22 de Mayo de 1911
ENTRE el 18 y el 30 de noviembre de 1910 estallaron insurrecciones en Puebla, Río Blanco, Gómez Palacio, Parral, Cuautla y Jojutla. La mayoría fueron sofocadas. En medio de un clima sedicioso, el mundo oficial recalcaba, insistía en que la paz seguía reinando.
El 26 de noviembre El Imparcial destacó en su primera plana:
"EN TODA LA REPÚBLICA REINA LA TRANQUILIDAD". El 28 de noviembre, el New York American publicó unas declaraciones de Díaz (que El Imparcial reprodujo): "Los recientes motines que se han registrado en algunos lugares de México son el trabajo político del señor Francisco Madero... los desórdenes han sido reprimidos por la policía y las fuerzas federales... el pueblo mexicano ama la paz y aprecia sus beneficios y no aceptará una revolución... el orden quedó restablecido... y todo el mundo se dedica ahora a sus negocios".
El 30 de noviembre El Imparcial publicó un encabezado que reproducía la apreciación del secretario de Relaciones Exteriores, Enrique C. Creel, sobre el estado del país: "TODA LA REPÚBLICA SE ENCUENTRA PACÍFICA". Abajo, en caracteres de menor tamaño, agregaba: "En Chihuahua existe un Grupo Inquieto al que se Persigue. Ese grupo no pudo derrotarlo el ejército.
El 13 de diciembre El Imparcial informó que los sediciosos de Chihuahua fueron derrotados y "huyeron en confusión completa". Sin embargo el ejército continuó combatiendo a los rebeldes. El 20 de diciembre El Imparcial hablaba de un encuentro en 0jinaga e insistía en que "los rebeldes, después de sufrir algunas bajas, huyeron desordenadamente".
Los rebeldes eran derrotados todos los días y todos los días "huían desordenadamente".
Las sublevaciones no cesaban: brotaban como hongos.
El gobierno de los Estados Unidos se aprestaba a intervenir, y el 8 de marzo de 1911, como indicio de tales intenciones, concentró 20 mil soldados cerca de la frontera mexicana, según una información de El Imparcial.
Dos hechos vinieron a subrayar la preocupación del gobierno ante la creciente efervescencia revolucionaria:
Primero: la ley de suspensión de garantías individuales por un término de seis meses, aprobada el 15 de marzo.
Segundo: por conducto de Limantour, el ministro de Hacienda, que recientemente había regresado de Europa, el gobierno reconoce que México se veía frente a una crisis mucho más seria de lo que él [Limantour] había pensado, y que la administración no tiene aún planes definidos para la solución de los problemas... No le queda más alternativa que continuar el programa militar que ha emprendido. A pesar de la actitud resuelta del gobierno, se están tomando en consideración algunas reformas encaminadas a remediar los supuestos males de que se quejan algunos. Entre las más importantes figuran la referente a la revisión de las leyes electorales". (Declaraciones a la AP reproducidas en El Imparcial, 23-VI-1911.)
Durante el mes de mayo el propio periódico gobiernista reflejaba en sus páginas el hecho de que el porfiriato estaba siendo demolido. Los levantamientos triunfaban, entre otros, en los estados de Chihuahua, Sonora, Morelos, Guerrero, Oaxaca, Hidalgo y Tlaxcala.
El 21 de mayo fue firmado el famoso convenio de paz de Ciudad Juárez, entre los representantes del porfiriato y los del maderismo.
El tratado especificaba que el Presidente y el Vicepresidente, Porfirio Díaz y Ramón Corral, renunciarían antes de fin de mes. Francisco de la Barra, ministro de Relaciones Exteriores, asumiría la Presidencia provisionalmente y convocaría a elecciones.
Desde hoy en adelante —se estipulaba en el convenio—, las hostilidades que han existido en todo el territorio nacional cesarán entre las fuerzas del gobierno y las de la revolución, licenciándose esas fuerzas [es decir, las de la revolución, en la medida que en cada estado se den los pasos necesarios para garantizar la tranquilidad y el orden público" (El Imparcial, 22-VI-911.)
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