Santiago de Cuba. Julio 26 de 1964
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN LA CONCENTRACIÓN EN CONMEMORACIÓN DEL ONCENO ANIVERSARIO DEL 26 DE JULIO, EFECTUADA EN LA CIUDAD DEPORTIVA DE SANTIAGO DE CUBA, EL 26 DE JULIO DE 1964
Distinguidos invitados;
Familiares aquí presentes de los compañeros caídos en el asalto al Cuartel Moncada y en la lucha por el triunfo de la Revolución;
Obreros;
Campesinos;
Orientales;
Cubanos:
Nunca la ciudad de Santiago de Cuba, nunca esta indómita provincia había congregado una multitud tan enorme como esta.
Cuando en la mañana del 26 de julio avanzábamos hacia el Cuartel Moncada pensábamos en otras cosas, pensábamos en los combates que tendríamos por delante, en la lucha, en las tareas a realizar cuando la Revolución triunfara. Lo que no pensábamos era que, 11 años después de aquella mañana, una multitud como esta se reuniría para conmemorar aquella fecha (APLAUSOS). Los hombres, cuando van a la lucha, cuando van al sacrificio, no piensan en las conmemoraciones; los hombres cuando van a la lucha por lo general no piensan en que llegará el día en que tendrán la oportunidad de ver el instante en que el pueblo se reúna para celebrar sus triunfos.
Pero las conmemoraciones son el resultado de la lucha, las conmemoraciones son el resultado del esfuerzo y de la batalla del pueblo por su destino, las conmemoraciones son un resultado. Y de todas formas, para nosotros, para todos los hombres que han luchado y que han contribuido a esas victorias, para los dirigentes de la Revolución, es un motivo de satisfacción muy honda contemplar un espectáculo como este, porque esto significa, esto quiere decir — y esto no se puede preparar, esto no se puede inventar, esto no puede ser un producto de la fantasía (APLAUSOS); y, si no nos equivocamos, son hombres de carne y hueso, hombres y mujeres de carne y hueso los cientos de miles de ciudadanos que se reúnen aquí en la tarde de hoy (APLAUSOS)— y eso quiere decir que el pueblo viene a dar su apoyo, su reconocimiento y su fuerza a este proceso, a esta historia que comenzó a escribirse en esta misma ciudad de Santiago de Cuba aquella mañana del 26 de julio (APLAUSOS).
Pero ese apoyo no es el resultado simplemente de la admiración del pueblo, no es simplemente el reconocimiento justísimo hacia aquellos que dieron su vida por la causa de su pueblo; es el resultado de toda esa lucha, son los frutos de ese sacrificio.
Alguien — tengo entendido que un periodista de los que nos visitan— conversó con un compañero y le dijo que le interesaba analizar este problema, que le interesaba saber o conocer cuáles eran las causas de “esa atracción del señor Castro o que las multitudes sentían por el señor Castro” (EXCLAMACIONES). En realidad bien saben ustedes perfectamente bien que nosotros seríamos incapaces de imaginarnos que este fenómeno se deba a una cuestión de atracción personal por parte de nadie (APLAUSOS). Y la respuesta, la única respuesta de esa atracción, que no es del señor Castro, sino que es de la Revolución (APLAUSOS), hay que buscarla en la historia de las leyes que la Revolución ha hecho (APLAUSOS), porque si quieren encontrar la respuesta, la respuesta no está en nadie, ni en el carácter de nadie, ¡no! La respuesta está en la obra de la Revolución (APLAUSOS). Porque no se trata de un pueblo de fanáticos (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”), sino de un pueblo de hombres y mujeres que piensan (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) y que sienten (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”), hombres y mujeres en que pensamiento y sentimiento es una sola cosa.
No es este un pueblo habituado a rendirle culto ni a rendirle pleitesía a nadie. Era, por el contrario, un pueblo que había sido engañado tantas veces que prácticamente no creía en nadie (APLAUSOS). Y lo difícil era, precisamente, que el pueblo tuviera fe en algo; lo difícil era que el pueblo creyera. Y la mañana del 26 de julio, cuando esta historia entró en su fase más dramática, nosotros éramos desconocidos para el pueblo.
Ha sido el resultado de esta lucha en la que nosotros participamos, han sido los hechos los que han despertado la fe del pueblo. No fueron las palabras, no fueron las personalidades. ¡Fueron los hechos! (APLAUSOS.) Y en los hechos, en los hechos es donde hay que buscar la explicación.
Pero para nosotros, para todos nosotros los dirigentes de la Revolución, para todos los combatientes de la Revolución, es un motivo de profunda satisfacción el juicio del pueblo, la forma en que el pueblo juzga los hechos y la forma en que el pueblo juzga, no lo que estamos haciendo nosotros, sino lo que estamos haciendo todos: ¡el pueblo y nosotros! (APLAUSOS.)
Es que la Revolución, la Revolución no es la obra de un hombre ni de un grupo de hombres. La Revolución es la obra de un pueblo. Y esto que estamos haciendo hoy en nuestra patria, bien o mal, mejor o peor (EXCLAMACIONES DE: “¡Mejor!”), es la obra de un pueblo, es la obra de todos nosotros (APLAUSOS).
¡¿Que hay un Gobierno Revolucionario?! ¿Y por qué hay un Gobierno Revolucionario? (EXCLAMACIONES.) ¿Es que acaso nosotros salimos de los cuarteles? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Es que nosotros éramos “gorilas” que dimos un golpe de Estado (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”), y que un día nos alzáramos con las armas de la república para derrocar un gobierno constitucional? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Es que nosotros estamos en el poder porque salimos a comprar votos por toda la república? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Es que nosotros estamos en el poder acaso porque tuviéramos una maquinaria política? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”)
Y entonces, ¿por qué hay un Gobierno Revolucionario en el poder? ¿Y cómo podría haber llegado al poder ese Gobierno Revolucionario sin el pueblo? ¿Y cómo habría podido resistir y mantener el poder ese Gobierno Revolucionario sin el pueblo? (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS.)
Hay algo, hay algo que tienen las revoluciones, y es lo que enseñan, lo que se aprende en las revoluciones, lo que hemos aprendido nosotros y lo que podrían aprender muchos con nuestra experiencia.
Y algunos se preguntarán cómo se sostiene el Gobierno Revolucionario. Nuestros enemigos, nuestros detractores, los que incesantemente y por todos los medios calumnian a la Revolución, no alcanzarían a explicarse por qué existe el poder revolucionario en Cuba a pesar del odio de los imperialistas (EXCLAMACIONES DE: “¡Porque el poder es del pueblo!”) ¡Porque el poder es del pueblo!, como ha respondido un hombre del pueblo (APLAUSOS). ¡Porque el poder es la fuerza del pueblo!, ¡porque el poder son las armas del pueblo! (APLAUSOS.)
¿Qué explicación les podrán dar a los incautos, a los creyentes? Y se imaginarán gentes llenas de miedo, se imaginarán gentes llenas de pánico.
No niego que hay gentes con miedo (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¡Sí! (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¡Sí! (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¡Sí! (EXCLAMACIONES.) Si me dejan explicarles, si me dejan explicar, ustedes verán cómo nos ponemos de acuerdo (EXCLAMACIONES). Díganme, ¿los gusanos no tienen miedo? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¡Ah, ya ven! Eso es lo que yo quería decir (EXCLAMACIONES).
¿Quiénes son los que tienen derecho a tener miedo? (EXCLAMACIONES DE: “¡Los gusanos!”) Los agentes de la CIA (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”), los explotadores (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”), los enemigos de la Revolución (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”), tienen miedo, sí. ¿Y qué culpa tenemos nosotros de que ellos tengan miedo?
Y es claro que cuando el país ha tenido que librar una lucha de vida o muerte contra el imperialismo yanki; cuando el país ha tenido que defenderse de tantas amenazas; cuando el país ha visto morir a docenas de hijos como los que murieron cuando el criminal sabotaje de “La Coubre”; cuando el país ha escuchado la noticia de un maestro asesinado, de un alfabetizador asesinado; cuando el país ha tenido que escuchar la noticia de una fábrica destruida, de obreros que han perdido su vida en actos de sabotaje; cuando el país recuerda la batalla de Girón, cuando recuerda las mujeres y niños asesinados por los bombarderos yankis con insignias cubanas; cuando el país recuerda los hijos de la clase obrera y de los campesinos que han dado su vida, que han perdido su vida en manos de la contrarrevolución, en la lucha contra las bandas contrarrevolucionarias armadas por la CIA, cuando comprende eso, es lógico que se indigne y es lógico que no vaya a tratar con guante de seda a sus enemigos (EXCLAMACIONES DE: “¡No!” ).
Y, desde luego, los que quisieran arrebatarle al pueblo sus derechos, los que quisieran arrebatarle al pueblo la justicia, los que apoyados en el extranjero, apoyados en los enemigos de la patria, quisieran volver a establecer aquí el régimen miserable de explotación que había, y para ello están dispuestos a asesinar y a matar, aquellos que piden la intervención del país y la invasión del país, aquellos que piden un baño de sangre para el país, no pueden esperar que los tratemos con guante de seda (EXCLAMACIONES DE: “¡No!” Y DE: “¡'Paredón, paredón!”).
Y, claro, no negamos eso, que para los enemigos del pueblo no hay derechos, para los enemigos del pueblo no hay seguridad, para los enemigos de la Revolución no puede haber felicidad en medio de la Revolución (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”).
Claro está que si esa minoría de privilegiados y de explotadores no hubiese contado con el estímulo y el apoyo de los gobiernos norteamericanos, no habrían abierto ni la boca, porque no se habrían atrevido nunca a desafiar la voluntad y el destino del pueblo, no se habrían atrevido nunca a desafiar al pueblo, pero se llenaron de ilusiones, se llenaron de esperanzas y creyeron que esto era cuestión de unos días. Al principio creyeron que era cuestión de unos días, después creyeron que era cuestión de unos meses, y después parece que han creído que es cuestión de unos años, pero parece que va a ser cuestión de unos siglos, como decía alguien (APLAUSOS).
Claro está que la Revolución ha establecido sus leyes y juzga y castiga de acuerdo a esas leyes. Los hombres de la Revolución no torturan, los hombres de la Revolución no asesinan, los hombres de la Revolución hacen leyes, y con arreglo a esas leyes, juzgan y sancionan, pero, además, asumimos ante la historia la responsabilidad de nuestros actos (APLAUSOS).
Y bien puede decirse que esta Revolución ha sido más bien generosa, que esta Revolución tan calumniada por sus enemigos imperialistas y por los reaccionarios no ha tenido nada de cruel, y que posiblemente, si se tiene en cuenta la circunstancia en que hemos tenido que defendernos, de cualquier cosa menos de cruel se podría acusar a la Revolución. Porque ahí está el ejemplo de aquellos mercenarios que nos invadieron en Playa Girón, aquellos traidores desalmados. Ahora han aparecido los libros ya y los documentos y los escritos en que queda probado de una manera ya que nadie lo discute, cómo eran vulgares agentes contratados por la CIA, pagados por la CIA y arrojados por la CIA contra su patria; miserables traidores que recibían sueldo de una potencia extranjera. Y creo que en cualquier parte del mundo, aun sin revolución, la pena que se les aplica a esa gente es la pena capital (APLAUSOS).
Y no puede decir nadie, ¡nadie! —porque hicimos más de 1 000 prisioneros—, y no puede decir nadie que recibieron ni una bofetada, no puede decir nadie que fue asesinado uno solo e, incluso, ¿quiénes fueron sentenciados con las penas más severas? Los Calviño y compañía, los que tenían unos cuantos asesinatos sobre sus costillas y además habían venido en la invasión. Y los demás bien se merecían la pena que se les aplica a este tipo de gente en cualquier parte del mundo.
¿Por qué no lo hizo la Revolución? Sencillamente porque no era necesario; los habíamos aplastado y no era necesario. La Revolución aplica el castigo como una cuestión vital, como una necesidad vital, porque en esta lucha a muerte entre el pueblo y sus enemigos, si alguien ha de morir que mueran primero los enemigos del pueblo (APLAUSOS).
Pero este principio, esta ley de las revoluciones no se aplica sino cuando es un problema o una necesidad vital para la Revolución. El que asesina maestros no puede pensar en escapar, el que asesina alfabetizadores, el que asesina obreros, campesinos, administradores, los que quieren destruir la riqueza del pueblo no pueden aspirar a escapar. Y la Revolución tiene que aplicarles un castigo ejemplar.
Los que se alquilan a la CIA no pueden pensar en escapar, porque la Revolución no puede tener mano blanda con todos esos señores, y tienen que saber qué es lo que les espera. ¿Por qué? Porque el pueblo tiene que defenderse. Y, por eso, los que no tienen la conciencia tranquila, los enemigos del pueblo, en esta Revolución —como en cualquier revolución que haya habido hasta hoy— no pueden sentirse tranquilos.
Y no es lo mismo, no es lo mismo luchar contra los opresores, luchar contra los explotadores, que luchar en favor de los opresores y en favor de los explotadores. Y esa es la diferencia que hay entre ayer y hoy. Ayer luchábamos contra los enemigos del pueblo, contra los explotadores del pueblo, por eso contábamos con el pueblo. Hoy luchamos desde el poder también contra los mismos, contra los enemigos del pueblo, contra los explotadores del pueblo, por eso hoy, lo mismo que ayer, contamos con el pueblo (APLAUSOS).
Y ese es el fenómeno que cuesta trabajo entender a los que no saben lo que es una Revolución. Y lo que es una Revolución no hay que decirlo aquí, porque ustedes lo saben perfectamente bien. Y, sin ir más lejos, lo que es una Revolución se prueba en esta misma provincia, donde hace apenas nueve meses un devastador ciclón causó enormes estragos, una provincia que fue virtualmente devastada por el ciclón; y aparte de las dolorosísimas pérdidas de vidas, se perdieron enormes recursos, grandes pérdidas materiales tuvieron también lugar; todas las comunicaciones por carreteras, por caminos, por ferrocarril, fueron prácticamente destruidas. Y, sin embargo, ahora en este 26 de julio, nueve meses después, nadie podría encontrar una prueba de que por aquí pasó aquel ciclón. En cuestión de semanas todas las carreteras fueron reconstruidas, igual que las vías férreas.
Los enemigos de la Revolución en el extranjero estaban jubilosos, decían: “¡Ya, ya se arruinó la Revolución!” (SE ESCUCHA UNA VOZ: “¡El pueblo trabaja!”) Pero el pueblo trabaja (APLAUSOS), pero el pueblo trabaja, como dijo ese trabajador, el pueblo lo ha reconstruido todo. No quedó ninguna víctima desamparada, no quedó un solo niño huérfano, no quedó una sola familia arruinada.
Si ese ciclón hubiese tenido lugar en los tiempos pasados, ¿qué habría sido de esta provincia de Oriente? Si no llega a ser por el esfuerzo de nuestro Partido, que evacuó a decenas y decenas de miles de personas de los lugares de peligro, ¿cuántas vidas se habrían perdido en esta provincia? Si no llega a ser por el esfuerzo extraordinario de nuestras Fuerzas Armadas, y en especial de nuestros pilotos, ¿cuántos niños y cuantos ancianos y cuántas personas habrían perecido de hambre y de enfermedad? Si no hubiese sido por el esfuerzo que realizó el Ministerio de Salud Pública, ¿cuántas epidemias no se habrían desatado? Y si no hubiese sido por el esfuerzo de nuestro Ministerio de la Construcción, si las cosas se hubiesen hecho al ritmo del pasado, todavía estarían incomunicadas las carreteras. Y entonces habrían empezado a aparecer unos créditos para damnificados del ciclón, y los políticos se los habrían metido en el bolsillo. Eso me lo recordó ahora un hombre del pueblo cuando dijo que “se habrían hecho millonarios” (APLAUSOS). Y hay que averiguar cuántos se han hecho millonarios aquí en la provincia (EXCLAMACIONES DE: “¡Nadie!”), cuántos miembros de nuestro Partido, cuántos dirigentes de nuestro Partido aquí en la provincia, qué secretario de cualquier comité, qué presidente de la JUCEI se ha hecho una cuentecita en el banco (EXCLAMACIONES DE: “¡Ninguno!”). Posiblemente si les registran los bolsillos no les encuentren ni un centavo siquiera (APLAUSOS).
Eso es la Revolución.
A las familias que se les condonaron los créditos, aquellos campesinos a quienes se les condonaron los créditos según el daño que les hubiese hecho el ciclón, ¿a cuál de ellos les pidieron el voto? (EXCLAMACIONES DE: “¡A ninguno!”) ¿Y a qué familia de las que fueron asistidas en los hospitales le pidieron un compromiso? (EXCLAMACIONES DE: “¡A ninguna!”) ¿Y a qué familia que le reconstruyeron la casa le pidieron el voto? (EXCLAMACIONES DE: “¡A ninguna!”) Y eso lo sabe el pueblo.
¡Esa es la diferencia entre el ayer y el hoy, esa es la diferencia entre la politiquería corrompida y corruptora y la Revolución! (APLAUSOS.)
¿Y quién lo sabe mejor que ustedes?
¿Quiénes salían aquí representantes?, ¿quiénes salían aquí senadores? ¿Era el cortador de caña? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿El obrero de obras públicas? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿El campesino humilde? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) Si revisamos todos los libros de la historia de Cuba, no encontramos un solo caso de un solo campesino, de un solo obrero —excepto en aquellos casos en que surgían de las filas obreras en un partido obrero, (y esa es la única excepción que podemos hacer, y si se quiere algunas otras excepciones, pero muy pocas, pero muy pocas)—, no veíamos el caso de un genuino obrero, de un genuino campesino en la Cámara de Representantes.
En todos aquellos partidos burgueses, ¿a quién veíamos en la Cámara y en el Senado? ¿A quién? Aquí hay muchos entre ustedes que tienen, por ejemplo, 40 años, tienen que haber vivido, por lo menos, 25 años con uso de razón política. ¿Quién salía senador? ¿Quiénes? (EXCLAMACIONES DE: “¡Los ricos, los explotadores!”) Los terratenientes, los millonarios o los abogados de los monopolios y de las grandes industrias, los ricos, los explotadores. ¿Qué gobierno del pueblo era aquel? ¿Hay alguno entre ustedes que crea realmente que alguna vez el pueblo tuvo un gobierno suyo? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Y qué había? (EXCLAMACIONES DE: “¡Ladrones!”) Había descarados, ladrones, que se llevaban hasta el dinero de la comida de los enfermos en los hospitales. Y cuando un hombre o mujer del pueblo iba a un hospital, le pedían la cédula electoral, y cuando había que darle una medicina cara se morían. Y hay muchos casos de enfermos que tenían que ponerse un tratamiento contra el tétano y se morían si no tenían dinero para pagar las medicinas. Y los enfermos dormían en el suelo.
Y, ¿quiénes tenían oportunidad de estudiar? (EXCLAMACIONES DE: “¡Los ricos!”) ¿Qué oportunidad tenía de estudiar un niño en las montañas? (EXCLAMACIONES DE: “¡Ninguna!”) ¿Qué oportunidad tenía de estudiar un niño en los campos; qué oportunidad tenía el hijo de un obrero, de un campesino de ir a un instituto o de ir a una universidad? ¡Qué sistema miserable era aquel! Sistema de privilegios, de ladrones, y para privilegiados.
En realidad, casi, casi yo no tendría que pararme aquí a hablarle a esta multitud. Porque cualquiera de ustedes se puede parar aquí y decir las mismas cosas, y todavía casi sería mejor que las dijeran ustedes (APLAUSOS).
Y, en fin, en realidad nosotros aquí, aquí hoy tenemos muchos visitantes, como siempre, de todas partes. Al principio los actos eran para hablarle al pueblo, hoy en parte también se reúne el pueblo y se le habla al pueblo. Pero principalmente los actos ahora son para que razonemos y meditemos entre el pueblo y nosotros, y para que les hablemos a nuestros visitantes (APLAUSOS).
Y nosotros lo que queremos —porque nosotros aquí no nos vamos a convencer de nada, nosotros estamos convencidos— es que nuestras experiencias, que el fenómeno de nuestra Revolución sea comprendido; nosotros queremos ayudar a que el fenómeno de esta Revolución sea comprendido.
Naturalmente, algunas cosas voy a decir para el pueblo porque siempre hay algunos temas de actualidad que hay que tratar (EXCLAMACIONES DE: “¡Los problemas de la OEA!”). Los problemas de la OEA, el problema de la Base y todos esos problemas (APLAUSOS), el problema de las declaraciones públicas que le hicimos a un periodista norteamericano. Es decir que hay problemas que tratar.
¿Problemas de orden interno? Bueno, yo creo que ustedes mejor que nadie saben el esfuerzo que se está haciendo; ustedes lo saben (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”). Y saben que si no se hace más, no es porque no queramos hacer más, porque yo no sé dónde está el vago aquí en el Gobierno Revolucionario que no quiere hacer más. Y en realidad ustedes saben que cuando no se hace más es porque no se puede (APLAUSOS).
Pero no nos consolamos con eso, estamos inventando para ver cómo podemos hacer más. Nosotros sabemos los problemas que hay, las cosas que más pide el pueblo, el pueblo pide casas, por ejemplo, es una de las cosas que más pide. Entonces nosotros tenemos que ponernos a inventar cómo vamos a resolver ese problema, cómo ampliamos nuestra capacidad de producción de cemento y de los materiales para resolver ese problema; cómo ponemos al pueblo a hacer casas. Porque nosotros hemos visto que mucha gente dice: “Si tuviéramos los materiales hacíamos una casa” (EXCLAMACIONES).
Porque lógicamente los obreros de Obras Públicas... Si sacamos de la caña para Obras Públicas más obreros, no podemos cortar la caña; si los sacamos de la agricultura para ese trabajo, no podíamos desarrollar la economía; pero, además, muchos obreros están construyendo carreteras, muchos están construyendo fábricas. Y el número de casas que podemos construir no nos alcanza, ni nos alcanza el número de obreros, ni nos alcanzan los materiales.
¿Qué tenemos que hacer? Desarrollar la industria de materiales de construcción y, entonces, además de las casas que se construyen todos los años por el Ministerio, como las casas que se van a construir en Santiago todos los años con la fábrica de casas que nos envió la Unión Soviética (APLAUSOS), ahora tenemos una fábrica de hacer casas y que construirá como de 1 500 a 1 700 casas. Si tuviéramos 30 fábricas de esas podríamos construir unas 40 000 a 45 000 casas, y si tuviéramos 50, de 70 000 a 80 000 casas. Nosotros no tendremos 50 fábricas de hacer casas hasta dentro de seis, siete u ocho años, porque si nos dedicamos nada más que a comprar fábricas de hacer casas, entonces no podríamos comprar petróleo, equipos, harina para el pan, materias primas para la industria; es decir que no podemos comprar 70 fábricas y decir: vamos a resolver el problema de las casas, porque en la economía los problemas no se pueden resolver así. Iremos comprando fábricas de casas; llegará el día en que con muy pocos obreros podamos hacer 50 000 ó 100 000 casas todos los años, pero ahora ni tenemos las fábricas, ni tenemos los materiales. Una solución intermedia: podemos ir desarrollando la industria de materiales, las fábricas de cemento, las canteras para piedras y hacer bloques, como esas dos casitas que están en exhibición que son muy bonitas, y producir los materiales de manera que con la participación del pueblo, dando los materiales o vendiendo los materiales, según el caso, o dándoles facilidades para que los paguen, poder disponer de esos materiales para que muchas familias se hagan sus casas (APLAUSOS).
Nosotros sabemos, en general, cuáles son nuestras necesidades de todo tipo. Y como no nos conformamos simplemente con decir: no hay más porque no podemos, nos dedicamos a pensar y a tratar de encontrar e inventar la manera de poder hacer más. Y creo que ya se puede ver cómo en muchos sentidos se está haciendo más. Por ejemplo, tenemos el problema de las carreteras en la provincia de Oriente: se están construyendo 800 kilómetros de carretera en la provincia de Oriente, 800 kilómetros de carretera (APLAUSOS). Incluso la carretera a Baracoa, que llevaba casi décadas haciéndose, los compañeros piensan terminarla para los primeros meses del próximo año (APLAUSOS); la carretera esa que llevaba como 20 años construyéndose, de Mayarí a Sagua, llevaba 20 años haciéndose, y creo que los compañeros están muy cerquita de por allá, están llegando ya; la carretera de Mayarí Arriba está terminada; la carretera de Cueto-Santiago de Cuba se está haciendo; la carretera de Tunas a Bayamo está muy adelantada también; la carretera de Niquero-Pilón, el terraplén está muy avanzado también; luego está la carretera a lo largo de la costa sur de Santiago a Pilón, donde también se están adelantando los trabajos.
Pero en realidad cuando ese plan de carreteras esté terminado, cuando ese plan esté terminado, prácticamente todas las regiones de la provincia de Oriente estarán comunicadas (APLAUSOS). A Santiago de Cuba, por ejemplo, le faltaba siempre el agua, nunca se acababa de resolver el problema del agua, y ya, sin embargo, la represa de Gilbert en el Cauto pronto estará también, para el año que viene supongo que ya estará abasteciendo de agua a la ciudad (APLAUSOS).
Otro tanto pasaba con la electricidad y, sin embargo, ustedes saben perfectamente bien cuán adelantada está la termoeléctrica de Renté (APLAUSOS). El plan hidráulico, para que no vuelva a ocurrir lo del ciclón de octubre, para que no vuelva a perderse más de un millar de vidas, para que puedan vivir tranquilas y seguras las familias que viven en esa región, está adelantándose también; la represa de Paso Malo está muy adelantada; la represa del río Contramaestre ha comenzado en estos días; las obras hidráulicas de Camazán han comenzado también en estos días. Y los equipos para todas esas obras están llegando a Cuba, y el año que viene habrá un gran número de represas construyéndose (APLAUSOS). Esa agua servirá para abastecer de agua fresca no solo a los pueblos sino a las industrias, porque sin agua y sin electricidad qué fábrica podíamos poner aquí en Santiago, a no ser que pusiéramos un mulo a trabajar ahí para darles vuelta a las máquinas.
Es decir que si queremos el desarrollo industrial necesitamos electricidad, necesitamos agua; por eso, además, tendremos agua para la industria. Y entonces esta provincia se desarrollará extraordinariamente.
Ustedes saben, por ejemplo, el servicio de hospitales: cómo ya el hospital de Bayamo se está terminando, lo adelantado que está el hospital “Lenin”, que pensamos inaugurar para el día del cumpleaños de Lenin, a principios del próximo año (APLAUSOS); ustedes saben lo adelantadas que están las obras de la ciudad escolar “Camilo Cienfuegos”; ustedes saben que ya, prácticamente, no hay rincón de las montañas que no tenga maestro, ustedes saben que 20 000 hijas de campesinos han estado cursando estudios, y miles de ellas han sido becadas (APLAUSOS); ustedes saben que en las Minas de Frío ingresaron cerca de 6 000 jóvenes para estudiar para maestros; ustedes saben que, incluso, se está desarrollando un plan de escuelas de internados en las montañas; ustedes saben cuántos hospitales hay ya en todas las regiones de nuestros campos, y cuántos médicos hay, y que es muy difícil que se muera un solo niño, una sola persona sin tener el médico y sin tener las medicinas (APLAUSOS). Y el campesino sabe que ahora no tiene que ir a vender el lechoncito para ir al médico, que no tiene que ir a vender las gallinas para comprarse una receta en la farmacia; todo eso lo sabe el campesino, todo eso lo sabe el pueblo, el magnífico servicio educacional que hay, el magnífico servicio médico que hay, el magnífico sistema de comunicaciones por carretera que estamos haciendo, el magnífico sistema de obras hidráulicas y, sobre todo, lo siguiente: y es como la Revolución se propone desarrollar el interior del país.
Porque antes todas las fábricas se hacían en la capital, todo se hacía en la capital; y tanto creció nuestra capital, tanto creció, que hasta para encontrar agua para bañarse es un problema hoy día. Hemos llegado a la conclusión de que, en primer lugar, la capital no debe seguir creciendo, una ciudad tan grande en una zona estrecha de la isla; segundo, que no es justo que las inversiones principales se hagan en la capital (APLAUSOS).
¿Qué ha hecho la Revolución? Hace dos días, el compañero Ministro de Industrias inauguró la fábrica de refrigeradores, ollas de presión, cocinas, la INPUD. ¿Dónde? En la ciudad de Santa Clara (APLAUSOS). Y todas las fábricas que ustedes ven que se están inaugurando, están situadas fundamentalmente en el interior de la república.
Hay que desarrollar el país, hay que desarrollar nuestros campos: ¡Hay que desarrollar a Cuba! Y Cuba no es solo la capital (APLAUSOS). Tenemos una hermosa capital, una gran capital; pero la capital solo no es Cuba. Hay que desarrollar el interior de Cuba, porque el interior de Cuba es una parte, es la mayor parte de Cuba. Y, sobre todo, hay que desarrollar estas provincias orientales, a Oriente, a Camagüey, Las Villas (APLAUSOS). De esta provincia sale la mayor parte de nuestros recursos; sale la caña y sale el azúcar con la cual obtenemos nuestras divisas. Hay que desarrollar, por tanto, estas provincias que no tenían ni carreteras, y hay que llenar de comunicaciones estas provincias, hay que llenar de industrias estas provincias (APLAUSOS). Y, desde luego, hay que preparar muchos técnicos de estas provincias. Muchos posiblemente tengan que ir a La Habana a estudiar, pero no para quedarse a vivir en La Habana, sino para regresar después al interior de Cuba. Claro está que eso requiere que las condiciones de vida en los pueblos y las ciudades del interior y en nuestros campos, no tengan nada que envidiarles a las condiciones de vida de la capital (APLAUSOS).
(UNA VOZ DICE: “¿Y el pueblo de Manzanillo?)
¿El pueblo de Manzanillo? Pero el pueblo de Manzanillo no se puede quejar mucho (RISAS) , porque se han hecho muchas cosas allí; el alcantarillado, la ciudad pesquera, numerosas calles, el estadio; yo creo que Manzanillo no se ha quedado muy atrás, no. Ahora que, claro, en Manzanillo igual que en Holguín, que en Guantánamo, que en Mayarí, que en Victoria de las Tunas, en todas partes, hacen falta muchas cosas todavía, y de eso estoy hablando precisamente de eso.
(OTRA VOZ DICE: “¿Y para Yateras?”)
¿Y para Yateras? Bueno, eso no lo vamos a discutir ahora aquí, porque si no las demás cuestiones que ustedes querían que tratáramos, no las podemos tratar. Eso hay que discutirlo con los compañeros del Partido (APLAUSOS), para ver cuáles son las necesidades. Y no se crean que nosotros las ignoramos; no se crean que nosotros las ignoramos.
Pero en definitiva de lo que quería hablar es del principio de que tiene que desarrollarse el interior del país. La capital hay que congelarla; no se pueden poner más fábricas en la capital, hay que mantener las que tenemos (APLAUSOS). Esto no quiere decir que a veces, siempre hay que hacer alguna inversión, porque lo requieren las propias industrias instaladas allí, pero que las inversiones se harán fundamentalmente en el interior del país.
Otra cosa que quiero decirles: bueno, ustedes saben que estamos con una política de discreción azucarera y no quiero hablar mucho de eso, pero más o menos ustedes saben cómo anda la caña por ahí, y no se lo digan a nadie (RISAS Y APLAUSOS). Estamos tratando de darle un pequeño impulsito a la caña y también darle un impulso a la ganadería. Es necesario darlo porque hay muchos muchachos naciendo por ahí (RISAS), y necesitan leche, y necesitan zapatos, y necesitan carne. Vamos a darle un impulso a la ganadería y, en general, vamos a darle un fuerte impulso a la agricultura.
(UNA VOZ DICE: “¿Y el café?”)
¿El café? Bueno, el café lo que tenemos es que recogerlo (EXCLAMACIONES DE: “¡Bravo!” Y APLAUSOS) ¿Saben por qué? Les voy a decir, les voy a decir una cosa: ¿Cuánto vale todo el café que hay en las montañas? Todo el café que se produce en Cuba vale 30 millones de pesos. ¿Cuántos cientos de miles de familias viven produciendo esos 30 millones? Es decir, el café tiene un inconveniente y es que no se puede mecanizar. ¿Cómo mecanizamos la recogida de café? (EXCLAMACIONES DE: “¡Con la mano!”) Con la mano, pero no es lo mismo que la caña, que con una combinada se hace el trabajo de 30 ó 40 hombres. Un hombre en una combinada hace el trabajo de 40 hombres; en un potrero, una chapeadora hace el trabajo de 40 ó 50 hombres y la mecanización es lo que nos puede permitir elevar la productividad del trabajo. En el café tenemos el problema de que no podemos mecanizarlo. ¿Ya lo tenemos sembrado? Pues entonces hay que recogerlo. Y es el café que tenemos ahora. Y desde luego, mientras haya café, recogeremos café; pero el día que podamos cambiar azúcar por café, es mejor producir azúcar y cambiarlo por café. Eso se entiende perfectamente bien (APLAUSOS).
¿Por qué el café está en las montañas? ¿Es que el café no se da en el llano? Sí, el café se da en el llano, pero los que sembraron café eran los campesinos que estaban sin trabajo, a los que el latifundio azucarero lanzó hacia las montañas; se fue a vivir a las montañas y allá empezó a sembrar café, y por eso el café está en las montañas. Eso fue resultado de un proceso, de un proceso histórico. Nosotros conocemos algunas cosas de las montañas porque fuimos vecinos de las montañas durante 25 meses, y sabemos cómo es que llegaba el campesino, hacía la tumba, todo eso... Bueno, eso nos lo sabemos de memoria, hay muchos campesinos aquí que saben esa historia (EXCLAMACIONES).
Pero nosotros vamos a impulsar el azúcar, la ganadería, el tabaco. El tabaco tiene una ventaja, que se puede mecanizar también el cultivo del tabaco. Y el café vamos a mantenerlo; y desde luego, el campesino que quiera seguir sembrando café, que lo siembre, por supuesto. Por ahora tenemos que depender del café que producimos. Entonces lo que tenemos que hacer con los cafetales es mantenerlos, podarlos, fertilizarlos y aplicarles un poco de técnica para producir un poco más de café y, además, recogerlo. Pero les quiero decir con esto que el desarrollo de la economía no va a depender del café, el desarrollo de la economía en la agricultura va a depender principalmente del azúcar y de la ganadería.
Pero bien, se está trabajando muy duro en ese sentido. Como ustedes saben, todas estas cosas requieren inversiones. Actualmente, por ejemplo, aumenta la producción de leche, y tenemos que importar cantinas para la leche. Aumenta la producción de leche y necesitamos millones de botellas para servir esa leche. Es necesario que la fábrica de botellas aumente su producción y es lo que se está haciendo.
¿Con la producción de cervezas y de refrescos ha habido problemas? (EXCLAMACIONES). Sí, ha habido problemas porque las fábricas que producen botellas están al tope de su capacidad, no dan más y entonces se están ampliando esas fábricas y se están estableciendo nuevas máquinas para producir botellas.
La cuestión es la siguiente: la Revolución lleva ya cinco años y medio, hemos avanzado algo, hemos pasado por mil trabajos, hemos tenido dificultades; en los próximos cinco años vamos a avanzar mucho más, pero todavía no van a desaparecer las dificultades, vamos a tener todavía algunos años más con dificultades, vamos a tener todavía algunos años más escaseces. Sí, las vamos a tener, se lo decimos a todos, se lo decimos a nuestros visitantes que todavía durante cuatro o cinco años más tendremos algunas dificultades y tendremos algunas escaseces. Pero eso no nos preocupa, ¡no! A nosotros no nos dejaron un país rico, a nosotros el imperialismo y el capitalismo no nos dejó un país desarrollado, nos dejó un país pobre, subdesarrollado, con una economía muy atrasada, todo el trabajo se hacía a mano, el corte de caña a mano.
¿Y cuánto puede rendir un hombre con un machete? La chapea de los potreros se hacía a mano, la construcción se hacía a mano, todo se hacía a mano; no había máquinas, no había técnica. Eso fue lo que nuestro país y nuestro pueblo recibió. El mérito de nuestro pueblo es que habiendo recibido eso, en un breve período de tiempo va a convertir este país en un país rico, en un país con mucha técnica, con muchas máquinas (APLAUSOS). Ese será el mérito, el gran mérito de nuestro pueblo.
¿Que tenemos libreta? ¡Sí, cómo no, tenemos libreta!, no lo negamos, porque si no tuviéramos libreta los que tenían más dinero comían y los que tenían menos no comían (APLAUSOS). ¿Que es lo que pasa en Brasil? En Brasil no hay libreta, ¿pero quiénes tienen de todo? ¡Los ricos! Suben los precios mucho, mucho, mucho, y cuando se pone a cinco pesos la libra de carne ellos la compran; el pobre no la puede comprar. Si no hubiera libreta, muchos burgueses que todavía quedan aquí, que tienen dinero en el banco... —y claro, no quiere decirse que tener dinero en el banco sea burgués, porque muchos trabajadores ya tienen dinero en el banco porque lo han ahorrado, desde luego— (APLAUSOS). Pero, si no hubiera libreta habría muchos aquí que podrían comprar toda la carne que les diera la gana a cinco pesos, ¿no?
Entonces, yo les voy a decir: hay países en Europa donde la carne está a $1,60, a $1,70, a $1,80 la libra. A ese precio aquí, pues no haría falta libreta. Claro, tenemos libreta, y estamos muy contentos de nuestra libreta porque es una necesidad en estos tiempos, hasta que la producción se haya elevado al nivel de que no haga falta la libreta. La libreta es una necesidad, y la tenemos. En esos países no hay libreta, pero hay hambre; el pobre no puede comprar nada, y solo los ricos tienen el dinero suficiente para comprar lo que necesitan.
Así que nosotros ni ocultamos ni nos avergonzamos por eso. Tengan un poquitico de calma, ¡y verán lo que es el socialismo!; tengan un poquito de calma, y ¡verán lo que puede un pueblo trabajando! (APLAUSOS.) Cuando tengamos toda la agricultura mecanizada, cuando tengamos prácticamente todo el número de máquinas que necesitamos y el número de técnicos que necesitamos y que los estamos formando: son los técnicos de la Revolución, hijos del pueblo. Y esos sí que no se marcharán al extranjero, porque sus padres son obreros y son campesinos (APLAUSOS).
¿No nos quisieron llevar los médicos e incluso no se llevaron muchos médicos? ¡Y vean a ver si ahora hay más médicos o menos médicos! ¿Cuántos están estudiando medicina en la universidad, cuántos están estudiando para maestros, y cuántos estudiantes de ingeniería tenemos, y cuántos obreros, cuántos institutos tecnológicos tenemos? ¡Un poquitico de calma nada más, y verán lo que es un pueblo trabajando, y verán lo que es un pueblo progresando, que los vamos a dejar atrás por mil kilómetros! (APLAUSOS.)
Porque, caballeros, que nosotros sepamos, el imperialismo no tiene ningún bloqueo económico contra Brasil, ni contra Colombia, ni contra Centroamérica, ¡y están muertos de hambre sin bloqueo imperialista, y están arruinados, y les deben a las once mil vírgenes! Esa es la situación de Brasil, de Centroamérica, de todos esos países.
Y nosotros, bloqueados como estamos por los imperialistas, con el bloqueo económico arriba, ¡y aquí come todo el mundo sin excepción! (APLAUSOS.) Y los servicios médicos, los servicios educacionales, todos esos servicios se han quintuplicado, y vamos hacia adelante; no hay dudas de que vamos hacia adelante, ¡y ya lo veremos!
Un poquito de calma. Y no quiere decir que no tengamos problemas todavía, tendremos cuatro o cinco años todavía con algunos problemas, pero ya nos veremos, ¡ya nos veremos!, porque tenemos un país de grandes recursos naturales y tenemos un pueblo que — lo voy a decir con una expresión popular— le zumba el mango el pueblo que tenemos (APLAUSOS PROLONGADOS).
Yo voy a ver qué esperanzas les quedan a los burgueses de venir a recobrar aquí sus privilegios, a los terratenientes y a los monopolios yankis; yo voy a ver qué esperanzas les quedan a la United Fruit Company, Miranda Sugar Company y todas las “companies” basuras esas, de volver aquí a estar explotando a nuestros trabajadores (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS); voy a ver cómo van a establecer aquí el tiempo muerto otra vez, y cómo van a establecer el analfabetismo otra vez, y cómo van a establecer el desempleo y el hambre otra vez en nuestros campos. Yo quiero saber cómo se las van a arreglar. Y yo voy a ver cómo les van a quitar el derecho a los hijos de los obreros y los campesinos de estudiar en los institutos y de estudiar en las universidades; y voy a ver cómo les van a quitar el derecho a las familias humildes de este país a recibir una atención esmerada en los hospitales. Voy a ver cómo pueden hacer eso otra vez.
Y voy a ver cómo pueden traernos otra vez aquí a los esbirros con su “plan de machete”, voy a ver. Porque lo que vamos a tener en nuestros campos, en vez de desempleo, llegará el día en que tengamos no solo tractores, ¡sino hasta tractores con aire acondicionado! (APLAUSOS.) Llegará el día, porque llegará un día en que se diga: bueno, ya tenemos tractores, aquí todo el trabajo se hace a máquina, pero hace mucho calor. Y entonces diremos: habrá que ponerle un ventilador al tractor, ¡y llegará el día en que hasta un aire acondicionado le pondremos! Y llegará un día en que la mayor parte de las construcciones de casas las hagamos con máquinas también. Y la máquina libera al hombre de los trabajos duros.
Los burgueses hablan de sus libertades. ¿Qué libertad? ¿La libertad de los nueve meses pasando hambre? ¿La libertad de vender el voto? ¿La libertad de tener que comprometer toda la familia para que le pongan una inyección al hijo en un hospital, y trabajar como una bestia cuando tiene trabajo? Esas son las libertades de que hablan los burgueses: la libertad de tener una pandilla de forajidos armados hasta los dientes dándole planazos al pueblo; esas son las libertades de los burgueses. La libertad de ser analfabetos, la libertad de ser discriminados —como era una gran parte de nuestra población, nuestra población negra—; esas son las libertades de que hablan los burgueses.
Pero las libertades que ha conocido el pueblo en la Revolución: la libertad de estudiar, la libertad de vivir digna y decorosamente, la libertad de ser considerado como una persona y no como un animal, la libertad de no ser explotado como una bestia (APLAUSOS), el derecho a ir a una playa o a un restaurante, aunque se sea negro —que no es ninguna infamia, porque ha tenido esta patria hombres negros y blancos igualmente ilustres e igualmente dignos, sin discriminación de ninguna clase (APLAUSOS)—, el derecho a trabajar, el derecho a desarrollar las riquezas del país, el derecho a no ser golpeado, ni maltratado, el derecho a participar en los destinos de su patria, el derecho a empuñar un arma para defenderla y para defender junto con la patria todos los demás derechos (APLAUSOS). El verdadero concepto de la libertad, el verdadero concepto de la dignidad, el verdadero concepto del derecho, que es lo que la Revolución ha traído a nuestro país.
Y de ahí el odio, de ahí el odio de nuestros enemigos, de nuestros enemigos impotentes, que creían que de un soplo nos iban a barrer del mapa, y resulta que, al cabo de cinco años y medio de Revolución, casi no se alcanza a divisar los límites de la multitud esta que hay aquí reunida.
Y es como para preguntarse: ¿Pero cómo van a destruir esto, cómo van a destruir esto? ¿Cómo? (EXCLAMACIONES.) ¿Cómo puede ser destruido el Pico Turquino? (EXCLAMACIONES.) ¡Esto no lo destruyen con nada, pero con nada! Y esto está “requete” asegurado, ni matando a nadie, ni haciendo atentados; si yo vivo más tranquilo que el diablo, ni me preocupo. Porque esto no lo desbaratan... ¡De qué manera! ¡Ni Mandrake el Mago! (RISAS Y EXCLAMACIONES.) Y esa es la seguridad que el pueblo siente.
Entonces, están sufriendo y están rabiando.
Bien: ahora sobre la política internacional.
Recientemente un periodista norteamericano me hizo una entrevista; quiso entrevistarme, y yo le digo: “Sí, cómo no, vamos a conversar.” Y estuvimos como 18 horas hablando.
Bueno: le interesaban muchas cuestiones; no todas las ha podido publicar. Porque allí no vayan a creer que todo se puede publicar. Por ejemplo, Mr. Matthews, que es un periodista norteamericano de mucha reputación, hizo una vez una visita a Cuba, redactó sus impresiones, y no se las dejaron publicar en el periódico, en el “New York Times”, que es uno de los periódicos de más reputación en Estados Unidos.
Y este era un periodista del “New York Times”, y como quiera que el “New York Times” es un periódico de reputación, aceptamos darle una entrevista, y nos hizo una serie de preguntas de todos tipos —ustedes saben cómo son los periodistas, los periodistas preguntan mucho; y algunos de ellos son muy hábiles preguntando. Y nos planteó el problema sobre las relaciones de Cuba y Estados Unidos.
Yo le hablé con mucha franqueza, porque ser franco es mejor que ninguna otra cosa. ¿Para qué vamos a andar con cuentos? Y le dije: “Mire, la verdad es que ninguno de los dos países, ni Estados Unidos ni nosotros, hicimos gran cosa para evitar que las cosas llegaran a este punto.” Fui franco en eso.
Entonces, haciéndome toda una serie de preguntas de todos tipos, y yo ratificándole cuál ha sido la posición de Cuba. Le expliqué —entre otras cosas— mi opinión de por qué el pueblo norteamericano era incapaz de comprender muchos de los problemas actuales. El pueblo norteamericano no había tenido los problemas que habían tenido muchos pueblos de Europa, las dificultades que habían tenido otros pueblos; se había acostumbrado a una manera simplista de analizar los problemas.
Pero en una de las cuestiones él me hace esta pregunta, dice: “¿Y la cuestión de la ayuda de Cuba al movimiento revolucionario en América Latina puede ser negociada?” Bueno: yo me imaginé que la pregunta se refería a esa ayuda que dicen que nosotros les damos a los movimientos revolucionarios en América Latina, y no le dije ni sí ni no. Es decir, no dije si ayudábamos o no ayudábamos; me limité a contestar su pregunta. Y le dije: “Mire, la ayuda a los movimientos revolucionarios no puede ser negociada, no puede ser negociada” —le dije (APLAUSOS). “Si usted me hace otra pregunta, es decir, si usted me pregunta si nosotros somos un país capaz de vivir ajustado a normas internacionales, yo entonces le diría que sí; nosotros no vamos a negociar con una solidaridad, no. Eso no sería propio de revolucionarios; y si nosotros alguna vez damos alguna ayuda, o diéramos alguna ayuda, no lo haríamos para negociar a base de esa ayuda, no.”
Pero yo le dije bien claramente, y aclaro esto porque el periodista fue bastante veraz, yo diría que fue más veraz que lo que suelen ser los periodistas al trasmitir lo que uno dice. Pero, naturalmente, la cosa estuvo algo más puntualizada de lo que apareció en la entrevista. Y yo le dije: “Si usted me plantea si somos un país capaz de vivir ajustado a normas de respeto internacional, yo le diría que sí. Pero ya esta es otra cuestión.” Entonces, el periodista —que era un periodista sagaz— me dice: “¿Quiere eso decir —vivir ajustados a normas internacionales— que si no se inmiscuyen en los asuntos de Cuba, Cuba respetaría también la política interna de cada país?” Dije: “Sí, nosotros comprendemos la necesidad de que los pueblos, los estados vivan ajustados a normas internacionales.”
El me preguntó: “¿Eso quiere decir que si Cuba envía armas a un país para ayudar al movimiento revolucionario y ese país no envía armas a Cuba para ayudar la contrarrevolución y ese país no viola las normas internacionales con respecto a Cuba, Cuba al enviar las armas estaría violando las normas?” Le digo: “Sí, si Cuba le envía armas a un país que respeta nuestra soberanía, que no se inmiscuye en nuestros asuntos internos y que no le da armas a la contrarrevolución, entonces nosotros estaríamos violando la norma.”
Entonces él hace otra pregunta, y dice: “¿Y si le da dinero a un movimiento revolucionario?” Le digo: “Depende para qué sea el dinero; si, por ejemplo, es el dinero que les dan los norteamericanos a los que se fueron de aquí para que coman, no nos importa; eso no sería una violación de la norma.”
Pero él insiste y me dice: “No, facilitar ayuda económica, financiar un movimiento revolucionario.” Entonces, yo le respondo igual: “Si Cuba ayuda financieramente a un movimiento revolucionario en un país que no se inmiscuya en los problemas de Cuba, que respeta la soberanía de Cuba y que no financia un movimiento contrarrevolucionario, entonces nosotros estaríamos violando esa norma.” Esa fue mi respuesta.
Después publicaron un cintillo que decía: “Cuba está dispuesta a negociar la ayuda que le da al movimiento revolucionario.” Y la cosa no fue planteada así, ni puede ser planteada así.
Nosotros simpatizamos con todos los movimientos revolucionarios dondequiera que estén los movimientos revolucionarios. Pero, nosotros comprendemos que es necesario que la misma existencia de las naciones y de Estados impone la existencia de normas de relaciones entre los Estados, independientemente de su sistema social.
Si se quiere que haya paz, si se quiere que las naciones vivan civilizadamente, es necesario que las naciones vivan sometidas a normas de derecho internacional. Es una necesidad no importa cuán grande sea nuestra simpatía hacia las revoluciones. Las realidades del mundo, la existencia real y objetiva de más de 100 Estados en el mundo hace indispensable que los Estados vivan sujetos a normas de conducta internacional. Por lo tanto, esas normas son de imperiosa necesidad, esas normas existen y es la única forma de que exista el respeto entre las naciones y exista la paz. Ese es nuestro pensamiento sincero, nuestro pensamiento revolucionario.
Lo que no creemos es que las normas internacionales sean aplicables solo a una de las partes y no sean obligatorias para las demás partes. En dos palabras: si nosotros deseamos ayudar a un movimiento revolucionario nos vemos limitados por las normas internacionales que existen, es decir, no tenemos derecho a inmiscuirnos en los asuntos internos de otro país, no tenemos derecho a inmiscuirnos en sus asuntos internos.
Ahora bien: la norma es un impedimento para que nosotros los revolucionarios podamos ayudar a los revolucionarios. Nosotros quisiéramos enviarles armas, nosotros quisiéramos enviarles recursos. Pero, ¿qué nos lo impide? Las normas que deben existir entre las naciones, nos lo impide el respeto a la política de soberanía y el principio de autodeterminación de cada país.
Ahora bien: hablando con toda claridad, si un Estado en sus relaciones con nosotros no se ajusta a normas, si un Estado en sus relaciones con nosotros se inmiscuye en nuestros asuntos internos, entonces no existirá el impedimento de una norma para que nosotros, a su vez, ayudemos con todos los recursos a nuestro alcance al movimiento revolucionario en ese país (APLAUSOS). Esta es una política clara y una política de principios, ¡una política clara y una política de principios!
Y si no se respeta a Cuba, los países que se inmiscuyen en los asuntos internos de Cuba y promueven la contrarrevolución no tienen ningún derecho a quejarse de que nosotros ayudemos a la revolución en esos países (APLAUSOS). Nosotros creemos que esa es una cosa clara y una cosa elemental.
Y, como ustedes saben, la Organización de Estados Americanos, esa basura, ese Ministerio de Colonias Yankis, se ha reunido para juzgar y sancionar a Cuba, bajo la acusación de que Cuba había enviado un cargamento de armas a los revolucionarios venezolanos.
De los informes que nosotros poseemos podemos asegurar —ellos dicen que ahí había armas de fabricación belga, cubanas—, lo que nosotros podemos asegurar de los informes que poseemos de fuentes muy fidedignas es que ahí había bazucas y morteros de fabricación norteamericana, ¡de fabricación norteamericana!, y que en ningún momento fueron adquiridas por Cuba. Entonces, ¿cómo se explica que puedan estar esos morteros y esas bazucas allí, en las costas de Venezuela? Si dicen que las mandamos nosotros tendrían que empezar por reconocer que ellos las mandaron entonces primero aquí, ¿no? (APLAUSOS.)
Esto no quiere decir que nosotros estemos diciendo que las mandamos. Nosotros no tenemos que rendirle cuenta ninguna a la OEA, y nosotros no tenemos que rendirles ninguna cuenta a los imperialistas yankis (APLAUSOS), y nosotros no tenemos que rendirles ninguna cuenta a aquellos que no nos han rendido cuentas a nosotros por los miles de armas que han introducido aquí en el país (APLAUSOS).
Pero bien, no es eso lo que estamos discutiendo; que sea la historia quien se encargue de dilucidar esas cuestiones. Cuando a nosotros los de la OEA, en papel de juez, nos mandaron un papelucho aquí pidiéndonos explicaciones, nosotros les dijimos: “Váyanse al demonio, nosotros no tenemos que darles ningunas explicaciones a ustedes” (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES).
Pero bien, señores: se reunió el canciller de Estados Unidos, los cancilleres de Nicaragua, de Guatemala, de Costa Rica, de Venezuela, es decir, los países que han estado promoviendo la subversión en nuestro país, la contrarrevolución, que descaradamente, que abiertamente, han estado utilizando sus territorios y han estado entrenando mercenarios y les han dado bases y los han armado para realizar invasiones, ataques piratas, lanzamientos de armas; porque para sancionarnos a nosotros por la acusación de enviar armas a Venezuela tendrían primero que sancionar setenta veces al Gobierno de Estados Unidos (APLAUSOS), y tendrían que sancionar primero setenta veces a los gobiernos de Nicaragua y Guatemala donde se organizó la expedición de Playa Girón y de donde vinieron todos los innumerables cargamentos de armas, y habrían tenido que condenar al Gobierno de Venezuela que ha financiado a la contrarrevolución y le ha dado armas a la contrarrevolución.
¿Qué moral tienen esos señores para juzgar y sancionar a Cuba? Se reunieron con gran aspaviento, mucho escándalo, mucho cable para acá y para allá, para juzgar a Cuba y aplicarle sanciones a Cuba. Ningún acontecimiento más cínico, ningún acontecimiento más desvergonzado. Y después de estar una serie de días reunidos tomaron decisiones (ALGUIEN DEL PUBLICA EXCLAMA: “¿Y quién le va a poner el cascabel al gato?” ) Eso es lo malo, el cascabel al gato (APLAUSOS).
Entonces, ¿qué ocurrió allí? Pues un grupo de países, encabezados por Estados Unidos, impuso allí su criterio, sus puntos de vista. Ya todo el mundo sabía qué iba a hacer el Gobierno de Nicaragua, el Gobierno de Honduras, el Gobierno de El Salvador, el Gobierno de Venezuela, el Gobierno de Colombia, el Gobierno de Brasil; no era sorpresa para nadie.
¿Qué quería Estados Unidos? Que todas las naciones de América Latina rompieran relaciones con nosotros. Y tomaron el acuerdo del rompimiento de relaciones diplomáticas y el rompimiento de relaciones consulares. Y por aquí traigo el acuerdo de la Organización de Estados Americanos.
¿Qué dicen esos acuerdos?
“1.- Declarar que los actos comprobados por la Comisión investigadora constituyen una agresión y una intervención por parte del Gobierno de Cuba en los asuntos internos de Venezuela, lo cual afecta a todos los estados miembros.
“2.- Condenar enérgicamente al actual Gobierno de Cuba por sus actos de agresión e intervención contra la inviolabilidad territorial, la soberanía y la independencia política de Venezuela.”
¡Como si Venezuela tuviera independencia política!
“b), Que los gobiernos de los estados americanos interrumpan todo su intercambio comercial, directo o indirecto, con Cuba, con excepción de los alimentos, medicinas y equipos médicos, que por razones humanitarias puedan ser enviadas a Cuba.”
Ya ustedes conocen las razones “humanitarias” de estos descarados, ya ustedes las conocen.
Cuando ocurrió el ciclón, a raíz del ciclón, Cuba quiso probar estas razones “humanitarias” y decidió adquirir determinados cargamentos de medicina y de alimentos para niños en Estados Unidos. Y el Gobierno de Estados Unidos, acabándose de quitar la careta, prohibió las ventas de medicinas y alimentos para niños, a pesar de que había dicho siempre que “por razones humanitarias...” Estas cosas se escriben siempre por razones de hipocresía; por razones no humanitarias, sino por razones puramente hipócritas.
“c) Que los gobiernos de los estados americanos interrumpan todo transporte marítimo entre sus países y Cuba, con excepción del transporte necesario por razones de índole humanitaria.
“4.- Facultar al Consejo de la Organización de los Estados Americanos para que, mediante el voto afirmativo de los dos tercios de sus miembros componentes, deje sin efecto las medidas adoptadas en la presente resolución, desde el momento en que el Gobierno de Cuba haya dejado de constituir un peligro para la paz y la seguridad del continente.
“5.- Advertir al Gobierno de Cuba que, de persistir...” (¡Oigan esto, esto le pone los pelos de punta a cualquiera! Ustedes verán) “Advertir al Gobierno de Cuba que, de persistir en la realización de actos que revistan características de agresión e intervención contra uno o más de los estados miembros de la Organización, los estados miembros preservarán sus derechos esenciales de estados soberanos mediante el uso de la legítima defensa, en forma individual o colectiva, la cual podrá llegar hasta el empleo de la fuerza armada” (¡Qué miedo!), “mientras el órgano de consulta no tome las medidas que garanticen la paz y la seguridad continentales.
“6.- Instar a los estados que no son miembros de la Organización de los Estados Americanos y a quienes animen los mismos ideales del sistema interamericano, a que examinen la posibilidad de demostrar su solidaridad en el logro efectivo de los propósitos de esta resolución.
“7.- Instruir al Secretario General de la Organización de los Estados Americanos para que trasmita al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el texto de la presente resolución, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 54 de la Carta de las Naciones Unidas.”
Estos son los “flamantes” acuerdos de la OEA.
¿Pero cómo fueron adoptados esos acuerdos? ¿Por el voto unánime de todos los países? No. ¿Quiénes votaron esos acuerdos? Vamos a ver uno por uno, ¡uno por uno!
Santo Domingo. Donde los gorilas dieron un golpe de Estado y lanzaron al demócrata-representativo Juan Bosch, creo que se llama, porque el otro era Pepín, el de Bacardí (RISAS). Un gobierno de gorilas.
El de Honduras. Un gobierno de gorilas.
El de El Salvador. Otro gobierno de otros gorilas.
El de Guatemala. Otro gobierno de otros gorilas.
El de Panamá, ¡caballeros!, el de Panamá, donde hace apenas unos meses fueron asesinados decenas de jóvenes por los soldados de infantería de marina yanki, que dispararon criminalmente contra el pueblo.
El de Costa Rica. Que no es un gobierno de gorilas, pero es lo que más se parece, porque son tan lacayos como el más lacayo de todos los gorilas.
El de Colombia. Gobierno de oligarcas y de gorilas.
El de Brasil, donde tuvo lugar el último gorilazo.
El de Paraguay. Del gorila Stroessner.
Y el de Perú, donde los gorilas están con una mano levantada para que si el gobierno ese que está ahí, seudodemocrático, se atreve a hacer una cosa que no le manden, darle un pescozón y botarlo de la presidencia.
Y por último, ¿quiénes iban a ser los últimos? Venezuela, país donde han asesinado cientos de jóvenes estudiantes; país cuyas riquezas de petróleo y de hierro están en manos de los imperialistas yankis; país saqueado y explotado hasta la médula de los huesos. Y además, señores, de las razones que tiene Venezuela, hay un gobierno en Venezuela débil, electo con el 30% de los votos, votos obtenidos de la forma en que se obtenían aquí los votos antes de la Revolución; un gobierno débil y desmoralizado, asustado ante la fuerza creciente del movimiento revolucionario de Venezuela (APLAUSOS).
Que el Gobierno de Venezuela convoque al pueblo de Caracas, que convoque a los estudiantes, que convoque a los trabajadores y a los campesinos, que les dé fusiles, y pregunten después cuánto dura ese gobierno. La realidad que es un gobierno asustado por la fuerza creciente del movimiento revolucionario, porque aunque de esto no hablen los imperialistas, la realidad es que el movimiento revolucionario dirigido por las gloriosas Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Venezuela (APLAUSOS), crece, se hace cada vez más fuerte, tiene numerosas bases guerrilleras que no han podido ser aplastadas por el gobierno proimperialista y corrompido que sucedió al igualmente proimperialista y corrompido gobierno de Betancourt.
Y eso es lo que hay en el fondo de todo eso: ¡Miedo! ¡Miedo a la revolución, miedo al pueblo de Venezuela, miedo a los heroicos combatientes de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional! (APLAUSOS.)
Y a raíz de este Acuerdo de la OEA, respondámosle con un mensaje de saludo y aliento a los heroicos revolucionarios de Venezuela (APLAUSOS PROLONGADOS).
Hoy, en este 26 de julio, en este 26 de julio, al undécimo aniversario del ataque al Cuartel Moncada, desde la heroica ciudad de Santiago de Cuba, les enviamos nuestro saludo fraternal y caluroso a los bravos combatientes venezolanos y les decimos: ¡No olviden el ejemplo de Cuba! (APLAUSOS.)
La decisión de luchar, la decisión de luchar nos dio el triunfo, la tenacidad en la lucha nos dio el triunfo, la perseverancia en la lucha nos dio el triunfo. Y en una lucha como la lucha en la que esté empeñado el pueblo de Venezuela, es más justo que nunca aquel dicho dé que “el que persevera triunfa” (APLAUSOS).
Y los imperialistas no podrán aplastar el movimiento revolucionario de Venezuela, como no pudieron aplastar las camarillas militaristas nuestro movimiento revolucionario. Y eso es lo que hay en el fondo de todo esto. De la misma manera que el gobierno gorila de Guatemala no ha podido aplastar a los valientes guerrilleros que en las montañas de aquel país luchan contra el gobierno proimperialista y explotador que allí impera (APLAUSOS).
Ese miedo a las revoluciones es lo que inspira los acuerdos de la OEA. Y Estados Unidos, Estados Unidos votando, señores, juzgando a Cuba, sancionando a Cuba por intervenir en asuntos internos de otros países, según la acusación; Estados Unidos, que son los padres del intervencionismo; Estados Unidos, que se ha inmiscuido en los problemas internos de todos los países; Estados Unidos, que ha estado cinco años interviniendo en los asuntos internos de Cuba; Estados Unidos, cuyos barcos de guerra se situaron frente a Santo Domingo para impedir el triunfo de la revolución del pueblo dominicano; Estados Unidos, cuyos soldados —hace apenas unos meses— masacraron al pueblo panameño, votando sanciones contra Cuba.
¿Y qué países no votaron esas sanciones? En primerísimo lugar, México (APLAUSOS PROLONGADOS). Es decir, votaron contra las sanciones: México, Chile, Uruguay y Bolivia (APLAUSOS PROLONGADOS). Es decir, ¿quiénes se sumaron a la maniobra imperialista? Todos los gobiernos gorilas del continente, los gobiernos que representan las oligarquías feudales, los gobiernos más desprestigiados del continente, gobiernos que son producto de los golpes de Estado militares; esos gobiernos fueron los que votaron esas sanciones. ¿Y qué gobiernos no votaron esas sanciones? Los gobiernos de América Latina que tienen la más larga historia de tradición democrática y constitucional: México, Chile y Uruguay. Tres países conocidos en América y conocidos en el mundo por su tradición constitucional en los últimos 30 años.
Ustedes conocen la historia de Uruguay, de Chile y de México. No son países socialistas, son países capitalistas; pero han existido allí, desde hace muchos años, gobiernos constitucionales, sin cuartelazos, sin gorilas, sin golpes de Estado, y puede decirse de esos tres países que son los que poseen en el mundo, en ese sentido, más respeto y más prestigio.
Y el cuarto país, Bolivia, donde hace unos 10 años tuvo lugar la revolución de los obreros y de los campesinos. Esos cuatro países que mantenían relaciones diplomáticas con Cuba votaron contra la medida, y votaron contra las sanciones.
¿En realidad nos imponían una sanción nueva, adoptaban una medida nueva? ¡No! Porque todos los países que votaron a favor de las sanciones, son países cuyos gobiernos, por presión del Gobierno de Estados Unidos, rompieron relaciones diplomáticas y comerciales con Cuba. Pero había cuatro naciones que habían resistido las presiones, y que por más presiones que realizó el Departamento de Estado y el Gobierno de Estados Unidos, se habían negado a romper las relaciones diplomáticas con Cuba; también se había negado Brasil, pero los imperialistas se encargaron de resolver el problema con un golpe de Estado.
Sin embargo, en México, en Chile, en Bolivia, no era tan fácil dar un golpe de Estado, no les resultó posible imponerles la medida. ¿Y qué hicieron? Tomaron un acuerdo en la OEA, un acuerdo haciendo uso de la mayoría mecánica que, por razones de todos conocidas, tiene Estados Unidos en el seno de la OEA.
Es decir que por el acuerdo, por el voto de los gobiernos más desprestigiados, de los gobiernos más reaccionarios, de los gorilas del continente, Estados Unidos pretende imponerles a México, Chile, Uruguay y Bolivia el rompimiento de relaciones que se negaron a realizar durante más de tres años de presión norteamericana.
¿La posición de esos países obedece acaso a que sean países comunistas? No. Es una política de principios y es una política de respeto a sí mismos.
Tenemos el caso de México, que mantuvo la posición más firme en su oposición a este acuerdo injusto e ilegal, en oposición a este acuerdo cínico y desvergonzado; pero, ¿qué ocurre con México? México es un país que se ha caracterizado por determinados principios y determinadas normas que ha aplicado de manera consecuente en su política internacional. Pero México es, además, el país al que Estados Unidos arrebató más de la mitad de su territorio; México es el país que ha sufrido en su carne y en su sangre las garras del imperialismo. Jóvenes cadetes mexicanos se inmolaron lanzándose desde el Castillo de Chapultepec, envueltos en la bandera mexicana, antes que rendirse a las hordas invasoras norteamericanas (APLAUSOS).
México tuvo su revolución, su revolución nacional liberadora. México nacionalizó los pozos de petróleo norteamericanos, y México ha mantenido una política de defensa de sus intereses nacionales. México es un país de tradición en su política internacional, y hay que decir con toda justicia que ha sido consecuente con esa política. México ha tenido el valor de mantener su posición, porque ni el gobierno mexicano, ni los gobiernos que votaron contra esos acuerdos, quieren ser participes y, además, responsables de esa página ignominiosa que se escribió en la OEA.
Y, con toda sinceridad, nosotros entendemos que el actual Presidente de México pasará a la historia al igual que el gran presidente Lázaro Cárdenas, entre los buenos y los grandes presidentes que ha tenido México (APLAUSOS).
No sabemos cuáles serán las consecuencias de estos acuerdos. No lo sabemos. Porque, de hecho, esta sí es una intervención en la política de los demás países; de hecho, este acuerdo equivale a imponerle a un determinado número de naciones el rompimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, rompimiento al que se han negado frente a todas las presiones.
¿Cuál es nuestra actitud? ¿Se quiere de veras que reine la paz, se quiere de veras que existan las mejores relaciones entre los estados de este continente? Entonces, que se tome un acuerdo no sancionando a Cuba, sino condenando todos los actos de intervención en los asuntos internos de otros países, por parte de todos los países, por parte de cualquier país en este continente.
¿Cuál es nuestra disposición? Nuestra disposición es la misma que hemos mantenido, es la misma que les he expresado a ustedes. Nuestra posición es la disposición a vivir en paz con todos los países, estados, de este continente, independientemente de su sistema social. Nuestra disposición es la de vivir bajo un sistema de normas internacionales, aplicable por igual y de cumplimiento obligatorio por igual para todos los países.
A México, al Gobierno de México —que ha mantenido la posición, es decir, más firme— nosotros podemos decirle que el Gobierno de México nos inspira respeto, que con el Gobierno de México estamos dispuestos a conversar y a discutir. Y con el Gobierno de México estamos dispuestos a comprometernos, a mantener una política sometida a normas, normas inviolables de respeto a la soberanía de cada país, y de no inmiscuirnos en los asuntos internos de ningún país, si los demás países están dispuestos a vivir de la misma forma, sometidos a normas internacionales, y a normas de respeto a nuestra soberanía, si los demás países están dispuestos a ajustarse a las mismas normas que nosotros (APLAUSOS).
Ahora no sé qué harán. No sé qué harán con México, si México no rompe relaciones con Cuba, y qué alegarán. Pero nosotros, por nuestra parte, tenemos confianza en el Gobierno de México, y hacemos esta declaración responsablemente: con el Gobierno de México estamos dispuestos a hablar, y con el Gobierno de México estamos dispuestos a discutir, y con el Gobierno de México estamos dispuestos a hacer compromisos (APLAUSOS). Y si desean también participar en una verdadera solución, en una fórmula verdaderamente sabia y sensata, pueden participar los gobiernos de Chile, de Uruguay y de Bolivia. Pero Cuba hace esta declaración con toda sinceridad. Si lo que se quiere es amedrentarnos, amenazarnos con invasiones, e imponernos a nosotros determinadas normas que no se cumplen para nosotros; si se quiere aplicar esa política contra Cuba, mientras Estados Unidos y los gobiernos cómplices que lo acompañan en estas aventuras practican una política de injerencia e intervención en los asuntos internos de Cuba, entonces vamos mal. Van mal esos gobiernos, y va mal el Gobierno de Estados Unidos.
A raíz de mi entrevista con los periodistas, ¿qué dijeron algunos escritores y comentaristas norteamericanos? Que Cuba hablaba así porque la Revolución estaba débil, porque la Revolución estaba en una situación desesperada. ¡Es curioso! Cuando hace algunas semanas advertimos seriamente las consecuencias que podían traer las violaciones del espacio aéreo, cuando le hemos hablado con toda energía al Gobierno de Estados Unidos acerca de las consecuencias que pueden tener sus provocaciones, han dicho que el Gobierno Revolucionario habla así porque está en una situación interna débil, desesperada. Y entonces, lo mismo cuando la Revolución con toda razón habla en tono enérgico y advierte los peligros que para la paz significan las provocaciones yankis; como cuando habla defendiendo una posición en favor de la paz, cuando reitera la posición que ha tenido y cuando dice que está dispuesta a discutir, entonces dicen también que lo hacemos porque estamos débiles y porque estamos desesperados. Siempre sacan la misma conclusión, y además, la sacan equivocada.
Ahora, que digan lo que quieran. Nosotros tenemos una declaración aquí, que hemos redactado para proponérsela al pueblo como “Declaración de Santiago de Cuba”, en respuesta a la OEA (APLAUSOS PROLONGADOS).
Pero esos señores no se limitaron a hacer unos acuerdos de sanción. Son tan requete desvergonzados (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS) que suscribieron una declaración que se llama “Declaración al pueblo cubano”. ¿Se las leo? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) Se las voy a leer: la declaración al pueblo cubano de la OEA, caballeros, ¡oigan bien! Dice:
“La Novena Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores para servir de órgano de consulta en aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, considerando:
“Que según reza el preámbulo de la Carta de la OEA, 'la misión histórica de América es ofrecer al hombre una tierra de libertad y un ámbito favorable para el desarrollo de su personalidad, y la realización de sus justas aspiraciones'; y 'el sentido genuino de la solidaridad americana y la buena vecindad no puede ser otro que el de consolidar en este continente, dentro del marco de las instituciones democráticas, un régimen de libertad individual y de justicia social, fundado en el respeto a los derechos esenciales del hombre'.
“Que dicha Carta proclama también 'los derechos fundamentales de la persona humana' y reafirma que 'la educación de los pueblos debe orientarse hacia la justicia, la libertad y la paz'.
“Que en la declaración de Santiago de Chile aprobada por la Quinta Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores y suscrita por el actual gobierno cubano, se proclamó que la fe de los pueblos de América” —el actual gobierno...
Bueno, debe ser alguna de esas reuniones que hubo allí. ¿Que los derechos fundamentales? Sí, eso lo podemos aceptar. ¿Que la educación de los pueblos debe orientarse hacia la justicia? Sí, eso es lo que hemos estado haciendo, ¡la libertad y la paz, eso es lo que hemos estado haciendo! (APLAUSOS.)
“Aprobada por la Quinta Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores y suscrita por el actual gobierno cubano, se proclamó que la fe de los pueblos de América en el ejercicio efectivo de la democracia representativa...”
¿Y qué más democracia que esta? ¿Y qué democracia más representativa que esta, sin sargentos politiqueros, y con cientos de miles de hombres y mujeres del pueblo discutiendo aquí los problemas nacionales e internacionales? (APLAUSOS.)
“... es el mejor medio de promover su progreso político y social, de igual modo que el desarrollo racial” —¿desarrollo racial?, no, debe ser social— “e intensivo de la economía de los países americanos y la mejoría del nivel de vida de sus pueblos, representen el mejor y más sólido fundamento para establecer la práctica del régimen democrático y la estabilidad de sus instituciones” —que eso es lo que estamos haciendo, precisamente.
“Que la Novena Conferencia Internacional Americana condenó los métodos de todo sistema que tienda a suprimir los derechos y las libertades políticas y civiles, especialmente la acción del comunismo internacional, o de cualquier totalitarismo.
“Que el actual Gobierno de Cuba, al identificarse con los principios de la ideología marxista-leninista (APLAUSOS), estableció un régimen político, económico y social ajeno a las tradiciones democráticas y cristianas de la familia de naciones americanas.”
¡Un régimen económico y social ajeno al latifundismo, al analfabetismo, al desempleo, al hambre, a los monopolios yankis, al plan de machete, a la politiquería, al saqueo del tesoro público, al robo, al crimen, a la injusticia, al privilegio! (APLAUSOS.) Porque, que nosotros sepamos, esas son las tradiciones de la mayor parte de los países de América Latina.
Dice: “Y contrario a los principios de la organización jurídica en que descansan la seguridad y la convivencia pacifica de los pueblos del continente” —estos descarados que han realizado decenas de ataques piratas contra el país, que han introducido miles de armas por avión y por barco y por todos los medios posibles.
“Y que la exclusión del actual Gobierno de Cuba de su participación en el sistema interamericano, en virtud de lo dispuesto en la Resolución VI de la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, jamás podría significar la intención de negar” —oigan bien—, “jamás podría significar la intención de negar al pueblo cubano el derecho de ser restituido al seno de la comunidad de los pueblos americanos.
“Que los pueblos de América” —que los pueblos libres de América: Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Santo Domingo, Perú, Paraguay, Brasil, etcétera, etcétera—, “que los pueblos libres de América están convencidos de que el sistema interamericano ofrece al pueblo de Cuba condiciones inigualables para la realización de sus ideales de paz, libertad y progreso social y económico.
“Que los pueblos que integran el sistema interamericano se solidarizan con el pueblo de Cuba” —¡qué buena gente!, ¿eh?— “en todos sus sufrimientos, ante la pérdida total de su libertad tanto en lo espiritual” —¡tanto en lo espiritual!—, “como en lo social y económico”. Así que nos están dando el pésame por haber perdido las cadenas (APLAUSOS). “La privación de sus derechos humanos fundamentales...” ¡Hemos privado al pueblo del derecho a morirse de hambre! “...las persecuciones que está soportando y la destrucción de un orden jurídico capaz de perfeccionarse y que podría mantener su estabilidad; y,
“Que, dentro de ese espíritu de solidaridad, los pueblos libres de América no pueden ni deben permanecer indiferentes, ajenos a la suerte del noble pueblo cubano oprimido por una dictadura que reniega de las tradiciones cristianas y democráticas de los pueblos americanos, y, por consiguiente, expresa:
“1.- Su profunda preocupación por la suerte del pueblo hermano de Cuba.
“2.- Su alentadora esperanza de que el pueblo cubano, fortalecido por la confianza en la solidaridad de los demás pueblos y gobiernos americanos, pueda, por su propio esfuerzo y en un futuro próximo, libertarse de la tiranía del régimen comunista que lo oprime, y establecer en el país un gobierno libremente elegido por voluntad popular y que asegura el respeto de los derechos humanos fundamentales.
“3.- Su firme convicción de que el hecho de condenar enérgicamente la política de agresión e intervención del actual Gobierno Cubano contra Venezuela será acogido por el pueblo de Cuba como estímulo renovador de sus esperanzas, de que llegue a reinar en el país un clima de libertad que ofrezca a los cubanos un ambiente favorable para el desarrollo de su personalidad y la realización de sus justas aspiraciones.”
¿Podrán ustedes concebir nada más descarado, nada más cínico y nada más desvergonzado? Cuando yo leía estos acuerdos me estaba recordando de algunas cosas: recordaba, por ejemplo, esa carretera de Siboney donde están los nombres de los 80 combatientes del Moncada asesinados por los esbirros de Batista; recordaba que marchando por una de las calles de Santiago nos topamos una columna de campesinos y algunos se acercaron para saludarnos porque eran conocidos nuestros de las Minas del Frío, de distintos lugares, y a nuestra mente vino el recuerdo de las cosas que ocurrieron en aquellas montañas, y que los campesinos saben, y recordaba las matanzas en el Oro de Guisa, donde 40 campesinos fueron criminalmente asesinados, donde a una familia le asesinaron todos los miembros excepto un muchacho, donde a una madre le asesinaron todos los hijos; recordaba los 300 ciudadanos de la zona de Bueycito asesinados, los campesinos de Ojo del Toro, de Peladera, de Pilón, de tantos y tantos sitios, ¡recuerdos todavía frescos en nuestras memorias!
Y cuando Batista, servidor de los monopolios yankis, cuyos soldados blandían sus machetes sobre las espaldas de nuestros trabajadores agrícolas para defender los intereses de la United Fruit y compañía; y cuando decenas de infelices y humildes padres de familia, en la Sierra Maestra —como en las “pascuas sangrientas”— caían acribillados bajo las balas homicidas de los defensores de la explotación y del privilegio, ¡no hubo una palabra de aliento para el pueblo de Cuba, no hubo una palabra de aliento para las madres que perdían a sus hijos, no hubo una palabra de aliento, no hubo una palabra de condena para los criminales, no hubo una palabra de condenación para los explotadores! Y ahora estos desvergonzados, cuando el pueblo se liberó de aquellos vicios, cuando el pueblo y la Revolución constituyen una sola cosa, cuando el pueblo y el poder constituyen una sola cosa, cuando el pueblo en vez de ver guardias rurales armados amenazándolo e intimidándolo, es él —como pueblo armado— el brazo que defiende la patria y el brazo que defiende la Revolución, estos señores se presentan aquí y tienen la desvergüenza de dirigirle este mensaje al pueblo de Cuba, al pueblo armado de Cuba, al pueblo revolucionario de Cuba.
Nosotros les podríamos decir: denles armas a los obreros y campesinos en América Latina y veremos cuánto duran los gorilas en el poder. ¡Que les den armas a los obreros y a los campesinos en América Latina y verán cuánto duran los gorilas en el poder!, que nosotros les hemos dado armas a los obreros y campesinos, les hemos dado armas a los estudiantes, y esas armas son la fuerza del poder revolucionario. ¡Y que vengan los de la OEA a quitarles los fusiles a los campesinos, y a los obreros y a los estudiantes (APLAUSOS), para dárselas a los esbirros, y para dárselas a los asesinos! Que el pueblo soportó mucho todo eso, que el campesino soportó mucho abuso y mucho plan de machete, que el obrero soportó mucha injusticia, que los estudiantes soportaron muchos golpes, ¡y que vengan a quitarles los fusiles al pueblo para dárselos a los esbirros, para dárselos a los mercenarios! ¡Que les vengan a quitar los fusiles al pueblo... (UN COMPAÑERO DEL PUBLICO EXCLAMA: “¡Que les vamos a dar plomo...!”) ...que les vamos a dar plomo, y de verdad, como dice este compañero! (APLAUSOS.)
¿Qué están haciendo? Un llamamiento a la contrarrevolución. Son descarados: acusando a Cuba de inmiscuirse en los asuntos internos, y están haciendo un llamado a la contrarrevolución. Pues desde aquí mismo, desde esta tribuna, nosotros nos dirigimos a los obreros y a los campesinos que sufren la opresión en todos estos países que votaron contra Cuba, a los obreros y a los campesinos de Venezuela, de Brasil, de Paraguay, de Perú, de Colombia, de Panamá, de Costa Rica, de Venezuela, de Nicaragua, de El Salvador, de Honduras, de Santo Domingo, y les expresamos también nuestra fe, nuestra seguridad, que algún día lanzarán por la borda a esos miserables gorilas; que algún día, por las buenas o por las malas, tomarán el poder y harán también allí la revolución de los obreros y de los campesinos, y liquidarán los monopolios yankis (APLAUSOS), y acabarán con la explotación del hombre por el hombre.
Y veamos cómo termina todo eso, veamos al final de los años quién tenía razón: si ellos o nosotros, si los esbirros se apoderan de Cuba otra vez o a los esbirros los echan por la borda en aquellos pueblos oprimidos de América Latina (APLAUSOS).
Frente al llamamiento de los imperialistas a la contrarrevolución, el llamamiento de la Revolución Cubana a la revolución latinoamericana (APLAUSOS PROLONGADOS). ¡Llamamiento contra llamamiento! Y veremos quién tiene la razón; veremos de qué lado está la historia, si del lado de ellos o del lado nuestro; veremos si ellos pueden destruir la Revolución, o si los pueblos destruyen a la reacción y al imperialismo. ¡Veremos! Tiempo tendrán para saberlo.
Hay aquí otro llamamiento a los pueblos europeos para que no comercien con nosotros. Y, claro, los pueblos europeos saben que Estados Unidos desea ciertos privilegios en el comercio internacional, que Estados Unidos desea mantener el monopolio del comercio en América Latina. Los pueblos de Europa saben que cuando un país como Cuba se libera de la explotación y de la dependencia de Estados Unidos, puede comerciar libremente con los demás países del mundo.
Antes nosotros teníamos que venderle a Europa, recoger dólares para pagarles a los norteamericanos. Sin embargo, desde que triunfó la Revolución, nosotros podemos comerciar libremente con Europa. Y en definitiva, la Revolución Cubana ha sido un buen ejemplo para Europa.
¿Qué ha demostrado la Revolución Cubana? Que Europa no tiene nada que perder con las revoluciones en América Latina, y que si los demás países de América Latina se liberan, como se ha liberado Cuba, esos países comerciarán con Europa en un grado mayor de lo que están comerciando hoy (APLAUSOS).
Es tonto creer que los países de Europa, a quienes los norteamericanos les quieren quitar los mercados; es tonto creer que los países de Europa, con quienes los norteamericanos compiten en el comercio con América Latina, vayan a acceder a esta pretensión ridícula de que Europa no comercie con Cuba. Y además, la influencia de Estados Unidos en el mundo cada vez es menor, y Europa ya no es la Europa de hace 20 años.
Y en días recientes el general Charles De Gaulle con toda claridad le dijo al Gobierno de Estados Unidos que ya habían pasado aquellos tiempos de la posguerra en que Estados Unidos, directa o indirectamente, dirigían los asuntos de Europa (APLAUSOS).
Europa se libera. Nuestra enhorabuena al general De Gaulle por esa declaración de independencia frente a Estados Unidos (APLAUSOS). Y no les voy a ocultar que nosotros estamos muy satisfechos de que De Gaulle le diga las verdades al Gobierno de Estados Unidos.
Pero no es solo Europa. África se ha liberado en su mayor parte. Y algunos países de África, como Argelia, siguen hoy el camino del socialismo (APLAUSOS). En Argelia, como ustedes saben, hay una mayoría religiosa mahometana, pero han dicho que siguen el camino del socialismo, y están construyendo el socialismo. Ellos no han dicho que son marxista-leninistas, pero están haciendo el socialismo, están haciendo lo mismo que nosotros estamos haciendo aquí.
Es decir que no solo se liberan los pueblos del mundo, sino que siguen también caminos similares al de Cuba.
Se libera el Asia, y allí en el Asia los imperialistas yankis están perdiendo la guerra en Viet Nam del Sur, y están recibiendo una tremenda paliza (APLAUSOS PROLONGADOS).
Y en la América Latina ya los imperialistas no dominan a su antojo a los gobiernos de este continente, porque hay países que saben adoptar una posición independiente y una política internacional propia.
Luego, ¿qué nos importan esos acuerdos? Si ellos habían impuesto ya el rompimiento de relaciones y de comercio, si ellos no podrán imponerles el rompimiento de relaciones comerciales a los demás países del mundo. Nos enfrentaremos a esta situación.
Como ustedes saben, hay en estos instantes ciertos problemas de política interna en Estados Unidos. Incluso, esos problemas de política interna se reflejan en ciertos hechos.
Tal como explicó el compañero Raúl a raíz de la muerte de nuestro compañero, el soldado Ramón López Peña, asesinado en la Base Naval de Guantánamo, en Estados Unidos la política se está... (EXCLAMACIONES DE: “¡Comandante en Jefe! ¡Ordene!”). En Estados Unidos las fuerzas se están polarizando en dos vertientes: los más reaccionarios y los menos reaccionarios. Bien pudiera decirse que la política de Estados Unidos se divide entre los malos y los peores.
Como ustedes saben, desde el día 19 de abril comenzaron cierto tipo de provocaciones extremadamente graves: cruzar la línea divisoria para ir allí a ultrajar nuestra bandera, disparar contra un soldado y herirlo, disparar apenas dos semanas después contra otros soldados y herirlos, disparar en días recientes contra otro soldado revolucionario y asesinarlo. Frente a estos hechos hemos dado pruebas grandes de moderación.
Nosotros sabemos qué hay detrás de todo esto, y Raúl lo explicó. Nosotros no creemos que el Gobierno de Estados Unidos esté ordenando realizar esas provocaciones. Nos parece una cosa tan absurda, tan estúpida y tan ilógica, que no lo creemos.
En nuestra opinión, hay elementos en la Base de Guantánamo, posiblemente el jefe, que es un gorilita de la peor especie —porque han puesto un jefe gorila, que dice que era de la camarilla de McArthur—, conocidamente guerrerista, y este señor, al parecer, es responsable directo de las graves provocaciones que se han estado produciendo en la Base.
Desde nuestro punto de vista, el interés de ese señor es que nosotros respondamos al fuego, matemos par de infantes de marina yankis, y utilizarlo en la campaña electoral, como pasquín político, contra el propio presidente Johnson.
Yo no creo, ni mucho menos, que Johnson sea ningún santo; pero, al parecer, la extrema derecha, que le disputa el poder en Estados Unidos, está dispuesta a valerse de todos los medios, está dispuesta a provocar cualquier incidente y, desde luego, nosotros no queremos hacerle el juego a esa extrema derecha.
Bien: eso es claro, eso es lógico, eso es razonable, eso es inteligente, eso es correcto. Pero, ¿quiere esto acaso decir que nosotros por no querer ayudar al señor Goldwater tengamos que soportar que nos estén asesinando a nuestros hombres en la Base de Guantánamo? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¡No! Yo creo que no es solo a Cuba a quien le interesa este problema; este problema le interesa también a Estados Unidos y le interesa al propio Gobierno de Estados Unidos.
Y aun cuando nosotros no creemos que esas provocaciones sean en virtud de Órdenes emanadas por el Gobierno de Estados Unidos, si creemos que el Gobierno de Estados Unidos es responsable de que esas provocaciones no se eviten, porque si el Gobierno de Estados Unidos no quiere o no puede evitar esas provocaciones, bien pocas son las esperanzas que pueden quedarle al mundo en la paz (APLAUSOS).
Creo que el mundo entero está interesado en la paz. Nosotros analizamos los problemas objetiva y realistamente. Entendemos que Goldwater sería el peor candidato, el más peligroso presidente para Estados Unidos y para el mundo. Esa no es una opinión nuestra, esa opinión la han emitido la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que piensan en el mundo. Pero esto no quiere decir que nosotros le tengamos ningún miedo especial al señor Goldwater. En definitiva, estamos interesados en la paz, pero no somos los únicos interesados por la paz, y estamos dispuestos a hacer sacrificios por la paz, pero no estamos dispuestos, en aras de la paz, a convertirnos en mansos corderos que pongan su cabeza en el matadero (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES).
Y para nosotros se planteó un problema moral serio, ¡un problema moral serio!, porque nosotros tenemos responsabilidades a veces muy grandes, y nos vemos en la situación de tener que tomar decisiones muy serias, y es muy duro ir allí a enterrar a un compañero asesinado cobardemente, y tener que decirles a los hombres que tengan serenidad, y tener que decirles a los hombres que no hagan uso de las armas que tienen en sus manos para defenderse (APLAUSOS).
Y para nosotros es duro tener que decirles a aquellos hombres: “estén ahí y déjense matar sin disparar un tiro”, porque esa filosofía de carnero al matadero no es ni será nunca nuestra filosofía (APLAUSOS PROLONGADOS).
Y si se trata de ir a la muerte, si se trata de morir, es mucho más noble y es mucho más digno decir: “Vamos a morirnos todos”, y no poner a los hombres allí para que uno a uno los maten (EXCLAMACIONES). Porque los pueblos viven y los pueblos luchan, y todos los ciudadanos del país son hermanos. Y no dudo de que cualquier hombre esté aquí dispuesto a sacrificarse por su pueblo (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS), pero es duro pedirles a los hombres: “párense allí aunque los asesinen”, por la paz, y que por la paz los estén matando uno a uno allí. Si quieren, que por la paz nos maten a todos juntos (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).
Los compañeros tomaron medidas, excavaron trincheras, retiraron a los compañeros del batallón y los pusieron en posiciones bien atrincheradas, más protegidos, y yo puedo asegurarles que costó trabajo que los hombres se metieran en las trincheras, porque por una cuestión de honor, de dignidad y de hombría, nuestros hombres no querían meterse en las trincheras (APLAUSOS).
Y, desde luego, yo no tengo la menor duda de que cualquier hombre de esos tiene diez veces más valor que cualquiera de los borrachines que desde la Base les estén disparando impunemente (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES). Sin embargo, nosotros, en aras de la paz, fuimos una vez más prudentes, pero eso no quiere decir que haya garantías de que los incidentes no se repitan. Hay zonas que están más próximas y hay zonas donde, si ellos quieren, pueden seguir disparando y pueden seguir matando.
Esto nos plantea a nosotros un problema muy serio, ¡pero muy serio!, porque de veras que resulta sumamente doloroso ir a enterrar uno a uno a esos hombres, ir a darles el pésame, uno a uno, a las madres, y que los hombres tengan que pasar por esas tremendas pruebas de soportar que de una manera tan cobarde y tan miserable los asesinen.
Tenemos interés por la paz, pero ese interés deben demostrarlo también el Gobierno de Estados Unidos y los gobiernos de los demás países. Y nadie tendrá derecho a decir que uno a uno dejemos que nos asesinen a los hombres en aras de la paz (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES).
Y nosotros consideramos que estos hechos, estos disparos, estos asesinatos, constituyen una flagrante violación de los acuerdos de octubre. Porque, ¿qué garantías son esas las que los imperialistas le han dado a la integridad de Cuba, si desde la Base empiezan a asesinar a nuestros hombres? ¿Qué garantías significa eso para Cuba, y qué seguridad significa eso para Cuba?
No solo se han quedado ahí, sino que, además, ahora han adquirido la costumbre de ir asesinando uno a uno a nuestros soldados. Pues bien: orientales; ciudadanos todos: sobre nuestros hombros pesan graves responsabilidades y esas responsabilidades tratamos de llevarlas con sabiduría y con serenidad. Es duro analizar y meditar sobre las consecuencias que pueda tener para nosotros un choque con los imperialistas. ¿Quién puede dudar que estamos enamorados de la obra de la Revolución, quién puede dudar que un día como ayer, cuando vimos ya los “camilitos”, que ya no son “camilitos”, sino “camilotes”, allí reunidos en nuestro estadio (APLAUSOS), cuando vemos esa juventud, esa juventud que crece y se desarrolla fuerte, saludable, revolucionaria, cuando vemos las magníficas perspectivas que tiene delante nuestro pueblo, quién puede dudar que deseamos evitar guerras, que deseamos evitar destrucción y muerte?
Como dirigentes del pueblo nos planteamos esos problemas. Pero junto a ese problema se nos plantea también la otra responsabilidad, la otra responsabilidad con nuestros soldados, con esos hombres que cuidan las fronteras de la patria y si nosotros tenemos derecho a decirles a esos hombres que se dejen matar, que se dejen asesinar (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”). Y ese es el serio problema que nosotros tenemos. Y es por eso que nosotros creemos que si los disparos contra nuestros hombres, si los asesinatos de nuestros soldados prosiguen, no será posible evitar un incidente serio, y no será posible evitar la amarga necesidad de darles la orden de responder disparo por disparo (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Venceremos; pin, pon, fuera, abajo Caimanera!” Y OTRAS CONSIGNAS REVOLUCIONARIAS).
No creo que le hagamos ningún servicio a la paz, no creo que le hagamos ningún servicio a la paz dejando que a nuestros hombres los maten como carneros. Porque esa es precisamente la tesis de Goldwater, “al comunismo hay que golpearlo, y golpearlo duro”; esa es la tesis de Goldwater. Y si a nosotros nos golpean, y nos golpean duro, vamos a devolver el golpe, y vamos a devolver el golpe duro (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!” Y OTRAS CONSIGNAS REVOLUCIONARIAS).
En aras de la paz hemos sido pacientes con los aviones U-2; en aras de la paz hemos querido dar todo el tiempo necesario y agotar todas las vías necesarias para que los aviones U-2 cesen de volar sobre nuestro territorio. Pero no es lo mismo dejar pasar a un U-2 que llevar a enterrar a un compañero al cementerio. No es lo mismo. Y no queremos que salga el señor Goldwater; pero si se trata de que para que el señor Goldwater no salga, tengamos que estar poniendo muertos ahí cada vez que les dé la gana a los marines yankis (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”), ¡qué más nos da entonces Goldwater que Johnson! Si se trata que de todas maneras van a estar asesinando a nuestros hombres, ¡lo mismo nos da “Juana que su hermana”! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES.)
Nosotros hemos invitado a un grupo de periodistas norteamericanos. Algunos se han preguntado por qué. En realidad, en primer lugar, como deferencia con el pueblo norteamericano que es tan vilmente engañado, que es tan mal informado, y al que se le dicen tantas mentiras sobre la Revolución. Y por eso, en primer lugar, hemos invitado a los periodistas norteamericanos. ¡Que vengan, que anden solos, que recorran la isla, que se metan hasta en las colas si quieren!, cuidando que no los vaya a picar alguna araña peluda. Es decir, que vean, que hablen con el pueblo, y que hablen con los gusanos también, ¡que hablen con el que les dé la gana! Porque nosotros no tenemos que ocultar nuestros problemas, nuestras dificultades, de las cuales nos sentimos orgullosos; porque, en realidad, si no tuviéramos dificultades qué satisfacción podríamos sentir y qué podremos decir nosotros dentro de 10 años, que supimos enfrentarnos o no supimos enfrentarnos a ellas. Es natural que las generaciones venideras disfrutarán principalmente del esfuerzo que estamos haciendo, pero nosotros tendremos el orgullo de poderles decir: ¡Esto lo hemos hecho a fuerza de tesón, de sacrificios y de fe! (APLAUSOS.)
Aunque, desde luego, no serán solo las generaciones venideras, las propias generaciones presentes disfrutarán en alto grado de lo que estamos haciendo.
Pero bien: no tenemos nada que ocultar, y además para que vieran las realidades y dijeran las verdades, aquellos que quieran escribir objetivamente. Para que vean por qué el pueblo está con la Revolución, en qué se cimenta el apoyo del pueblo a la Revolución; para que vean que nosotros hemos resuelto nuestros problemas. Y, entre otras cosas, que aquí no ocurre como en New York, o Carolina del Sur, o Miami, en todos esos lugares, donde anda la gente del Ku Klux Klan linchando a otros norteamericanos por cuestiones de color de la piel; y para que vean cómo aquí no hay problemas raciales. Que aquí había los problemas raciales que nos dejaron los imperialistas, porque aquí estaban los Ten-cents, las Sears, y todas esas tiendas, que no les daban empleo a muchachas negras, y en cuyas oficinas no trabajaban los hombres por cuestiones de piel. Y cómo la Revolución, cuando les puso fin a los privilegios, también sin imposiciones, sin presiones, sin leyes... Porque el problema de la discriminación no es un problema de leyes, ya que aquí había una Constitución que decía: “...se declara ilegal y punible toda discriminación por motivo de razas, sexo...” Y aquí los hombres y las mujeres eran discriminados por motivo de raza; las mujeres eran discriminadas por motivo de sexo. Vino la Revolución, liquidó los privilegios, y se acabó aquella discriminación por motivo de raza o por motivo de sexo.
y yo creo que es aleccionador ver cómo aquí no andan pandillas de blancos persiguiendo a los negros, y que aquí en las playas, en Trocha, en los cines, en los restaurantes, en todas partes, como hermanos que somos, negros y blancos convivimos, negros y blancos vivimos con iguales derechos, negros y blancos estamos dispuestos a dar nuestra vida por la patria (APLAUSOS).
Y, además, porque nosotros no somos los que hemos puesto restricciones a los viajes. Norteamérica, el país de la democracia, de la libertad, no deja que los estudiantes vengan a Cuba, no permite viajar a Cuba; no permite que se viaje a Cuba; y no somos nosotros, nosotros dejamos salir —ellos cortaron las líneas—, y dejamos que vengan. Y realmente lo hicimos con toda sinceridad, invitamos a los periodistas a que vinieran, que participaran en estos actos, que estén aquí los días que quieran estar, que hablen con quienes quieran hablar, y que informen como quieran informar; no nos vamos a poner bravos, ni pensamos que van a hablar a favor de nosotros, ni nada de eso. Pero, por lo menos, el pueblo norteamericano tendrá oportunidad de que se le informe de una manera objetiva.
Y por eso hemos invitado a los periodistas, están aquí, y esperamos que todo el pueblo los haya tratado bien, porque este es un pueblo hospitalario, y este es un pueblo de mucha dignidad, de mucho honor, pero no es un pueblo de odios (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”). ¿Y por qué no es un pueblo de odios? Porque odian los pueblos frustrados. Y este es un pueblo vencedor, este es un pueblo victorioso, este es un pueblo sin resentimientos y sin complejos (APLAUSOS), un pueblo sin resentimientos, ni complejos, un pueblo cortés, un pueblo compuesto de ciudadanos, cualquiera de los cuales puede trabajar en protocolo, porque es fino, caballeroso, decente; porque, además, “lo cortés no quita lo valiente”.
Y nosotros ¿quisiéramos mejorar nuestras relaciones con Estados Unidos? Nosotros, en realidad, quisiéramos mejorar las relaciones con todo el mundo. ¿Pero es vital para nosotros mejorar las relaciones con Estados Unidos? No. ¿Estamos dispuestos a hacer algún esfuerzo porque las relaciones mejoren? Sí. Porque entendemos que la política que Estados Unidos ha seguido con relación a Cuba, es una política estúpida, y una política cretina, y nosotros realmente no tenemos por qué seguir una política estúpida y una política cretina, no nos da la gana (EXCLAMACIONES).
¿Si existen posibilidades mejoraremos nuestras relaciones? Sí. Creo que gana Cuba, creo que gana Estados Unidos, creo que gana el mundo entero.
Pero a pesar de que esa es nuestra manera de pensar, debemos estar preparados para estarnos 20 años, si es necesario, sin relaciones con Estados Unidos, ¡veinte años! Si no necesitamos de ellos para nada, ya todo el daño que nos podían hacer nos lo hicieron. Nos dejaron una economía colonial de país subdesarrollado, una serie de fábricas que trabajan a base de materias primas, todo nuestro transporte y todas nuestras fábricas con repuestos norteamericanos, prohibieron las ventas, hicieron todo. Miren, mejor cuando pongamos una fábrica aquí, la ponemos soviética, inglesa, francesa, china, de cualquier otro país donde no haya gobiernos tan estúpidos (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES).
Ya el daño más grande que nos quisieran hacer nos lo hicieron. Establecen relaciones con nosotros y nos van a vender una fábrica y nosotros decimos: ¡Hum!, ¿y si después nos quitan las piezas? Preferimos comerciar con los ingleses, y con los franceses y con otros países que son más cuerdos.
Entonces el daño que nos podían hacer ya nos lo hicieron, nos lo han hecho. Quisiéramos mejorar las relaciones con ellos, pero si no quieren, caballeros, podemos esperar 20 años, 20 años (EXCLAMACIONES). No dependemos de ellos; de nuestro trabajo dependemos. ¿Saben cuál es nuestro gran aliado? El trabajo. Con trabajo lo resolvemos todo, trabajando duro y disciplinadamente.
Porque pueblo más tesonero que este es difícil que pueda haberlo, y hombres más tenaces que los hombres de este país y los dirigentes revolucionarios de este país, puede haberlos tanto, pero no más (APLAUSOS). En materia de tenacidad, tenemos tesón y tenacidad suficientes para estarnos 20 años sin relaciones con Estados Unidos.
Sin embargo, esto no quiere decir que no estemos dispuestos a luchar por el mejoramiento de esas relaciones; pero nosotros no estamos acomplejados, ni nada de eso. Un gobierno americano si dice ahora allí, vamos a luchar por las relaciones con Cuba, son capaces de no votar por él. Y aquí nosotros podemos plantearle esas cosas al pueblo. Vean la gran diferencia: no andamos con mentiras, le decimos la verdad, somos francos, somos sinceros, somos honestos, y consultamos la opinión del pueblo; pero tenemos la suerte de tener un pueblo que piensa, que no esté educado con películas de Tarzán, ni novelas del FBI. Y no digo esto en detrimento del pueblo americano.
Pero yo me acuerdo que cuando yo era muchacho, iba a ver las películas de Tarzán. ¿Qué veía? El hombre blanco siempre fuerte, el hombre blanco siempre inteligente, el hombre blanco persiguiendo al negro, el negro siempre salvaje. ¿Qué mentalidad le crea eso a la gente? Una mentalidad con sentido racial, la idea de la superioridad racial del blanco sobre el negro, desprecio al negro. Y así, muchas de las cosas con las cuales se educa al pueblo norteamericano. Yo creo que el pueblo norteamericano, igual que cualquier otro pueblo, puede ser un gran pueblo, y tiene muchos méritos el pueblo norteamericano, es un pueblo trabajador, es un pueblo inteligente, pero tiene la desgracia del sistema social ese, que lo que arma allí es una “olla de grillos”.
¿Y de libertades? ¿Cuáles son las libertades allí que muy raras veces aparece una información objetiva sobre lo que pasa en Cuba? Sí, aquí hay una línea. Nos dicen que aquí no hay libertad de prensa. Y es verdad. Aquí no hay libertad de prensa burguesa. Los burgueses, los reaccionarios no tienen aquí libertad de prensa. Y hay una línea, una línea de la Revolución. Y claro está, cuando haya desaparecido el enemigo imperialista, y cuando hayan desaparecido las clases explotadoras, entonces podemos tener el lujo incluso de disolver el Estado. Nadie debe olvidarse que en la aspiración de la filosofía comunista está incluso la desaparición del Estado. Pero somos realistas, estamos en medio de una lucha, el Estado hace falta. Ese Estado que antes era instrumento de los terratenientes, y de los monopolios, hoy es el instrumento de los trabajadores. ¡Y ese ejército que ayer era instrumento de los explotadores, hoy es ejército de los trabajadores y de los campesinos, pelea por los trabajadores y campesinos! (APLAUSOS.)
Y, claro, ese es nuestro Estado; el Estado es un instrumento. Ayer era instrumento de dominación de los explotadores, y hoy es instrumento de dominación de los trabajadores, de los obreros y de los campesinos. ¡No andamos con tantas hipocresías! Y aquí nuestra prensa tiene su línea, es decir, defiende la Revolución, combate la contrarrevolución; pero también allí en Estados Unidos la prensa tiene su línea: defiende el statu quo, defiende el sistema social existente, y si allí alguien es comunista lo meten en la cárcel o lo botan del empleo sin consideración de ninguna clase. Eso es lo que hacen allí en ese “democratísimo país”.
Y, claro, nosotros les damos oportunidades para que escriban objetivamente, y le informen objetivamente al pueblo norteamericano. Los tratamos con cortesía, y en realidad les damos las gracias por haber venido a Cuba.
Salieron una serie de cables, y se decía allí que si el periodista venía, que no aceptara ni una taza de café, porque si aceptaba la invitación lo consideraban agente del enemigo. ¡Caballeros, eso es el colmo! ¿Qué tiene que ver la cortesía? Si nosotros invitamos aquí a almorzar a un periodista, ¿cómo lo van a declarar agente del enemigo, caballeros? Si a mí me invita a almorzar un americano, no me voy a considerar por eso agente del enemigo, caballeros. ¡Qué cosa tan ridícula y tan absurda! ¡Qué de prejuicios, qué de complejos, qué de hipocresía, qué demagogia, qué de mentiras! (EXCLAMACIONES.)
La verdad es que preferimos quedarnos con esto que tenemos. No hay duda, no hay duda. Y, sobre todo, porque lo que tenemos lo vamos a mejorar. No estoy haciendo el panegírico del Gobierno Revolucionario, ni estoy haciendo el panegírico de nuestra obra. No. La estoy defendiendo; pero estamos conscientes de que tenemos muchas cosas que superar, y las iremos superando poco a poco.
Pero en realidad podemos decir que vamos bien. Se puede repetir aquella frase famosa de los primeros tiempos de la Revolución, y podemos decirle al compañero Camilo: ¡Vamos bien, Camilo! (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS.) Y podemos decirles a nuestros compañeros caídos en el Moncada y en la Sierra: ¡Vamos bien, compañeros caídos! (APLAUSOS.) ¡Hemos avanzado algo desde entonces, hemos avanzado algo desde que iniciamos esta lucha! Y ayer, cuando nosotros veíamos desfilar a nuestra compañía de soldados y maniobrar, veíamos cuánto ha crecido nuestra fuerza; y pensábamos: con una sola compañía tan bien entrenada como esta, habríamos barrido el Moncada en unos minutos. Y tenemos muchas como esas.
Y ha crecido la Revolución, producto del esfuerzo del pueblo, producto de la unión del pueblo, producto de la unión de los combatientes del Moncada, de los combatientes del Directorio, de los compañeros del antiguo Partido Socialista Popular, de los compañeros que lucharon en la clandestinidad y en las montañas, porque la Revolución lo que ha hecho es unir y crecer; crecer en fuerza, crecer en vigor, crecer en disciplina. Y por eso estamos conscientes hoy de la fuerza que tenemos. Es impresionante la fuerza de la Revolución; es impresionante la disciplina de la Revolución; es impresionante esa juventud que crece, ¡sobre todo esa juventud, sus hijos, campesinos y obreros, que serán mañana el pueblo de la patria! (APLAUSOS.) Un pueblo más organizado, un pueblo más capacitado técnicamente, un pueblo capaz de hacer mayores cosas de las cosas que hoy nosotros, a pesar de nuestras magníficas intenciones y nuestros grandes deseos, podemos hacer.
Ellos nos superarán a nosotros. Mas nos sentiremos orgullosos de eso, porque la historia de la patria debe ser así: ¡Ellos mejores que nosotros, y los que vengan detrás de ellos, mejores que ellos; y así sucesivamente! Y así se cumplirá la historia de la patria, la historia que comenzó en las luchas por nuestra independencia.
¿Qué hemos hecho? Continuar el esfuerzo. ¿Qué hemos hecho? Continuar la lucha, cumplir el programa de la patria, cumplir los destinos de la nación. Y nos sentimos optimistas, nos sentimos seguros, nos sentimos confiados, nos sentimos satisfechos de esa formidable perspectiva que tiene la patria, ¡buena! No importan los riesgos, porque los riesgos no nos importan; sabemos que correr esos riesgos es el precio que tenemos que pagar por esto y, además, porque sabemos aquello que decía Martí: “Más vale morir de pie que vivir de rodillas” (APLAUSOS) Mientras vivamos de pie, ¡bien! Y si morimos de pie, ¡bien! ¡Pero de rodillas no viviremos nunca! (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”.)
Y esa es nuestra filosofía. Trabajamos confiados en el porvenir, estamos enamorados de ese porvenir; pero si por ese porvenir tenemos que dar la vida, la damos tranquilos, porque lo que no queremos de ninguna manera es la basura del pasado. Esa es la que no queremos. Ese basurero no lo queremos (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”). Y a eso no volveremos jamás ninguno de nosotros. Si nos toca afrontar pruebas grandes, las afrontaremos; si nos toca afrontar riesgos grandes, los afrontaremos.
Hace 11 años que a estas horas éramos un puñado de hombres, dispersos por las montañas, y, sin embargo, ¿qué? En la vida hemos aprendido a luchar en condiciones difíciles; en la vida hemos tenido que enfrentarnos a dificultades grandes, y estamos conscientes de que nunca en nuestra historia, de ninguno de nosotros los combatientes, de ninguno de nosotros los dirigentes de la Revolución, hemos contado con más fuerza, hemos contado con más perspectiva. ¡Nunca! Esa fuerza que hoy se ve a lo largo y ancho de la isla, porque hay que recorrer la isla, hay que recorrer las provincias, hay que llegar, sobre todo, a esta provincia de Oriente, ¡cuna de la Revolución, cuna de las guerras por la independencia (APLAUSOS), y cuna de la Revolución! Que no por ello alienta sentimiento de orgullo ni de superioridad sobre el resto de la isla. No. Porque todos somos uno; todos somos uno desde la Punta de Maisí basta el Cabo de San Antonio. Porque en Girón, combatiendo contra los imperialistas, murieron muchos obreros de nuestra capital, de Las Villas, de Matanzas, de Pinar del Río, luchando contra las bandas mercenarias, peleando en las horas de crisis, todos a lo largo y ancho de la isla en su trinchera y con su fusil engrasado.
Pero decía eso: que hay que ver cómo crece la fuerza del país. Y esas son dos ideas que este 26 de Julio yo quiero que queden bien grabadas en la mente de nuestro pueblo: ¡Somos más fuertes, marchamos bien, pero todavía nos quedan algunos años de obstáculos, todavía nos quedan algunos años de sacrificio! (EXCLAMACIONES.) Debemos tenerlo muy presente y muy grabado. Pero marchamos vertiginosamente hacia adelante, y marchamos mejor que nunca hacia adelante (APLAUSOS).
Y, por último, voy a proponer a ustedes esta Declaración, en respuesta a la Declaración de la OEA, y en nombre del pueblo de Cuba. Dice así:
“DECLARACIÓN DE SANTIAGO DE CUBA” (APLAUSOS).
“El pueblo de Cuba, reunido con motivo de la gloriosa fecha del 26 de Julio en Santiago de Cuba, declara:
“1. Que la Organización de Estados Americanos carece por completo de moral y de derecho para juzgar y sancionar a Cuba.
“2. Que Estados Unidos, en complicidad con los gobiernos de Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, Venezuela, Puerto Rico y otros, ha introducido en Cuba millares de armas y toneladas de explosivos para promover la subversión y el derrocamiento del régimen revolucionario.
“3. Que en el territorio de Estados Unidos, y en el propio ejército de ese país, así como en los territorios de Nicaragua, Guatemala, Costa Rica y otros países de la cuenca del Caribe, se han organizado y entrenado millares de mercenarios que se han empleado y aún se emplean en actos de agresión contra Cuba.
“4. Que, como es conocido por toda la opinión pública mundial, desde bases situadas en esos países se organizó la expedición de Playa Girón, que costó al pueblo de Cuba más de un centenar de vidas y enormes pérdidas materiales y que, desde bases situadas en esos países, se han llevado a cabo, impunemente, decenas de ataques piratas por mar y por aire, contra puertos, centros de población e instalaciones económicas de Cuba.
“5. Que la Agencia Central de Inteligencia del Gobierno de Estados Unidos ha introducido en el territorio nacional centenares de agentes especialmente entrenados para realizar sabotajes y otros actos de vandalismo, como el asesinato de maestros, de jóvenes alfabetizadores, de humildes obreros y campesinos, en actos de feroz y brutal venganza contra el pueblo revolucionario.
“6. Que desde la Base Naval de la Bahía de Guantánamo, territorio de Cuba que ocupa por la fuerza el Gobierno de Estados Unidos, infantes de Marina han realizado millares de provocaciones contra nuestro pueblo, llegando las mismas a tal extremo de gravedad que en las últimas semanas han resultado dos soldados heridos y uno muerto como consecuencia de los disparos criminales y cobardes que desde allí se han pecho.
“7. Que aviones militares de Estados Unidos han estado violando durante casi dos años el espacio aéreo soberano de Cuba, en flagrante contravención de las normas más elementales del Derecho Internacional.
“8. Que constituye un acto cínico y sin precedentes que los victimarios se constituyan en jueces para juzgar y sancionar al país víctima.
“9. Que el pueblo de Cuba rechaza como cínicas, descaradas e injustas, las sanciones impuestas.
“10. Que el pueblo de Cuba rechaza igualmente indignado la declaración formulada en esa reunión y que constituye un llamamiento desvergonzado a la contrarrevolución.
“11. Que el pueblo de Cuba advierte, además, que si no cesan los ataques piratas que se realizan desde territorio norteamericano y otros países de la cuenca del Caribe, así como el entrenamiento de mercenarios para realizar actos de sabotaje contra la Revolución Cubana, así como el envío de agentes, armas y explosivos al territorio de Cuba, el pueblo de Cuba se considerará con igual derecho a ayudar con los recursos a su alcance a los movimientos revolucionarios (APLAUSOS) en todos aquellos países que practiquen semejante intromisión en los asuntos internos de nuestra patria.”
Es decir, el pueblo de Cuba se considerará con igual derecho a ayudar con los recursos a su alcance a los movimientos revolucionarios en todos aquellos países que practiquen semejante intromisión en los asuntos internos de nuestra patria.
“12. Que el pueblo de Cuba repudia las insolentes amenazas de agresión armada contenidas en ese infame documento y advierte que no es lo mismo disparar a mansalva contra un pueblo desarmado, como ocurrió en Panamá, que invadir a un pueblo armado y dispuesto a derramar en defensa de la patria hasta la última gota de su sangre (APLAUSOS). Y reafirma lo que dijera el gran guerrero de nuestra independencia, general Antonio Maceo: “¡Quien intente apoderarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha!” (APLAUSOS.)
Y termina diciendo esta declaración: “¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!” (EXCLAMACIONES DE: “¡Venceremos!”) Firmado: “El pueblo de Cuba, en respuesta a la Declaración de la OEA, Santiago de Cuba, 26 de Julio de 1964, 'Año de la Economía’.”
Así que esta es la Declaración, que la sometemos a la consideración del pueblo, para que sea promulgada (EXCLAMACIONES APROBATORIAS Y APLAUSOS), como la Declaración de Santiago de Cuba, en digna respuesta a esa farsa, a esa comedia, a ese show, a esa maniobra de nuestros enemigos.
Orientales: ¡Que vivan los mártires de la Revolución! (EXCLAMACIONES DE: “¡Vivan!”)
¡Que vivan eternamente todos los que han dado la vida por la patria! (EXCLAMACIONES DE: “¡Que vivan!”)
¡Que viva la Revolución socialista! (EXCLAMACIONES DE: “¡Que viva!”)
¡Que viva el marxismo-leninismo! (EXCLAMACIONES DE: “¡Que viva!”)
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(EXCLAMACIONES DE: “¡Venceremos!” Y DE: “¡Fidel, Fidel!”)
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