Diciembre 9 de 1936
La conversión de los revolucionarios mexicanos.
Resultaría muy interesante emprender un estudio sobre el proceso mental de los militantes de relieve en las luchas políticas de nuestro país, porque las conclusiones de esa investigación ayudarían a precisar el verdadero propósito de los diversos movimientos cívicos de nuestra historia contemporánea, y la genealogía revolucionaria de sus caudillos, de sus directores y de sus líderes.
La Revolución —como se sigue llamando por excelencia al estallido popular iniciado en 1910— se halla en los actuales momentos como un hijo cuya paternidad se disputa un conjunto de individuos que desean asumir la responsabilidad gloriosa de haberlo engendrado o de haberlo educado, y que en vista de su éxito biológico —juventud prometedora de grandes obras para el porvenir—, no permiten que se le pervierta o se le desligue de sus progenitores. Esta actitud de los que se autodenominan padres de la Revolución es por sí misma reveladora de un concepto anticientífico y egocéntrico del proceso histórico, y no valdría la pena comentarla, por su carácter deleznable; pero no es la teoría falsa de los padres o tutores de la Revolución la que importa analizar, sino a los mismos individuos que la profesan, a través de su evolución ideológica, como índices del alcance que cada etapa de la Revolución se propuso conseguir y como jueces de su propia conducta pasada y presente, medida por su pensamiento de ayer y de hoy.
Las bases para ese estudio pueden ser, entre otras, las que siguen:
1.- Qué opinaban al iniciar su vida pública respecto de la supresión futura de la propiedad privada, y qué opinan hoy sobre el problema.
2.- Qué pensaban sobre la nacionalización de las tierras, del subsuelo, de las aguas y de los instrumentos físicos o naturales de la producción económica, y qué piensan hoy.
3.- Qué doctrina sustentaban acerca del desarrollo y de la penetración del imperialismo en los problemas económicos, políticos y sociales de México, y cuál es la que profesan ahora.
4.- Cuáles eran sus ideas sobre los límites y las condiciones para el capital invertido en la industria ubicada en México, en relación con la autonomía económica y política del país, y cuáles son las que sustentan ahora.
5.- Qué juicio les merecían las gestiones diplomáticas —públicas o privadas— para exigir a nuestro gobierno protección para los intereses materiales de los extranjeros residentes en México, y qué juicio les merecen hoy esas mismas gestiones.
6.- Qué opinaban sobre el pago de la deuda agraria y qué opinan hoy sobre ella.
7.- Cómo calificaban las reclamaciones por los daños causados por la Revolución a los extranjeros y a los mexicanos, y cómo las califican ahora.
8.- Qué juicio tenían sobre la deuda pública y sobre la deuda privada de México; qué medios propusieron o aceptaron para librar al país de esas cargas, y qué juicio tienen hoy sobre el asunto.
9.- Qué criterio sustentaron respecto de la intervención, directa o indirecta, de los Estados Unidos en los problemas propios de México, y qué conducta asumen hoy a ese respecto.
10.- Qué programa agrario aceptaban antes y cuál es el que hoy sugieren.
11.- Cuál era su conducta ante las actividades políticas del clero —en sus diversas formas— y cuál es su actitud actual.
12.- Qué opinaban sobre el movimiento obrero como fuerza fundamental para la transformación del régimen burgués, y qué opinan hoy.
13.- Qué opinaban sobre las huelgas y qué opinan ahora.
14.- Qué opinaban sobre la forma de realizar la democracia en México, y qué opinan hoy. Qué garantías creían que debían otorgarse a los sectores o partidos menos avanzados que el gobierno en las luchas cívicas, y cuáles derechos creen hoy que deben reconocérseles.
15.- ¿Aceptaron públicamente o con su silencio, la imposición de alguno o de varios candidatos para los puestos de elección popular? ¿Qué opinan hoy sobre la postulación de candidatos oficiales del Partido del Estado?
16.- Qué relaciones personales tenían con los representantes de la clase patronal, y cuáles tienen ahora.
17.- Qué fortuna tenían al iniciar su carrera política y a cuánto asciende su actual patrimonio.
18.- ¿Los que hoy tienen haciendas, ranchos o fábricas, las tenían antes de haber iniciado su carrera política?
19.- Qué opinaban sobre la aplicación del criterio político para calificar los derechos de las personas y de las instituciones, como la libertad de prensa, la libertad de pensamiento y la libertad de la censura al gobierno.
20.- Qué valor social y qué valor individual reconocían a las creencias religiosas, y cuál les reconocen hoy.
21.- Qué opinaban sobre el derecho del Estado a orientar la conciencia pública, mediante la escuela y los demás servicios educativos, y qué opinan respecto de la reforma del Artículo 3° de la Constitución.
22.- Qué opinaban sobre la necesidad de emplear la violencia para destruir las causas que produjeron el régimen porfirista y qué opinan hoy respecto de la táctica de la lucha que debe emplearse para cumplir los últimos designios de la Revolución.
23.- Cuál era su juicio respecto del término de la Revolución Mexicana y cuál es la opinión que hoy sustentan sobre el desarrollo futuro del mismo movimiento.
¿A cuántos de los hombres prominentes de la Revolución, en el campo de la lucha armada o de la lucha ideológica, ha conservado la Revolución hasta hoy, con su actitud originaria? ¿A cuántos de ellos han conquistado la clase propietaria o la clase conservadora, haciéndolos entrar en sus filas o en sus creencias o elevándolos al rango de defensores de sus intereses? ¿Cuántos de los revolucionarios de ayer son dignos de llamarse revolucionarios de mañana?
En cuanto se haga el estudio que sugiero, la juventud de México aprenderá en él, sin duda alguna, más que en todos los libros que hasta hoy se han escrito sobre los hechos del último cuarto de siglo.
El Universal. 9 de diciembre de 1936.
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