19 de Junio de 1906
LA PSICOLOGÍA DE NUESTROS OBREROS Y LAS CONDICIONES DE NUESTRO MERCADO DE TRABAJO
"Si el anarquismo es fruto de la desesperación, el socialismo es fruto de la aspiración. El anarquista... Imposibilitado de mejorar su propia situación, y seguro de no poder alcanzar dentro de ningún régimen la plenitud del bienestar, sólo aspira al aniquilamiento de lo existente... No así el socialista... Para él lo malo es el presente, pero fía en que el porvenir le ofrecerá o mejor. Juzga que el Capitalismo es la gangrena que corroe las sociedades modernas, el que entroniza la injusticia en el mundo actual, la causa eficiente de todos los males públicos y privados, y no aspira a otra cosa que a derrocar la institución perniciosa para reemplazarla por otra que juzga mejor, que cree esencialmente redentora y benéfica... A diferencia del anarquista, que sólo ha sentido, el socialista ha meditado y estudiado. Se encuentra tal vez en el camino del error y abunda quien sostenga que su lógica es sofística y erróneas sus apreciaciones relativas a la distribución del bien humano entre capitalistas y trabajadores...
"Si esto es así, y así es, se concibe perfectamente que no puede existir el socialismo sino allí donde el obrero tiene aspiraciones, en donde la competencia entre trabajadores es muy ruda y en donde la instrucción se ha difundí o en las clases laboriosas a un grado bastante para darles a conocer y hacerles comprender las teorías de los doctrinarios y los sistemas políticos y sociales de los reformadores... ¿Son éstas, amenazan ser, a un plazo breve, las condiciones mentales y sociales de nuestras clases laboriosas? ¿Es de temerse que a plazo corto lleguen nuestros obreros a carecer de la demanda de su trabajo, tan acentuada hoy, y que descontentos de su suerte y generalizando sus personales impresiones acaben por aspirar a un régimen económico y social tan diferente del actual? Sin duda que no. Psicológicamente hablando, antes que aspiraciones irrefrenables y descontentos activos y militantes, una sumisión y una resignación que causan sorpresa a los extranjeros que nos visitan y que han podido rozarse con las clases obreras de otros países…
“...Además, nuestras clases laboriosas tienen, por temperamento, pocas necesidades, y saben fácilmente prescindir de la satisfacción de las que han llegado a crearse, y desde el momento en que no se es descontentadizo no se es ambicioso, ni quien no es ambicioso puede ser materia prima para el socialismo…”
...Estas consideraciones alejan todo temor de que el movimiento socialista llegue, a corto plazo, a revestir aquí la intensidad y la amplitud que reviste en Alemania, en Francia, y que el anarquismo tiene en la actualidad en Rusia.
"Tanto mejor. Esa paz de los espíritus y ese modus vivendi a que hemos llegado entre el capital el trabajo deja, delante de nosotros, tiempo bastante para dar cima a nuestra reorganización económica".
(El Imparcial, 19-VI-1906.)
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