Miguel de la Madrid, Guadalajara, Jal., 22 de Julio de 1985
Celebrada en el Teatro Degollado de esta ciudad
Me es grato asistir nuevamente a la apertura de esta Segunda Reunión Nacional de la Banca. Al Ejecutivo Federal le interesa particularmente observar el desarrollo y las operaciones del sistema financiero de la Nación, dada su importancia estratégica para el desarrollo del país.
Hemos de seguir cuidando con esmero la solidez de nuestras instituciones bancarias, para que conserven y acrecienten la confianza del pueblo de México, protegiendo en todo momento el interés de los ahorradores y de los usuarios del crédito.
En lo que respecta a la evolución del sistema financiero a partir de la nacionalización bancaria, es satisfactorio observar el avance logrado en su rediseño: se ha concluido prácticamente el compromiso de la indemnización bancaria y la venta de empresas que los bancos controlaban y que no resultaron indispensables para el Estado; hemos avanzado en la renovación de la legislación bancaria y monetaria del país; nos falta todavía, en esta etapa, una legislación actualizada para la banca de desarrollo; es indispensable seguir trabajando para una mayor eficiencia operativa de la banca y una canalización más acentuada del crédito hacia actividades prioritarias.
Hoy se han hecho reflexiones sobre los difíciles problemas que confrontamos, no obstante los avances logrados. Debemos atacar los problemas con profundidad y sin precipitaciones, dentro del Estado de Derecho y en el marco de la estrategia de nuestra planeación nacional.
Los problemas que actualmente nos preocupan son:
1.— Los relativos al control del proceso inflacionario.
2..— El comportamiento del déficit público que ha manifestado desviaciones importantes respecto a lo previsto originalmente.
3.— El debilitamiento de la balanza de pagos y, en particular, de la balanza comercial.
4.— La situación especulativa del mercado libre de cambios.
5.— Condiciones de inestabilidad y desorden en el mercado petrolero internacional y la tendencia declinante de sus precios, y
6.— Aquellos que se derivan de una situación económica internacional desfavorable en lo comercial y en lo financiero.
En las últimas semanas se ha venido notando un clima de preocupación y excesivo nerviosismo entre los principales agentes económicos. Frente a ello, el Gobierno ha venido tomando, en los últimos meses, diversas medidas para corregir esta situación. Entre ellas:
Ajustar su gasto y aumentar la eficacia operativa de la Adrninistración Pública Federal, Central y Paraestatal; defender la estabilidad del mercado petrolero evitando variaciones erráticas de sus precios; restar liquidez excesiva al sistema financiero mediante la reducción de la expansión del crédito; combatir la especulación cambiaria, y también diversas acciones para el fomento a nuestras exportaciones y la defensa del ingreso turístico.
Sin embargo, las circunstancias actuales obligan a redoblar esfuerzos. Para evitar el descontrol de la economía y reencauzarla dentro de la trayectoria definida por nuestra planeación del desarrollo, próximamente se adoptarán medidas profundas y enérgicas que atacarán el fondo de los problemas. Estas medidas se centran en lo siguiente:
I.— Abatir el crecimiento del gasto corriente mediante la reducción de estructuras del Gobierno Federal y del sector paraestatal, sometiendo su capacidad de acción a una estricta revisión y combatiendo indisciplina y dispendio. En suma, exigiremos cda día más de nosotros mismos.
II.— En política comercial cambiaremos el instrumental administrativo de protección acelerando el proceso ya definido de sustituir los permisos previos de importación por un sistema arancelario moderno y eficaz.
Ese sistema de permisos ha venido generando situaciones injustificadas de privilegio que han perjudicado al consumidor, han tolerado niveles inadecuados de productividad en el aparato económico nacional y han desalentado las exportaciones. El sistema de permisos ha evitado también un abatimiento mayor de la inflación al propiciar esquemas oligopólicos y en algunas ocasiones han sido fuente de corrupción pública y privada. La única forma de superar nuestra crisis económica es abordar en su raíz los problemas estructurales de nuestra economía, a efecto de hacerla más eficiente y productiva.
Vivimos en un mundo de aguda competencia internacional. Los países que no eleven la productividad de su aparato económico se quedarán atrás. No permitiremos que México se rezague.
III.— En lo que se refiere al mercado de cambios, la acción se orientará al ordenamiento del mercado protegiendo los niveles indispensables de reservas internacionales e induciendo un tipo de cambio flexible y realista, dentro del marco del sistema ya establecido, a efecto de lograr un renovado impulso de las exportaciones no petroleras y el turismo, y evitar el encarecimiento excesivo de nuestros pagos al exterior por importaciones y deuda. No le haremos el juego a los especuladores ni al dispendio de divisas.
IV.— Para fortalecer las finanzas públicas se redoblarán las acciones tendientes a mejorar la recaudación y evitar la evasión. seguiremos actuando con especial énfasis en el combate al contrabando e impulsando una mejoría sustancial en el sistema aduanero.
V.— Seguiremos abiertos al encuentro de fórmulas que fortalezcan la intermediación financiera, al menor costo posible, en la capacitación los recursos y adoptando medidas de canalización selectiva del crédito hacia las actividades prioritarias del desarrollo nacional.
Todas estas medidas que tienden a la solución de problemas graves, van a implicar un gran esfuerzo solidario de todos los sectores. El Gobierno, por su parte, ejercerá su rectoría económica e intervendrá en los diversos campos del desarrollo nacional con criterios de eficacia y equidad. Ello para mejorar las condiciones que hagan factible un impulso a la inversión y al empleo y el fortalecimiento del sector externo de nuestra economía.
Todo ello persigue la protección de los intereses de las clases populares.
Continuaremos nuestra acción dinámica para obtener mejores condiciones en la economía internacional, con el objeto de abrir y ampliar mercados para nuestras exportaciones, defender la cotización internacional de nuestras materias primas y propiciar flujos reales de financiamiento para nuestro desarrollo.
Estoy consciente de que las medidas que estamos tomando implican reformas estructurales radicales, y exigirán todavía mayores esfuerzos de la sociedad. No hay otras opciones viables. No puedo ofrecer a la Nación complacencias o indecisiones. Mi responsabilidad es someter y superar la crisis y evitar desorden y demérito.
El Gobierno asume su responsabilidad y reacciona oportunamente ante los retos de circunstancias particularmente adversas que han agudizado los viejos problemas del país.
El Gobierno sabe que al tornar estas decisiones cuenta con las fuerzas necesarias para llevar adelante estas duras tareas. Esta fuerza es el pueblo de México y el vigor que siempre lo ha caracterizado para afrontar los problemas de cada etapa de su historia con talento, decisión y valor. Con esta fuerza, con la fuerza del pueblo de México, saldremos adelante.
Por todo ello me es grato hoy, lunes 22 de julio de 1985, declarar formalmente inaugurados los trabajos de la Segunda Reunión Nacional de la Banca.
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