Septiembre 1 de 1918
RELACIONES EXTERIORES
La República continúa neutral en medio del conflicto europeo, que cada día envuelve a otros países, habiendo demostrado la experiencia que el Gobierno de mi cargo ha tenido razón en proclamar y mantener la neutralidad, y mereciendo tal conducta la aprobación unánime de la opinión pública. El Ejecutivo se congratula de haber obtenido con el mantenimiento de la neutralidad, el bienestar del pueblo.
Para cumplir debidamente los deberes que impone la neutralidad, la Secretaría de Relaciones giró oportunamente e hizo repartir con profusión una circular consignando los principios relativos del Derecho Internacional y las Convenciones aplicables de La Haya; pero a pesar de que todas las autoridades, cada una en su esfera de acción. han observado las inspiraciones del Ejecutivo para guardar una leal y estricta neutralidad, México se ha visto obligado en repetidas ocasiones a hacerla respetar, presentándose algunos casos delicados y difíciles, que autorizan al Ejecutivo a decir que el mantenimiento de su actitud ha sido un esfuerzo constante por parte del Gobierno.
El Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, para abastecer suficientemente y satisfacer las necesidades de sus aliados, ha dictado una serie de disposiciones restringiendo su importación y su exportación, así como el tráfico de personas por nuestra línea divisoria. El Gobierno mexicano intentó un convenio para el intercambio comercial, a fin de obtener, por los artículos que produce México, y que necesitan los Estados Unidos, algunas cantidades de cereales y otros abastecimientos. Los comisionados llegaron a formular un proyecto de convenio, que el Ejecutivo no aprobó por parecerle que no llenaba las necesidades del momento y por contener ciertas cláusulas contrarias al Derecho Público. Durante largo tiempo, el país ha vivido con sus propios recursos, sin padecer privación de ninguna cosa, gracias a su admirable vitalidad y fecundo suelo. A últimas fechas, el Presidente de los Estados Unidos, deseando dar una prueba de verdadera amistad a México, ha declarado que permitiría la compraventa de artículos de primera necesidad y otros; habiéndose efectuado, en virtud de tal franquicia, algunas importaciones de relativa cuantía.
En materia comercial, el Gobierno ha tenido que resolver algunas otras cuestiones relacionadas también con su neutralidad. Las llamadas "listas negras" no son sino restricciones al comercio de un país neutral, impuestas por los beligerantes para impedir toda transacción con los súbditos de un país enemigo. México no ha reconocido tales listas y en su territorio no tienen fuerza de ley, habiéndose prestado varios casos en que han tenido que intervenir las autoridades mexicanas en forma enérgica para obligar a los capitanes de bosques a entregar mercancías consignadas a individuos o negociaciones comprendidas en las "listas negras" y cuya entrega era rehusada por ese motivo. Daré cuenta del siguiente caso: El capitán del vapor "San Pedro" se negaba a entregar mercancías que traía consignadas a una casa mexicana y a otra alemana en Guaymas. El Cónsul de Estados Unidos llegó a convenir en que debían ser entregadas. No así el Cónsul de Inglaterra, quien sólo permitió el desembarque para la casa mexicana. Se le exigió al capitán una fianza de consideración; se hizo la representación correspondiente al Gobierno de Estados Unidos, advirtiéndose que el Gobierno mexicano se vería en la necesidad de retirar el exequátur a los cónsules americanos que repitieran el procedimiento del de Guaymas, y como el Cónsul británico se mostró notoriamente hostil y fue el que determinó la conducta del capitán, le fue retirado el exequátur.
Para acabar con la parte relativa a las restricciones en su comercio marítimo, que ha sufrido México, con motivo de la guerra mundial, debo dar cuenta a esta H. Representación Nacional, de que el Gobierno de los Estados Unidos del Norte ha establecido severas disposiciones para el aprovisionamiento de carbón y víveres a los barcos que zarpen de sus puertos, pues no se les proporciona el combustible si no se comprometen el capitán o el propietario a volver a puerto americano una vez que el buque sea descargado en el punto de su destino. Como esta disposición perjudica a nuestro comercio, se ha tratado de obtener alguna excepción en favor de nuestras embarcaciones.
Es preciso consignar algunos casos de violación a nuestra neutralidad. Numerosas unidades de la marina de guerra de los Estados Unidos han llegado a nuestras aguas territoriales de ambas costas y se han ajustado por lo general a los principios de Derecho Internacional, referentes a permanencia en los puertos, aprovisionamientos, derecho de vista, etc., etc. Digo en general, porque ha habido algunas excepciones, consistentes en que esos barcos, en vez de permanecer veinticuatro horas, quedan estacionados algunas más, haciéndose en estos casos las representaciones diplomáticas consiguientes.
En enero próximo pasado ocurrió un incidente en el puerto de Ensenada, Baja California, ocasionado por el comandante del barco de guerra de los Estados Unidos, "Iroquois", que hizo embarcar a algunos de sus marinos en un barco mercante de los Estados Unidos, "North Folk", para obligarlo a salir rumbo a San Diego, California, sin dar aviso a la Aduana ni a las autoridades mexicanas, fundándose en que dicha embarcación mercante violaba las disposiciones de la "Ley de Comercio con el Enemigo." Hecha al Gobierno de Washington por nuestro Embajador una enérgica representación, se nos dieron cumplidas satisfacciones, comunicándonos que el comandante del "Iroquois" había sido separado del mando, como testigo de su falta.
En abril del año en curso, varios marinos que habían desembarcado de algunas unidades de guerra de los Estados Unidos, en Tampico, promovieron un escándalo y dieron muerte al agente de policía mexicana que ocurrió al lugar de los acontecimientos, ocasionando esto una refriega, de la que resultaron muertos dos mexicanos y dos marinos anglo-americanos, quedando aprehendidos los once marinos supervivientes, que después de 16 horas de prisión fueron puestos en libertad, por haberse comprobado que los muertos habían sido los culpables.
La Secretaría de Relaciones tuvo conocimiento de que en el puerto de Mazatlán, el cañonero de la marina de los Estados Unidos "Brutus", había atentado contra la soberanía de México. Dicho barco permaneció en nuestras aguas territoriales más de las 24 horas que las Convenciones de La Haya señalan, y en estas circunstancias, el Vicecónsul británico en Mazatlán solicitó de nuestras autoridades permiso para que un buque mercante de la marina británica que se hallaba en Mazatlán, fuese remolcado por el "Brutus". Nuestras autoridades negaron ese permiso, y como precaución contra cualquier atentado, procuraron cambiar el fondeadero del buque británico "Violet", operación que trató de impedir el caza-submarinos 302, intimando a nuestras autoridades, dentro de las aguas territoriales de México, a suspender la maniobra que habían ordenado, pues de lo contrario haría fuego; y el afecto, se puso en actitud de combate, cargándose el cañón, poniéndose cinta a las ametralladoras y armándose de rifles y pistolas la tripulación. Finalmente se colocó en una posición conveniente para que sus marinos cortaran el cable de remolque, lo que no pudieron efectuar a pesar de sus esfuerzos. Se dieron oportunamente a nuestro Embajador instrucciones para protestar contra semejante atentado.
La Secretaría tuvo conocimiento de que el buque de guerra de los Estados Unidos "Marblehead", en las cercanías de nuestras costas del Pacífico, había detenido a una embarcación mercante de la misma nacionalidad y extraído de ella en calidad de prisionero al contador, ciudadano mexicano Juan R. Ramírez, bajo la inculpación de haber violado ciertas leyes dadas en los Estados Unidos con motivo de la guerra. Nuestras autoridades están haciendo las investigaciones necesarias y tomando todos los pormenores del caso, a fin de proceder como corresponda.
El capitán del puerto de Bahía Magdalena, Baja California, ha informado de que con frecuencia entran barcos de guerra de los Estados Unidos en dicha bahía, y en ella hacen ejercicio, desembarcando sus tripulaciones para ejecutar maniobras en tierra, sin tener siquiera la cortesía de avisar a nuestras autoridades, y permaneciendo más tiempo del permitido por la Ley Internacional. Ya se han dado instrucciones a nuestro embajador para que haga las reclamaciones del caso.
En Tampico están fondeados desde hace mucho tiempo los barcos de guerra de los Estados Unidos "Ozark" y "Annapolis", violando con ello los mismos principios, e interrupción con la actividad de sus aparatos inalámbricos las transmisiones de nuestro Gobierno; el uso de dichos aparatos inalámbricos constituye una nueva violación de las Convenciones de la Haya. Ya se hacen las representaciones del caso, pues el Gobierno mexicano sostiene que la neutralidad de las aguas territoriales mexicanas debe ser estrictamente respetada, sin que en ningún caso ni por ningún motivo pueda justificarse la violación.
Las autoridades de Estados Unidos de América siguen cometiendo, con motivo de la guerra, actos contrarios a los derechos de los mexicanos allí residentes. Al pasar por San Francisco, California, nuestro Agregado Naval a la Legación del Japón, las autoridades marítimas del puerto de San Francisco y tres inspectores de aduana, valiéndose de llaves falsas, abrieron los equipajes de dicho Agregado Naval. Oportunamente se dieron instrucciones a nuestro Embajador para que hiciera la representación correspondiente.
Los vuelos de aeroplanos del ejército angloamericano han continuado sobre nuestro territorio, no obstante las promesas hechas por las autoridades de su país, de impedirlos, y las representaciones que hemos formulado.
Recientemente se tuvo conocimiento de que un caza-submarinos angloamericano, el número 279,se hallaba fondeado por algunos días en un punto de nuestra costa cercano a Santa Rosalía, Baja California; al ser interrogado el comandante por nuestras autoridades acerca de su permanencia, contestó que estaba allí por órdenes de su Gobierno y que no se retiraría sin ellas. Llegó después otro barco de su nacionalidad, y entonces se hizo a la mar, visitando poco después a un buque mercante mexicano que navegaba por allí. En este caso, como en todos, la Secretaría ha dado los pasos conducentes.
El 27 de agosto, al pasar un ciudadano mexicano de Nogales, Arizona, a Nogales, Sonora-poblaciones que están separadas por una calle en la cual la línea divisoria de los países está enmedio, los soldados americanos le marcaron el alto, que no atendió; luego, ya en territorio nacional, le hicieron fuego, ocasionándole la muerte. Los disparos fueron contestados por los celadores mexicanos que estaban de guardia, lo que motivó que se generalizara un tiroteo y que el pueblo de uno y otro lado de la frontera, acudiese con sus armas, tomando parte también la reducida guarnición nuestra, que no llegaba ni a medio centenar de hombres. Los soldados americanos que por el lado Oriente invadieron el territorio de la República, fueron rechazados. El encuentro duró tres horas, habiendo cesado el fuego en virtud de arreglos celebrados entre las autoridades militares mexicanas y norteamericanas, por conducto de nuestro Cónsul en Nogales, Arizona. Hubo trece muertos y quince heridos mexicanos, figurando entre los primeros el Presidente Municipal de Nogales, Sonora, señor Félix B. Peñaloza. El mayor número de muertos y heridos corresponde a la población civil, pues sólo se registró la baja de un soldado y las de dos celadores de la Aduana. La prensa norteamericana ha dado a conocer treinta y tres bajas, entre muertos y heridos, pertenecientes, con excepción de uno, al elemento militar de aquel país. El general Plutarco Elías Calles, Gobernador de Sonora, conferenció con el general americano Campbell, concertándose que las autoridades judiciales de uno y otro país harían las averiguaciones correspondientes sobre el origen del conflicto e informarían a los respectivos Gobiernos. Se convino igualmente que se dictarían medidas recíprocas para evitar que se repitiera el incidente, al que no se atribuyó más carácter, que el meramente local, toda vez que se cultivan buenas relaciones entre los dos pueblos, y que ninguno de los Gobiernos había tenido ingerencia alguna en aquel asunto. El tráfico comercial se reanudó desde luego. El Gobierno mexicano procederá por las vías correspondientes, a resolver este penoso incidente, en términos de estricta justicia.
México ha sufrido, por parte de los países que están en guerra, la violación de su correspondencia, ya no sólo de la ordinaria, sino en algunos casos aun de la diplomática y oficial; pero siempre que ha sido procedente, se ha hecho la debida representación, fundada en los principios del Derecho Internacional.
RECLUTAMIENTO
A causa de la entrada de los Estados Unidos en la guerra europea, el Presidente Wilson expidió una proclama el 18 de mayo de 1917, ordenando que todos los varones residentes en los Estados Unidos, comprendidos entre los 21 y los 31 años, se representaran a registrarse para ser alistados en el ejército. Ya registrados, cada uno podría hacer valer las excepciones que a su favor tuviera para librarse del servicio, alegando nacionalidad extranjera, etc. Multitud de nuestros compatriotas residentes en aquel país pertenecen a la clase obrera, o son simples labradores o artesanos; dada su ignorancia, o no cumplieron con presentarse al registro, o ya registrados, no trataron de excepcionarse, por lo que muchos de ellos fueron obligados a ingresar a filas y algunos otros enviados al campo de la lucha.
En todos los casos en que nuestro Embajador y nuestros Agentes Consulares tuvieron conocimiento de esos incidentes, emprendieron todas las gestiones a su alcance para obtener la baja de nuestros patriotas y el que pudieran volver a sus ocupaciones habituales. Para esto, tropezóse con la grave dificultad de comprobar debidamente la nacionalidad, porque la mayor parte de estos mexicanos carecían de los documentos que demostraran su origen mexicano; sin embargo, en aquellos casos en que nuestro Embajador o nuestros Cónsules tuvieron pruebas suficientes, lograron la baja de los mexicanos alistados en el ejército.
A este respecto, otra grave dificultad surgió. Multitud de individuos de origen mexicano habían tratado de obtener la ciudadanía de los Estados Unidos, haciendo para ello lo que allá se llama "la declaración de intención", que es un trámite previo, a partir del cual se cuenta cierto período de tiempo indispensable para reiterar la solicitud de nacionalidad y obtenerla. A quienes habían hecho esta "declaración de intención", se les consideró por las autoridades de los Estados Unidos obligados al servicio de las armas; pero nuestro Gobierno, teniendo en cuenta que la "declaración de intención", ni según nuestras leyes, ni según las leyes de los Estados Unidos, implica cambio de nacionalidad, ha sostenido firmemente que a dichos mexicanos debe eximírseles del servicio, puesto que no son ciudadanos de los Estados Unidos. Por su parte, dicho Gobierno declaró que la ley respectiva obligaba a prestar el servicio militar aun a aquellos individuos que sólo hubieran hecho la "declaración de intención"; pero que el Presidente de la República, para demostrar su buena voluntad hacia los países neutrales, como México, tomaría en consideración la solicitud de cualquier mexicano que estuviera en las condiciones antedichas, siempre que nuestro Gobierno lo pidiera, dando pruebas de la nacionalidad mexicana del interesado.
Otra dificultad más surgió con motivo del reclutamiento: las leyes de los Estados Unidos, inspiradas en el principio del jus soli, disponen que todo individuo nacido en su territorio tiene esa nacionalidad. (Enmienda XIV, fracción I de la Constitución Federal de los Estados Unidos) Mientras que nuestras leyes (artículo 30 constitucional), declaran mexicanos a los que han nacido en el extranjero, de padres mexicanos. Este conflicto de leyes es de aquellos en que no existe solución satisfactoria, aconsejando el Derecho Internacional que se aplique la ley del país de residencia, de tal suerte, que en el caso que se cita, nuestro Gobierno nada puede hacer en favor de nuestros connacionales nacidos allende el Bravo, a menos que se diera término a este conflicto por medio de un Tratado.
Como resultado de las diversas representaciones que nuestra Embajada ha hecho con este motivo, se han obtenido declaraciones del Departamento de Estado, ofreciendo tomar en consideración las solicitudes de baja hechas por el Gobierno mexicano y adoptar un plan mediante el cual los individuos reclutados que presenten datos bastantes a formar presunción racional de ser ciudadanos mexicanos, queden en Estados Unidos hasta que se resuelva definitivamente sobre ellos. A pesar de esto, se han seguido dando casos de mexicanos que van al frente de combate, lo que ha motivado representaciones enérgicas de nuestra Embajada, que se funda en que en la mayoría de los casos, los mexicanos reclutados -trabajadores casi todos-, no han llenado las complicadas formalidades que se exigen para su registro, exención, etc., por ignorancia; pues muchos no saben leer ni escribir, y por consecuencia, son de buena fe, quedando por tanto incluidos en la Sección 139 del Servicio Militar Selectivo de los Estados Unidos, que previene que se concederá la baja cuando el servicio de las armas resulte excesivo castigo para las personas cuya delincuencia no es voluntaria.
Lo cierto es que algunos mexicanos enrolados contra su voluntad, han parecido en el frente, otros no tienen aún su libertad, y otros se encuentran combatiendo todavía.
Es digno de notarse el caso de Martín Sánchez Guerrero, cuya nacionalidad ha sido perfectamente comprobada, a pesar de lo cual nuestro Embajador no ha recibido una resolución favorable para que sea dado de baja. Nuestro Embajador, refiriéndose a este asunto, hace mención de otros en los siguientes términos: "Hace ya mucho tiempo que no se concede la baja de ninguno de los ciudadanos mexicanos reclutados, y hay casos que están siendo tratados hace seis y ocho meses, sin ningún resultado."
Tal situación amenaza hacerse más grave con la corriente de emigración de trabajadores mexicanos para los Estados Unidos, solicitados por la agricultura de aquel país, y en donde, a pesar de ser necesitados con toda urgencia, se les exigen ciertas formalidades, declaraciones y hasta renuncia de nacionalidad. El Gobierno mexicano no puede, legalmente, impedir la salida del trabajador; pero ha procurado que se le informe de las contingencias a que está expuesto, y la Embajada ha formulado un proyecto de contrato de trabajo para garantizar suficientemente al interesado, en cuanto al pago íntegro de su salario, su tratamiento y su regreso. El Ejecutivo tiene el propósito de no descuidar ni esta cuestión ni la del enrolamiento, procurando una solución satisfactoria de ambas.
LOS PRINCIPIOS DE LA POLÍTICA INTERNACIONAL DE MÉXICO
La política internacional de México se ha caracterizado por la seguridad en el desarrollo de los principios que la sustentan. Los resultados adquiridos son suficientemente satisfactorios para que se haya apoyado al Ejecutivo en las cuestiones internacionales que han surgido durante el año de que informo. El deseo de que iguales prácticas que las adoptadas por México sigan los países y las legislaciones todas pero en particular la América Latina, cuyos fenómenos específicos son los mismos que los nuestros, han dado a tales principios un carácter doctrinario muy significativo, especialmente si se considera que fueron formulados por el que habla como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, en plena lucha revolucionaria; y que tenían el objeto de mostrar al mundo entero los propósitos de ella y los anhelos de paz universal y de confraternidad latinoamericana. Las ideas directrices de la política internacional son pocas, claras y sencillas. Se reducen a proclamar:
Que todos los países son iguales; deben respetar mutua y escrupulosamente sus instituciones, sus leyes y su soberanía;
Que ningún país debe intervenir en ninguna forma y por ningún motivo en los asuntos interiores de otro. Todos deben someterse estrictamente y sin excepciones, al principio universal de no intervención;
Que ningún individuo debe pretender una situación mejor que la de los ciudadanos del país a donde va a establecer, ni hacer de su calidad de extranjero un título de protección y de privilegio.
Nacionales y extranjeros deben ser iguales ante la Soberanía del país en que se encuentran; y finalmente,
Que las legislaciones deben ser uniformes e iguales en lo posible sin establecer distinciones por causa de nacionalidad, excepto en lo referente al ejercicio de la soberanía.
De este conjunto de principios resulta modificado profundamente el concepto actual de la diplomacia. Esta no debe servir para la protección de intereses de particulares, ni para poner al servicio de éstos la fuerza y la majestad de la naciones.
Tampoco debe servir para ejercer presión sobre los Gobiernos de países débiles, a fin de obtener modificaciones a las leyes que no convengan a los súbditos de países poderosos.
La diplomacia debe velar por los intereses generales de la civilización y por el establecimiento de la confraternidad universal.
Las ideas directrices de la política actual en materia internacional, están a punto de ser modificadas porque han sido incompetentes para prevenir las guerras internacionales y dar término en breve plazo a la conflagración mundial. México trató de contribuir a la reforma de los viejos principios y ya ha manifestado en diversas ocasiones que está pronto a prestar sus buenos servicios para cualquier arreglo. Hoy abriga la esperanza de que la conclusión de la guerra será el principio de una nueva era para la humanidad y de que el día en que los intereses particulares no sean el móvil de la política internacional, desaparecerán gran número de causas de guerras y de conflictos entre los pueblos.
En resumen, la igualdad, el mutuo respeto a las instituciones y a las leyes y la firme y constante voluntad de no intervenir jamás, bajo ningún pretexto, en los asuntos interiores de otros países, han sido los principios fundamentales de la política internacional que el Ejecutivo de mi cargo ha seguido, procurando al mismo tiempo obtener para México un tratamiento igual al que otorga, esto es, que se le considere en calidad de Nación Soberana, como al igual de los demás pueblos; que sean respetadas sus leyes y sus instituciones y que no se intervenga en ninguna forma en sus negocios interiores.
Dos asuntos importantes que el Ejecutivo se permite designar especialmente, han sido la ocasión de aplicar estos principios:
1o. La República de Cuba, por encontrarse en guerra con Alemania, ha tenido que dictar ciertas disposiciones que ha juzgado convenientes para cumplir los compromisos que tiene en su calidad de beligerante y de aliada de las demás Potencias a cuyo lado está luchando. El Gobierno mexicano jamás se permitirá discutir los actos legislativos de un pueblo libre; pero la aplicación de las disposiciones de las autoridades cubanas, habría sido motivo de reclamaciones por los mexicanos afectados por ellas y esas reclamaciones, de haberse presentado, hubieran producido un doble resultado igualmente funesto para la confraternidad que debe unir a los dos pueblos, a saber: se hubiera contrariado la libertad de acción de un Gobierno y se hubieran producido fricciones que siempre resultan como consecuencia de reclamaciones repetidas. El Gobierno Mexicano ha retirado su representante diplomático, dando una elocuente prueba de respeto a la Soberanía de un país amigo, que atraviesa actualmente por momentos críticos, y una muestra de confianza a Cuba; pues ha dejado al amparo de las leyes de esa República a la numerosa colonia mexicana y sus intereses, sin pretender para ambos una protección especial emanada de nuestro representante, evitándose así reclamaciones y fricciones que en el programa del Gobierno que es a mi cargo , está evitar con cualquier país del mundo. La República de Cuba no se verá contrariada por México en la ejecución de las medidas que ha creído necesario dictar para satisfacer las exigencias de su situación actual, y ella y México continúan sus relaciones de amistad, comunicándose por medio de sus Cancillerías. El Gobierno cubano ha comprendido muy bien el desinterés y la sinceridad de México, y ha dejado aquí a su representante. México, en cuanto desaparezcan las circunstancias especiales en que se encuentra aquella República, enviará nuevamente a su Ministro Plenipotenciario. La situación que acabo de exponer parece enteramente desconocida en los anales del Derecho Internacional y no ha dejado de causar cierta extrañeza el que continúen las relaciones diplomáticas, a pesar de la falta del representante mexicano, pero contra las apariencias está la verdadera amistad de los pueblos y el propósito del Gobierno de fomentarla y de fortalecerla.
México practica en este caso el principio que ha sostenido, de la igualdad de nacionales y extranjeros y de la sumisión completa de todos a la Soberanía del país en que se encuentran.
2o. En 19 de febrero del año en curso, el Gobierno mexicano expidió un decreto imponiendo contribuciones a los terrenos petrolíferos y a los contratos petroleros. Esta ley es perfectamente conocida para que insista en sus términos. Los Gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra, los Países Bajos y Francia, hicieron representaciones diplomáticas protestando formalmente las tres primeras contra la ejecución del decreto en cuanto afectara los intereses respectivos. Francia se limitó a señalar los inconvenientes, que en concepto originaría la ley, para las sociedades en que haya accionistas franceses.
Siendo el decertor motivo de las notas, de carácter fiscal, emanado de la potestad soberana de imponer contribuciones y ley general que recae sobre todos los propietarios de terrenos y contratistas petroleros sin excepción, sean mexicanos o extranjeros, el Gobierno mexicano contestó aquellas notas no reconociendo a ningún país el derecho de protestar por actos de esta naturaleza; y haciendo hincapié en la igualdad que debe haber entre nacionales y extranjeros ante la legislación fiscal mexicana; llamó la atención sobre la premura de la representación diplomática, que ordinariamente es la última en ejercitarse, cuando se han agotado inútilmente los medios que las leyes del país establecen; es decir, cuando hay propiamente una delegación de justicia. Como el Gobierno americano anunciara en su nota y ratificara en otra posterior, que podría verse en el caso de "proteger" los intereses americanos invertidos en México que sufrieran por la ejecución del impuesto; y como con motivo de las reclamaciones hechas por el Gobierno mexicano para hacer respetar la neutralidad de las aguas territoriales de la República, el Gobierno americano ha reiterado a nuestra Embajada su propósito de "proteger" en México, los intereses de sus nacionales en peligro, pues manifiesta que sus barcos sólo respetarán la neutralidad en los lugares en que no sean necesaria dicha protección, el Gobierno mexicano contestó que la protección de los intereses nacionales y extranjeros en México es un deber y al mismo tiempo una facultad que le son exclusivos, hizo notar el contraste existente entre estas amenazas y las repetidas declaraciones de amistad y respeto para México hechas por el señor Presidente Wilson, cuyos ideales pacifistas son bien conocidos y creyó oportuno declarar no aceptar ningún procedimiento que con el nombre o bajo el pretexto de una protección, quisiera emplearse para contrariar medidas administrativas legítimamente decretadas y que fuera en mengua de la dignidad nacional; manifestando que al obrar de esa manera estaba seguro de contar con el apoyo unánime de la opinión pública y con la ayuda de la Nación en caso de que se ofendieran su soberanía y su dignidad. En cuando a la parte meramente técnica sobre la cuestión petrolera y al resultado de las disposiciones relativas, en otro lugar del informe doy cuenta a esta H. Representación.
México se encuentra en paz con todo el mundo y mantiene relaciones diplomáticas con todos los países; ha recibido pruebas de consideración y amistad de naciones aun las más lejanas como Japón y toda la América Latina. Sin embargo del fallecimiento de Su Majestad Francisco José I, Emperador de Austria y Rey Apostólico de Hungría y el advenimiento al trono de Su Majestad Imperial y Real, Carlos I, las relaciones no se han interrumpido con aquella nación; por el contrario, México tuvo la honrosa oportunidad de recibir en audiencia pública y solemne, el 14 de septiembre de 1917, y su Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario, quien hizo entrega de las credenciales que lo confirmaban en dicho carácter.
Asimismo ciudadanos representantes, el Gobierno recibió en audiencia pública y solemne a los Excelentísimos Enviados Extraordinarios y Ministros Plenipotenciarios de los Reinos de Italia y Bélgica, con fecha 25 de septiembre de 1917 y 11 de marzo de 1918, respectivamente.
Por haber sido promovido por su Gobierno, con el mismo carácter, a la República de Portugal, ha salido de la nuestra el Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Reino de España. En substitución del Excelentísimo señor don Alejandro Padilla y Bell, fue nombrado por Su Majestad el Rey de España, el Excelentísimo señor D. Antonio de Zayas, Duque de Amalfi, quien fué recibido en audiencia pública y solemne en su carácter de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario.
Habiéndose ausentado del país Su Señoría el Encargado de Negocios ad - ínterim del Japón, fue más tarde recibido en audiencia pública y solemne, el Excelentísimo señor Barón Fugitaro Otori, en su carácter de Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Su Majestad el Emperador Yoshihito.
Por llamados de Su Gobiernos, salieron del país, los Enviados Extraordinarios y Ministros Plenipotenciarios de Francia, Guatemala y Noruega, quienes dejaron debidamente acreditados a sus Encargados de Legación.
Reanudadas las relaciones diplomáticas con la hermana República de Nicaragua, la Cancillería de aquel país acreditó en la nuestra un Encargado de Negocios efectivo, quien hizo entrega de su carta de gabinete al C. Secretario de Relaciones Exteriores.
Con objeto de expresar a nuestro Gobierno sus agradecimientos por la actitud de éste y del pueblo mexicano, con motivo de la sensible catástrofe ocurrida en la hermana República de El Salvador, y de la que tenéis por la prensa los más abundantes pormenores el Gobierno de aquel país envió una Misión especial presidida por el Excelentísimo señor don José Leiva, con el carácter de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario, la que fue recibida en audiencia pública y solemne. Terminada su misión regresó el señor Leiva a su país, acompañado del Excelentísimo doctor don Gustavo Barón, Ministro residente de El Salvador, quien por encontrarse enfermo obtuvo licencia de su Gobierno por algunos meses.
El Gobierno de Suecia, designó a su Encargado de Negocios ad - ínterim como Encargado de Negocios efectivo; y el Gobierno del Brasil acreditó ante la Secretaría de Relaciones a Su Señoría Alberto de Ipanema Moreira, como Encargado de Negocios.
Me permito informaros, asimismo, de cuáles son los países que hasta la presente fecha han contestado la notificación de la toma de posesión del Ejecutivo de mi cargo:
Guatemala, El Salvador, Chile, Bélgica, Honduras, Estados Unidos de América, Argentina, Uruguay, Dinamarca, Suecia, Alemania, Brasil, Japón, Austria- Hungría, España, Noruega, Países Bajos, Turquía, Perú y Cuba.
El día 15 de septiembre de 1917 quedó definitivamente instalada en la República de El Salvador la Estación Radio Telegráfica que México obsequió a esta República hermana. Con este motivo México recibió sinceros testimonios de alta estima, habiendo condecorado el señor Presidente de aquella República a dos de los telegrafistas mexicanos que salieron comisionados por nuestro Gobierno.
El día 23 de febrero de 1917, los aviadores mexicanos entregaron a los comisionados del Gobierno Salvadoreño, un biplano construido en los Talleres de Aviación de esta capital, obsequiado por nuestro Gobierno como una muestra de simpatía y cordialidad.
A los comisionados se les impusieron condecoraciones por el señor Presidente de aquella República, quien al terminar la entrega pronunció una significativa alocución encomiástica para el pueblo, para el Gobierno y para el Ejército mexicano.
Nuestro Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en los países de Sud-América, inmediatamente después de haberse registrado la muerte del escritor uruguayo, José Rodó, dirigió al Ministro de Relaciones del Uruguay, una sentida nota de condolencia, cumpliéndose así un deber de solidaridad. El Canciller Uruguayo contestó en la forma más expresiva, agradeciendo en nombre del pueblo y del Gobierno de aquella República, la expresión cordial de los sentimientos que animaron la nota de nuestro Representante.
La Secretaría de Relaciones Exteriores, en acatamiento a las resoluciones de la H. Cámara de Diputados, tomadas con fecha 11 de julio de 1917, se apresuró a comunicar a nuestro Representante en Sudamérica, las manifestaciones de condolencia de esta Representación Nacional, así como a su Su Señoría el Encargado de Negocios de la República del Uruguay en México.
El Congreso Local Estudiantil del Distrito Federal, solicitó en nombre de la juventud escolar mexicana, que se estableciera la costumbre de seleccionar entre los jóvenes intelectuales de toda la República, el personal secundario de nuestros Consulados y Legaciones, especialmente por lo que se refiere a los establecidos en los países Sud - Americanos.
El Gobierno teniendo en cuenta los móviles de confraternidad latino - americana que inspiraban la solicitud de los estudiantes de México, patrocinó la idea y se ha preocupado por llevarla a la práctica.
El Gobierno del Brasil, por conducto de su Legación en ésta, comunicó que con el propósito de desarrollar la política de fraternidad americana, había resuelto aceptar como regla de carácter permanente, la matrícula de alumnos y estudiantes de las Repúblicas del Continente Americano en las Academias y en las Escuelas Militar y Naval del Brasil.
Deseando el Gobierno mexicano cubrir su representación diplomática en Europa, consultó al Gobierno de Inglaterra si le era persona grata como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario el señor licenciado don Alfonso M. Siller. La Cancillería Inglesa contestó no encontrarse en disposición de considerar tal consulta, a no ser que México diera seguridades de observar una actitud neutral en la guerra y de proteger los intereses de los súbditos británicos. Como el Gobierno mexicano no ha cumplido estrictamente sus deberes de neutral y ha procurado siempre dar garantías a los intereses extranjeros y nacionales, así lo manifestó a Inglaterra y no ha insistido ya en designar Ministro, pues el Ejecutivo de mi cargo cree preferible para la dignidad y tranquilidad del país, que éste no mantenga relaciones diplomáticas sino con aquellas naciones que le otorguen el respeto y lo traten con la igualdad a que es acreedor.
También consultó al Gobierno de la República Francesa si le era persona grata, como Ministro de México, el señor don Rafael Nieto. Hasta hoy no ha recibido contestación.
En lo referente a la América Latina, oportunamente se someterán a la ratificación del Senado las designaciones hechas para completar y mejorar nuestras relaciones diplomáticas con aquellas Repúblicas hermanas.
Fuente: Informes presidenciales. Venustiano Carranza. México. Cámara de Diputados.
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