Febrero 22 de 1913
Señores diputados:
Por instrucciones del C. Presidente Interino de la República y de acuerdo con los deseos que tiene de dar a conocer sus propósitos al pueblo mexicano por vuestro honorable conducto, me es honroso informar a vuestra Soberanía, y por conducto de ella a la República, acerca del programa que el nuevo Gobierno legalmente constituido, se propone desarrollar en bien de nuestra amada Patria. Cumple el ejecutivo un deber que le es muy grato, al expresar a la Representación Nacional, su respeto profundo y la seguridad que abriga, de que tendrá en las dos cámaras, colaboradores eficaces en la obra de reconstrucción nacional que se impone a todos los buenos ciudadanos.
La necesidad principal en estos momentos es el restablecimiento de la paz, y para este fin no omitirá esfuerzo alguno el Ejecutivo, haciendo uso de los medios legales que tiene a su disposición y de los elementos materiales con que cuenta, para proceder con toda firmeza a conseguir cuanto antes este bien, deseado ansiosamente por cuantos habitan el territorio de nuestra República. Procederá con mano firme como antes dije, respetuoso de todos los derechos y, considerando que la suprema felicidad de un pueblo es vivir, tratará de que todos los intereses vitales de la República estén plenamente garantizados.
Contará para ello con todo el apoyo que seguramente le darán todos los elementos sanos del país y, de manera especial, los partidos políticos, interesados en que la democracia pueda ejercerse con eficacia en el único ambiente en que puede alentar: el de la libertad amplia y racionalmente entendida, al amparo de la paz, que garantiza su ejercicio.
Los elementos revolucionarios que sinceramente han acariciado ideales de democracia y de libertad, por los que han combatido, encontrarán en el nuevo gobierno la disposición más franca y firme para contribuir a la implantación efectiva, entre nosotros, de aquellos principios que tengan por objeto mejorar la condición de nuestros conciudadanos en todos los órdenes, con respeto a los derechos. Subir el nivel moral de las clases desheredadas y contribuir al mejoramiento material con la resolución gradual del problema agrario y por la expedición de leyes que beneficien la clase obrera, dentro de los límites que impone la justicia, ser uno de los objetos de estudio por parte del gobierno.
La situación internacional que puede considerarse delicada por algunos conceptos, aunque no grave por fortuna, será resuelta satisfactoriamente, estoy seguro de ello, porque contribuirán a ese fin el restablecimiento de la paz, la firmeza y la justicia con que siempre ha procedido nuestra Cancillería en los asuntos que le corresponden, y los cordiales sentimientos de amistad que los gobiernos extranjeros han tenido y tienen como base de sus relaciones con el nuestro, el cual desea estrechar de manera práctica y no por simples declaraciones, los vínculos de afecto y de intereses recíprocamente beneficiosos que lo unen con las naciones civilizadas del globo.
Respetadas las vidas y las propiedades de nacionales y extranjeros, como se propone firmemente el gobierno lograrlo, podrán unos y otros en esta amada tierra mexicana, tan digna de las mayores venturas, consagrarse a sus labores, y el Gobierno Interino de la República, aprovechar el periodo, pro breve que sea, de sus funciones para desarrollar el patriótico programa que tiene los más vivos deseos de cumplir y en el cual, señores Diputados, seguirán la recta administración de justicia, necesidad indispensable en todo país verdaderamente culto, el mejoramiento de la instrucción pública y muy especialmente de la primaria y de la rudimentaria, la investigación inmediata del verdadero monto de las existencias del Tesoro así como el estudio de varias iniciativas que serán presentadas a la alta consideración del Congreso para subvenir a las necesidades de la República. El escrupuloso manejo de los caudales públicos, la exacta comprobación de todas las erogaciones que se hagan, la reorganización de los servicios administrativos, el cumplimiento de las promesas que sean realizables y justas de la revolución del 1910. El Ejecutivo consagrará también atención muy especial al glorioso Ejército Mexicano que tan constantes muestras de heroísmo ha dado, así como a los cuerpos rurales que han prestado tan eficaces servicios para la pacificación del país.
Resultado tan completo y satisfactorio no podrá ser obtenido sino por el concurso de todos los buenos ciudadanos en esta obra que corresponde realizar al Gobierno que quiere y debe desarrollar una política de verdad, de honradez y de patriotismo.
Sin más interés que el bien de la Patria y sin más ambición que verla tranquila y feliz, aprovechando las riquezas de su suelo y empleando útilmente las facultades y los esfuerzos de sus hijos, el gobierno en cuyo nombre tengo la honra de hablaros, señores Diputados, hace un llamamiento caluroso a vuestro patriotismo y por vuestro medio al de todos nuestros hermanos, interesados por igual en evitar los peligros internacionales y en ayudar a la Nación en su marcha hacia el progreso lamentablemente interrumpido.
Unámonos todos, sin diferencias de banderías políticas, en un esfuerzo común, fuerte y decisivo, olvidando toda ambición personal frente a los grandes intereses de la Patria. Ésta, angustiada y dolorida, tiende sus brazos a sus hijos en demanda de ayuda en estos solemnes momentos de prueba. No desoigamos su llamamiento, salvémosla con el noble desprendimiento y con el esfuerzo vigoroso que sabrá inspirarnos el amor a la madre común, con el concepto de que el Gobierno de la República se halla animado de los más vivos anhelos de seguir una política amplia y de concordia, y ajustada en todo a los preceptos de nuestra Carta Magna y de las leyes que de ella emanen.
El gobierno espera profundamente que este llamamiento a todos los mexicanos sin distinción de partido, será escuchado porque lo hace inspirado por un alto sentimiento de unión y de concordia y en un nombre augusto que todos amamos, que todos bendecimos, que todos tenemos la obligación de honrar y defender: en el sagrado nombre de la Patria que hoy como nunca necesita del esfuerzo de sus hijos para que la salven de sus angustias y de sus peligros.
Texto tomado de la Gran Historia de México Ilustrada.
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