Campamento revolucionario en el Estado de Morelos, septiembre 5 de 1919.
A LOS REVOLUCIONARIOS DEL SUR
La Revolución del sur acaba de dar un gran paso, acaba de obtener un hermoso resultado, más importante que cien victorias en los campos de batalla, al ponerse de acuerdo en la elección de un General en jefe, de un Director Militar a la vez que político.
Con ese nombramiento el Sur confirma y consolida su unidad, pues está en peligro con la muerte de nuestro jefe inolvidable el C. General Emiliano Zapata. La revolución cobra con esto nuevos alientos, adquiere la fuerza moral que necesitaba, y de hoy en adelante ya no podrá decirse de ella que a la muerte del jefe Zapata, ha quedado como una colectividad desorganizada, como un cuerpo sin cabeza.
Hoy se verá que el Sur sigue siendo como antes de la muerte de su caudillo, un movimiento organizado, que guiado por altos ideales, fuerte por la unión y consiente de sus finalidades marcha sin titubear hacia su noble objeto: la emancipación de los campesinos por medio de la conquista de la tierra.
Tierra y libertad, sigue siendo el grito de los surianos; tierra y libertad siguen siendo sus más gratos anhelos; hoy como ayer, agrupados en torno del Plan de Ayala, fieles a la memoria y al ejemplo del ilustre muerto, ardorosos y entusiastas por alentar en sus almas la convicción de tener la justicia de su parte, los agraristas del sur serán los incansables defensores de los ideales del humilde, los paladines del derecho desconocido por los poderosos, los hermanos firmemente unidos por el amor a sus principios, por el recuerdo de sus luchas, del Ejército Libertador, que tuvo por jefe al más grande de los morelenses y al primero de los mexicanos.
Gildardo Magaña el hombre que hoy substituye al General Zapata, no tendrá su gloria, pero tuvo su confianza y es digno de ella. Los que a su lado hemos trabajado, lo hemos visto siempre -ahora -y antes consagrado a la causa, activo y empeñoso, prudente y hábil, conciliador y ecuánime, honrado y justiciero, velando por la pureza de los principios, afanándose por el triunfo de ellos, dedicando todo su esfuerzo y toda su energía a hacer más amplia y más extensa la obra de la Revolución, a aumentar el número de sus afiliados, a extender cada día más la esfera de su influencia.
Y en lugar de encerrarse en una política egoísta y pasiva, exclusivista y absorbente, como lo fué la del funesto Palafox, vemos al General Magaña, lo hemos visto todos, esforzándose por ganar simpatizadores para la Causa Suriana, aumentar la fuerza y el prestigio de la Revolución, por medio de la unificación de sus diversos elementos, dar a conocer en todas partes (en la República y en el extranjero) la justicia y la alteza de nuestros ideales y hacer, en fin, que nuestro grupo, antes aislado y orgullosamente recluido en las montañas, sea hoy, conocido y respetado por los otros grupos revolucionarios del pais y por las colectividades concientes de los pueblos extraños.
Gildardo Magaña, el hombre de la unificación, era el hombre indicado en estos momentos para guiar y conducir al triunfo a los agraristas del Sur. ¡Nada de exclusivismos, nada de discolerías, nada de discordias y de ambiciones impuras!
Llamar al seno de la Revolución Agrarista a todos los mexicanos, a todos los hombres capaces de comprender la justicia del ideal campesino; hacernos fuertes con el apoyo y con el concurso de todos los demás revolucionarios de la República, escoger y no rechazar a todos los individuos que quieran ayudar al pueblo a redigirse; en una palabra substituir la antigua política palafoxiana de selvático aislamiento por una sana y fecunda política de atracción y de concordia; tal es, ha sido y será la obra del General Magaña; tal es uno de los más grandes deberes de los agraristas surianos, de todos los que quieran ver convertidas en realidades las aspiraciones de nuestro jefe, C. General Zapata.
Para esto necesitamos primero que nada, la unión; la unión bajo una sola bandera y bajo un sólo jefe. De nada servirán cien victorias, si estamos desunidos, si unos a otros nos vemos como adversarios y como enemigos. Las discordias han impedido hasta aquí el triunfo del Sur. Que la nueva era de unión, y de hermandad que hoy solidamente se inicia, pueda conducirnos al triunfo de modo rápido y seguro.
Es este el mayor deseo de los subscriptos, que al felicitar a sus hermanos por el triunfo alcanzado, los exhortan a que sigan por todo y en todo el ejemplo, las instrucciones de honradez, de seriedad y de firmeza, y el glorioso camino que nos dejó trazado el ya inmortal Emiliano Zapata.
REFORMA, LIBERTAD, JUSTICIA Y LEY.
Campamento Revolucionario en el Edo. de Morelos, septiembre 5 de 1919.
Fuente:
Espejel Laura, Alicia Olivera y Salvador Rueda. Emiliano Zapata. Antología. Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (INEHRM), México, 1988. P. 454-455. (Fuente: AGN, Fondo Genovevo de la O, Caja 19, Exp. 9, f. 7.)
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