaba una amenaza de crisis. El tema de los Tesobonos, el de los bancos, el de la banda de flotación cambiaria o el del ahorro nacional significaban dificultades. Pero ese tipo de dificultades y aún problemas tan graves como los sufridos a lo largo de 1994, los afrontamos en todo el sexenio sin provocar desastres. Muchas de estas dificultades eran, por lo demás, problemas que otras naciones también enfrentaban en esa época. Por eso se ha dicho con razón: "El que la economía mexicana haya experimentado el grave colapso del 95 no es atribuible al modelo económico". 59

¿Por qué durante mi gobierno los problemas no se convirtieron en crisis? ¿Por qué esos problemas tampoco desembocaron en crisis en otros países? Un conflicto de esas dimensiones sólo ocurrió en el México posterior a noviembre de 1994; sólo en nuestro país esos apuros se convirtieron en detonantes de una calamidad. ¿Por qué? Con la descalificación y el silencio se pretendió achacarle a mi gobierno la responsabilidad de hechos que tuvieron lugar cuando mi mandato había terminado. Los informes de instituciones públicas y comentaristas profesionales que he presentado nos permiten ver cuáles fueron los errores que permitieron que los problemas se agudizaran hasta desembocar en un desastre bajo el gobierno de Zedillo.

Para tratar de evadir su responsabilidad en el" error de diciembre", Zedillo ofreció más de seis motivos diferentes de la crisis de 1995

Durante los primeros 19 días de diciembre de 1994, Zedillo y su equipo elogiaron la estrategia económica de mi gobierno. Sin embargo, a partir de la devaluación aprovecharon la mudanza en el ambiente internacional y se dedicaron a tratar de atribuir el desastre a causas ajenas a su propia responsabilidad. En realidad ofrecieron más de seis explicaciones distintas.

Conviene precisarlas. Como antes se dijo, la primera explicación se dio el 20 de diciembre de 1994, al atribuir la devaluación del peso a los desplazamientos de las guerrillas ocurrido en Chiapas. Al poco tiempo vino la segunda explicación: la causa, se afirmó, estaba en el elevado déficit en la cuenta corriente y la sobrevaluación del peso. La tercera surgió a partir del l0 de enero de 1995, cuando el gobierno de Zedillo intentó hacer otra colocación de Tesobonos (la anterior la llevó a cabo el día de la devaluación). Los inversionistas la rechazaron y entonces el gobierno acusó a los Tesobonos de ser la causa de la devaluación.

A partir de ese momento arreciaron las filtraciones originadas en las oficinas del gobierno de Zedillo. Esas filtraciones culpaban a mi gobierno por no haber querido devaluar en noviembre de 1994. Ésta fue la cuarta explicación de la debacle. En septiembre de 1995, Zedillo presentó una quinta, la cual alegaba un conjunto de causas, como el déficit en cuenta corriente, el financiamiento de proyectos con recursos de corto plazo, la sobrevaluación del tipo de cambio, reacciones tardías a cambios en las condiciones financieras y, nuevamente, los Tesobonos. Sin embargo, después de insistir que el asunto no se debía a un solo factor, Zedillo se desdijo: afirmó que era un solo factor, la falta de ahorro interno, lo que explicaba el problema.

Las aclaraciones también dieron tumbos en documentos oficiales: en el Anexo de su Primer Informe de Gobierno, Zedillo presentó un apartado con el título: "Las causas de la devaluación del peso". En él regresó a la tesis del déficit de la cuenta corriente y la sobrevaluación del peso.

La devaluación tuvo sus orígenes en diversos y complejos factores que se exacerbaron en 1994. El de mayor peso fue el aumento sin precedente del déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, que se agravó por la sobrevaluación del tipo de cambio real del peso y la alta dependencia de la economía a la inversión financiera extema. 60

Poco después surgió la sexta explicación: "Fue un accidente", afirmó Zedillo. Para agosto de 1996, el Presidente acusó en forma directa a mi gobierno, con lo que multiplicó las supuestas causas de la crisis: "Desperdició alrededor de 100,000 millones de dólares de inversión extranjera que no se fue a actividades productivas", declaró. En una entrevista de televisión celebrada ese mismo mes rechazó la existencia del "error de diciembre"; el problema principal, dijo entonces, derivó de que durante los primeros cinco años del gobierno de Salinas los flujos de inversión extranjera se fueron al consumo y no a la producción y al ahorro. Esta afirmación contradecía el Informe del Banco de México, el cual daba cuenta de que la inversión fue a dar a la formación de capital. Zedillo concluyó: "De repente, la crisis hizo erupción". Pero no reconoció que ese "de repente" fue provocado por un solo factor: el "error de diciembre". 61

Tampoco expuso Zedillo la razón por la cual el peso continuó devaluándose bajo el nuevo régimen cambiario de flotación libre a lo largo de 1995 y de 1996 (solo en octubre de 1995 registró la caída más severa de ese año, 25%), cuando ya no existían los problemas a los que él mismo atribuyó la crisis.

A pesar del conocimiento público que se tuvo durante 1994 sobre los Tesobonos, todavía a finales de 1999, en las entrevistas de televisión con difusión nacional, no faltaba el patiño que le hacía preguntas a modo al doctor Zedillo sobre la supuesta información "escondida". De esa manera, Zedillo podía insistir en el argumento de que tampoco supo de su existencia. 62 Grave, si esto fuera cierto, pues Zedillo provenía del Banco de México y no hay economista serio, sobre todo en las altas responsabilidades en que yo había colocado a Zedillo, que desconociera los lndicadores Económicos del Banco de México; ahí se publicaba esta información a detalle. Grave, si esto no era cierto y sólo repetía esta versión con el propósito intencionadamente engañoso de evadir su responsabilidad y continuar la campaña de inducción del ánimo social en mi contra.

Esa campaña fue aprovechada por la nomenklatura para desacreditar el proyecto económico del que Zedillo se ostentó como heredero. Pero esta estrategia también se le revirtió al Presidente. A principio de 1999 Luis Rubio comentó:

La devaluación de 1994 fue tan traumática para la nueva administración, que no encontró mejor salida que la de culpar al gobierno anterior de la devaluación misma y de todos los males que la precedieron y que la acompañaron. En el camino no sólo desacreditó, con o sin razón y justificación, a los individuos responsables del manejo económico y político del sexenio pasado, sino que acabó con la legitimidad de toda la política económica. Es decir, en lugar de limitar sus ataques y críticas a las personas del gobierno anterior, el gobierno actual acabó por minar la credibilidad de toda la estrategia de apertura económica, de manejo austero de las finanzas públicas y de privatización y liberalización de la economía. 63

Por eso, otro comentarista concluyó:

...se emprendió la persecución contra Salinas para tapar los errores de diciembre, que fueron el inicio del desastre económico que sufrimos, no para hacer justicia. 64

Sobre este mismo tema la revista Proceso entrevistó a un cronista insospechable de animosidad contra el presidente Zedillo, quien comparó críticamente dos declaraciones presidenciales incompatibles entre sí:

Lo fácil sería endosar todo al pasado....En materia económica [el Presidente Zedillo] sí lo ha hecho. Antes de la crisis, Zedillo aceptó y avaló la conducción económica de Salinas. Pero después, en plena crisis, descubrió que se cometieron errores y dijo que había heredado una economía muy vulnerable, con lastres como el tipo de cambio sobrevaluado. En algún momento mintió el Presidente. 65

Zedillo repitió en el año 2000 lo que tanto criticó de 1994
Estas justificaciones oficiales no eran congruentes con los hechos de su gobierno. El 27 de marzo de 2000, la prensa mexicana publicó en primera plana una nota significativa. La correduría norteamericana Goldman Sachs expresó durante una reunión en la ciudad de México: "El peso mexicano está sobrevaluado en más de 25%. Es una de las monedas más sobrevaluadas de América Latina". 66 El monto de sobrevaluación atribuido al peso mexicano en 2000 era similar al que Jaime Serra había presentado a finales de 1994 y que Rudi Dornbusch, el crítico más tenaz de la política cambiarla, había argumentado en junio de 1994.

Las series del tipo de cambio real mensual preparadas por el Banco de México desde 1980 han confirmado que, contrariamente a lo que se comentó después de la crisis de 1995, el tipo de cambio real durante mi administración nunca llegó a los niveles de apreciación que existieron a principios de los ochenta. Mientras el índice llegó a 157 en enero de 1982 (recuérdese que a mayor valor del índice mayor sobrevaluación de la moneda), durante mi administración llegó a 133 en enero de 1994. Después de esa fecha, y durante los primeros seis meses de 1994, el tipo de cambio real se depreció por lo que el gobierno de Zedillo lo recibió a 121. Esto querría decir que habíamos logrado revertir una buena parte de la "sobrevaluación" que argumentaba Dornbusch. Lo más importante, las series del Banco de México confirmaron que desde mayo de 1999, al final de la administración de Zedillo, el tipo de cambio real estuvo sobrevaluado por encima del nivel en el cual mi administración lo entregó. Para febrero de 2000, el índice del tipo de cambio real estaba en 132. Es decir, 11% más sobrevaluado que el nivel en el cual Zedillo lo recibió. Esos indicadores apuntaban que éste le iba a heredar a su sucesor un tipo de cambio sobrevaluado y sensiblemente por encima del que recibió de mi administración.

Es cierto que existen varios argumentos por los cuales los niveles del tipo de cambio reales no son estrictamente comparables. Los reconozco porque son similares a los que mi administración utilizó para defender las comparaciones con 1982. En primer lugar, los incrementos en productividad entre 1988 y 1994 podrían permitir una apreciación neta real del 10%. La mayor parte de los incrementos en productividad provenían de reformas estructurales que se realizaron durante mi administración. Seguramente 10% sí, pero cualquier línea de argumentación necesitaba determinar cuál era el tipo de cambio real de equilibrio. Una tarea que ningún economista había podido realizar convincentemente. Por otro lado, de acuerdo a la argumentación pública que utilizaron inicialmente, que insistía en que toda la devaluación durante 1995 se debía a la sobrevaluación que recibieron de mi administración, se traducía en que los incrementos en productividad durante su sexenio debieron ser de 94%. Lo cual era imposible.

También al final del gobierno de Zedillo la cuenta corriente mostraba un déficit; éste ascendía a 3% del PIB que, aunque menor al de 1994, tenía una dinámica creciente, mientras que en 1994 tenía una dinámica decreciente. Las exportaciones en el último trimestre de 1994 crecían a una tasa muy superior a las importaciones, las cuales incluso mantenían su nivel. Una cuenta corriente que estaba en proceso franco de disminución era una evolución natural del alto flujo de inversión extranjera que estábamos recibiendo debido a la reciente aprobación del TLC

Por otro lado, se argumentaba que el régimen cambiarlo de 2000 permitía movimientos en el tipo de cambio pues ya no tenía bandas como al final de mi administración. El mecanismo de intervención en el mercado cambiario tenía montos topes de operación predeterminados y era una innovación que había que reconocer al Banco de México. Sin embargo, la crisis de 1995 no se debió a que se violaron las bandas cambiarias, sino a la devaluación misma que afectó los portafolios de los inversionistas y el poder adquisitivo de los mexicanos. En el mundo de los mercados de capital globales las promesas en forma de bandas era lo de menos. Si por malos manejos similares a los del "error de diciembre" ocurriera una devaluación bajo el régimen de libre flotación, las repercusiones económicas y la irritación social serían las mismas. Con o sin bandas.

Otro elemento que se repetía a finales de 2000 era el de los flujos de capitales internacionales hacia el país. Estos capitales - tan criticados durante 1995- también provenían de fondos de inversiones y otras fuentes que se movían libremente y podían ser volátiles en cualquier momento. Así lo reportó el Financial Times: “ América Latina se está convirtiendo en el destino seleccionado por los inversionistas en mercados emergentes en el año 2000". Sin embargo, agregó:

Dos preocupaciones permanecen: el alza en las tasas de interés de los Estados Unidos y el riesgo de que un peso mexicano sobrevaluado se debilite conforme las elecciones mexicanas se aproximan. 67

Lo notable fue que en 2000 el peso estaba sobrevaluado y no había un gran déficit en la balanza comercial: esto desmentía la definición oficial que Zedillo ofreció en el Anexo de su primer Informe. Si Zedillo hubiera sido congruente con sus propias reflexiones sobre la crisis, habría evitado la sobrevaluación del peso en 2000. Algunos analistas opinaron que su administración mantuvo el peso por arriba de su valor como un ancla para lograr la inflación de un dígito en ese año: esto equivalía a repetir las acciones de 1994. Tampoco dejaba de sorprender que el gobierno de Zedillo aplaudiera las entradas de capitales extranjeros, similares a las que ese mismo gobierno señaló en 1995 como una de las causas de la crisis. Todo confirmaba que esa crisis no se debió a las varias y contradictorias excusas que Zedillo ofreció durante esos años, sino a los errores que cometió.

Comentarios de analistas mexicanos sobre el “error de diciembre"
Con pocas excepciones, durante 1995 y 1996 dentro el país y en el extranjero se aceptó la explicación oficial del gobierno mexicano sobre el colapso financiero. Sin embargo, poco a poco fueron apareciendo análisis y comentarios que señalaban la responsabilidad de Zedillo en la crisis económica provocada por el "error de diciembre". Un analista independiente aunque cercano en otras épocas a las posiciones de la administración de Zedillo reconoció en diciembre de 1997:

La crisis económica que hizo explosión al final de 1994 ciertamente era evitable; pero eso habría requerido una mucho mejor Comprensión de la Coyuntura económica y de la fragilidad del momento, así como una destreza excepcional para enfrentarla....Es decir, se requería de la misma - e impresionante - destreza que había caracterizado a la administración hacendaria anterior.. .Hoy sabemos que no existió ni lo uno ni lo otro. 68

A finales de 1997, un agudo comentarista financiero, Jonathan Heath, después de apuntar los problemas de abril y noviembre de 1994, señaló:

En buena parte, los famosos errores de diciembre fueron no tomar en cuenta lo que ahora como país estamos recomendando a los demás... De no haber cometido errores, el tamaño de nuestra crisis hubiera sido mucho menor y no hubiéramos tenido una recesión tan profunda... En diciembre, el nuevo secretario de Hacienda presentó unos Criterios Generales de Política Económica que dejaban mucho que desear. El primer intento del nuevo régimen fue no hacer absolutamente nada... Posteriormente, cuando el gobierno anunció la devaluación el 20 de diciembre de 1994, hubo de nuevo otra oportunidad. Casi siempre cuando un gobierno decide devaluar su moneda, lo hace acompañado de un programa económico para ayudar a acomodar el shock que representa. Sin embargo, no fue así, dado que no hubo ningún programa ni cambio anunciado en forma inmediata... De hecho, no fue hasta los primeros días de enero, ya con el cambio de secretario de Hacienda; que se anunció un nuevo programa económico. Sin embargo, de nuevo lo que se presentó fue un programa poco creíble y nada sólido.. .fue un programa que simplemente no aceptó el mercado como suficiente y la reacción fue la agudización de la crisis. No solamente se cometió el error de esperar unas semanas, sino que se esperó unos meses hasta que por fin presentó el gobierno un programa sólido y creíble. En marzo de 1995, casi tres meses después de haberse desatado la crisis, por fin el gobierno presentó las medidas necesarias para afrontar la crisis... La devaluación inicial, a fines de diciembre, llevó el tipo de cambio a 5 pesos por dólar para fines del año. Sin embargo, se esperó a que el tipo de cambio llegara casi a 8 pesos por dólar, antes de tomar las medidas necesarias. Hubo titubeos y errores graves en la instrumentación inicial, a tal grado que se agravó la crisis y se produjo una pérdida más allá de lo necesario en el poder adquisitivo de la población. Si el gobierno hubiera "mordido la bala" inmediatamente, aceptado el costo político anticipadamente y presentado un programa sólido y creíble a tiempo, seguramente nuestra crisis hubiera sido de una dimensión mucho más pequeña de lo que fue. 69

Reflexiones similares llevaron a otro comentarista financiero a concluir:

El error de diciembre no fue devaluar, sino la forma en que se hizo. De modo titubeante; sin un programa de ajuste que complementara la medida; comunicada en forma desastrosa. Y echándole la culpa a los de atrás, cuando muchos de ellos seguían en "el barco". Pareciera ocioso recordar cada aniversario del "error de diciembre", pero creo que nunca será demasiada la insistencia de cuidar no volver a resbalarse como en esos trágicos días. 70

A principios de 1998 los problemas que se acumulaban en México llevaron a un articulista a comentar:

Semana a semana se ven surgir problemas y se dejan crecer hasta convertirlos en crisis que crispan los nervios.. .Ahí está la ausencia de liderazgos dispuestos a pensar seriamente en el país que se desmadeja. Tal pareciera que éste es el sello del actual gobierno: dejar que los problemas políticos se compliquen y se acumulen hasta hacerlos irresolubles y actuar sólo si el escándalo trasciende más allá de las fronteras o si, por accidente, altera demasiado a los de casa. 71

Dentro del país, muchos ciudadanos también empezaron a reconocer el papel de Zedillo en el "error de diciembre." En enero de 2000, en la prensa mexicana se recogió la opinión de un ciudadano, vecino de la nueva casa de Zedillo en el sur de la Capital:

El presidente Zedillo fue el responsable de la devaluación del peso... 72

Lo mismo sucedió en los medios del extranjero

México ha sido motivo de preocupación internacional desde finales de 1994, cuando Zedillo devaluó el peso lanzando a México a la recesión más profunda en 60 años, lo cual provocó una ola de inestabilidad financiera y la caída de otros mercados de América Latina conocida como el "efecto tequila." 73

Los expertos internacionales confirmaron la existencia del “error de diciembre"
En el resto del mundo se volvió un hecho conocido - aunque poco difundido- que unos cuantos mexicanos con información privilegiada vaciaron las reservas internacionales en diciembre de 1994. Paul Krugman, el más reputado experto en comercio internacional, confirmó que en esa fecha se cometió un error de grandes proporciones: "México escogió devaluar. Pero arruinó la decisión". 74 Según Krugman todo se hizo mal: "Lo que se supone que sucede cuando un país devalúa es que los especuladores comentan: muy bien, se acabó, y dejan de apostar por más devaluación. Eso es lo que sucedió en Gran Bretaña y en Suecia durante 1992". El objetivo de una devaluación es detener tanto la pérdida de reservas como las ofensivas de los especuladores. Sin embargo, siempre hay riesgos. Según el mismo Krugman, el peligro está en que los especuladores consideren que la primera devaluación es una señal de que vendrán otras y se lancen a especular más fuerte. Para evitarlo, se supone que un gobierno debe seguir ciertas reglas. Primero, si devalúa, esa devaluación debe ser "importante". De otra manera, sólo alimentará la especulación de que vendrán más. Segundo, inmediatamente después de la devaluación el gobierno debe ofrecer todas las señales a su alcance de que tiene todo bajo control.. .De otra manera la devaluación materializará las dudas sobre la solidez de la economía y se producirá el pánico. 75

¿Qué pasó entonces en diciembre de 1994? Krugman responde: "México rompió ambas reglas". El primer error, según él, se originó en el hecho de que "la devaluación inicial fue muy reducida". El segundo error resultó el más dramático:. ..pronto se supo que algunos empresarios mexicanos habían sido consultados anticipadamente sobre la devaluación, lo que les permitió obtener información privilegiada y confidencial.. .La fuga masiva de capitales se volvió inevitable y el gobierno mexicano tuvo que abandonar todo intento de fijar el tipo de cambio. 76

En un país en desarrollo, cuando se devaluaba con un programa consistente podía evitarse un descalabro cambiario. Cuando en enero de 1999 Brasil enfrentó inestabilidad cambiaría, promovida por la especulación y su elevado déficit fiscal, intentó abrir la banda de flotación. La medida no respondió y Brasil optó por la flotación libre; pero durante la operación no se colapsaron sus reservas internacionales (30,000 millones de dólares): tuvieron que pasar quince días para que salieran 5,500 mmd.77 En México, el "error de diciembre" produjo una crisis que pudo haberse evitado.

Entre otros analistas internacionales, para marzo de 1995 ya se apuntaban los orígenes de la caída de diciembre de 1994. Jeffrey Sachs, de la Universidad de Harvard, junto con Aarón Tornell y Andrés Velasco examinaron las causas que llevaron al pánico económico de 1995: un nuevo gobierno "actuando en desorden y que exacerbaba la percepción de insolvencia", el cobro anticipado (maduraciones) de Tesobonos y la rápida disminución en la clasificación de la deuda mexicana que hicieron las agencias internacionales a principio de 1995.

Sachs, Tornell y Velasco señalaron el que, a su juicio, resultó el factor más importante en la crisis: "el gobierno se quedó sin reservas internacionales a finales de diciembre". Y más adelante escribieron:

Las menciones que el gobierno hizo [durante diciembre] de su intención de devaluar condujeron al colapso final de las reservas del Banco Central. En otras palabras, el paso final en el abatimiento de las reservas internacionales fue el ataque especulativo inducido en gran parte por el propio gobierno....el aspecto central en el caso mexicano es que la devaluación se efectuó después de que las reservas se habían agotado. 78

Los autores hicieron ver que “'la devaluación vino primero y contribuyó” crear el pánico financiero... La devaluación contribuyó al cambio en las expectativas y por lo tanto generó el pánico que quería evitar en el mercado de bonos gubernamentales. 79

Enseguida argumentaron:

...es cierto que el peso estaba algo sobrevaluado y que el déficit en cuenta corriente era demasiado grande para estar cómodo. Pero estos dos indicadores no eran razón para una crisis, lo cual se notaba en el sano estado de las finanzas públicas, la relativamente baja relación de deuda al PIB y el proceso de entrada de capitales al país. 80

Por último concluyeron con énfasis:

Ni la sobrevaluación ni el déficit en cuenta comente eran tan excesivos como para provocar la severa crisis que ocurrió en diciembre de 1994. En contra de la creencia generalizada, el déficit externo no reflejaba un manejo fiscal irresponsable... Había un superávit fiscal desde 1990. y es que el deterioro de la cuenta comente reflejaba un exceso de inversión privada sobre ahorro privado. Por ello la visión de que México se dirigía inevitablemente al desastre no se sostiene... Si bien una realineación del tipo de cambio era necesaria en 1994, no tenía que ser tan grande ni traumática ni repentina. 81

Las devaluaciones, por lo general, se llevan a cabo para proteger las reservas internacionales. Por eso para estos autores y para muchos otros resulta sorprendente que en México la devaluación haya ocurrido hasta que el país había agotado, en unas horas, casi ocho mil millones de dólares de sus reservas en divisas - aunque el gobierno continuó emitiendo Tesobonos aun el mismo día de la devaluación de diciembre de 1994. 82

Hay analistas que a pesar de sumarse al rechazo de la emisión de Tesobonos (sin considerar el monto que en realidad se había expedido hasta noviembre de 1994) sostuvieron:

Un manejo monetario hábil y el arreglo previo de apoyo financiero internacional podían haber permitido que el peso no se devaluara más de 20%. Ni siquiera el más entusiasta "devaluacionista" propuso devaluar el peso en 50%. No había nada inevitable, y sin duda nada deseable, en la devaluación masiva que se produjo a partir del 20 de diciembre de 1994... La incompetencia política y la culpabilidad directa en el desastre económico [del gobierno de Zedillo] han creado un consenso nacional para cambiar. 83

En 1995, Stanley Fisher, del FMI, llevó a cabo una serie de presentaciones en el MIT. Según recuerdan sus alumnos, Fisher insistía en señalar tres elementos sustantivos que deben tomarse en cuenta si se quiere que una devaluación sea útil:

• Nunca se devalúa sin un programa macroeconómico sólido y sin apoyos financieros internacionales.

• Nunca se devalúa en el mes de diciembre, pues es cuando la liquidez monetaria resulta mayor y los riesgos de corridas cambiarias crecen de manera notable.

• Nunca se devalúa entre semana, pues los acontecimientos se precipitan en horas.

El nuevo gobierno ignoró cada uno de estos elementos en la devaluación de 1994: devaluó entre el lunes 19 y el miércoles 21 de diciembre; lo hizo sin contar con un programa; no instrumentó los apoyos financieros internacionales en el momento de la devaluación; y, por último, no presentó el programa sino hasta marzo de 1995. 84

Robert Barro, un prestigiado economista, se refirió a una serie de errores cometidos en la política económica durante 1994. En particular, señaló la falta de una acción monetaria más restrictiva por parte del Banco de México. Sin embargo, Barro comentó:

Se volvió una moda en 1995 culpar a la administración saliente en México, de manera señalada al presidente Salinas y al secretario de Hacienda Pedro Aspe, de la crisis financiera. El gobierno saliente cometió algunos errores...: aumento de la expansión del crédito...; deuda gubernamental de corto plazo...; insuficiente contracción monetaria.. .Pero a pesar de estos errores, la administración saliente había construido una sólida reputación en los mercados financieros, en particular en la relativo a la estabilidad del peso. Por eso, es razonable la opinión de que la especulación contra el peso mexicano al final de 1994 no habría ocurrido si al menos Aspe se hubiera quedado en el gabinete... Más aún, la administración anterior probablemente hubiera persuadido al banco central "independiente" a responder en diciembre de 1994 de una manera más contraccionista.. .El nuevo gobierno y el banco central no querían una contracción porque no querían una recesión, pero...al redescubrir el nuevo gobierno los atractivos superficiales de la devaluación... su decisión de devaluar y el apoyo financiero del exterior no evitaron la recesión.85

Barro añadió importantes elementos explicativos del “'error de diciembre”.

Más significativo fue el anuncio, el 30 de noviembre, del nuevo gabinete, con la ausencia notable de Pedro Aspe, el principal economista del gobierno saliente... Este desafortunado cambio de equipo fue seguido por las vacilaciones y dudas del nuevo gobierno sobre la conveniencia de devaluar, (lo que contribuyó a la) corrida en contra de las reservas internacionales. 86

Barro concluyó:

Pedro Aspe trabajó muy duro como secretario de Hacienda para construir la credibilidad financiera en México, pero todo esto se perdió en diciembre de 1994. 87

Por otra parte se ha señalado que "el asesinato de Luis Donaldo Colosio fue el evento que sin duda desató la reversión de la suerte económica de México durante el resto de 1994, aunque no puede haber duda que la continuación de la situación en Chiapas también jugó un papel significativo". 88 Entre abril y octubre las reservas internacionales prácticamente permanecieron constantes. El mismo autor señaló, luego de analizar la situación de los Tesobonos y las enormes entradas de capital provenientes de fondos financieros y de pensiones:

La emisión masiva de Tesobonos representa una respuesta apropiada a un mercado nervioso, particularmente si el nerviosismo está concentrado sólo en una parte de ese mercado.

La conclusión fue precisa

Hay un error sobre el que no puede haber duda: el intento de enfrentar la crisis de diciembre con una mera apertura de 15% de la banda... Todos sabemos que no funcionó. Sólo sirvió para provocar una fuga masiva de divisas en el Banco de México, forzándolo a dejar flotar libremente el peso unos días después...El único gran error de decisión política en 1994 fue flotar el peso inmediatamente, el 19 de diciembre de 1994, una vez que era evidente la necesidad de modificar el régimen de tipo de cambio... Es sabido que la decisión de ampliar la banda de flotación el 19 de diciembre de 1994, en lugar de permitir flotar libremente, fue tomada en el último minuto...pero eso no exculpa al gobierno de lo que finalmente resultó una decisión costosa y, en muchos aspectos, injusta. 89

Cuando se puso de moda en el ámbito internacional sacar lecciones del año de 1994 resultó conveniente agregar dos enseñanzas más. La primera tuvo que ver con la naturaleza de la crisis: como bien se ha dicho, se trató de la primera crisis financiera del siglo XXI. Cuando se tiene un déficit en cuenta corriente elevado y los indicadores principales de la economía eran estables (finanzas públicas en equilibrio, estabilidad de precios, incrementos en la productividad y ahorro en aumento), no cabía pensar que en nuestras economías abiertas, la estabilidad financiera y cambiaria fuera defendible sólo con altas reservas, política monetaria restrictiva y depreciación del tipo de cambio (Francia e Inglaterra, al principio de los noventa, demostraron que esto no era posible). Se requería, ante todo, de libertad de comercio y de una institución financiera internacional con la capacidad de recursos suficientes para vencer a los especuladores o las inestabilidades pasajeras. En la globalización las soluciones financieras tenían que ser de gran magnitud. De otra manera seguirían presentándose crisis recurrentes. La segunda lección fue que para anticipar esas crisis no bastaba elaborar diagnósticos y propuestas aparentemente adecuados; era necesario contar con un equipo humano con el talento, la capacidad y la coordinación adecuadas para instrumentar esas propuestas. Tan importante como saber qué se debía hacer era cómo hacerlo.

Los trabajos más serios sobre el tema demostraron también que la devaluación no era esperada en diciembre de 1994. Incluso, una vez que ocurrió, los sectores productivos tuvieron reacciones favorables en el mercado de valores. Los productores mexicanos no vieron la decisión como un hecho negativo aun 30 días después de ocurrida. Esto confirmó que fue el manejo subsecuente lo que provocó el pánico. Los inversionistas esperaban buenas noticias, no el mensaje de que la economía estaba fatal. No fue la situación que privaba a fines de noviembre de 1994 lo que causó la crisis, sino la forma como se manejó la devaluación y lo que vino después.90

Los análisis objetivos confirmaron que si bien existían problemas al momento del cambio de mandato, éstos no eran graves ni presagiaban una situación de crisis. El nuevo gobierno así lo reconoció en los documentos oficiales que envió la Congreso a mediados de diciembre. Esos mismos análisis dejaron ver que las equivocaciones cometidas a partir del 19 de diciembre y hasta principio de marzo siguiente fueron las que convirtieron los problemas en una crisis.

Al inicio de este capítulo reconocí insuficiencias y limitaciones en el manejo económico durante 1994. Pero el desastre nacional que provocó la crisis de 1995 exigía que se presentaran con objetividad los errores que se cometieron entre diciembre de 1994 y marzo de 1995. El "error de diciembre" fue el último de los grandes errores financieros del siglo XX, pero dio paso a una crisis de nuevo tipo en el siglo XXI. El costo social y económico que pagaron millones de familias y cientos de miles de empresas merecía una explicación objetiva y, sobre todo, veraz. No había manera de resarcirlos. Empero, debía evitarse que desaciertos así se volvieran a repetir. La única manera de lograrlo era exhibirlos con claridad. Mi propósito al relatarlos ha sido contribuir al conocimiento de la verdad.

No hay blindaje financiero que resista un error como el de diciembre de 1994
Al final de mi gobierno las reservas internacionales y los apoyos externos representaban un importante "blindaje financiero". También existía una gran credibilidad y confianza en la política económica. Por eso en 1998 Sergio Aguayo escribió:

Salinas ha sido el presidente mexicano que más ha entusiasmado a la comunidad internacional... Un comentario aparecido en The Economist de 1993, aunque excesivo, captura el espíritu de la mayor parte de la comunidad internacional: “A pesar de lo controvertido de su principio (las elecciones de 1988), a más de cuatro años de iniciado su gobierno, el señor Salinas tiene derecho a ser aclamado como uno de los grandes hombres el siglo XX". 91

Sin embargo, esas reservas y esa confianza no podían ser suficientes, bajo ninguna circunstancia, ante errores como los que se cometieron a partir de diciembre de 1994. Por eso, como se puso de moda hablar de las “lecciones" de la crisis de 1995, me parece que haya algunos elementos que se podían agregar. Entre ellos, los siguientes:

No hay fondo financiero o "blindaje" que resista la ofensiva contra las reservas internacionales como la provocada por la información anticipada que se dio sobre la devaluación; en una situación así, mientras mayores sean las reservas, mayores serán las fugas. Contrario a lo que se ha afirmado, la fuga de reservas no se dio por la pérdida de confianza en las autoridades. En realidad, primero se fugaron las reservas y después vino la pérdida de la confianza. Éste es otro de los elementos clave que confirman que no hay blindaje suficiente ante un error como el de diciembre de 1994.

.Ningún blindaje financiero puede resistir la indecisión mostrada a la hora de poner en marcha una política correctora. La ineptitud del gobierno de Zedillo entre diciembre y marzo provocó la explosión de las tasas de interés y del tipo de cambio. Quienes pretendían frente a esos errores devaluar "un poco" terminaban en la necesidad de afrontar las consecuencias de devaluaciones mayúsculas.

En el caso de la deuda, para evitar la repetición de la crisis se requeriría un manejo muy cuidadoso. Baste pensar en la situación de los Tesobonos frente al Fobaproa. Si bien en noviembre de 1994 los Tesobonos ascendían a 16,000 millones de dólares, para el año 2000 la deuda de Fobaproa ascendía a casi 100,000 millones de dólares. Una diferencia enorme. En 1994 las reservas internacionales cubrían el monto de los Tesobonos. Para el 2000 las reservas no cubrían ese monto de deuda, por lo que, aquí sí, la carga y los condicionantes de esa deuda serian heredados al nuevo gobierno.

Era lo más deseable que el gobierno de Zedillo llegara al final de su responsabilidad sin una crisis cambiaría. Sin embargo, se anticipaba para ello que su sucesor estaría atento a los errores que Zedillo cometió al inicio de su gobierno, pues la única manera de protegerse contra una crisis como la de 1995 era evitar un error como el de diciembre de 1994. Por eso resultó indispensable precisar, como se ha hecho en este capítulo, los pasos que llevaron a ese desenlace tan oneroso para el pueblo de México.

En la campaña presidencial de 2000, el candidato del PAN a la presidencia y triunfador en la elección, Vicente Fox, afirmó durante una conferencia de prensa en Poza Rica, Veracruz:

A veces a mucha gente le ha dado por endiosar a quienes destruyen y luego reconstruyen. Pero no. Zedillo es el culpable directo del "error de diciembre" de 1994, que no venga con falsedades y diga que ha reconstruido al país. Zedillo falló. no cumplió y fue incapaz. 92

Se rechazó una propuesta que pudo haber evitado el "error de diciembre "
No hay individuos providenciales. Es decir, que su sola presencia evite una crisis. Sin embargo, hay ocasiones en que una persona o un conjunto de ellas, en el lugar adecuado y en el momento preciso, pueden evitar que un problema se convierta en crisis. Eso pudo haber sucedido en México" en diciembre de 1994.

Como señalé anteriormente, a finales de noviembre de 1994, unos días después de la reunión que habíamos celebrado en la biblioteca de mi casa para analizar el mercado cambiara, fui portador de un mensaje de Pedro Aspe al presidente electo Zedillo. Los mercados ya se habían normalizado, pero se anticipaba que en diciembre volvería a recrudecer su inestabilidad, pues se sabía que la Tesorería de los Estados Unidos revisaría nuevamente sus tasas de interés para el 22 de diciembre. Por eso, Aspe me pidió que fuera el conducto para expresarle al presidente electo su disposición a permanecer unos cuantos meses en la Secretaría de Hacienda; ofreció entregar su renuncia por delante. Es decir, apoyaría a la nueva administración en el inicio, pero no la obligaría a mantenerlo en la Secretaría de Hacienda, pues Zedillo podría disponer en el momento que quisiera de la renuncia que entregaba por anticipado. Fue un gesto generoso que me apresuré a comentar con el presidente electo.

Cuando le transmití esta propuesta al doctor Zedillo, su rechazo fue categórico. Zedillo adujo como razón el que Aspe se hubiera opuesto a la coordinación de Serra que había sugerido los días previos a su toma de posesión. A cambio de eso, me pidió que le transmitiera a Aspe la invitación a ser secretario de Comunicaciones y Transportes. Pero Aspe ya me había dicho que no buscaba un puesto, sino contribuir a una conducción estable de la economía. En realidad, pude apreciar que existía de parte de Zedillo una gran animadversión personal hacia Pedro Aspe. Me sorprendió, pues Aspe había sido quien invitó a Zedillo en 1987 a colaborar con él en la Secretaría de Programación y Presupuesto. Fue Aspe quien incorporó a Zedillo al gobierno federal.

Podía tratar de comprender las razones personales del desprecio de Zedillo a una propuesta tan importante como la de Aspe, pero me pareció, y me sigue pareciendo ahora, que hubiera sido mejor anteponer el interés superior de una transición económica ordenada a esos sentimientos personales tan cuestionables. Con ese rechazo aparentemente visceral se iniciarían los pasos que encaminaron a México hacia el fatídico "error de diciembre".

Algunos me han preguntado: si al final de mi gobierno no era necesaria una macrodevaluación, como la que ocurrió en 1995, ¿podría haberse evitado la que provocó el "error de diciembre"?. Cada gobierno enfrenta su circunstancia de acuerdo a su propia responsabilidad. Yo sólo puedo hablar de lo que al mío correspondió: Pero los hechos mostraron dos cosas: durante mi administración, cada vez que enfrentamos embates de inestabilidad cambiaria - ya lo largo del sexenio fueron más de diez ocasiones- logramos sortearlas sin recurrir a "devaluaciones traumáticas. Y lo segundo era que Pedro Aspe, como secretario de Hacienda, desarrolló un conjunto de acciones que gozaban de amplia credibilidad entre los inversionistas nacionales y extranjeros, lo que coadyuvó a fortalecer el uso de los diversos instrumentos de política económi.ca para contrarrestar los embates cambiarios y evitar así macrodevaluaciones.

Estoy convencido de que si Pedro Aspe hubiera permanecido como secretario de Hacienda al inicio del gobierno de Zedillo, no hubiera habido devaluación abrupta en diciembre de 1994 ni crisis en 1995. Con Aspe en Hacienda no se hubiera cometido el "error de diciembre" y Jaime Serra, el brillante secretario de Comercio de mi administración, no hubiera finalizado su carrera en el sector público de manera tan injusta. Pero lo más importante es que millones de familias mexicanas y miles de pequeñas y medianas empresas no hubieran padecido los estragos de la crisis de 1995. Lamentablemente para México, no se aceptó esa propuesta. 93

También estoy convencido de que, desde la Presidencia, Luis Donaldo Colosio habría invitado a Pedro Aspe a permanecer en la Secretaría de Hacienda. Mucho, mucho más de lo que se supone, ha padecido el país por la ausencia de Colosio y por el desplazamiento de Aspe.

El veredicto internacional: el TLC salvó a la economía mexicana de la crisis de 1995
Se ha recordado que las crisis del último año de los presidentes Echeverría (1976)y López Portillo (1982) fueron causadas por un endeudamiento externo que financió aumentos espectaculares en el gasto público; la deuda provino de bancos extranjeros. Esas crisis requirieron más de dos años para que la producción industrial empezara a recuperar su crecimiento; y como las exportaciones de manufacturas no pasaban de representar el 30% del total, a pesar de que el peso sufrió una considerable devaluación (600% en 1983) el país tomó mucho tiempo enrecobrarse. 94

Por contra, a pesar del “ error de diciembre" de 1994, la crisis mexicana se resolvió con una rapidez que asombró al mundo. Durante 1995, en sólo siete meses, la producción industrial mexicana empezó a recuperarse; para el primer trimestre de 1996 el PIB registró tasas positivas y las exportaciones mexicanas de manufacturas lograron en sólo 18 meses ser las mayores de América Latina. 95 Cuando a finales de 1997 surgieron las terribles crisis asiáticas, los expertos internacionales afirmaron que ellas no tendrían una recuperación tan rápida como la nuestra, pues la mexicana fue una crisis financiera de corta duración". 96

La rapidez de la recuperación de la economía mexicana sorprendió a los analistas internacionales. ¿Cómo se recuperó tan rápido? Algunos autores pretendieron que esa recuperación derivó del enorme paquete financiero de 1995 y de la "firme respuesta de las autoridades fiscales y financieras mexicanas". 97 En realidad, la evidencia y los estudios analíticos comprobaron que si bien estos factores contribuyeron a la recuperación, no pudieron explicar ni su rapidez ni su amplitud. ¿Cómo se recuperó la economía mexicana después del "error de diciembre"?

La respuesta estuvo en el crecimiento espectacular de las inversiones y de nuestras exportaciones. En lenguaje coloquial, puede decirse que esas exportaciones jalaron hacia arriba a la inversión en ese sector y con ella al resto de la economía; gracias a eso la producción mexicana volvió a crecer.

Sidney Weintrab escribió:

México empezó a salir de su depresión de 1995 a mediados de 1996, mientras que la recuperación después de 1982 tardó casi cinco años... lo que (esta vez) salvó a México fue que sus exportaciones a los Estados Unidos aumentaron... El TLC fue el responsable, indiscutiblemente, del aumento del comercio en dos sentidos entre los Estados Unidos y México... El TLC fue un medio para que México contara con la garantía de un mercado estadounidense abierto. 98

Lo anterior fue confirmado por estudios realizados por instituciones internacionales. La OCDE tituló su reporte sobre México para 1997: "Una recuperación basada en las exportaciones". En el documento podía leerse el siguiente párrafo:

Las exportaciones de bienes y servicios han sido el factor determinante de la actividad económica después del colapso del peso, pues se elevaron 36% en volumen en 1995, casi el doble del crecimiento en 1994, el año en que el TLC entró en operación....La recuperación del crecimiento económico ha sido apoyada.....por el crecimiento notable de las exportaciones y la fuerte inversión de empresas vinculadas al comercio exterior. 99

También en 1997 el Financial Times confirmó que la recuperación fue producto del estímulo del TLC. El diario londinense señaló que ese año el PIB mexicano había aumentado más de 5% el primer trimestre, debido a las mayores exportaciones. Incluso la industria de la Construcción, una de las más afectadas por la grave recesión de 1995, mostraba un importante repunte, gracias a que se levantaron nuevas edificaciones para albergar a las empresas orientadas a la exportación. El Financial Times concluyó: "Esta recuperación vino más rápido y más fuerte que cualquiera anterior... y el motivo que lo explica es la reforma estructural y la liberalización del comercio." I00

Dos años después, en 1999, el Financial Times volvió a publicar un artículo sobre el evidente crecimiento de las inversiones a lo largo del país. Después de hacer un reportaje sobre un nuevo centro textil en el estado de Morelos, señaló:

La difusión de esas empresas intensivas en mano de obra ha contribuido a convertir a México en una de las naciones más dinámicas del mundo en desarrollo. Las exportaciones han pasado de 31,000 millones de dólares en 1988 a 118,000 millones el año pasado, más que la suma combinada de las tres economías más grandes de América del Sur... la mayor parte de la explicación está en el TLC, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. 101

En 1999, la economía mexicana creció alrededor de 5%; la mitad de esa tasa de crecimiento fue resultado del dinamismo de nuestras exportaciones. Y la otra parte, de inversiones estimuladas por la actividad exportadora. También se estimó que más de un millón de nuevos empleos -la mitad de los creados en México entre 1995 y 1999- provinieron de actividades ligadas a las exportaciones ya la inversión extranjera directa. En promedio, esos empleos pagaban salarios superiores en 30% a los que se devengaban en empleos similares en industrias no exportadoras. 102

La administración de Zedillo pudo utilizarlas reformas estructurales realizadas entre 1983 y 1994, la reducción de la deuda lograda por mi administración y el TLC para corregir las insuficiencias heredadas y enfrentar sus graves errores iniciales. Las bases establecidas a lo largo de varios años de continuas reformas permitieron evitar que la crisis provocada por el "error de diciembre" se convirtiera en una de larga duración. 103

No faltó quien señalara que si bien el TLC promovió un significativo aumento sobre las exportaciones también alentó las importaciones hacia México y en consecuencia, en el balance, el efecto sobre el crecimiento habría sido reducido. Pronto tuvieron la respuesta.

Para 2000, un connotado grupo de economistas internacionales confirmó la importancia del TLC en la recuperación mexicana tras la crisis provocada por el tristemente célebre "error de diciembre" de 1994. Este grupo publicó sus conclusiones en un documento titulado Mexico: Five Years after the Crisis. l04 y estaba integrado por los siguientes: Joseph Stiglitz, quien fuera jefe de economistas del Banco Mundial y del Consejo de Asesores Económicos del presidente de Estados Unidos; Guillermo Perry, jefe de economistas del Banco Mundial y Director para América Latina y el Caribe; también de esa institución los economistas Daniel Lederman y Ana María Menéndez. Los autores concluyeron que las exportaciones mitigaron el efecto de la crisis de 1995, pero la inversión fue el factor decisivo en la recuperación económica posterior. ¿Por qué creció tanto la inversión? Los autores respondieron que después de la devaluación:

Se dio un efecto sustitución a favor de los bienes comerciables, los cuales en el caso de México tienen un efecto multiplicador sobre la inversión que es mucho mayor que el de los bienes no comerciables.... la recuperación fue estimulada por el elevado efecto multiplicador del sector de bienes comerciables, la reducción en las tasas de interés domésticas y las bajas tasas de interés en Estados Unidos. 105

Lo anterior significó que el aumento de la inversión fue lo que produjo la recuperación económica tan rápida. La explicación a ese aumento de inversión provino del TLC: el crecimiento de las exportaciones que alentó el Tratado produjo un enorme estímulo sobre las inversiones en México. En particular, Stiglitz afirmó:

México se recuperó debido al crecimiento de sus exportaciones hacia los Estados Unidos, gracias a la dinámica de la economía norteamericana y gracias al TLC... México no se recuperó [como lo argumentó el Director del FMI, Michel Camdessus] porque el FMI lo haya forzado a fortalecer su débil sistema financiero, el cual se ha mantenido débil años después de la crisis. l06

Es decir, la recuperación no derivó de los apoyos del FMI ni de la "ayuda" externa. En todo caso, esos apoyos impidieron la volatilidad provocada por la pérdida de las reservas. Pero sin el TLC y sin las reformas estructurales que promovimos, no hubieren habido recuperación económica tan rápida. 107

Además, la diversificación de las exportaciones y los nuevos mercados que abrió el TLC fortalecieron la capacidad de la economía mexicana para enfrentar choques externos. 108 El TLC y las reformas estructurales llevadas a cabo entre 1983 y 1994 y su continuación en los años siguientes, permitieron que una crisis como la que México sufrió durante 1995 se revirtiera en un tiempo récord.

La recuperación económica no pudo evitar la crisis bancaria: Fobaproa
Cuando la crisis mexicana parecía que se iba a prolongar, las culpas se pusieron en el pasado. Cuando la recuperación fue más rápida de lo anticipado y se presentaron otras crisis en Rusia y en el sureste asiático, el gobierno de Zedillo se presentó como el milagroso salvador de la crisis, pero ocultó que él mismo la había generado, con sus errores a partir de diciembre de 1994. Entonces pretendió que las reformas estructurales del pasado, en que se basaba la recuperación, no le merecían más que vilipendio y descrédito, al haber alentado la descalificación en bloque de un gobierno al que el nuevo presidente le debía todo.

Sin embargo, un saldo más amargo radicaba en que la crisis de 1995 tuvo un efecto devastador sobre los deudores; la explosión de las tasas de interés, que en unos meses pasaron de 15% a casi 110%, provocó su insolvencia. Esta situación arrastró a los bancos, que encontraron imposible cobrar esos adeudos cuando la economía se encontraba en una recesión espectacular y los sueldos y salarios se habían desplomado en términos reales.

Otro error mayúsculo se cometió en el ámbito legal; el gobierno permitió que muchos que podían pagar no cubrieran sus adeudos, y sólo castigó a los que quería perseguir políticamente. La discrecionalidad en la aplicación de la ley sumó costos enormes al rescate bancario.

Como se señaló antes, en diciembre de 1994, al iniciarse el gobierno de Zedillo, el costo de recuperación de la cartera vencida era de 50,000 millones de pesos (5% del PIB y equivalía a 14, 700 millones de dólares). Sin embargo, era un costo potencial, pues tenía muchos activos como respaldo que permitían una recuperación posterior. Después del "error de diciembre" y de la descomunal alza de tasas de interés, la cartera vencida explotó. Recuérdese que los reportes internacionales confirmaron el desmesurado aumento de las tasas de interés como el responsable de la quiebra de los bancos. Para finales del periodo de Zedillo, su gobierno asumió la deuda de la cartera de los bancos, cuyo costo alcanzaba casi un millón de millones de pesos ( 15% del PIB y era equivalente a más de 90,000 millones de dólares). I09 Esta deuda fue asumida por el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), un fideicomiso que muchos sectores de la población asociaron con crisis y corrupción. 110

Después de la crisis de 1995, el salvamento de los bancos era inevitable. Sin duda hubieron muchos créditos indebidos y otros ilegales que podían estar en ese Fideicomiso; pero la mayoría de las carteras vencidas provino de la explosión de las tasas de interés. Resultaron incobrables porque era imposible que los acreditados las cubrieran a esas tasas y porque a muchos no se les aplicó lo que mandaba la ley para que las pagaran. Al no poder cobrarlas, los bancos quebraron. Tenían que salvarse las instituciones bancarias donde estaban depositados los ahorros de millones de mexicanos. Fobaproa incluyó 800,000 deudores agropecuarios, 212,000 pequeños y medianos empresarios y 456,000 deudores hipotecarios. Más que una crisis de bancos con deudores insolventes, fue de toda la economía mexicana. Por eso se señaló con razón:
Junto a los abusivos, existen centenares de miles de mexicanos cuyas deudas se volvieron de tal manera inmanejables debido a la crisis de los años recientes -o incluso. cuyas deudas fueron colocadas en el Fobaproa sin su consentimiento. 111

Sin embargo, el salvamento debió haberse hecho de manera transparente, con criterios claramente establecidos; los bancos intervenidos por el gobierno debieron subastarse bajo reglas claras y rendido cuentas de manera transparente y pública, y la atención a los deudores en cartera vencida haberse hecho bajo reglas imparciales. Debieron haber publicado Libros Blancos de cada operación. Y, de manera específica, debió rendirse cuentas sobre los errores que provocaron la quiebra masiva de los bancos mexicanos. Nada de eso se hizo. 112

Fobaproa pasó de ser un fideicomiso privado a un fondo público para el rescate bancario
Fobaproa era un fideicomiso creado a principio de los noventa. 113 Su propósito era realizar operaciones preventivas para evitar problemas financieros de los bancos. Ni la ley que lo creó ni el contrato constitutivo del fideicomiso prevían que se aportaran recursos del presupuesto federal al patrimonio de Fobaproa. El fondo se constituyó con aportaciones de los bancos privados, sin ninguna aportación de recursos públicos. Así lo exigía la ley y así funcionó durante mi administración.

A partir del "error de diciembre", cambió radicalmente el uso del Fobaproa. Ya no fue preventivo sino correctivo. Ya no fue financiado con recursos privados sino con subsidios públicos.

Como la cartera se hizo incobrable para los bancos, su capital se volvió negativo. El gobierno los intervino. Para sanearlos y venderlos, Fobaproa emitió un pagaré que se contabilizó como activo de la institución. Además, pactó pagos de intereses muy elevados. 114 ¿Cómo le dio el gobierno solides a ese pagaré? Lo convirtió en deuda pública, para que tuviera la solvencia de una deuda del Estado. Sin embargo, el procedimiento para emitir esos pagarés que se convirtieron en deuda pública se hizo sin autorización del Congreso; fue ilegal. Además, se hizo así para que fuera casuístico, es decir, para que unos cuantos decidieran quién se salvaba y quién quebraba, a quién se acusaba y a quién se perdonaba. El método ilegal y casuístico fue confirmado oficialmente en 1998.

La Contaduría Mayor de Hacienda de la Cámara de Diputados dictaminó el desempeño de Fobaproa bajo la administración de Zedillo

En septiembre de 1998 se expidió el dictamen del Congreso de la Unión sobre Fobaproa. Fue realizado por la Contaduría Mayor de la Cámara de Diputados, el órgano oficial encargado por el Congreso para auditar el ejercicio de los recursos públicos. Para integrar su reporte, la Contaduría Mayor utilizó el cuerpo de auditores que integró a lo largo de los años. Además, la Contaduría recurrió a las relaciones internacionales que mantenía con sus colegas en la International Organization of Supreme Audit Institution (INTOSAI); la Contaduría Mayor formaba parte de su junta de gobierno. Para elaborar el reporte sobre Fobaproa, la Contaduría realizó auscultaciones con el GAO de Estados Unidos, la Auditoría General de Canadá, la NAO del Reino Unido, el Tribunal de Cuentas de Alemania, el Tribunal de Cuentas de España y la Contraloría General de Chile.

Las conclusiones de la Contaduría Mayor de l Cámara de Diputados fueron altamente comprometedores para el gobierno. 115 La mayor asunción de deuda en la historia del país fue discrecional, sin recurrir a la autorización del Congreso y con réditos variables en los pagarés; se le llamó “la discrecionalidad inaudita”. 116

Sin pedir autorización al Congreso y mediante una argucia, se convirtió el colapso bancario en deuda pública

Para financiar el salvamento discrecional de los bancos, el gobierno recurrió a un subterfugio legal: avaló los pasivos mediante “deuda pública contingente”. ¿Cuál era la peculiaridad de la deuda “contingente”?. La Contaduría Mayor lo explicó: La Ley General de Deuda Pública “exime al ejecutivo Federal de informar o solicitar autorización al Congreso sobre la deuda pública contingente”.

Sin embargo, de acuerdo al criterio de la Contaduría Mayor, el gobierno debió haber solicitado permiso al Congreso para asumir esa deuda, pues era deuda pública. La Contaduría afirmó: "Su funcionamiento conlleva eventualmente un impacto fiscal, en razón de haber sido garantizados por el Gobierno Federal los financiamientos obtenidos por el fondo, lo que implicaría una carga para el presupuesto de la Federación." 117

Además de contratar deuda sin autorización del Congreso, el método de la deuda "contingente" tenía una característica adicional que subrayó la Contaduría Mayor del Congreso:

Conllevan a la discrecionalidad en el otorgamiento de avales en materia de deuda pública. pues se carece de reglamentación secundaria y específica para tal efecto. 118

La Contaduría Mayor insistió en que la falta de supervisión de la deuda "contingente" permitía que la operación del Comité Técnico del Fobaproa también fuera discrecional. La Contaduría señaló:

La carencia de políticas y lineamientos de operación da lugar al manejo discrecional del Comité Técnico ya la falta de un marco referencial para evaluar, supervisar y controlar las operaciones de dicho mecanismo financiero. 119

Fobaproa operó sin reglas. Las decisiones fueron discrecionales
En su Informe, la Contaduría Mayor del Congreso señaló que en la reunión del Comité Técnico del 2 de mayo de 1996 debieron haberse expedido las reglas de operación del Fobaproa. Las autoridades no cumplieron esa obligación; la Contaduría Mayor precisó: “A la fecha el Fobaproa carece de políticas o lineamientos de operación y de las reglas citadas".

¿Qué sucedió ante la falta de reglas? Dominaron las decisiones discrecionales; la discrecionalidad imperó como criterio en el salvamento y absorción del mayor rescate financiero en la historia del país. Así lo señaló la Contaduría Mayor:

La carencia de políticas o lineamientos de operación y de reglas de operación da lugar al manejo discrecional del Comité Técnico... Su operación conlleva un alto riesgo discrecional. 120

La Contaduría Mayor confirmó que el Comité Técnico de Fobaproa estaba integrado por nueve miembros; cuatro de la Secretaría de Hacienda (presidido por el secretario), tres del Banco de México y dos de la CNBV: El Director General del Fondo participaba en las deliberaciones del Comité con derecho a voz pero sin voto. La Contaduría enfatizó el comportamiento discrecional de los miembros del Comité:

El Comité tiene la facultad de establecer los términos y condiciones de los apoyos que se otorguen con cargo al Fondo...Los aspectos específicos de la actuación del Fobaproa para decidir el monto de los apoyos a otorgar ya cuáles instituciones se beneficiaría fue una decisión que quedó exclusivamente a discreción de los miembros del Comité Técnico. 121

Recuérdese que entre los programas que instrumentó el Fondo estaban la compra de cartera y la venta de activos adjudicados. Es decir, además de utilizar un fondo discrecional para decidir qué banqueros se salvaban, cuáles fracasaban, qué créditos se rescataban y cuáles quebraban, también fueron discrecionales, cómo y en cuánto se vendían los edificios, terrenos, autos, casas, fábricas, empresas, hoteles, y todos los bienes que fueron adjudicados. De acuerdo con el reporte del Congreso, todo fue decidido sin reglas, al arbitrio de los miembros del Comité Técnico, discrecionalmente.

Todo se diseñó para que las decisiones se hicieran sin rendición de cuentas
Para cubrir y proteger sus decisiones discrecionales, los miembros del Comité aprovecharon que la Ley no establecía disposiciones para supervisar ni regular al Fobaproa. La Contaduría Mayor reportó que la CNBV no auditó al Fobaproa. ¿La razón? La CNBV respondió que "ni su ley ni la Ley de Instituciones de Crédito le otorgan facultades" para supervisarlo. Tampoco lo auditó la Secretaría de Hacienda, al no haber disposición expresa en la ley que lo exigiera. La Contaduría lo confirmó:

No se contó con un marco de referencia para el seguimiento de las acciones, el control y supervisión de las reglas de operación del Fobaproa, por lo que los tramos de control fueron discrecionales para el Comité Técnico...No se realizaron auditorías a las operaciones del Fondo. 122

En los hechos, el vacío jurídico garantizó que, en el rescate de créditos y bancos, los operadores del Comité Técnico pudieran decidir la impunidad de unos, el castigo de otros y la falta de transparencia en el endeudamiento más grande en la historia del país. Lo hicieron sin supervisión ni rendición de cuentas.

Ante tales abusos, la Contaduría Mayor expresó un apremio

Considera necesario que el Ejecutivo Federal debe solicitar al H. Congreso de la Unión su aprobación para el otorgamiento de dichos avales dado el impacto futuro que éstos puedan llegar a tener en las finanzas públicas

No se cumplió este mandato de la Contaduría Mayor del Congreso.

Utilizaron la discrecionalidad para entregar el sistema de pagos mexicano a los bancos extranjeros

La figura presentada alguna vez como el prototipo del neoliberalismo, la primera ministro de Gran Bretaña, Margaret Thatcher, sostenía que no debía entregarse los bancos principales de un país a los extranjeros pues se perdía el control del sistema de pagos. Sólo los neoliberales mexicanos del equipo de Zedillo podían promover su entrega. Eso fue lo que sucedió entre 1995 y 2000. Utilizaron la discrecionalidad para que los bancos extranjeros adquirieran por asignación o supuesta subasta el control de los principales bancos mexicanos.

Durante mi administración nos opusimos a ello. Permitimos la entrada de bancos extranjeros a México y la adquisición de bancos mexicanos, pero establecimos límites y los fijamos en los tratados internacionales. En diciembre de 1993, durante un largo y cuidadoso acuerdo, Aspe me precisó que en la negociación del TLC se había establecido en el capítulo de servicios financieros que durante un período de seis años los bancos extranjeros no podrían tener más del 15% de participación en el mercado total. A partir de año 2000, se levantaba esa restricción, pero México podía establecer salvaguardas en caso de penetración excesiva. Una de esa salvaguardas establecía que se podía congelar la participación extranjera en el mercado bancario mexicano si la participación excedía del 25%. En el caso de cualquier banco en particular, la adquisición de un banco mexicano por uno extranjero no sería autorizada en ningún momento si la suma del capital del banco que se adquiría con la del banco extranjero excedía el 4% de total del capital en el sistema. Restricciones similares se establecieron para las compañías de seguros.

En contraposición a lo negociado en el TLC, para 2000 se empezaron a conocer operaciones realizadas durante el salvamento bancario que confirmaban la entrega sistemática de la banca mexicana a los extranjeros. Fue el caso de la disputa de uno de esos bancos con el IPAB, el Instituto responsable de administrar el resultado del Fobaproa. La prensa reportó que el gobierno le había concedido un subsidio oculto a través del pagaré de Fobaproa pues incluía dividendos por arriba de la tasa de mercado. Así, se denunció:

Lo importante de esta disputa es que nos revela una vez más cómo se hicieron acuerdos ocultos para lograr que instituciones extranjeras pudieran hacerse cargo de los bancos nacionales después de la quiebra masiva que comenzó a finales de 1994. Son ya conocidos los casos del Bank of Nova Scotia y el Hong Kong and Shanghai Bank a los que el gobierno les garantizó formalmente que no tendrían pérdidas en sus inversiones.....Ese subsidio oculto manifiesta nuevamente que el costo del rescate de la banca nacional es superior al que se conoce formalmente. 123

Versiones diversas de los efectos de la discrecionalidad
De distintas fuentes empezó a surgir confirmación sobre el efecto de la discrecionalidad que acusó la Contaduría Mayor. Entre ellos, ex funcionarios del Banco de México que renunciaron antes de firmar documentos para cubrir vacíos legales o ante riesgos de futuras auditorías.

Funcionarios de la Comisión Nacional Bancaria comentaban que los activos de los bancos que absorbió Fobaproa, es decir las carteras vencidas, se vendieron muy baratas. La expresión que utilizaban era: "Se vendieron con un descuido total". Ponían varios ejemplos donde los funcionarios de bancos extranjeros percibieron la urgencia de los funcionarios financieros mexicanos para deshacerse de las carteras. Por eso, y ante la ausencia de un mecanismo tipo subasta pública donde tuvieran que pujar por las carteras, lo que hicieron fue ofrecer un precio muy reducido y esperar la respuesta de las autoridades. En realidad, los avalúos estaban hechos por auditores externos, quienes eran pagados por los banqueros. Comentaban que se castigó entonces el valor real para favorecer a quienes los habían contratado, los banqueros que iban a adquirir la cartera. Ejemplos de ello fueron los bancos extranjeros que ofrecieron Sólo 10% por la cartera que, aunque tenía problemas, su valor superaba en varias veces esa oferta. Se comentaba que la respuesta de las autoridades consistió en entregarles la cartera de inmediato. El motivo de la prisa sería la urgencia de mostrar a la comunidad financiera internacional que el problema estaba resuelto para así poder rematar los bancos mexicanos a los extranjeros.

También reportes de prensa mostraban casos de banqueros mexicanos que se beneficiaron de las carteras cuyo negocio fue redondo para aquellos que compraron la cartera tan barata: Les entregaban la cartera, y lo que recuperaran sería para ellos, aunque, en algunos arreglos, si rebasaban el valor al que la habían comprado, una parte la compartían con el gobierno: en realidad, obtuvieron en promedio una utilidad cercana al 10% del valor de la cartera. Un rendimiento extraordinario.

Ex colaboradores del sector financiero confirmaban a finales de esa administración que el criterio para asignar los bancos a los nuevos dueños era que tuvieran los recursos para capitalizarlos. Ante inversionistas mexicanos que tenían que obtener en plazos más largos los recursos para soportar el costo de los bancos, se los asignaron discrecionalmente a extranjeros. Ante la falta de Libros Blancos y de informes oficiales sobre los criterios que normaron el salvamento de los bancos y su venta posterior, así como la venta de la cartera vencida, señalamientos como éstos abundaban entre 1995 y 2000.

La herencia de Fobaproa en el 2000, seis veces mayor que la de los Tesobonos en 1994
La deuda que los mexicanos recibieron por el quebranto bancario que provocó el "error de diciembre" era superior a 90,000 millones de dólares a mediados de 2000. Este monto, asumido como deuda pública, era más de seis veces mayor al saldo de los Tesobonos en noviembre de 1994, el cual ascendía a 16,000 millones de dólares.

Había una diferencia fundamental entre la deuda de los Tesobonos y la de Fobaproa: mientras que los primeros no eran deuda nueva, sino sustitución de la que estaba depositada en Cetes y por lo tanto no aumentaron el saldo de la deuda pública, en el caso de la deuda contraída mediante Fobaproa se trataba de deuda nueva, adicional a la que Zedillo recibió en diciembre de 1994 ya los aumentos por otros rubros que realizó su administración.

Así, compárese la deuda que yo entregué a mi sucesor con la que Zedillo comprometió a las generaciones siguientes. En noviembre de 1994 el saldo total de la deuda interna y externa del sector público era de 287,000 millones de pesos (equivalente a 92,150 millones de dólares, de los cuales 58, 700 millones de dólares correspondían a la externa y el resto la interna, que incluía el saldo de Tesobonos por 16,000 millones de dólares). Para mayo de 2000, la deuda acumulada por Zedillo ascendía a más de dos millones de millones de pesos (equivalentes a 210,000 millones de dólares, de los cuales 37,300 millones de dólares eran deuda interna y 78,000 de deuda externa, a lo que se sumaron más de 90,000 millones de dólares de Fobaproa). 124 Todo el esfuerzo realizado durante mi gobierno para reducir la deuda externa mediante una ardua y riesgosa negociación, y para reducir la deuda interna a través de los recursos provenientes de las privatizaciones, se canceló por los efectos del "error de diciembre" y el manejo indebido de las recuperaciones de la cartera bancaria. Este nuevo adeudo requirió aumentos de impuestos -como el del IVA en 1995- y demandará más recursos de los impuestos de los contribuyentes mexicanos para cubrir las pérdidas de banqueros privados, del país y de exterior. Esto ha provocado ya una concentración de la riqueza sin precedente. 125.

El monto tan elevado de Fobaproa representó una carga enorme que limitará el gasto social y otras prioridades gubernamentales. El Fobaproa estaba constituido por pagarés a diez años, con intereses acumulables; carecían de liquidez. 126 Se trataba de un problema que se acumulaba de manera creciente. Cuando llegara el momento de su pago o amortización, el gobierno tendría que endeudarse para cubrir esos pagarés que podría alargar el tiempo para cubrir esa deuda.

Uno de los críticos más severos de la privatización de la banca, Luis Rubio, también señaló deficiencias estructurales en el Fobaproa. Así, en 1997 afirmó:

La intervención gubernamental en el rescate bancario era necesaria. Sin embargo, muchas de las formas que adquirió esa intervención fueron injustas, además de ineficaces, pues ni promovieron la recuperación de la planta productiva, ni han asegurado la supervivencia de los bancos. En lugar de salvar a los bancos --que hubiera sido del interés público- en muchos casos se comenzó por salvar a los propietarios de los mismos. Eventualmente se corrigió esa estrategia, para caer en otra todavía peor: se comenzó a subsidiar a banqueros extranjeros para que, sin poner su capital en riesgo, se quedaran con los bancos quebrados. De una o de otra forma, el costo siempre lo acabarán pagando nuestros impuestos. A pesar de las carretonadas de dinero que se han invertido, la mayoría de los bancos hoy, a casi tres años de la crisis, todavía no ha podido salir adelante... ¿Dónde comienza el rescate del sistema bancario y dónde terminan los subsidios (y privilegios) de los bancos? La pérdida implícita en la venta de activos propiedad de Fobaproa es fenomenal. Junto a esa suma de dinero la diferencia en la recaudación entre un IVA a110% y uno al 15% (equivalente a aproximadamente 2,800 millones de dólares) es una minucia... 127

Con la elevación de las tasas de interés en 1995, miles de empresas no pudieron cubrir sus créditos. Tampoco miles de familias. El efecto sobre las pequeñas y medianas empresas se complicó por el tratamiento que las autoridades le dieron a las llamadas Uniones de Crédito. Sin duda existían Uniones de Crédito que no eran solventes. Pero a partir de 1995 y durante tres años, le cerraron el financiamiento y los apoyos a Uniones de Crédito que sí eran viables; sus carteras se vencieron y tuvieron que pasar al Fobaproa. Acabaron con un proyecto que era indispensable para alentar a empresarios innovadores en pequeñas y medianas empresas.

Las preguntas que esperan respuesta
Cuando privatizamos los bancos, mi gobierno siguió un proceso basado en subastas públicas en las que el mercado decidía, previa calificación de los participantes, quién adquiriría los bancos. Además, se presentaron Libros Blancos con información pública sobre el detalle de todo el proceso, monto de la venta y destino de los recursos, Se cumplió el proceso de rendición de cuentas. Como se ha señaló en el capítulo sobre la privatización bancaria, hubieron problemas relativos a los órganos reguladores, así como a la capitalización de los bancos, ya la capacidad de los nuevos adquirientes, entre otros.

A pesar de esos inconvenientes, sigo convencido de que lo correcto fue privatizar los bancos mediante subastas públicas, en un proceso transparente, frente a la opción de adjudicarlos casuísticamente por decisiones burocráticas. La decisión de no asignarlos a extranjeros fue, también, a mi juicio, la más conveniente. Se mantuvo el sistema de pagos del país en manos de mexicanos. En varios países, a mediados de los noventa, se tuvieron problemas con los bancos privatizados: fue el caso de la República Checa, de Francia y de Rusia, entre otros. Fue un arduo aprendizaje para encontrar nuevos caminos en la construcción de un sistema que no dependiera de la intervención estatal excesiva.

Frente al método de subastas públicas para privatizar la banca, la discrecionalidad fue el mecanismo que se usó para su rescate y venta posterior. Se optó por ese método para no rendir cuentas a los mexicanos sobre la deuda que le encajaron al país con el rescate bancario y para poder decidir a quién venderle, a quién salvar. Sin embargo la sociedad hizo preguntas sobre el "error de diciembre" y sus secuelas que esperan respuesta del doctor Ernesto Zedillo y su equipo:

Respecto al "error de diciembre", ¿por qué le proporcionaron a unos cuantos empresarios, información anticipada sobre la devaluación, lo que les permitió vaciar las reservas internacionales?

¿Por qué tardaron casi tres meses en integrar el programa para enfrentar el desastre cambiarlo, tardanza que provocó que miles de familias y empresas quebraran?

¿Por qué no prepararon con esmero y cuidado la transición al nuevo régimen cambiario y lanzaron al país a una crisis mayúscula?

Si tenían preocupación sobre los Tesobonos, ¿por qué no alertaron sobre su monto? ¿Por qué no utilizaron las reservas y apoyos internacionales para saldarlos? ¿Por qué mintieron al afirmar que no tenían conocimiento de los Tesobonos mientras su gobierno seguía emitiéndolos?

En el caso de Fobaproa, ¿Por qué incurrieron en el mayor endeudamiento público en la historia de México sin autorización del Congreso?

¿Porqué no establecieron reglas rigurosas e imparciales para el mayor salvamento financiero de la historia?

¿Por qué no se publicaron informes sobre los criterios, procedimientos y razones del salvamento bancario?

¿Quién decidió la cartera que se salvaba y quién la que quebraba, y bajo qué criterios? ¿Quién determinó el valor de la cartera que se vendía y los intereses que se pagaban por los pagarés?

¿Prestó el gobierno para la recapitalización de los bancos? ¿Aceptó como avales las acciones de los propios bancos?

¿ Se autorizó a los bancos a prestarse entre sí?

¿Dónde están los Libros Blancos que el Congreso debió recibir con el detalle del salvamento de cada banco y de su proceso de adjudicación?

¿Por qué se asignaron discrecionalmente bancos a nuevos dueños y no se hizo mediante subasta pública?

¿Cuánto se obtuvo de la asignación de cada banco y adónde fue el dinero? ¿Cuánto se obtuvo de la cartera cobrada y adónde está el dinero?

¿Por qué se puso en riesgo el control de los mexicanos sobre el sistema de pagos del país al privilegiar la adquisición de bancos por extranjeros? ¿Qué órdenes recibió el Secretario de Hacienda y presidente del Comité Técnico del Fobaproa?

¿Qué tratos y pactos se hicieron en los salvamentos discrecionales? ¿Qué beneficios obtuvieron de ellos? ¿Quién se benefició?

¿Qué supo el presidente Zedillo de la adjudicación de cada banco y cuándo lo supo? ¿Qué supo y cuándo supo Zedillo sobre los salvamentos discrecionales?

¿Dio órdenes Zedillo de que se adjudicaran bancos a personas específicas? ¿Dio instrucciones Zedillo para que se salvaran unos deudores y se perjudicaran otros? ¿ Dio instrucciones para la venta discrecional de la cartera?

Ante los desastrosos efectos sociales y económicos de la crisis de 1995 y su secuela, tiene que cumplirse con la rendición de cuentas.

• El dato es de Banco de México, Informe Anual 1994, México, 1995, p. 187

• Véase Banco de México, Informe Anual 1994, op. cit., pp. 195-198

• Ibid., p.60

• Véase la descripción de aquel encuentro que Aspe publicó en el Wall Streeet Journal, junio 14 de 1995.

• Biblioteca del H Congreso de la Unión, Diario de los Debates de la Cámara de Diputados de las Estados Unidos Mexicanos, 1988-1994, correspondiente al primer periodo del primer año de ejercicio. "Criterios Generales de Política Económica para 1995", diciembre 9 de 1994.

• 6. Ibid., po 1,475.

• Ibid.. pp. 1.475.1.476.

• Ibid.. p. 1.476.

• Ibid.

• Ibid.

• Ibid., p. 1,477

• Ibid.. p. 1.481.

• Ibid.

• Ibid.. p. 1.480.

• Ibid., pp. 1,482, 1,484.

• Las citas de Serra están tomadas de La Jornada, diciembre 10 y 15 de 1994, y de Biblioteca del H. Congreso de la Unión, Diario de los Debates de la Cámara de Diputados de los Estados Unidos Mexicanos, op. cit.

• La Jornada, diciembre 15 de 1994.

• Wall Street Joumal, diciembre 16 de 1994.

• Proceso, diciembre 26 de 1994.

• Ibid.

• Los datos están citados en Fondo Monetario Internacional. International Capital Markets Development. prospects and policy issues. Washington D.C.. agosto 1995. Cuadro 1.2; p. 59.

• El dato está publicado en Banco de México, op. cit., p. 199. Si a ese monto se le suma el de reservas perdidas entre el 15 y el 19 de diciembre (1,675 millones de dólares) y el monto de Tesobonos emitidos ese día (1,395), la pérdida total de reservas internacionales en esos días fue de 7, 703 millones de dólares. Con eso agotó la mayor parte de las reservas internacionales que mi gobierno entregó el 30 de noviembre de 1994 (12,484 millones de dólares).

• Relato de Fidel Samaniego en Crónica, diciembre 2 de 1998.

• Entrevista a Francisco Hernández Juárez, en Excélsior, diciembre 3 de 1997. Frente a eso, Hernández Juárez señaló cómo se llegaba a los acuerdos durante mi administración y cómo se cumplían. "Quienes estaban responsabilizados de la negociación tenían mucha consistencia en cuanto a amarrar los acuerdos. No dejaban pasar detalle alguno... Arsenio Farell Cubillas, Pedro Aspe Armella, Miguel Mancera, como gobernador del Banco de México, y Jaime Serra como secretario de Comercio y Fomento Industrial, trabajaban en equipo, llevaban su estrategia muy clara... los representantes del gobierno (de Salinas) hacían un equipo muy sólido".

• E. Aguilar y Mario Suárez, citados en Excélsior, diciembre 3 de 1997.

• Proceso, diciembre 26 de 1994

• Ibid.

• Ibid.

• Banco de México, Exposici6n sobre la Política Monetaria. 1º de enero de 1995-31 de diciembre 1995. México, febrero 1995, p. 25.

• Banco de México. Exposición sobre la Política Monetaria. 1.0 de enero de 1995-31 de diciembre 1995, op. cit., pp. 37-38.

• Proceso, febrero 20 de 1995

• New York Times, marzo 14 de 1995.

• Proceso, marzo 20 de 1995.

• Fondo Monetario Internacional, lnternational Capital Markets. Development, prospects and policy issues, Washington D.C., enero 1996 (reedición del documento publicado en agosto 1995), Cuadro 1.2, p. 59. Del total de esas emisiones, vendieron 1,239 millones de dólares.

• La última subasta de Tesobonos fue el 14 de febrero de 1995. Ibid. Recuérdese que Zedillo recibió un saldo de Tesobonos por 16,109 millones de dólares.

• J. Sachs, A. Tomell y A. Velasco, T he collapse of the Mexican Peso: what have we lear- ned?,p.48.

• Véase Banco de México, i nforme Anual [994, pp. 198-199.

• Banco de México, i nforme Anual [995. El Informe señaló: "El tipo de cambio alcanzó un máximo de 7.55 nuevos pesos por dólar el 9 de marzo de 1995, mientras que unos días después la tasa de interés interbancario promedio (TIIP) llegó a casi 110 por ciento", p. 67.

• Banco de México, Informe Anual 1995, México, 1996, p. 67 y gráficas 16 y 17, p. 69. En promedio la tasa de interés llegó a 70%. La tasa de interés relevante no es la de los Cetes, los cuales tenían un precio artificial muy alto pues se usaban como colateral de los bancos.

• Financial Times, mayo 12 de 2000.

• 41. José Carreño Carlón, The Mexican Peso Crisis, tesis de maestría, Leiden, Holanda, septiembre 1996. Introducción.

• Reforma, junio 24 de 1999.

• Reforma, marzo 4 de 1996.

• La Jornada, marzo 26 de 2000.

• Observatorio Ciudadano para la Educación. Comunicado número 1. 1999

• La Jornada, junio 16 de 2000.

• Financial Times. septiembre 13 de 1994

• Reforma, mayo 18 de 1995

• Tim Golden, New York Times, febrero 18 de 1995.

• A. De Palma, New York Times, marzo 2 de 1995.

• El País, marzo 21, 1995. Citado en Proceso, marzo 27 de 1995.

• Para una recapitulación de los artículos en la prensa internacional que culpaban inicialmente a Zedillo de la devaluación, véase J. Carreño Carlón, op. cit., capítulo 1.

• The Economist, febrero 14 de 1995.

• Fondo Monetario Internacional, lnternational Capital Markets. Development, prosprcts and policy issues, Washington D.C., agosto 1995.

• Ibid.

• Ibid., pp. 7-8.

• A pesar de esta evidencia, Zedillo siguió insistiendo en señalar la salida de los capitales extranjeros como culpable de la caída de las reservas internacionales. En marzo de 2000 Zedillo afirmó: "Otras crisis del país fueron provocadas por manejos irreflexivos y aun irresponsables de condiciones positivas que pensaron permanentes, como... entradas masivas de capital de corto plazo. ¡Nosotros no caeremos en conductas de esa naturaleza!" La Jornada, marzo 10, 2000.

• Fondo Monetario internacional, World Econonic Outlook. Annex I: Factors Hehind the Financial Crisis in Mexico, Washington D.C., mayo,1995.

• Francisco Gil Díaz, "Las políticas monetarias y cambiarlas en tiempos de crisis", citado en Reforma, septiembre de 1997.

• E.Z.P. Primer Informe, Anexo, p. 77.

• Para una síntesis de las múltiples explicaciones que Zedillo dio sobre el origen de la crisis y las filtraciones que provinieron de oficinas gubernamentales para culpar a mi administración véase José Carreño Carlón, op. cit.

• Sobre las entrevistas de televisión "a modo", realizadas a Zedillo véase el artículo de Sam Dillon: "Mexico's new press boldness stops at leader's desk", New York Times, agosto 15 de 1996. Sobre la entrevista de 1999, véase el comentario de M. Levarlo Thrcott en Cr6nica, diciembre 17 de 1999.

• Luis Rubio Reforma. enero 10 de 1999

• T. Jardi, Cronica, septiembre 25 de 1998.

• Entrevista de Carlos Acosta a Joaquín López Dóriga en Proceso, agosto 18 de 1996.

• Crónica, marzo 27 de 2000

• Financial Times, marzo 27 de 2000. Si el gobierno de Zedillo tomaba como base el tipo de cambio real que recibió y argumentaba que los incrementos en productividad permitían una apreciación del 10%, implícitamente estaría aceptando que el tipo de cambio que recibió estaba en equilibrio.

• Luis Rubio Reforma, diciembre 7 de 1997.

• Reforma., diciembre 4 de 1997.

• Enrique Quintana, Reforma, diciembre 19 de 1997.

• R. Delgado en Reforma, marzo 14 de 1998.

• Reforma, enero 6 de 2000.

• J. Ward Anderson, en Washington Post, septiembre 2 de 1998.

• P. Krugman, El retorno de la economía de la depresi6n. Barcelona: Editorial Crítica, 2000, p. 65. La traducción al español corresponde al original en inglés, The Retum of Depression Economics, Nueva York: W. W. Norton, 1999, p. 52. Existe versión colombiana: De vuelta a la economía de la Gran Depresi6n, Colombia: Gri1po Editorial Norma, 1999.

• Ibid

• Ibid., p. 53. Felipe González, ex presidente de España, recurrió a este libro de Krugman para insistir en su visión de que la crisis (la mexicana y otras) podía ser un retrato anticipado de lo que puede ocurrir en su país. El País, marzo 9 de 2000.

• La cifra está tomada de El País, enero 17 de 1999. El problema de la flotación libre es la espiral devaluación-inflación. Para controlar esa espiral el Banco Central debe elevar las tasas de interés para proteger la estabilidad, produciendo la recesión. No hay soluciones sin costos.

• J. Sachs, A. Tomell y A. Velasco, Lessons for Mexico, mimeo, marzo de 1995.

• J. Sachs, A. Tornell y Andrés Velasco, 1ñe collapse of the Me.xican Peso: what have we learned?, pp. 17-18, 23.

• Ibid., p. 52.

• Ibid., p. 18.

• Recuérdese que mi administración entregó el gobierno con 12,484 millones de dólares en las reservas internacionales del Banco de México, contra los 913 millones de dólares en reservas internacionales que recibió Miguel de la Madrid de su antecesor: Además del elevado nivel de reservas internacionales, se dejó disponible una línea de apoyo con las autoridades de los Estados Unidos y Canadá por casi 7, 000 millones de dólares adicionales. Las reservas en el Banco de México y la línea de apoyo internacional cubrían plenamente el saldo de Tesobonos al 30 de noviembre de 1994.

• w. A. Orme, Understanding NAFTA. Mexico, Free Trade, and the New North America. Texas. University of Texas Press, 1998, second printing pp. XVIII, xxv:

• Fisher también agregó que uno de los inconvenientes de devaluar en diciembre es que perjudica los balances de los Fondos de Pensiones, lo que a su vez afecta los bonos de actuación de sus administradores. Hay quien afirma que parte de la campaña en contra de mi gobierno obedeció a esa irritación.

• Robert Barro, Getting lt Right. Markets and Choices in a Free Society, Cambridge, Mass. MIT Press, 1996, pp. 51-52.

• Ibid., pp. 48-49.

• Ibid., p. 52.

• A. C. Harberger, Mexicos exchange rate, México, Grupo Financiero Bancomer, 1996, 5.

• Ibid., pp. 87, 89, 91.

• Véase Wilson, Berry, Gerard Canio Union y Banranthony Saundersstem, Mexicos Banking Crisis: devaluation and asset concentration effects. Banco Mundial, junio 1997, p. 20 y Cuadro V.

• A Survey of México", The Economist, 13-19-n-93, citado en Sergio Aguayo, El Pan te6n de los Mitos, México: Grijalbo, 1998, p. 281.

• Cr6nica, marzo 27 de 2000. Después de la elección de julio del 2000, el candidato del PRI a la presidencia fue preciso al atribuir la responsabilidad de su derrota en las urnas. Afirmó: "El error de diciembre me derrotó", Excélsior, agosto 13, 2000.

• Un hecho similar ocurrió en México treinta años antes, en 1964. Al término del gobierno del presidente Adolfo López Mateos, la situación económica era delicada. En ese entonces, a pesar de las reservas del Presidente Electo Gustavo Díaz Ordaz, respecto del Secretario de Hacienda, Antonio Ortiz Mena, decidió ratificarlo en su puesto, y durante su sexenio la economía mexicana conoció el período con estabilidad de precios y crecimiento más alto y sostenido en el siglo XX.

• F. Gil Díaz, "Las políticas monetarias y cambiarias en tiempos de crisis", citado en Reforma, septiembre 9 de 1997

• F. Gil Díaz, op. cit.

• Véanse los comentarios de expertos de Wall Street citados en el Miami Herald, enero 30 de 1998.

• Véanse los ejemplos citados en J. Stiglitz. Guillermo Perry. Daniel Lederrnan y Ana María Menéndez. Mexico: Five Years after the Crisis. Banco Mundial, abril 13, 2000. p. 2. Presentado en la Conferencia del Banco Mundial en abri118-19 de 2000.

• S. Weintraub, El TLC cumple tres años. Un informe de sus avances. México: FCE, 1991, pp. 63, 64;67.

• OCDE, Economic Surveys. México, 1997, París, 1998, pp. 14,1.

• 100. Financial1imes, mayo 20 de 1997.

• Financial Times, agosto 7-8 de 1999.

• Secofi, "México. Global Trade Hub", Oficina Comercial de Secofi en Washington D.C., 1999. Este trabajo presenta un cálculo trimestral del crecimiento del PIB atribuido a las exportaciones. Ahí se muestra que sin ellas, la caída de la economía en 1995 hubiera excedido 10%. Confirma también que la recuperación a partir de 1996 provino principalmente de las exportaciones.

• Los flujos de capitales a los países en desarrollo también se recuperaron rápidamente. El total de flujos de capital a estos países ascendió a 246,000 millones de dólares en 1995, frente a 187,000 millones del año anterior.

• I. Stiglitz, Guillermo Perry, Daniel Lederman y Ana María Menéndez, op. cit.

• Ibid. Resumen y p. 6. A contrario sensu, si se desea provocar una recesión en México, la receta es cerrar la economía, y elevar las tasas de interés en México y en Estados Unidos.

• "The Insider" en The New Republic, abril 17 de 2000.

• A mediados del año 2000, Zedillo condecoró al Director-Gerente del FMI por "los apoyos concedidos".

• Ignacio Trigueros, "EI tratado de Libre Comercio de América del Norte y la situación macroeconómica de México", en Enrique Espinosa Beatriz Leycegui y Rafael Fernández de Castro, TLCAN ¿Socios Naturales? Cinco años del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. México: Miguel Angel Porrúa-ITAM, 2000.

• Reforma, febrero 29 de 2000.

• r Durante la campaña electoral de 2000, hasta el PRI declaró: "El Fobaproa está lleno de pillos". Cr6nica, febrero 24 de 2000. Véase también Raúl Trejo en Cr6nica, y Orlando Delgado en La Jornada, febrero 29 de 2000.

• Raúl Trejo en Crónica, febrero 29 de 2000.

• En realidad lo que se hizo fue provocar un debate sobre la publicación de la lista de deudores en Fobaproa, a lo que el gobierno se opuso alegando el secreto bancario (lo cual no fue impedimento para que filtraran nombres de personas a las que se querían dañar). Fue una maniobra hábil del gobierno para distraer la atención y evitar así la exigencia de rendición de cuentas y la impugnación al manejo discrecional del rescate bancario.

• La Ley de Instituciones de Crédito, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 18 de julio de 1990, previó en su artículo 122 la creación del Fobaproa.

• En la prensa se señaló que en un caso preciso se trató de “réditos que inexplicablemente se pactaron en un nivel considerado por propios y extraños extremadamente alto. “Reforma, mayo 10 de 2000.

• Contaduría Mayor de Hacienda., “Informe de Resultados sobre la Revisión de la Cuenta de la Hacienda Pública Federal de 1996. Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa)”: México: H. Cámara de Diputados, septiembre de 1998.

• Reforma, mayo 10 de 2000..

• Contaduría Mayor de Hacienda, op. cit.

• Ibid

• Ibid.

• Ibid

• Ibid

• Ibid

• S. Sarmiento, Reforma, junio 12 de 2000

• Los datos provienen de la página de Internet del Banco de México, agosto de 2000. El monto de deuda se refiere a la Deuda Neta del Sector Público. El saldo de la interna en 1994 era de 60,000 millones de pesos y el de la externa de 257.000 millones de pesos. En 2000, el saldo de la interna era de 356.000 millones de pesos y el de la externa de 743.000 millones. A eso había que sumarle el saldo de Fobaproa. Para convertir a dólares los saldos se utilizó para 1994 el tipo de cambio de 3.44 pesos por dólar que era el promedio a noviembre de ese año; y para el 2000, el de 9.53. tomado de esa página de Internet.

• 125. En agosto del 2000 el periódico Reforma publicó una nota titulada: "Crece pobreza en el sexenio". En la nota se confirmó que "el número de hogares pobres pasó del 36 por ciento que era en 1994 a139 en 1998". Además, en esos años, los pobres del país perdieron su participación en el ingreso nacional. ¿Quién la ganó? El periódico reportó que de acuerdo a la Encuesta Ingreso-Gasto del INEGI y al documento de CEPAL Panorama Social de América Latina, 1999- 2000, esa participación la ganó "el grupo de hogares más rico". Agosto 21, 2000.

• 126. Podían prepagarse y de esa manera tratar de ahorrar los elevados intereses que cubrían. Sin embargo, hasta en eso hubo enredo, como fue el caso de un pagaré de Confía a Citibank que el gobierno cubrió de manera anticipada en 2000. El banco se inconformó pues "las utilidades provienen del pagaré que nos entregaron con el banco". La Jornada, mayo 10 de 2000. Fue por un monto (2,400 millones de dólares) que poco disminuía la deuda de Fobaproa de más de 90,000 millones de dólares.

• Reforma, agosto 17, 1997.