Septiembre 12 de 1988
Ciudadano Presidente de la Gran
Comisión de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión;
Ciudadano Presidente de la Cámara de Diputados;
Ciudadanos representantes de la nación;
Señoras y señores:
Agradezco a esta Comisión Parlamentaria Pluripartidista la comunicación que me transmiten. La presencia de legisladores de diferentes partidos es prueba de madurez democrática y de contienda pacífica.
Asumo con orgullo y plena conciencia la elevada responsabilidad que significa ser declarado Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos. Con esta declaratoria de la Honorable Cámara de Diputados, erigida en Colegio Electoral, culmina un apasionante proceso electoral e iniciamos una nueva etapa de nuestra vida política.
Lo hacemos a partir del profundo proceso de renovación nacional que el presidente Miguel de la Madrid ha sabido conducir con patriotismo y honestidad, en tiempos difíciles para la República.
Hemos vivido una elección de las más competidas en nuestra historia. Cada partido político y cada candidato pudo ejercer plenamente sus derechos y libertades, gozar de las prerrogativas que la Ley otorga y realizar campañas profundas para ganarse el voto de los mexicanos.
La intensidad de la competencia partidista, en todas y cada una de las etapas del proceso electoral, fue reflejo fiel del pluralismo de nuestra sociedad Ahora debemos reflejar el respeto que los mexicanos tenemos por nuestras normas de convivencia democrática.
Sabré corresponder al voto de loa mexicanos. Con responsabilidad política atenderé el mandato que me otorgaron y apegaré todos mis actos a la Constitución General de la República. Esta será la norma que guiará el ejercicio de mi gobierno.
Reconozco y respeto el esfuerzo y el empeño realizados en sus campanas, por el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Manuel Clouthier, Gumersindo Magaña y Rosarlo Ibarra de Piedra y a los ciudadanos que votaron por ellos.
Los ofrezco concordia y diálogo, cauces dentro de la Ley a su quehacer político y aliento a la pluralidad que vive nuestro país.
Invito a las fuerzas políticas y a la sociedad civil, a profundizar sobre cuatro temas de interés nacional, en torno a los cuales podemos fortalecer el consenso:
PRIMERO. —Medios para aliviar la carga de la deuda externa, sin confrontaciones que arriesguen la estabilidad de la nación, pero que permitan el crecimiento del país.
SEGUNDO —Fortalecimiento de la participación y organización ciudadana, mediante la simplificación de los procesos electorales, para consolidar los avances democráticos, incluyendo la posibilidad de reformas legales en su caso.
TERCERO.—Respuesta eficaz al intenso reclamo de los ciudadanos por más seguridad, y
CUARTO —La integración de programas eficaces para enfrentar la pobreza, que todavía lastima a tantos compatriotas.
Mi propuesta es de buena fe. México lo necesita Hagámoslo por la patria.
En nuestro régimen constitucional, el ejercicio eficaz de la responsabilidad presidencial implica un Poder Ejecutivo fuerte y democrático. Por ello, la mayor pluralidad política que existe en el régimen de partidos no implicará cogobierno en el Ejecutivo Federal: tampoco un Gabinete de coalición, o integrar una mezcla de plataformas políticas como medio que resultaría equivocado para enfrentar los retos de la nación.
Convertiré en acción de gobierno el programa que comprometí en mí campana electoral.
Reitero que gobernaré para todos, sin distinción ni preferencia política. Mi compromiso indeclinable será con los intereses supremos de la nación. Gobernaré con patriotismo y convicción democrática.
Habré de convocar a los mejores hombres y mujeres de México para construir una nueva etapa de la historia de la nación. Conformaré un equipo de trabajo a la altura de nuestro tiempo y de los retos que enfrente el país. Serán ciudadanos con experiencia acreditada, talento e impulso modernizador, de probada lealtad y amor a México: nacionalistas y con voluntad democrática a toda prueba.
Los mexicanos votaron por una plataforma de cambio, expresaron su deseo de una mayor y mejor democracia; de un desarrollo económico sano y sostenido, con precios estables, generador de empleos y de ingreso digno y suficiente; por una política que atienda con urgencia las justas demandas de tas familias por vivienda, educación, alimentación, salud y un medio ambiente adecuado.
Votaron por preservar la libertad y la soberanía de nuestra patria. Este es el mandato popular y ese es mi compromiso.
Estoy consciente de que asumiré la responsabilidad de la Presidencia de la República en momentos, por una parte, de expectativas y esperanzas por una vida más democrática y más equitativa, pero también, de preocupación por el riesgo de confrontaciones no civilizadas.
Una vez más demostraremos que podemos cambiar, que podemos hacerlo mediante la Constitución y a través de las instituciones, conservando la paz y la tranquilidad de la República.
Hoy ya no es tiempo de disputas estériles, es tiempo de trabajar por la unidad y la fortaleza de nuestra patria. Debemos evitar que los nuevos vientos de democracia pudieran transformarse en tormentas de anarquía. La responsabilidad para evitar que eso suceda es de todos nosotros.
Desde la titularidad del Poder Ejecutivo, actuaré con firmeza para alentar la democracia y evitar la anarquía. La República quiere paz, libertad y seguridad: reclama justicia y equidad.
Estoy convencido de que el diálogo y la tolerancia son actitudes esenciales para promover y fortalecer nuestra democracia; pero también entiendo que para que estas actitudes fructifiquen en una superior convivencia, tienen que apoyarse en ia responsabilidad política, que no es otra cosa que el apego al mandato popular y la observancia estricta del Estado de Derecho.
Trabajemos todos por el bien de México y el bienestar de los mexicanos. Cada fuerza política tiene un compromiso con la nación.
Desde el gobierno promoveré que existan las normas adecuadas de participación y diálogo, para fortalecer una convivencia política respetuosa y constructiva, para que el debate supere las pugnas inútiles promueva el trabajo conjunto, Corresponsable y serio en beneficio en todos.
Hago un llamado a todas las fuerzas política de la nación, a los partidos políticos y sus dirigentes, a los obreros, a los campesinos, a las clases medias y populares, a los empresarios. Llamo a jóvenes y mujeres de México, a los profesionales e intelectuales, para que trabajemos juntos por construir esta nueva etapa de nuestra historia.
Un pueblo unido es invencible; un pueblo desunido carece de proyección y expone su soberanía. Esa es la más grande lección de nuestra historia.
Seré un Presidente cerca del pueblo; estaré junto a él dialogando, pero sobre todo, escuchándolo. Haré mías sus angustias, trabajaré intensamente para hacer realidad sus aspiraciones.
Atenderé los consejos de la experiencia: tendré un diálogo y un acercamiento permanente con los jóvenes.
Apoyados en la sabiduría del pasado y con visión de grandeza, construyamos el futuro. Hagamos con trabajo, dedicación y patriotismo, un México digno de nuestros hijos. En la unidad y la concordia, abramos juntos nuevas y prometedoras perspectivas a la nación.
Vivimos años de cambio y modernización democrática. Hoy concluye una importante etapa de nuestra vida política. Nos enorgullece como mexicanos, una vez más, realizar en libertad, con apego a la Ley y al mandato popular, la transmisión pacífica del poder.
Por voluntad popular, habremos de fortalecer a nuestra vida democrática institucional. Este es un acervo político que mucho valoramos los mexicanos y que como Presidente de la República me propongo acrecentar por el bien de México y la seguridad de nuestros hijos.
Palabras pronunciadas por el licenciado Carlos Salinas de Gortari, Presidente Electo de México, durante el acto en el que la Comisión Parlamentarla Pluripartidista de la Cámara de Diputados le ratificó su cargo oficialmente. México D. F., 12 de septiembre de 1988.
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