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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1978 La reforma política fortalece el control sobre los partidos. Mensaje de Efraín González Morfín, ante el CEN del PAN.

Febrero 25 de 1978

 

La gravedad de la situación del PAN se pone de manifiesto al preguntar qué características debería tener el partido para servir a México en el momento actual, y al descubrir que prevalecen en nuestra organización precisamente los aspectos contrarios. Hace falta pensamiento panista, doctrinal y programático, mayoritariamente difundido y aceptado en el partido; se requiere identidad panista en la conducta congruente, y voluntad decidida de defender la esencia de Acción Nacional contra la desfiguración oportunista; se necesita servicialidad basada en la generosidad y en el desinterés; el Partido debe ser capaz de pensar en México como fin y en el PAN como medio, sin rehuir decisiones difíciles. Por desgracia prevalecen la desorientación y la demagogia entre los miembros; no hay conciencia ni defensa suficientes de la identidad de Acción Nacional; aumenta el interés como estímulo de candidaturas, y se puede prever un desbordamiento de ambiciones aún peor, provocado por la reforma política; se considera que lo primero es salvar al PAN y que después se verá respecto de México lo que es bueno para la supervivencia incondicional del pan.

Una corriente de opinión ha sostenido con frecuencia en Acción Nacional que la falta de democracia y justicia social en México se debe a la ausencia política del pueblo, a la deserción ciudadana generalizada, de tal manera que la permanencia del mismo grupo en el poder es mucho más responsabilidad del pueblo que la facción decidida a nunca ceder ante las injustas experiencias del pueblo. Esta manera de pensar es demostradamente falsa y ha producido en el PAN un activismo electoral obcecado, contrario a las demandas del bien de México en una situación real y a la servicialidad política del Partido.

Contra la intención oficial de Acción Nacional, la facción dominante ha logrado asociar al pan, en medida creciente, al sistema de permanencia perpetua de la facción en el poder mediante la atribución de apariencias de poder a nuestro partido y a otros grupos. Esta participación de Acción Nacional en un poder que resulta aparente por su manifiesta desproporción numérica, por su carácter no decisorio, irresponsable y diseñado para la corrupción es contraria al bien de México. Por reforzar la autocracia política, la injusticia y la corrupción del sistema de poder, y por debilitar a Acción Nacional, la integración del PAN a la apariencia del poder impide que se hagan cosas buenas y, aun prescindiendo de las intenciones, hace mal a México en medida no compensable por bienes menores.

El carácter aparente del poder que el partido-gobierno atribuye al PAN se manifiesta sobre todo en la falta de poder de decisión eficaz, aun con reconocimiento de cierto margen de opinión, y en la falta de un freno incorporado al poder aparente, ya que la cantidad de puestos públicos no atribuidos al partido, no depende de la manera en como los panistas los desempeñan, sino de la voluntad gubernamental de mantener socios en el sistema de perpetuación del grupo faccioso en el poder. La ausencia de todo nexo de proporción entre el esfuerzo político y el resultado fomenta la irresponsabilidad la corrupción impune. Por lo demás, respecto a los Diputados, para opinar sin decidir no es necesario el acceso al Congreso de la Unión.

El comportamiento promovido por la reforma política tiende a debilitar y destruir las conductas y las convicciones indispensables para servir a México.

Los principales aspectos negativos de la LOPPE son los siguientes:

a) Reduce drásticamente el margen de libertad respecto de la participación electoral para asegurar que siempre haya apariencia externa de contienda democrática a través de partidos y asociaciones políticas, con el otorgamiento de registro permanente o provisional.

b) Facilita el control gubernamental de la vida interna del Partido, elimina prácticamente la responsabilidad económica de los miembros de la organización; establece una dependencia inaceptable respecto del gobierno en relación con sus recursos materiales, y aumenta las oportunidades de corrupción por el sistema de subsidio y apoyo económico a partidos y candidatos.

c) Destruye la solidaridad interna del partido por la distinción anticipada entre candidatos triunfantes y candidatos derrotados, en un proceso de selección en que participan, en forma predominante, las autoridades gubernamentales y los interesados por las candidaturas, y se ejercen presiones ilegítimas sobre la dirección del Partido.

d) Con la aceptación de la LOPPE, a pesar del voto panista reprobatorio en la Cámara de Diputados, se consolida el sistema de permanencia perpetua de la facción de poder mediante la atribución de las calidades inmutables de mayoría y minoría.

e) La aceptación práctica de la LOPPE implica el apoyo a un esquema económico contrario a las experiencias de la justicia respecto de las grandes mayorías desposeídas y favorables a los núcleos de riqueza concentrada. Tal esquema socioeconómico supone el fortalecimiento del control político cobre los obreros, campesinos y burócratas; la continuidad indefinida del PRI en el poder; el incumplimiento de normas básicas de seguridad social y de política económica sensata a favor de los grupos de presión empresariales; la domesticación de la oposición y de la crítica y el sometimiento del liderazgo que encabece descontento y protesta. La LOPPE refuerza la concentración y la injusta distribución del poder político, en forma paralela a la injusta distribución de la riqueza a través de la concentración democrática del poder económico.

En el marco de la LOPPE, tiene sentido la participación electoral de quienes consideran tanto la democracia auténtica como la dictadura con apariencia democrática meras oportunidades tácticas para mantenerse en el poder o llegar a él con fines totalitarios. Quien en México trate en serio de contribuir a la instauración de la democracia política y socioeconómica debe negarse a actuar dentro del sistema de la reforma política. Por otra parte, esta actitud decidida fortalecería la responsabilidad ética de quien se atreviera a tomarla porque marcaría claramente la separación frente a los totalitarismos y oportunismos de izquierda y de derecha que integran el sistema de perpetuación de la facción en el poder.

En el transcurso del tiempo, los hechos hacen surgir datos nuevos y descubren con claridad datos antiguos, que deben tomarse en cuenta como elementos de juicio para las decisiones políticas lúcidas y responsables. En este sentido, la decisión en 1978 acerca de la participación electoral del PAN en el marco de la reforma política no puede basarse en razones de 1946, y después del 6 de diciembre de 1969 nunca debió decidirse si se continuaba o no participando con diputados de partido sin tomar en cuenta la experiencia y el testimonio del Lic. Christlieb. "Estos dos hechos innegables (el comportamiento político del régimen y las divergencias... entre mis opiniones y determinaciones, con las de otros dirigentes y miembros de Acción Nacional) demuestran, por un aparte, el fracaso de la línea de conducta política, por la que pretendí llevar a Acción Nacional, y que supone un mínimo de buena fe por parte del grupo en el poder, para tratar con la oposición independiente. situación a la que mediante la amenaza, la violencia y la violación a la palabra empeñada se ha reducido al Partido por parte de un Gobierno, mediante una política de puertas cerradas a la oposición, de presiones, desprestigios, persecuciones y amenazas contra sus miembros, dan la razón, desgraciadamente, a quienes han mantenido no de ahora sino desde hace tiempo, opiniones adversas a la orientación política que trate de imprimir a las actividades del Partido, por creer no sólo que era un cambio constructivo, sino posible... (Carta del Lic. Christlieb -al CEN de Acción Nacional, 20 de agosto de 1968). La idea de un PAN eterno, intemporal y ahistórico, que tiene en sí mismo su razón política suficiente, es obstáculo decisivo en contra de la supervivencia del partido verdadero.

Ahora debe reconocerse como claramente contraria al bien de México y del Partido la participación electoral de Acción Nacional de acuerdo con la reforma política. En la realidad histórica concreta de nuestra Patria, del grupo en el poder y del pan, es importante lograr, por el camino de la actividad electoral, las metas panistas de servicio a México. En Acción Nacional ha sido funesto el descuido de la actividad encaminada a formar y a fortalecer la verdadera identidad panista de los miembros del partido. La falta de educación doctrinal y programática y la desestimación de la congruencia entre la pertenecía formal al pan, por un lado, y la mentalidad política y sobre todo socioeconómica, por el otro, han llevado al Partido a la situación actual. El anticomunismo promovido con métodos comunistas de odio, calumnia y engaño; el conservadurismo fascista y demagógico, la manipulación de la religión, el materialismo de los que acuden al espíritu para defender injustamente el dinero, son dentro de Acción Nacional, frutos naturales del abandono de la educación política, que fue causa sincera del PAN original.

A la falta de identidad panista plena de una mayoría de miembros de Acción Nacional corresponde la falta de representatividad verdaderamente panista de un enorme número de candidatos de Acción Nacional, Las exigencias de totalidad cuantitativa de la participación electoral han bajado, desde hace bastante tiempo, los requisitos de calidad de los candidatos. El nivel lamentable de la mayoría de los miembros de las diputaciones panistas es una confirmación patente del problema. Frente a esta realidad, hay que ponderar la grave inmoralidad objetiva de engañar al pueblo con la presentación de candidatos ineptos, aunque la consoladora absolución subjetiva de los promotores se base en la certeza de que la casi totalidad de los candidatos no llega, y que los que llegan muy pocos actúan.

La importancia decisiva que el PAN debe atribuir a la formación de las conciencias, a la orientación de la opinión pública, en suma a la tarea de educación democrática, impone la obligación de insistir en la doctrina y en los programas, sobre todo socioeconómicos, del partido, sin ceder a la tentación demagógica de obtener simpatías y votos mediante la explotación y el halago de egoísmos y mezquindades. Los principios acerca de la propiedad, aspecto fundamental del pensamiento oficial del pan, pero no de todos sus miembros, son un ejemplo que puede ayudar a comprender la gravedad de la crisis del partido provocada por la ignorancia y la reprobación del pensamiento del pan. Puede considerarse la síntesis siguiente:

En las relaciones de los seres humanos entre sí, a propósito de los recursos económicos del principio supremo, no es el de la propiedad privada ni de la propiedad pública, sino el del destino universal de los bienes materiales. Todos los bienes materiales están destinados al uso de todos los hombres y de todos los pueblos para la satisfacción justa de las necesidades humana. El destino universal de los bienes debe cumplirse a través de las formas diversas de propiedad, individual y colectiva, privada y pública, cuya relación o proporción complementaria debe establecerse de acuerdo con las variaciones de exigencias concretas del bien común en cada país, en las regiones internacionales y en el mundo. Es natural la exigencia justa de cierto dominio individual y privado sobre los bienes materiales para garantizar la libertad responsable y la productividad adecuada, pero ninguna organización histórica concreta de la propiedad privada es naturalmente inmutable o de derecho natural. Las formas concretas de propiedad privada y pública, individual y colectiva, deben sujetarse a una constante revisión de acuerdo con los requerimientos de la justicia en instituciones históricas diversas, y a través de procedimientos democráticos y legítimos. Hay que preguntar siempre que las situaciones de hechos diversos regímenes de propiedad permiten y facilitan el cumplimiento del destino universal de los bienes o, por el contrario, lo bloquean y hacen imposible. De acuerdo con esos principios, una sociedad que busca la justicia debe promover la propiedad basada en la prestación económica y en la solidaridad humana, y rechaza la propiedad y el ingreso que carecen de causa justa y de fin compatible con el bien común, y se transforma en poder paralelo -económico, político, de publicidad o propaganda- para obtener y conservar privilegios.

El PAN necesita con urgencia algo que no se quiere realizar: renunciar al activismo destructor, retomar con humildad a las fuentes intelectuales y morales que dieron origen a Acción Nacional, volverse sobre sí mismos para analizar su capacidad de respuesta a las exigencias de México. La entrega al activismo electoral, sobre todo en el marco de la LOPPE, se opone a esta entrevista sincera del PAN consigo mismo, de la que no deben excluirse las cuestiones referentes a la justificación de la supervivencia del PAN o la viabilidad y licitud del partido político como medio aceptable de servicio a México en la situación actual. Dado el caso, el daño a México y a los propios miembros del PAN no debería ser el costo pagado para que sobreviviera Acción Nacional.

Acción Nacional debe considerar que su aportación positiva fundamental para el bien de México consiste en la formación e integración organizada de dirigentes y miembros del partido, impulsados por las convicciones políticas y socioeconómicas de los principios y los programas y con una conducta congruente, que de acuerdo con lo anterior, promueva la conciencia y la actividad del mayor número posible de mexicanos mediante tareas adecuadas y diversificadas. Esta aportación, que se sigue de la misma esencia del partido, debe examinarse tanto en su posibilidad como, en su caso, en las modalidades de realización. En contra de la tarea señalada se interponen, entre otros obstáculos, simplificaciones y frases arrancadas de su contexto intelectual e histórico. El PAN, partido democrático en ambiente; no debe negarse de admitir la oprobiosa posibilidad, en trance de realización, de que el ambiente desgaste peligrosamente al partido y lo inserte en esquemas injustificables. Además, al afirmar que no se puede pasar el voto inexistente al voto respetado se menciona una de las condiciones esenciales de respeto al voto, pero no se pretende sostener que basta con el voto que existe para lograr el respeto por parte del grupo en el poder, como le consta al partido. En relación con lo anterior, hay que señalar que no se deja al pueblo sin opción de poder cuando el partido se abstiene de participar, si la participación no es medio adecuado para llegar al poder. Si no se trata de opción de poder para el pueblo en el ejercido de gobierno, no es indispensable la participación electoral. Tampoco tiene sentido sostener que el pan, como partido político, no puede dejar de participar en elecciones.

Precisamente lo que debe estar a discusión es la viabilidad del partido político como medio para el bien de México en la situación real. La inercia activista, sin capacidad de crítica ni de distanciamiento ordenador para un profundo cambio interno hará que, con toda certeza, un voto por el pan, no sea un voto por México. Acción Nacional debe concebirse siempre como un instrumento para el fin valioso de servir al bien de México, un medio subordinado a la realización de aportaciones positivas para nuestra patria. No tiene sentido la subsistencia del PAN si no se está siempre bajo la influencia determinante de la aportación positiva de México.

 

Fuente: Revista Proceso. Número 75, 10 de abril de 1978.