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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1914 Renuncia del general Victoriano Huerta a la presidencia de la República

Julio 15 de 1914

C.C. Diputados y Senadores:

Las necesidades indicadas por la Cámara de Diputados, por el Senado y la Suprema Corte, me hicieron venir a la Primera Magistratura de la República.

Después, cuando tuve el honor, en este mismo recinto, de dirigirme a ustedes en virtud de precepto constitucional, prometí hacer la paz a todo trance.

Han pasado diecisiete meses y, en ese corto período de tiempo, he formado un ejército para llevar a cabo mi solemne promesa.

Todos ustedes saben las inmensas dificultades con que ha tropezado el gobierno con motivo de la escasez de recursos, así como la protección manifiesta y decidida que un Gran Poder de este Continente ha dado a los rebeldes.

A mayor abundamiento, estando destruida la Revolución, puesto que están divididos y aún siguen estándolo, los principales directores de ella, buscó el Poder a que me refiero un pretexto para terciar directamente en la contienda, y esto dio por resultado el atentado de Veracruz por la Armada americana.

Se consiguió, como ustedes saben, arreglar decorosamente por nuestros comisionados en Niágara Falls, el fútil incidente de Tampico, y la revolución queda en pie sostenida por quien todos sabemos.

Hay más: después de la labor altamente patriótica de nuestros representantes en Niágara Falls, hay quien diga que yo, a todo trance, busco mi personal interés y no el de la República; y como este dicho necesita destruirlo con hechos, hago formal renuncia de la Presidencia de la República.

Debe saber la Representación Nacional, que la República, por conducto de su Gobierno, ha laborado con toda buena fe a la vez que con toda energía, puesto que ha conseguido acabar con un partido que se llama demócrata en los Estados Unidos, y ha enseñado a defender un derecho.

Para ser más emplícito, diré a ustedes que la gestión del Gobierno de la República, durante su corta vida, ha dado golpes de muerte a un poder injusto. Vendrán más tarde obreros más robustos y con herramientas, que acabarán, a no dudarlo, con ese poder que tantos perjuicios y tantos alentados ha cometido en este Continente.

Para concluir, digo que dejo la Presidencia de la República llevándome la mayor de las riquezas humanas, pues declaro que he depositado en el Banco que se llama Conciencia Universal, la honra de un puritano, al que yo, como caballero, la exhorto a que me quite esa mi propiedad.

Dios los bendiga a ustedes y a mí también.