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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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Discurso del C. Presidente de la República, general Lázaro Cárdenas, en el Congreso Constituyente de la Confederación Nacional Campesina.

Agosto 28 de 1938

Discurso del C. Presidente de la República, general Lázaro Cárdenas, en el Congreso Constituyente de la CNC.

Asistimos a un acto trascendental al ver realizado el esfuerzo colectivo, que a través del Partido de la Revolución Mexicana y con la cooperación leal y entusiasta del Departamento Agrario, de las autoridades locales, de la Confederación Campesina Mexicana y de las Ligas de Comunidades Agrarias en la República, ha venido haciéndose por llegar a la unificación campesina, cuyo acto hoy se celebra por medio de esta convención nacional de la que habrá de salir por voluntad libre y espontánea de ustedes los congresistas, la directiva de la nueva confederación que debe asumir la responsabilidad de los intereses sociales de todo el conglomerado campesino del país, y con mi carácter de leal amigo de ustedes y como responsable de esta unificación, me permito someter a la consideración de la asamblea, los siguientes puntos:

Para la elección de los dirigentes fijarse en aquellos elementos de clase que le tengan cariño a la masa y que hayan mostrado capacidad y honestidad para asumir tan grave responsabilidad.

Darle representación a la mujer en la directiva nacional por medio de una secretaría para que lleve a cabo la organización nacional de las mujeres campesinas que con actitud ejemplar han venido desarrollando una acción muy trascendente y meritoria en los aspectos: educativo, organización de trabajo, eliminación de centros de vicio, organización de cooperativas de producción y consumo y en otras muchas actividades que las hacen acreedoras a que se piense y se apoye de una manera leal y decidida su completa reivindicación.
Preocupación constante tanto de la directiva nacional como de las Ligas de Comunidades Agrarias, es cuidar empeñosamente de que prive un espíritu de fraternidad y de unión entre todos los campesinos del país y de atraer al seno de su organización a los pequeños grupos que por diferencias personales o por falta de un ,claro sentido de responsabilidad de mantenerse disciplinados a sus organizaciones de clase, se encuentran hoy alejados de las ligas estatales, preocupándose también de mantener una leal y sincera solidaridad con las organizaciones obreras de todo el país, con las que los ligan intereses vitales de clase.

Impedir que se lance a los elementos organizados en contra de las autoridades locales, para satisfacer intereses individuales o de grupos que estén en pugna con los funcionarios. Las autoridades están obligadas a ayudar a resolver preferentemente las necesidades campesinas, pero necesitan las autoridades el apoyo de las mismas masas para cumplir con su responsabilidad política y social; debiendo preocuparse los campesinos por mantener la armonía con las autoridades locales, para que éstas sientan el estímulo de las propias masas y puedan, así atender las mejor. No cumple con su deber la directiva que lanza a la organización que representa en contra de las autoridades, ya que tiene el camino expedito para hacerse oír y hasta para exigir las garantías a sus derechos dentro de una gestión inteligente y serena.

Nadie tiene derecho a usar de las organizaciones campesinas, para satisfacer sus intereses personales.

Las organizaciones campesinas, así como las obreras, tienen una misión más alta que cumplir: velar por la realización del programa social que habrá de elevarlos en lo moral y en lo económico.

Hay que entender que estamos dentro de un régimen revolucionario y que se hace indispensable que concurran al mismo fin social que se persigue, autoridades y los sectores interesados en la realización de los postulados de la Revolución Mexicana y antes que aconsejar luchas estériles, hay que actuar dentro de un plano consciente de responsabilidad.

Es conveniente se discuta si debe existir o no que el Secretariado de la Directiva Nacional o de las Ligas de Comunidades Agrarias se lance en el mismo o en el siguiente periodo de su actuación social, a campañas políticas en favor, ya que la experiencia nos ha demostrado que esto es una de las causas que más divisiones originan en el seno de las mismas directivas, por haber siempre más de un aspirante al mismo puesto de elección popular y por otra parte, se distraen de sus funciones sociales y de los intereses de las organizaciones al dedicarse a actividades políticas.

Formular programas mínimos de acción que puedan realizarse en beneficio de las comunidades, en educación, en la clausura de centros de vicio, en protección a la infancia, en higienización, en atención especial a la organización de la mujer, en la aplicación de una mejor técnica en los cultivos, en el combate de las plagas, en la organización del crédito y en todo aquello que sea del interés de ustedes mismos y que pueda engrandecer a la nación.

Evitar en el seno de sus organizaciones toda imposición y que la única voluntad que prevalezca en los actos de la vida social de los trabajadores sea la de las mayorías, y que cuando éstas hayan dado su decisión se mantengan la disciplina a los acuerdos tomados, para que así pueda contar la propia clase campesina con una organización responsable y de positiva fuerza moral.

Por último, debe llevarse al ánimo de todas las comunidades agrarias, que se actúe dentro de un estricto régimen democrático para que se mantenga la unidad que se busca, pues de ajustarse a este lineamiento, la organización campesina habrá contribuido a realizar el ideal más grande de la Revolución Mexicana que es el de llegar a implantar en el país la democracia de los trabajadores.