México, abril 13 de 1914.
COMUNICADO DEL SUBSECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES DE MÉXICO SOBRE NEUTRALIDAD DE TAMPICO PRETENDIDA POR EL GOBIERNO ESTADOUNIDENSE
El encargado de Negocios de México en los Estados Unidos de América, ha comunicado a este Secretario, por la vía telegráfica, que el Gobierno de Vuestra Señoría ha dado orden al Almirante Mayo para que evite, en el puerto de Tampico, nuevos combates que pueda haber entre las fuerzas del Ejército Federal y los rebeldes.
Mucho extraña la Cancillería Mexicana esta determinación, sin antecedentes de ninguna especie, y que constituye una imposición injustificada. Desde luego la neutralización de una zona territorial perteneciente a un Estado que, como México es un miembro soberano de la sociedad internacional, depende exclusivamente de una determinación espontanea de este mismo Estado, y a lo más, de un acuerdo que celebre con las demás potencias; pero ningún poder extraño tiene derecho de tomar una resolución como la que el Gobierno de los Estados Unidos de América ha comunicado y que entraña nada menos que el ejercicio de su soberanía sobre una parte del territorio mexicano.
Como sabe perfectamente Vuestra Señoría, solamente el Estado que ejerce jurisdicción soberana puede establecer el carácter neutral de determinada zona; y aun en aquellos casos en que algún Estado diverso ha tenido interés en la neutralidad de dicha zona, se ha visto obligado a obtener mediante un tratado, un acuerdo, o en cualquier otra forma en que ha intervenido siempre la voluntad del Estado territorial.
En el presente caso hay otras circunstancias que independientemente de los expuestos, hace imposible neutralizar el puerto de Tampico y son estas:
PRIMERA: Los rebeldes que amenazan el puerto en cuestión, como es público y notorio, no pueden ser considerados como un grupo político desde el momento en que bajo una bandera de esa especie, que no es del caso discutir, cometen verdaderos delitos comunes. El pillaje, los asesinatos de extranjeros específicos, como el de William S. Benton, y la expulsión de otros por mero odio de raza o de nacionalidades, como la que ha llevado a cabo Francisco Villa respecto de los españoles, son la mejor prueba de esto que afirmo.
SEGUNDA: El Gobierno Constitucional Interino de los Estados Unidos Mexicanos tiene el supremo deber, legal y moral, de defender el orden público y de rechazar por medio de las armas los ataques que los rebeldes dirijan contra el puerto de Tampico, o contra cualquiera otras partes del territorio.
TERCERA: En consecuencia de esto, el Gobierno Federal, de hecho y de derecho, se encontraría en la posibilidad de no combatir en el puerto de Tampico, cuando éste fuere atacado por los rebeldes. Los mismos Estados que como Bélgica y Suiza se encuentran sujetos a una NEUTRALIDAD PERMANENTE, gozan de la facultad de rechazar, por medio de las armas, el ataque de las fuerzas de cualquier otro Estado. Con mayor razón se debe disfrutar este ejercicio de la soberanía nacional, cuando se trata de revolucionarios o de delincuentes del orden común.
CUARTA: Con motivo del mismo caso Benton, a que acabo de referirme, esta Cancillería llamó la atención del Gobierno do los Estados Unidos de América sobre que las armas y de demás auxilios que los rebeldes mexicanos obtienen en territorio americano, son empleados por estos en la comisión de delitos comunes.
Ahora bien; si el Gobierno de los Estados Unidos de América permite a los revolucionarios mexicanos hacerse de elementos para combatir al Ejercito Federal, no tiene motivo para quejarse de que dicho Ejercito emplea las fuerzas de que disponga para defenderse y para reducir al orden quienes lo alteren.
Por otra parte, si el Gobierno de Vuestra Señoría considera perjudicados los intereses de los extranjeros por los combates de que se trata, debe reconocer también que esta situación resulta, precisamente, de que no se impide a los rebeldes adquirir armas y otros recursos en territorio americano.
A este respecto, el Gobierno Federal, respetuosos de la soberanía de los Estados Unidos de América, tanto como de las de los Estados Unidos Mexicanos, no puede hacer otra cosa que llamar la atención del Gobierno de Vuestra Señoría acerca de la causa de los daños de que se queja, depende de ese mismo Gobierno exclusivamente, y a él toca resolver si la suprime o no.
En cuanto a los mexicanos atañe, me honro en comunicar Vuestra Señoría por acuerdo del señor Presidente, que no puede reconocerse ningún valor legal a la neutralidad del puerto de Tampico que el Gobierno de Estados Unidos ha declarado por actos: y que el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos se verá obligado a rechazar con la fuerza de las armas, todos los ataques que los rebeldes dirijan contra el puerto de Tampico, lo mismo que contra cualquiera otra región de nuestro territorio.
Renuevo a Vuestra Señoría las seguridades de mi atenta consideración.
P. O. del Secretario
El subsecretario (firmado) R. A. Esteva Ruiz.
A su Señoría Nelson O´Shaughnessy, encargado de Negocios
(ad- Interim) de los Estados Unidos de América.
Presente
THE SECRETARY OF STATE TO CHARGÉ O´SHAUGHNESSY
[Telegram]*
Department of State, Washington, April 14, 1914, 10 p. m.
The Government of the United States appreciates the courteous and conciliatory attitude of General Huerta but ventures to think that he does realize the very serious character of the present situation and the very grave consequences which it may involve. The Government of the United States cannot believe that the landing of the marines was really regarded in anything but its true light. It was obviously a routine visit to the shore to obtain supplies. The marines were engaged in loading the supplies into the boat when they were seized and there is no evidence whatever that they had been warned that a landing at that place was contrary to the existing regulations.
Even if they were acting contrary to the regulations governing that particular landing-place, the remedy should have been a request to them to withdraw and a notification to their commanding officer of the real situation. In no conceivable circumstances, while peace between the two countries exist, could the arrest and even temporary detention of regularly commissioned officer and enlisted men of this government by Mexican authorities have been excusable. You will please represent to General Huerta, very respectfully but with the greatest firmness, the confidence of this Government that it can depend upon his quick perception and his sense of military honor to comply with the expectation of the naval authorities of the United States at Vera Cruz and Tampico.
This Government does not feel that it would be dealing candidly with General Huerta if it did not point out to him that a failure to reconsider his present attitude might lead to a situation which this Government and, I am sure, General Huerta himself would contemplate with the greatest reluctance. No mortification can possibly come to General Huerta from paying full respect to the sovereign dignity of the United States of America, and nothing less than that can satisfy the principles of this Government or the feeling of the people whom it represents.
The impression on the part of this Government that the arrest of the officer and men at Tampico cannot have been the mere mistake of a subordinate officer is intensified by the subsequent arbitrary and, as it seems to this Government, quite inexcusable arrest of a uniformed orderly of the United States Navy at Vera Cruz while carrying the mails of the fleet, and by the action of the government censor at Mexico City in presuming to withhold dispatches sent by this Government to its Embassy.
The President regards this as a most serious matter and directs that you communicate it to General Huerta in full and at once with the assurance that the President expects a prompt acceptance of the terms.
BRYAN.
*NAW 812.00/11517a. 114
CHARGÉ O´SHAUGHNESSY TO THE SECRETARY OF STATE **
[Telegram.]
American embassy, Mexico City, april 14, 1914, 11 p. m. 854.
Referring to your No. 747, april 13, 8 p. m. I spent two hours with General Huerta this morning. He said that he [omission] that his first declaration promising an adequate investigation, etc., would close the incident; that Colonel Hinojosa´s action, the result of ignorance and not of animosity, extenuated the said action; that General Zaragoza´s voluntary expression of regret would, all things considered, be accepted by the United States Government especially as it is dealing with a weaker nation than itself and one torn with revolution; that in judging his attitude regarding saluting the flag my Government should not forget that while he is not recognized by the United States he is recognized by all the great powers, the entire Federal army and the majority of Mexicans; that he is therefore in a position in which he must uphold the dignity and sovereignty of Mexico lest he break his oath of office and be mercilessly criticised by the educated public opinion of Mexico. I then said, “But what will this situation come to? Your country has been torn with revolution for three years and is gradually being materially ruined and a race is growing up in the surrounding of bloodshed, rapine and corruption,” to this he answered that no one regretted the present state of affairs more than he did; that the misunderstanding of him by the Government of the United States had largely helped to prolong the state of affairs to which had referred; and that, knowing the great and [omission] which had been played by the Government of the United States in the promotion of the peaceful settlement of international disputes, he was glad to suggest that the whole question of the arrest of American marines at Tampico be placed before the Haya tribunal according to agreement to which the Mexican Government was a party as well as the United States. He said that he considered that this was an ideal case for the Hague Tribunal which would seem to have been created in order to avoid regrets for actions between the two countries. He also referred to one of articles of the treaty of Guadalupe Hidalgo, which, he said, fifty years before The Hague was ever thought of, of showed the desire of the Mexican people to avoid any friction with the United States which would lead to serious difficulties, and that he had, since his assumption of the Presidency, done everything within his power to right them. NELSON O´SHAUGHNESSY.
** Antología de Documentos Históricos sobre la segunda intervención estadounidense. Veracruz, México. INEHRM, SEMAR, SEP, UNIDAD DE HISTORIA Y CULTURA NAVAL, GOBIERNO DEL ESTADO DE VERACRUZ DE IGNACIO DE LA LLAVE. 2014.
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