Noviembre 22 de 1911.
Manifiesto:
Los suscritos, reunidos en Junta Revolucionaria Accidental declaramos ante la Nación:
Que, como es público y notorio, el Plan de San Luis, que justificó la Revolución hecha contra el Gobierno del señor general don Porfirio Díaz, ha sido absolutamente violada por el jefe reconocido de dicha revolución, señor Francisco I. Madero, con los procedimientos por él autorizados o por él personalmente seguidos, para burlar las leyes electorales en todas las elecciones hechas desde los Tratados de C. Juárez hasta ahora.
Que por virtud de la violación del referido Plan de San Luis, han quedado destruídos los títulos legales, en que se ha apoyado el Gobierno interino del señor licenciado don Francisco L. de la Barra, y en que se apoyan las elecciones violatorias mismas por virtud de las cuales han resultado electos Gobernadores de los Estados personas contrarias a los intereses de los pueblos respectivos y Presidente y Vicepresidente de la República, respectivamente los señores Francisco I. Madero y José Ma. Pino Suárez, igualmente contraria a los intereses de toda la nación, por haberse ligado ostensiblemente con los elementos del régimen que la revolución quiso derribar y barrer.
Que sin la violación aludida, el señor Madero y las personas que ha impuesto y de que se ha rodeado, no han cumplido con el intento más sencillo del "Plan de San Luis", supuesto que este intento no quería de parte del señor Madero más que serenidad de espíritu y la honradez de corazón necesarias para abstenerse de falsear la voluntad del pueblo, ninguna confianza puede ya el pueblo tener en que se lleven hasta su fin los propósitos ascendentes de la revolución.
Tendrá esta revolución -dice el plan vazquista-varios jefes militares no siendo alguno de ellos, por ningún motivo, el general Bernardo Reyes, completamente ajeno a este plan.
Desconoce no sólo el Gobierno central, sino todos los de los Estados. La Junta Central se hace responsable de las vidas e intereses de los extranjeros.
Si llega el caso de una intervención no deseada, pero no temida, los mismos revolucionarios defenderán el territorio nacional.
A medida que la revolución se extienda, continúa el Plan, se disolverán los congresos locales, y el federal cuando llegue a la capital.
Cada Estado tendrá un comandante militar que asumirá los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Se suprime toda contribución personal en toda la República.
Presidente, Emilio Vázquez Gómez.
Vocales civiles: 1° Paulino Martínez, 2° Doctor Policarpo Rueda.
Vocales militares: 1° General Rómulo Cuéllar y 2° General David de la Fuente.
Secretario, Coronel Francisco Guzmán."
Fuente:
Román Iglesias González (Introducción y recopilación). Planes políticos, proclamas, manifiestos y otros documentos de la Independencia al México moderno, 1812-1940. Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Jurídicas. Serie C. Estudios Históricos, Núm. 74. Edición y formación en computadora al cuidado de Isidro Saucedo. México, 1998. p. 629.
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