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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1915 Parte de las batallas de Celaya por el general Obregón

Abril 15 de 1915

"Celaya, Gto. abril15 de 1915.

Señor V. Carranza.
Primer Jefe E.C.
Faros. Veracruz.

Satisfáceme comunicar a usted que en una extensión de más de veinte kilómetros cuadrados que ocupó el campo de batalla y que están tintos en sangre de traidores, el Ejercito de Operaciones que me honro en comandar acaba de izar el estandarte de la legalidad. Doroteo Arango (alias Francisco Villa), con cuarenta y dos de sus llamados generales y con más de 30,000 hombres de las tres armas, tuvo la audacia de atacar esta plaza, defendida por nosotros, abriendo su fuego a las seis p.m. del día  13. Al iniciarse el ataque ordené que una columna de seis mil caballos, que comanda el general Cesáreo Castro saliera de esta ciudad y se colocara en un punto conveniente a nuestra retaguardia para movilizarla en el momento oportuno; en tanto que con las infanterías de la División, al mando del C. General de Brigada Benjamín C. Hill, el resto de las caballerías y la artillería al mando del coronel Maximiliano Kloss, formaba el círculo de la defensa, dejándome sitiar. EI enemigo generalizó desde luego su ataque, extendiéndose en círculo, en una línea de unos 20 kilómetros. Los asaltos eran continuos y desesperados, entrando en actividad todas las unidades que traía a su mando Doroteo Arango, prolongándose así el combate por espacio de treinta y ocho horas al cabo de los cuales ordené que la columna de caballería de reserva, al mando de los generales Fortunato Maycorte, Alejo González, Porfirio González, Martín Triana y Jesús Novoa, efectuaran un movimiento sobre el flanco izquierdo del enemigo, cargando con todo su efectivo contra él, disponiendo a la vez que los generales Amaro, López, Espinoza, Norzagaray, Gavira y Jaimes que se encontraban en el círculo de defensa hicieran un movimiento envolvente sobre el flanco derecho enemigo, a la vez que ordené a los generales Ríos y Manzo, que con las infanterías que cubrían nuestra ala derecha, forzaran el flanco izquierdo de la infantería enemiga e hicieran el avance por el frente de la cadena de tiradores que se había tenido durante todo el combate. Mientras tanto el general Laveaga con la primera brigada de infantería de Sonora, cubría la mitad de nuestro frente y parte de nuestra ala izquierda. Dicho movimiento, desde que se inicio, empezó a desorientar al enemigo por completo; las cargas de caballería que dábamos sobre su flanco, y el avance de la infantería por su flanco y frente, comenzó a determinar su derrota emprendiendo la fuga a las 13.15 p.m. ya nuestros soldados estaban sobre sus trincheras cargando sobre ellos hasta el mas completo destrozo. Hanse recogido ya del campo más de treinta cañones en perfecto estado, con sus respectivas dotaciones de parque y ganado para los mismos; alrededor de cinco mil maussers, como ocho mil prisioneros, gran número de caballos, monturas y demás pertrechos. Nuestras columnas de caballería persiguen aun a los restos de la columna enemiga y tengo esperanzas de que capturen los trenes y demás elementos que pudo llevarse el enemigo en su huída. Hasta estos momentos estimo que las bajas del enemigo pasan de catorce mil, entre muertos, heridos, prisioneros y dispersos. Las bajas nuestras no llegan a doscientos entre muertos, heridos, prisioneros y dispersos, contándose entre estos últimos un coronel y un oficial de estado Mayor. No hago especial mención de ninguna de las tres armas de nuestro Ejército porque todas ellas estuvieron por igual a la altura de las circunstancias. En nombre de este Ejército de Operaciones, felicito a usted por este nuevo triunfo. Respetuosamente, General en Jefe. A. Obregón."