10 de Marzo de 1961

Honorable señor Primer Ministro:

En unos pocos años la joven República de la India, merced al esfuerzo de sus hombres y de sus mujeres, y al talento de sus estadísticas, ha logrado un impresionante adelanto económico, social técnico y cultural.

Su política internacional, inspirada en los más nobles propósitos pacifistas, le ha dado a la India una autoridad que ahora es reconocida universalmente.

En cuanto a vuestra persona, no quisiera decir para no herir nuestra natural modestia, sino que el pueblo de México os lleva en el corazón, por vuestras altas cualidades humanas, por vuestro talento de estadista y porque sois, en esta época de prolongada tiniebla y confusión, uno de los pocos faros que ilumina el destino del género humano.

Muchas son, señor Primer Ministro, las similitudes que existen entre la India y México. Enumerarlas sería prolijo; pero hay una que nos hermana de tal manera en el presente, que no podemos dejar de mencionar: el esfuerzo empeñoso de la India y de México luchando por la paz.

Sabemos que en muchas ocasiones la India y México tal parece que tropiezan con muros infranqueables; pero no desisten de sus propósitos; ni la confusión intencionada ni la crítica acerba dan-lugar a que la India y México caigan en la desesperanza o en el desaliento. Por el contrario, estimamos que es tarea digna del género humano saber conquistar la paz. Para nosotros la paz no es solamente un problema técnico o un conjunto de problemas técnicos; para nosotros la paz no es sólo resolver los difíciles problemas del desarme o de los experimentos nucleares o termonucleares. Sabemos que ellos no responden tanto a la necesidad de la paz como el temor de la guerra; que lo importante es llevar al espíritu y a la conciencia de los hombre de todos los pueblos la idea de la necesidad de la paz y como una necesidad debe ser conquistada.

La India y México luchan denodadamente, decididamente, contra la ignorancia, la pobreza y la insalubridad y, para nosotros, la paz es una condición de ser, no una cosa que se nos pueda dar por agregado y que de ella pudiera prescindirse en algunas circunstancias.

Por estas razones, señor Primer Ministro, es por lo que, como jefe del Estado mexicano, me enorgullezco de datos la bienvenida.

¡Bienvenido a esta patria de México que lucha, como la India, por la paz entre los hombres!