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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1971 Mensaje a los Gobernadores de los Estados y Territorios

Luis Echeverría, 4 de Junio de 1971

Muy estimado señor Gobernador:

Transcurridos seis meses desde que se inició mi gestión al frente del Ejecutivo hederal, me es grato dirigirme a usted, como a todos los señores Gobernadores de los Estados y Territorios de la República, ccnr objeto de invitarlos, del modo más amistoso, a coordinar aún más estrechamente la acción administrativa en beneficio de nuestros compatriotas.

El federalismo es fundamento de nuestra organización política y consecuencia de una larga experiencia histórica. Soy respetuoso de la soberanía de los Estados y considero que su fortalecimiento es indispensable para el perfeccionamiento de nuestra democracia. I.a distribución constitucional de atribuciones entre el Gobierno Federal y los Gobiernos de los Estados, lejos de ser un factor de dispersión ha sido, y deberá seguir siendo, principio de integración de nuestra nacionalidad.

Durante mi campaña política y en estos seis meses de Gobierno, he escuchado con la mayor atención las demandas populares y las opiniones de los sectores económicos y sociales. Al observar los múltiples y, en ocasiones, graves problemas que afronta el país, he comprobado la necesidad de armonizar todos los esfuerzos a fin de acelerar el desarrollo y distribuir el fruto de nuestro trabajo ion mayor justicia.

El progreso de la República depende del mejoramiento de las entidades que la forman. "Todo cuanto hace el Gobierno de la I1nión se realiza merced al aporte de sus entidades y cuanto astas reciben es resultado del esfuerzo de sus habitantes y también del que desarrollan los mexicanos de otras regiones del país. Nuestro sistema federal es, así, expresión de solidaridad nacional.

Los Ejecutivos de los Estados, como el de la Federación, participamos de una ideología común y hemos sido electos conforme al programa de la Revolución Mexicana. Este hecho nos compromete aún más a realizar de modo congruente y coordinado nuestros objetivos de Gobierno. Nos obliga a evitar contradicciones y a confirmar con hechos los principios que proclamarnos y que nos valieron el voto de los ciudadanos.

El principio de cohesión que el federalismo supone, se fortalece en nuestro país por la identidad de propósitos que perseguimos. "Todos tenemos el deber de entregarnos a nuestras tareas con la más decidida pasión de servicio y de emplear nuestra imaginación en la búsqueda de soluciones que no son fáciles de encontrar. Todos estamos, también, obligados a crear un clima de concordia en nuestras respectivas jurisdicciones, a encauzar la actividad ciudadana y a salvaguardar la paz pública mediante el trabajo, la sana administración, la atención oportuna de las necesidades populares. el cumplimiento estricto de las disposiciones legales y el establecimiento de normas de equidad que rijan las relaciones entre los grupos y los individuos.

Los recursos económicos de que disponemos son frecuentemente desproporcionados respecto de las carencias a que debemos hacer frente. Necesitarnos, por ello, suscitar la cooperación de la comunidad en la resolución de sus problemas y la mejor utilización del trabajo humano, que es el más abundante capital de que disponemos.

Concedo la mayor importancia a la coordinación de esfuerzos para mejorar la situación de la vivienda obrera y campesina, a la reserva y dotación de tierras para éste y otros fines sociales, a las promociones tendientes a la conservación de los sitios históricos y de las tradiciones culturales, al fomento de las artesanías y, en general, a toda acción tendiente a elevar la conciencia cívica y a convertirla en factor de superación personal y colectiva.

La Federación y los Estados debemos tener como objetivo prioritario el fortalecimiento de maestro régimen municipal, con base en el respeto a su libertad política y a su autonomía económica. Tal como lo dispuso el Constituyente de 1917, los municipios han de converitrse en núcleos de desarrollo y en promotores eficaces del progreso de la comunidad, ya que son la célula a partir de la cual crece nuestra democracia política y económica. La participación de los ciudadanos en la gestión de los asuntos municipales asegurará que a los Ayuntamientos lleguen los hombres más dispuestos a servir al pueblo y más capaces para dirigr su entusiasta cooperación.

Parte importante de nuestra tarea son las frecuentes giras de trabajo por las diversas regiones de cada entidad que los mandatarios debemos hacer tanto para vigilar el desarrollo de los programas de Gobierno, como para recibir las demandas y sugestiones de los distintos sectores de la población. Esta labor nos mantiene en estrecho contacto con la realidad social y con quienes han depositado en nosotros una confianza que no debemos desmerecer.

Muchas son, además, las acciones conjuntas que la Federación y los Estados podemos emprender, de acuerdo con los principios constitucionales. Debemos, por ejemplo, redoblar nuestro empeño para suprimir definitivamente las alcabalas, ahora que se ha robustecido la participación fiscal de las entidades federativas y de los municipios. Sus erarios pueden todavía acrecentarse, cuidando siempre que se cumplan los requisitos establecidos en el pacto federal y las normas de las convenciones nacionales en la materia, a fin de favorecer una mayor coordinación impositiva, evitar discrepancias y mejorar substancialmente los métodos de recaudación.

En cada localidad es preciso fomentar la higiene como hábito individual y colectivo, unificar esfuerzos para atacar problemas tales como el abastecimiento de agua potable, la dotación de alcantarillado, la construcción de campos deportivos y sitios de recreo, la conservación de suelos y de los recursos naturales, el cuidado de los bosques y la lucha contra la contaminación de las aguas. Todo cuanto hagamos para mejorar el ambiente y prevenir la enfermedad, multiplicará los recursos con que contamos para proveer la asistencia médica y será fundamento de una sólida política de salud pública.

El Gobierno de la República ha promovido diversas reformas a la legislación penal y el Congreso de la Unión aprobó recientemente una Ley de Normas Mínimas que, por medio de convenios que salvaguardan la soberanía de las entidades federativas, permite la unificación del sistema penitenciario. Se abre pues un nuevo campo de cooperación en el que, en ejercicio de nuestras respectivas atribuciones, debemos emprender una amplia reforma tendiente a la prevención de la delincuencia y a la rehabilitación de los sentenciados, por la educación y el trabajo, para lograr su cabal incorporación a la socidad.

Reviste particular importancia el esfuerzo que los Gobiernos de los Estados y Territorios desarrollan en la construcción de carreteras. No escapan a su consideración la necesidad de mantener en buenas condiciones las vías de comunicación que se encuentran a cargo de las juntas locales de caminos, a fin de que sea más eficaz el servicio que prestan para el transporte de bienes y personas y su contribución al abaratamiento del costo de la vida. Es menester, por tanto, que dichos organismos cuenten, por la entrega puntual de las aportaciones, con los recursos necesarios para llevar adelante sus programas de conservación y de ampliación.

Las normas jurídicas que rigen al sistema nacional educativo facilitan singularmente la cooperación entre los distintos niveles de Gobierno. La Federación está auspiciando una mayor descentralización de sus servicios, con el fin de establecer verdaderos planes estatales de desarrollo educativo que eviten dispendios y duplicaciones innecesarias. Corresponde a las autoridades estatales y municipales, en primer término, incrementar la responsabilidad directa de los beneficiarios de la educación tanto en la construcción y mantenimiento de los establecimientos docentes, como en el impulso a una profunda Reforma Educativa.

Por lo que hace a los estudios de nivel superior, estimo oportuno recordar que el Gobierno Federal ha manifestado su decisión irrevocable de mantener y acrecentar la libertad de las instituciones de educación superior. Sin apartarse de su invariable respeto hacia la soberanía de los Estados, ha externado también su criterio en el sentido de que los Poderes públicos deben abstenerse de intervenir en el régimen men interno de las universidades y de los institutos técnicos, tanto de los que han conquistado su plena autonomía, como de los que gozan de otros niveles de libertad académica y administrativa.

La Ley de Reforma Agraria busca acelerar el reparto de la tierra y mejorar la organización de los sistemas productivos con plenas garantías para el ejido y la pequeña propiedad. Establece responsabilidades acargo de los Gobiernos de los Estados y plazos muy precisos para cumplirlas. Debemos compartir nuestra vigilancia a fin de que no subsistan formas abiertas u ocultas de latifundismo y propiciar, por todos los medios a nuestro alcance, la paz, el progreso y la justicia en el campo.

Es frecuente que en las asambleas sindicales se solicite públicamente que la aplicación de las normas que rigen las relaciones obrero-patronales sea de la competencia exclusiva de las autoridades federales. Juzgan muchos representantes del trabajo que las juntas municipales y locales de conciliación se encuentran sujetas a la influencia de intereses contrarios a la clase obrera. Con bbjeto de volver realmente fecunda la distribución de jurisdicciones en esta materia, considero vital la correcta aplicación de las disposiciones laborales, dentro del espíritu revolucionario definido por nuestra Constitución.

Por todas estas razones, considero muy importante que establezcamos un diálogo más intenso a fin de resolver problemas que exigen nuestra mutua participación. Las necesidades de nuestro pueblo no tienen fronteras. El federalismo es la forma que ha tomado nuestra democracia para mejor representar y servir a los habitantes del territorio nacional.

Aprovecho esta oportunidad para hacerle llegar una relación que contiene los datos relativos a la inversión pública federal autorizada para el año en curso. Le quedaré muy reconocido por cualquier observación que desee hacerme sobre el desarrollo de esas obras y, en general, sobre las labores que llevan a cabo en el Estado las dependencias del Ejecutivo Federal. Espero que, por éste y otros caminos que usted tenga a bien proponerme, encontraremos fórmulas cada vez más eficaces de cooperación.

Tengo la certeza, señor Gobernador, que esta comunicación abrirá nuevas y más fecundas perspectivas a nuestras relaciones de trabajo y de servicio, en provecho de su Estado y de nuestra Patria.

Lo saluda muy cordialmente.