Marzo 12 de 1988
En el pueblo han renacido esperanzas.
En el pueblo han renacido esperanzas. Está volviendo a creer en el voto. Ha tomado conciencia que su agrupamiento y movilización han configurado ya una alternativa que no se había dado en la vida política reciente del país: el que una fuerza de oposición puede ganar la Presidencia y mayoría en el Legislativo y lograr, dentro del marco de la Constitución y las leyes, una transición pacífica del poder, el cambio del partido y el relevo de los responsables del gobierno, para iniciar una etapa nueva en el desenvolvimiento del país, orientada a alcanzar el pleno ejercicio de la soberanía nacional y a edificar una sociedad cabalmente democrática.
Amplios sectores populares han decidido participar en la elección y exigir que su voto se respete, que cuente y sea efectivo. A los iniciales integrantes del Frente Democrático se siguen sumando grupos y ciudadanos, que hacen crecer y fortalecen la convergencia de fuerzas progresistas. La organización mejora y se está desarrollando mayor capacidad de respuesta. La opinión pública conforma a su vez consenso respecto a cual habrá de ser el resultado de las elecciones. Todo análisis objetivo hace ver que el continuismo no recibirá los apoyos populares. De un lado está quedando el pueblo y más y más pueblo se suma. Del otro lado quedan los poderosos intereses del entreguismo y la reacción.
A todos: autoridades. Instituciones, partidos y ciudadanos, corresponde asegurar la rectitud de las elecciones y cuidar de su legalidad.
Las autoridades han contraído el compromiso de cumplir y hacer cumplir nuestras leyes. Tienen la obligación de hacer a un lado partidarismos, preferencias, intereses y pasiones personales, de anteponer a cualquiera otros los intereses del país y garantizar limpieza y tranquilidad en las elecciones.
Dar seguridad a partidos y ciudadanos para que voten con libertad y preservar tanto el orden y la rectitud del proceso electoral, como el que sus resultados no se alteren, es responsabilidad de todas las instituciones republicanas y función asignada específicamente a nuestras fuerzas armadas. El Ejército de la Revolución nace precisamente de la defensa de la legalidad del régimen constitucional del Presidente Madero.
Nuestro actual ejército tiene su origen en las fuerzas que combatieron a la dictadura y la usurpación, que a su vez encuentran sus raíces ideológicas y de lucha en el ejército popular de la Independencia el que inicia en Dolores y se fortalece con los hombres de Carácuaro, el que defiende los poderes constituidos en Chilpancingo y Apatzingán; en la heroica defensa de Chapultepec; y en los ejércitos que sostienen la voluntad popular y dan vigencia a la Constitución del 57 y a las Leyes de Reforma, que triunfan en Calpulalpan y en Puebla y sellan para siempre la suerte de la intervención en el Cerro de la Campanas
Soy hijo de militar, salido del pueblo y entregado sin reservas a la Revolución. Me ha tocado convivir a lo largo del tiempo con muchos hombres que arriesgaron la vida para tener un México de libertades y justicia; con militares como Francisco Múgica y Heriberto Jara que con sus luces y su decisión nos legaron buenas leyes; con otros que protegieron a los ejecutores del reparto agrario de las agresiones de las guardias blancas: con muchos que cuidaron de nuestra soberanía en la Región Militar del Pacífico; y con militares cumplidos y celosos de su deber que en distintas épocas han servido en Michoacán. Respecto a nuestros soldados y marinos, me identifico con sus ideales nacionalistas, conozco sus cualidades y las condiciones en que prestan su servicio al país.
Las fuerzas armadas tienen como misión suprema preservar la integridad de la nación y dar seguridades para nuestra paz interna. Rigen sus actividades la Constitución y las leyes de ella emanan: su acción tiene por marco la lealtad a principios e instituciones y en ella no deben tener cabida ni partidarismos ni inclinaciones personalistas El pueblo las quiere siempre garantes de nuestra vida institucional.
El Frente Democrático sabe que soldados y marinos son parte del pueblo y comparten anhelos y también angustias y carencias. Sus padres y hermanos luchan por la tierra y se esfuerzan en hacerla producir, o participan de la vida sindical y trabajan por conseguir una vivienda y mejor educación para los hijos. Sufren como todos, la situación a la que este gobierno ha llevado al país.
El Frente Democrático hace suyas aspiraciones, demandas de los integrantes de las fuerzas armadas: la expedita tramitación y el pronto pago de las pensiones para las familias de aquellos caídos en el cumplimiento del deber, la restitución, en el ámbito del sistema de educación y servidos sociales para militares, de las escuelas para hijos de soldados y marinos; la creación de un fondo que permita la adquisición de terreno para fincar una vivienda, al llegarse a la edad del retiro: amplia cobertura para el cuidado de la salud del soldado Y sus familiares, incluyendo la dotación gratuita de las medicinas necesarias: establecimiento de un régimen de prestaciones sociales, las pensiones entre ellas, que en nada sea inferior al de los servidores civiles; programas de capacitación y mejoramiento cultural y social: vivienda digna para las familias de tropa y oficiales en activo.
El mexicano es un ejército con origen popular que en sus acciones cotidianas debe reflejarlo. Ese origen lo pone al servicio del país y del pueblo, característica que nunca debe perderse. Por eso nos duele cuando se utiliza a los miembros de las fuerzas armadas en funciones que son propias de cuerpos preventivos o judiciales. El Ejército de la Revolución debe mantener estrecha relación con la búsqueda de soluciones a los problemas populares.
La actividad política deber ser uno de los vínculos permanentes entre el militar y el resto de la población, para mantener identidad de ideales y tomar parte en las acciones y decisiones colectivas a las que ningún ciudadano conciente deber ser ajeno.
El militar, junto y al igual que los demás sectores populares, debe contribuir, mediante su participación en la vida política, al margen del servicio, en las decisiones que determinan el rumbo del país o afecten en cualquier forma su vida.
Soldados y marinos tienen y deben tener posiciones y preferencias políticas. Estas no deben interferir con el servicio pero deben pode manifestarlas con plena libertad, sin que les impongan limitaciones que coarten sus derechos cívicos.
En esta campaña están en juego no situaciones personales, sino los destinos del país por mucho tiempo. Están enfrentados dos proyectos políticos: uno de explotación y autoritarismo, el otro de justicia y democracia; uno que nos pretende vulnerables y sin identidad, el otro que aspira el ejercicio pleno de nuestra soberanía y a sentar las bases para acceder a formas superiores en nuestra organización social y económica.
Los ciudadanos de hoy, con nuestra participación electoral, habremos de señalar cuál México queremos.
Rechazamos toda acción que pretenda alterar los resultados electorales. Nuestra lucha es por la legalidad y habremos de seguirla librando en los límites que la ley nos establece.
Que a todos nos quede claro que para nosotros no caben claudicaciones, ni antes ni después del 6 de julio. Que presente futuro del país no son mercancía y que nuestro compromiso es asegurarlos independientes, justos, dignos y productivos para ésta y las generaciones venideras.
Es responsabilidad colectiva dar seguridades y un relevo constitucional con legalidad. Sin violencias y en paz. El pueblo espera juicio sereno y decisiones rectas de quienes hoy guían los destinos nacionales. El pueblo tiene confianza en las instituciones de la República y espera de todos nosotros una conducta consecuente.
Morelos nos dio ejemplo con su defensa sin reservas de las instituciones surgidas del ejercicio del poder popular. Honremos su memoria respondiendo con comportamiento patriótico en estos momentos cruciales de la vida de México.
Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional.
PFCRN
Av. México 199, Col. Hipódromo Condesa
Tels. 5642461 5742409
|