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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1928 Manifiesto a la nación

Los Altos, Jalisco, 4 de Agosto de 1928. Enrique Gorostieta
 

1.- Hace más de un año que el Pueblo Mexicano, harto ya de la oprobiosa tiranía de Plutarco Elías Calles y sus secuaces, empuñó las armas para reconquistar las libertades que esos déspotas le han arrebatado, especialmente la religiosa y de conciencia. Durante ese largo periodo, los “Libertadores” se han cubierto de gloria y los TIRANOS no han logrado otra cosa que hundirse más en el cieno y la ignominia, al pretender ahogar en sangre los pujantes esfuerzos de un pueblo que los detesta y que está decidido a castigarlos.

Cierto que no se ha obtenido la victoria final, pues son muchos los recursos materiales con que cuentan nuestros opresores, pero también es cierto que así se ha probado al mundo que el pueblo ha empuñado las armas contra sus TIRANOS, no movido por un transitorio sentimiento de ira y de venganza, sino impulsado y sostenido por altísimos ideales. Los “Libertadores” han derramado generosamente y sin medida su noble sangre; la juventud, la edad viril, la ancianidad y hasta la niñez y la mujer, han escrito brillantísimas páginas que inundarán de gloria a las generaciones que nos sucedan y el triunfo será nuestro en esta lucha sangrienta contra la bárbara disolución bolchevista, será el cauterio para las Américas y tal vez el principio de la curación universal.

Tanto dolor, tanto valor, tantos heroísmos, serán las bases inconmovibles en que se siente la futura grandeza de la Patria y ante el magnífico espectáculo que México está ofreciendo al mundo, éste ha prorrumpido en exclamaciones de asombro y ha dado muestras ardientes de admiración, a pesar del silencio con que los tiranos y sus amigos del extranjero, han pretendido en volver tantas hazañas gloriosas, tanta abnegación, tanta fe, tanta perseverancia y tanto heroísmo.

2.- Pasó a la historia el generoso gesto de Serrano y de Gómez, quienes acompañados de un selecto grupo de revolucionarios se enfrentaron a los déspotas en defensa de un ideal que ay er fue bandera, y a pesar de disponer de grandes recursos materiales, sucumbieron a los traidores golpes del puñal que en la sombra dirige el TIRANO, su antiguo amigo, los “Libertadores”, antes que ellos y después de ellos, han permanecido firmes, inquebrantables, a pesar de su pobreza, a pesar de que se les ha negado todo recurso exterior, a pesar de que muchos que deberían estar con ellos les han negado cobardemente su ayuda y cooperación.

3.- El Embajador de una Nación poderosa que ha intentado resolver los problemas nacionales poniéndolos en armonía con los intereses de su Patria (una tarea cuando se intenta tratar con hombres que como nuestros opresores no tienen idea del honor) ha tenido que confesar después de una labor perseverante de nueve meses, que es imposible resolver esos problemas, si antes no se resuelve el primero: el de nuestra libertad. Porque entretanto, el erario estará exhausto por las continuas sangrías que ocasiona una guerra que no tiene otro fin que la caída del opresor.

4.- La actitud admirable de los “Libertadores” es tanto más asombrosa cuanto que ha roto con las prácticas y procedimientos que han seguido en México, cuantos han requerido las armas para defender sus derechos contra la Autoridad, o para satisfacer sus ambiciones.

Nuestros guerreros han carecido hasta ahora de Jefe Supremo, de un caudillo, y no han exigido para combatir contra los opresores de la Patria, la adopción de un plan: esto es un país de incurable caudillaje, y en donde los programas son el obligado señuelo de los pueblos. Es indudable que esas circunstancias han sido una de las causas que han retardado la victoria, pero también demuestran que los “Libertadores” combaten por un ideal firmísimo que inflama su corazón y lo sostiene en esta larga lucha: todo su programa, todas sus aspiraciones, han quedado simbolizados en un grito santo y bendito que sintetiza la civilización y la libertad cristiana, y las bases fundamentales de la Patria y de la Nacionalidad: “ ¡Viva Cristo Rey! y ¡Viva la Virgen de Guadalupe!”

5.- Sin embargo, es menester declararlo: Aunque hay a faltado un Jefe visible, y aunque no se hay a cristalizado un programa, las más altas aspiraciones que agitan intensamente el alma de la Patria, sus más nobles anhelos, sus sentimientos pujantes de dignidad, que son ultrajados por los opresores, han encontrado un órgano para encauzarse y organizase, órgano creado en verdad, por la viva necesidad sentida, y él se ha encargado hasta ahora de un modo superior y casi invisible, de dirigir estos esfuerzos, de orientar esas aspiraciones, de hacerse cargo del movimiento todo de resistencia contra los TIRANOS: la LIGA NACIONAL DEFENSORA DE LA LIBERTAD RELIGIOSA. Así ella, con todo derecho se ha convertido en la genuina y legítima representación nacional.

6.- El desarrollo de los acontecimientos exige que y a se ponga remedio a las deficiencias apuntadas. Por eso, la misma LIGA, respondiendo a las justificadísimas exigencias de los combatientes y de cuantos anhelen el derrumbamiento de los tiranos, y sujetándose con toda lealtad y fidelidad a las bases constitutivas de su existencia, ha resuelto que se dote al MOVIMIENTO DE DEFENSA, tanto en el orden civil como en el militar de Jefes visibles que acaben de dar unidad a la ACCION LIBERTADORA y que sepa el mundo de un modo concreto qué es lo que pretendemos, cuál es nuestro programa y la forma de realizarlo.

7.- Por esa causa, ha determinado nombrarme JEFE MILITAR DEL MOVIMIENTO LIBERADOR y en nombre de la Nación me are vestido de las facultades necesarias en Hacienda y Guerra para cumplir con la ardua misión que me ha encomendado. Ella responderá ante la Nación, ante la Historia y ante Dios, de porqué me ha designado a mí.

Soy militar, conozco y siento la alta misión que me corresponde desempeñar en estos esfuerzos que la Patria hace para recuperar sus libertades, y desde hace más de un año he abandonado todo, hasta lo que hay de más caro en el corazón de hombre, y no puedo retroceder ante la orden que me impone la representación nacional. Acepto, pues, resuelto, el cargo que se me confiere y desde ahora contraigo formal compromiso, amparado con mis protestas y juramentos de soldado y de hombre honrado, de ponerme a las órdenes del Jefe Civil del Movimiento Liberador, en el acto se haga la designación respectiva, y acatar sus disposiciones y resoluciones.

8.- El programa que adopta el Movimiento Liberador, de acuerdo con la Liga y que responde en todo a mis convicciones, puede concretarse en esta sola palabra: LIBERTAD. Libertad de conciencia y religiosa, libertad de trabajo, libertad de imprenta: ¡TODAS LAS LIBERTADES!

9.- Para alcanzar este fin, se han tenido en cuenta las consideraciones que a continuación expreso, a efecto de escoger los medios de que el Movimiento Liberador debe valerse. N o es menester romper con el pasado, aunque en él hay a mucho malo y deplorable. Durante sesenta años, la Constitución de 1857 fue la norma jurídica de la Nación, la que sirvió de base a las relaciones internacionales, y aunque en verdad, no traduce el sentir real y efectivo del pueblo mexicano, es menester fijar una base existente que sirva de punto de partida y evitar a todo trance que nuestro movimiento se manche con las brutalidades y las infamias que caracterizan el periodo preconstitucional, y porque el convocar y celebrar un Congreso Constituyente traería motivos de perturbación y de inseguridad que deben evitarse al organismo nacional, por tanto tiempo sujeto a toda clase de tiranías conturbadoras y demagogias asesinas. Ha sido menester adoptar una Constitución y entre la vieja Constitución de 1857, pura y genuina, sin las ley es sectarias de la Reforma y los inauditos despropósitos de la de 1917, la elección no ha sido difícil.

10.- A demás, los acontecimientos actuales han proporcionado el medio de suprimir las asperezas de la vieja Constitución. El pueblo mexicano, por medio de DOS MILLONES DE FIRMAS, ha manifestado, de un modo indudable su voluntad, en un plebiscito nacional, entiendo en momentos en que el alma de la patria podría revelarse de la mejor manera, porque no se trataba de plegarse a la voluntad del TIRANO, sino de enfrentarse con él: el número considerable de firmas, el corto  tiempo en el que se recogieron y los obstáculos muchas veces vencidos, heroicamente, que los opresores y sus secuaces opusieron para que el pueblo aclamase por ese medio su libertad, son razones concluyentes para reconocer y declarar que, desde luego, deben tenerse por incorporados en la Constitución las reformas pedidas el día 6 de septiembre de 1926. He allí un caso en que debe aplicarse el precepto contenido en el artículo 39 constitucional, porque la soberanía del pueblo no sólo debe ejercitarse para determinar la forma de gobierno, sin las bases que norman el pacto fundamental. El pueblo entonces ejercitó su soberanía y expresó clara y terminantemente su firme voluntad.

11.- Pero si la voluntad de la Nación se ha expresado y a una vez, debe conservarse expedita la vía para manifestarse. Si las ley es se dan por la sociedad y para la sociedad, la sociedad puede manifestar su voluntad soberana, no sólo por medio de sus representantes, que muchas veces son infieles o malos intérpretes, sino directamente por medio del “referéndum” y del “plebiscito”. Por eso, desde ahora, se reconocerá que la Constitución podría ser reformada no sólo por el procedimiento único que ella señala en el penúltimo de sus artículos, sino por votación directa, por medio del “plebiscito” y del “referéndum”.

12.- Si es cierto que no debemos romper con el pasado, también es cierto que debemos tener clara la conciencia de las necesidades actuales y de la evolución que los pueblos van teniendo en el sentido de elevar a las clases populares. Esa tendencia, esas aspiraciones deben ser reconocidas y son aceptadas por los “Libertadores” sin temor. Todavía más, ellos, que no son otra cosa que el pueblo mismo, verdaderos representantes de la clase humilde por ser salidos de ella y por ser ella la que los sostiene y los afrenta en esta epopeya contra la barbarie, para cumplir hasta con un deber de mera gratitud, declaran QUE EXIGIRAN CATEGORICAMENTE Y TENDRAN COMO VALIDAS, cuantas disposiciones se hayan dado por gobiernos revolucionarios o no revolucionarios, en favor de las clases populares, sin más límite que el que impongan en cada caso el derecho natural y la justicia.

Refiriéndonos al llamado problema agrario, declaramos: que habiendo la revolución creado ciertos intereses más o menos ilegítimos, cuyo desconocimiento lastimaría al público en grado sumo, nuestra autoridad tomará medidas conducentes a lograr un convenido equitativo entre expropiados y despojadores y sentará las bases para que aquellos reciban la justa indemnización y éstos, títulos de origen sin tilde o lacra.

13.- Cuando las naciones pasan por los duros y gloriosos trances por que va atravesando nuestra Patria, toman resoluciones radicales en su vivo anhelo de salvarse. Con todo valor debemos ver el porvenir, no solo para aceptar con los brazos abiertos las reformas sociales en el mundo del trabajo, sino también para aceptar entusiasmados la colaboración de la mujer en los trabajos de redención patria. Ella ha sido, si, y hay que declararlo con legítimo orgullo, la que en gran parte ha despertado la conciencia nacional: la que ha llevado a los hombres en estos días de prueba, a la cúspide del heroísmo; la que, con una perseverancia, y un valor sin igual, ejecuta a diario en forma en verdad admirable, actos heroicos que permanecen ocultos, pero que algún día serán inmortalizados por las artes en sus más elevadas manifestaciones. La mujer mexicana, la guardiana de la santidad del hogar y de las patrias tradiciones, no podía permanecer independiente en esta lucha. Y si ha sido el agente poderoso y decisivo en los momentos de defensa, tiene todo derecho para continuar desarrollando vigorosa y resuelta su acción salvadora, en la hora de la reconstrucción nacional.

Mentira que sólo los hombres estamos interesados en resguardar las instituciones fundamentales; que seamos los únicos destinados a ello: para defender la santidad del hogar, nada tan grande y formidable como el corazón y las virtudes de una esposa y de una madre mexicanas. Por eso, siguiendo las modernas tendencias democráticas, es de justicia que la mujer pueda emitir su voto cuando se trate de decidir los puntos fundamentales de la vida, de la nación y de la libertad; cuando el pueblo, en ejercicio de su soberanía, manifiesta su voluntad en los “reférendums” y en los “plebiscitos” .

15.- Supuesto lo dicho, se declara:

(I).- Nombrado por la genuina representación nacional, asumo el cargo de JEFE MILITAR DEL MOVIMIENTO LIBERTADOR.

(II).- El Movimiento Libertador, tanto en el orden civil como en el militar, queda sujeto, desde luego a las siguientes bases.

(III).- Se confirma el desconocimiento que los “Libertadores” han hecho de todos los poderes usurpadores, así de la federación como de los Estados.

(IV).- Se decreta el restablecimiento de la Constitución de 1857, SIN LAS LEYES DE REFORMA; pero desde luego, quedan incorporadas a sus preceptos y, por tanto, reformados los artículos correspondientes, las modificaciones que exigió el plebiscito nacional efectuado en 1926, respaldando el curso formulado por los Olmos. Prelados Mexicanos, con fecha 6 de septiembre del mismo año.

(V).- La Constitución podrá ser reformada por el procedimiento establecido en el artículo 127 de la misma, y por “plebiscito” y “referéndum”, para que todos los ciudadanos, armados o no, puedan manifestar sus deseos y así el pueblo mexicano tenga por fin una Constitución verdaderamente suya, nacida de sus anhelos y tradiciones, y que corresponda a las necesidades populares.

(VI).- En los casos en que se haga uso del “plebiscito” o “ referéndum”, la mujer may or de edad tendrá obligación de votar.

(VII).- Se tendrán como válidas cuantas disposiciones hayan sido expedidas hasta la fecha, que tengan por objeto reconocer el derecho de los hombres de trabajo para sindicalizarse, hacer valer sus derechos, defenderlos y mejorar su condición, siempre que sean justos. La aplicación de dichas disposiciones será efectiva para ellos en favor de quienes se expidieron y no en beneficio de favoritos.

(VIII).- En materia de dotaciones ejidales, el Gobierno Libertador establecerá comisiones que arreglen convenios entre los ejidatarios y los propietarios, y adoptará procedimientos adecuados para que la indemnización que se va apagar a éstos sea efectiva y justa. Además, se continuará, donde sea necesario y útil para el bien común, la distribución de propiedades rurales; pero en forma justa y equitativa y previa indemnización; de este modo se procurará hacer la propiedad asequible al mayor número.

(IX).- El jefe Militar tendrá todas las facultades que sean necesarias en los ramos de Hacienda y Guerra. Nombrado el Jefe Civil, el Militar conservará las facultades que le corresponden y reconocerá en él la autoridad suprema del Movimiento Libertador.

(X).- Al tomar la Capital de la República y restablecerse el orden en la Nación, se procederá a la reconstrucción política de la misma, conforme a los preceptos de la Constitución de 1857.

MEXICANOS:- El Movimiento Libertador se ha conquistado la entusiasta admiración del mundo y vanos han sido los esfuerzos del TIRANO para ocultar la verdad. ¡Mexicanos!... El Ejército Libertador, DESNUDO Y HAMBRIENTO, sin armas casi y sin organización, obtiene victoria tras victoria sobre el ejército del déspota, plétora de pertrechos y henchido de elementos. ¿Qué, acaso somos otro pueblo o mejores soldados? ¡No! Es que las causas justas traen, de inmediato o a la postre aparejado el triunfo y por eso la simiente que sembrara el Cura bendito de Dolores, dio por fruto más tarde la enseñanza de las Tres Garantías. Y por eso, la simiente de “La Piedad” y “Bayácora”, fructificará mañana en nuestro triunfo. La sangre fecunda de nuestros mártires, el valor, la abnegación, la inquebrantable fe de nuestras huestes, el desinterés de que han dado prueba nuestros soldados así lo hacen sentir. No desmayéis en el sostenimiento de la causa y no os produzca cansancio la ayuda que con generosidad venís impartiéndonos.

Revolucionarios de verdad: campeones de un principio, defensores de un ideal, que desafiasteis las iras del déspota y que sufrís persecución y exilio, venid, venid a nuestras filas, que nuestra bandera es la vuestra: la bandera de México. Queremos que ella a todos nos cobije, que nadie quede fuera.

COMPAÑEROS DEL ANTIGUO EJERCITO, CAMARADAS DE CHAPULTEPEC: La Nación os contempla y muy pronto dictará su fallo justiciero. Aún es tiempo de hacer olvidar una claudicación que entregó a la sociedad inerme en manos criminales. La tropa está lista y formada. Soldados mejores que ayer, van entrar en combate, de hecho y a están combatiendo. Con tales soldados la victoria es muy fácil si contamos con quien los dirija. La Nación os premie. Sirvan solos, triunfarán... ¡Vive Dios!, pero arroyos de sangre costará la victoria. La Historia os lo demande.

Y vosotros, compañeros de lucha, compañeros de derrotas, compañeros de sufrimientos. ¡Vencedores de Troneras y San Julián, de Jalpa, Manzanillo y Asís! Con mi nuevo carácter nada nuevo tengo que deciros. Seguiré con vosotros como antes; como antes sufriré con vosotros el hambre y la sed. Como siempre pelearé a vuestro lado. Como siempre exigiré lealtad y obediencia, valor y admiración. Como antes os ofrezco llegar hasta el fin y como antes, POR UNICO PREMIO: LA SATISFACCION DEL DEBER CUMPLIDO. Animo, la victoria está cercana y ahora más que antes, esto sí, os exhorto a que, a todos los vientos y a toda hora sólo se oiga nuestro grito de guerra: ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA VIRGEN DE GUADALUPE! ¡MUERA EL MAL GOBIERNO!

DIOS, PATRIA Y LIBERTAD

Los Altos, Jalisco, a 4 de agosto de 1928

General Enrique Gorostieta