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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1911 Manifiesto a la Nación

León de la Barra, 18 de agosto de 1911

En las próximas elecciones el pueblo deberá demostrar que "ha evolucionado en el sentido de la verdadera democracia" Manifiesto a la Nación*

Conciudadanos:

Para vencer las graves dificultades que se han presentado en mi camino, he contado con el apoyo de la opinión pública, gracias á cuya influencia ha mejorado grandemente la condición general del país. Una parte del programa está ya realizada: los servicios públicos se normalizan; la paz extiende su imperio en la mayor parte de la República; el Ejército cumple su gran misión, alto el espíritu y firme en el sentimiento de su lealtad nunca olvidada; el pueblo, consciente de sus derechos, se apresta á la lucha electoral con el conocimiento también de sus obligaciones, y la vida nacional, perturbada durante la últirtra lucha, vuelve á encausarse tomando la dirección que le marcan nuestras aspiraciones por el engrandecimiento verdadero de la Patria.

Falta aún realizar la parte más importante de aquel programa, del que la anterior ha sido sólo una preparación. Para llegar con éxito feliz á la meta, es menester que el país me siga otorgando su confianza, y que los ciudadanos todos, convencidos de la trascendencia del acto que próximamente ejecutarán, tengan el firme propósito de colaborar al mantenimiento de la paz, y de mostrar con su actitud digna y respetuosa de la ley, que el pueblo mexicano ha evolucionado en el sentido de la verdadera democracia.

Para lo primero, es decir, para que el país se sirva seguir honrándonos con su confianza, es mi anhelo más vivo que me considere ajeno á las luchas de partido, imparcial entre ellas y libre, como lo estoy, de toda ambición personal; pues aspiro, como único galardón de mis esfuerzos, á tener la satisfacción de contemplar á mi patria tranquila y feliz, el día en que entregue el poder al sucesor elegido libremente por el pueblo.

Para lograr ese hermoso fin, me dirijo de manera muy especial á los partidos políticos que me han hecho el grande honor de postularme para la Presidencia de la República, á pesar de mis repetidas declaraciones en contrario, llamando su atención á las consideraciones patrióticas que anteriormente expongo, y que son el resultado de una convicción firme y sincera. A las personas que forman esos partidos, y á las que fuera de ellos se han dignado postularme, les expreso mi gratitud más profunda, con la esperanza de que sabrán estimar los altos móviles que me guían y la pureza de los sentimientos que me inspiran.

Guardaré cariñosamente el recuerdo de esa muestra de confianza,  y lo transmitiré á mis hijos como la herencia más preciada.

Para terminar, quiero hacer un llamamiento caluroso á mis conciudadanos, inspirado en sentimientos de amor, de concordia y de esperanza.

MEXICANOS: os aprestáis á la lucha electoral, que se anuncia muy reñida, en que gozaréis de todas las libertades, cuyo ejercicio os garantizo firmemente dentro de la ley, con todos los medios de que dispongo. Haced buen uso de ellas como ciudadanos celosos de su derecho, que saben á la vez respetarlo en los demás; elegid para la Primera Magistratura de la República, haciéndoos superiores á todo interés mezquino, al candidato que reúna en vuestro concepto las cuatro cualidades fundamentales para el ejercicio de ese alto encargo: honradez, prudencia, energía y patriotismo, y acordáos de que el pueblo más libre y más fuerte es aquel que voluntariamente y de manera razonada se somete al imperio de la Ley, dada por él mismo.

Así pasaréis felizmente el período de prueba en que nos hallamos, vencido el cual, podremos ver á la patria, serena y satisfecha del esfuerzo de sus hijos, que habrán contribuido de esta manera al engrandecimiento de la República y al afianzamiento de los principios de una sana democracia.