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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1984 Discurso ante la CONCAMIN

Miguel de la Madrid, 25 de Mayo de 1984

Palabras pronunciadas en la reunión con presidentes de cámaras y asociaciones industriales y presidentes de comisiones de estudio de la CONCAMIN, en el salón Carranza de la residencia "Lázaro Cárdenas", de Los Pinos.

Amigos industriales:

Como señala el doctor Zaidenweber, este evento debe tomarse como un acto más de un proceso en el cual el Gobierno de la República está empeñado. Es el proceso de un diálogo permanente, sistemático y abierto con la sociedad.

Mi Gobierno lo practica por convicción democrática y porque sabe, además, que en estos momentos difíciles para el país debemos seguir procurando cotidianamente la formación del consenso y la reducción del conflicto y la discrepancia.

El diálogo sustituye a la confrontación, al recelo y a la suspicacia. Es la forma de ejercer la razón, es la forma de cotejar información y de llegar a conclusiones. De ahí que el diálogo con la sociedad, con sus distintos componentes, con sus distintas regiones, sea instrumento indispensable para el Gobierno democrático que aspiramos ser y para la confrontación de las dificultades con un espíritu de armonía nacional.

Estoy de acuerdo en que debemos seguir cimentando la confianza y la responsabilidad mutuas. Es cierto que uno de los signos más preocupantes de la crisis económica que nos ha afectado ya por tercer año consecutivo ha sido lo que se ha dado en llamar "la falta de la confianza", que en el fondo es un problema de psicología social y que afecta no solamente las relaciones entre los sectores, entre gobernantes y gobernados, sino que es un fenómeno más profundo: es la confianza en nosotros mismos.

Eso es lo que está en juego y, en consecuencia, la consolidación de la confianza debe ser una tarea frente a la cual todos debemos sentirnos responsables.

La conducta de cada quien genera la reacción del otro y, en consecuencia, la interacción social es lo que desemboca en la formación de un fenómeno que a todos nos compete.

Es muy satisfactorio para mí estar informado de que el proceso de consultas, de cambios de impresiones sobre el proyecto del programa de desarrollo industrial y comercio exterior a medio plazo, ha cumplido en forma amplia sus objetivos.

Para algunos la planeación democrática es un avance adicional del intervencionismo de Estado.

Todavía existen reservas en algunos sectores de opinión respecto al concepto de planeación. En mi opinión, son reservas injustificadas que solamente reflejan atavismos ideológicos ya superados.

En un sistema de economía mixta, en donde el Gobierno, y no otra entidad, es el responsable de conducir el destino nacional por mandato constitucional, por régimen político, y en donde, por otra parte, en un sistema de economía mixta los particulares tienen un amplio campo de desarrollo al amparo de las garantías de propiedad privada y de libertades económicas, es indispensable que haya lo que antes se llamaba y se reclmaba "las reglas del juego" y ahora tratamos de formar como un gran consenso nacional.

En la planeación democrática se persigue precisamente ese objetivo: un diálogo amplio entre todos los sectores de la sociedad, y la fijación respectiva de responsabilidades. La planeación no es más que un diagnóstico claro de los problemas, la fijación de objetivos, de estrategias, de programas y de acciones.

Como hemos definido en la Constitución de la República, nuestra planeación es democrática y participativa: obligatoria para el sector público, para imponerle orden y disciplina. Indicativa para los particulares, porque en nuestro sistema de libertades la planeación no puede ser coactiva o centralizada. Y es, una planeación coordinada con los Gobiernos de la Federación y de los municipios, porque ese es nuestro sistema político, y porque a cada nivel de Gobierno le corresponde una determinada responsabilidad; pero que debe ser coordinada en el conjunto para obtener resultados más eficaces al nivel nacional.

Sé que ha habido observaciones muy útiles para este Programa de Mediano Plazo de Desarrollo Industrial y Comercio Exterior. Sé también que nunca los programas pueden aspirar a ser perfectos, definitivos o completos, sino que la planeación por su naturaleza —y ustedes losaben bien como empresarios— tiene que ser una planeación flexible, tiene que ser una planeación ágil y dinámica que se adapte a las circunstancias y que, inclusive, sea capaz de corregir sobre la marcha los errores de concepción original.

Si se acepta en las técnicas modernas de la gestión empresarial la planeación, sobre todo cuando las unidades productivas de bienes o servicios rebasen ciertos niveles de operación, se tendrá que concluir, con lógica, que para un país que es una complejidad mucho mayor, la planeación es un instrumento de gestión y es un instrumento de trabajo.

Creo también que debemos ubicar estos esfuerzos de planeación dentro del momento en que vivimos. Yo he oído a veces la opinión de que todavía no estamos en el momento de planear, sino que estamos en el momento de sobrevivir, y que no debiéramos preocuparnos por problemas de fondo o de estructura en tanto no seamos capaces de superar los problemas circunstanciales. Yo no comparto esta idea. Yo creo que la crisis económica mexicana tiene, claro está, circunstancias de coyuntura; factores circunstanciales que explican en gran medida las dificultades económicas. Pero creo también que la crisis económica que vivimos tiene explicaciones de carácter estructural, de fondo, cualitativas en el aparato económico mexicano. Y que si no atacamos simultáneamente los factores circunstanciales y ios factores estructurales, la crisis podrá ser paliada pero no superada en definitiva.

El momento, pues, de crisis económica es el momento que exige con mayor énfasis la planeación. La planeación no sólo de las acciones del corto plazo, sino del mediano e inclusive del largo plazo, porque pueden aparecer algunas medidas de corto plazo, como las adecuadas: pero si no toman en cuenta su efecto en un tiempo mayor pueden ser autoderrotadas muy pronto.

De ahí que al lado de los programas de corto plazo que el gobierno de la República ha puesto en marcha, estemos preocupados por ir desarrollando y perfeccionando nuestros diagnósticos y nuestra planeación en el mediano plazo, por lo menos en la responsabilidad de esta Administración sexenal, y tomando en cuenta además las perspectivas del país en un plazo mucho más amplio.

Pero las circunstancias todavía no agobian, si bien tenemos que reconocer son mucho menos angustiosas de las que vivimos hace un año.

Tenemos en el panorama blancos y negros, tenemos elementos que generan optimismo y elementos que todavía nos plantean grandes dudas a los mexicanos.

No hay duda que, como aquí ha señalado el Secretario de Comercio y Fomento Industrial, hay signos incipientes de recuperación económica; hay en el campo del comercio exterior, datos favorables; hay dinamismo en las exportaciones no petroleras, hay recuperación en el nivel de importaciones de bienes intermedios del sector privado, lo cual muestra que ya se agotaron inventarios muy crecidos que había en el sistema y que hay demanda que está requiriendo su reposición para apoyar el proceso productivo.

En total el superávit en cuenta corriente de nuestra balanza de pagos el primer trimestre, arrojó un saldo positivo de 1,900 millones de dólares. Esto nos ha fortalecido el sector externo, inclusive por encima de nuestras previsiones. Ello ha aumentado la reserva monetaria internacional y ese es uno de los factores más importantes para el aumento temporal de la liquidez del sistema que se ha observado. Estamos ya diseñando y poniendo en práctica algunas medidas correctivas frente a este aumento excesivo de la liquidez, de la masa monetaria, ya que no podemos permitir que ésta se nos eleve al ritmo que lo ha estado haciendo en las últimas semanas, porque implicaría un riesgo alto para nuestro combate al proceso inflacionario. Tomaremos las medidas oportunamente y serán hechas del conocimiento de ustedes.

Pero hay signos también en cuanto a la producción interna. Ustedes saben que ya ciertas ramas de la producción están volviendo a tomar ritmos de crecimiento que no veíamos hace muchos meses. No todas las ramas, desde luego, reflejan esta actitud o este fenómeno, hay ramas aún sumamente deprimidas; y también si bien es cierto que la situación financiera de muchas empresas ha observado mejoría y que inclusive algunas observan índices de liquidez sumamente elevado, también lo es que hay todavía muchas empresas que confrontan problemas financieros que requieren ser resueltos, porque las medidas que hasta ahora sehan tomado no han sido suficientes. El Gobierno de la República está atento a este fenómeno y vamos a seguir dando nuestro mejor esfuerzo para que el sistema financiero mexicano siga apoyando a las empresas viables, con el objeto de mantener la planta productiva y el empleo.

El empleo también se ha mejorado. Ustedes conocen las cifras del primer trimestre del Seguro Social. Quiero recordarlas: la cifra total de asegurados se ha incrementado en 3 puntos y medio en el primer trimestre de 1984, en relación con los niveles de diciembre que ya se habían mejorado, hay un aumento en el primer trimestre de 1.4%. Esto nos debe estimular y hacer ver que estamos en el camino correcto.

En la inflación seguimos la tendencia descendente, si comparamos las tasas de enero a abril entre ellas mismas y respecto a las tasas mensuales del año de 1983. No estamos, sin embargo, satisfechos con la tendencia y tendremos que hacer ajustes, ajustes de énfasis, no de sustancia, en diversos instrumentos de la política económica, para mantener y lograr la reducción de la inflación conforme a como lo hemos propuesto para todo el año.

Vamos a combinar medidas de diversos tipos.

La inflación, fenómeno complejo y terco a su derrota, requiere de un ataque simultáneo e integral. Por lo tanto, seguiremos manteniendo —y si es necesario aumentando— medidas para reducir el déficit del sector público; medidas para moderar el incremento del gasto público y para hacerlo más eficiente y más productivo; medidas monetarias y financieras; medidas de comercio exterior; medidas que simplifiquen la reglamentación y el control de las actividades productivas para que seamos más eficientes, desde el lado gubernamental, en ejercer nuestras atribuciones y obligaciones respecto al proceso económico.

No cabe duda que ha habido fenómenos negativos. El alza de las tasas de interés en el extranjero ha tenido un impacto desfavorable en la programación del gasto público, y aunque tenemos márgenes para absorber el problema, hasta donde se ha presentado en estos momentos, esto nos obliga, por otra parte, a hacer otros ajustes que demeritan otro tipo de metas y de programas.

No cabe duda, el alza de las tasas de interés internacionales, ha sido un factor negativo y desalentador que nos ha afectado negativamente, en consecuencia, nuestro programa de reordenación económica. Pero creo que tenemos flexibilidad y margen de maniobra para absorber este fenómeno, reitero, hasta donde ahora se ha podido presentar. Pero ya el alza de las tasas de interés en el exterior, nos obligó a moderar la política de baja de tasas de interés en el mercado interno.

Tenemos que defender la retención del ahorro interno en nuestro sistema financiero.

Nuestro sistema financiero se está recuperando también en su capacidad para intermediar los recursos de la Nación, y tenemos que defender esa capacidad, ya que sobre esa capacidad es donde podemos operar la canalización del crédito a los sectores que juzguemos prioritarios en nuestra estrategia de corto y de mediano plazo.

Querio reiterar aquí lo que han señalado el doctor Zaidenweber y el licenciado Hernández.

No hay motivos reales para que haya dudas sobre el rumbo de la Nación. Tenemos definiciones claras a nivel constitucional y a nivel legal, y el Gobierno de la República se ha preocupado —yo diría que en forma sin precedente— por hacer claro su pensamiento, claro frente a la opinión pública, por dar la información suficiente de sus políticas y de sus acciones.

Sabemos muy bien que tratamos de buscar un nuevo equilibrio entre la intervención del Estado y la actividad de los particulares. Ese equilibrio está fijado en la Constitución General de la República.

Al lado de las responsabilidades del sector público, reitero, está garantizada la propiedad privada y las libertades económicas de los particulares.

El problema del equilibrio preciso, el problema de las cantidades y proporciones, es un problema que no se puede definir ni por dogma ni por ideologías obsoletas. Es un problema que, sobre la base ideológica que tiene la Constitución, tiene que ser eminentemente pragmático, y así lo debemos abordar los funcionarios del sector público y los participantes del sector privado.

No es, pues, momento de hacer filosofía, sino es momento de hacer números, de ver realidades objetivamente, pero poniendo como denominador común de todos el interés nacional y la eficacia de nuestras decisiones.

Necesitamos seguir fortaleciendo la armonía de todos los mexicanos; necesitamos seguir recuperando confianza y responsabilidad. Esta es tarea en la que mi Gobierno se encuentra empeñado. Esta es tarea que seguramente ustedes, los empresarios de México, con su capacidad y con su patriotismo sabrán afrontar por lo que a ustedes les atañe.

Muchas gracias.