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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1905 La tiranía científica. Ricardo Flores Magón.

El Colmillo Público, núm. 121, 31 de diciembre de 1905, pp. 829-830

 

 

 

Mientras una buena parte de nuestros conciudadanos anhela ser libre y procurar por todos los medios posibles debilitar la tiranía que los estrangula como los anillos de una serpiente, otra parte nada despreciable espera con la paciencia de los bienaventurados a que la libertad se haga por sí sola, como si las grandes conquistas de la humanidad se debieran a la actitud pasiva de los ineptos o a los brazos desmayados de los perezosos.

Esa parte indolente de nuestros conciudadanos piensa, sin embargo, pero de un modo que corresponde a su inepcia. ¿A qué luchar si hemos de ser vencidos?, preguntan, como para quedar en paz con su conciencia, cuando se les reprocha su mansedumbre de bestias de matadero que no tienen para su verdugo una maldición, ni un rubor que denuncie la vergüenza en sus rostros curtidos por la afrenta. Y esa masa inerte pesa como una losa de sepulcro sobre las espaldas de los que luchan, haciendo que se retarde el advenimiento de la felicidad común; y a esa masa inerte de esclavos encadenados con el yugo se debe el eternizamiento de la tiranía.

Hay otros conciudadanos que, por error, retardan también el advenimiento de la libertad y la justicia. Son ellos honrados; pero consideran que en las circunstancias especiales de opresión en que nos encontramos los mexicanos, todo esfuerzo encaminado a obtener la libertad resulta estéril, y opinan porque la lucha se aplace hasta que el dictador marche a la tumba al peso de los años.

Creen esas buenas personas que cuando tal cosa suceda, el país quedará bajo las garras de los "científicos" a quienes consideran -¡oh candor!- menos brutales en sus persecuciones, más intelectuales en sus impulsos, menos rudos en sus represiones y en sus venganzas, y por lo mismo, los luchadores tendrán más garantías, la ley fuga pasará a la leyenda, y solamente por los rapsodas callejeros se sabrá que hubo una época en que cada encrucijada fue un cadalso, y en que de las ramas de los árboles se balanceaban frutos de venganza y de muerte.

¡Vano sueño! La tiranía de los "científicos" será tan vergonzosa como la tiranía del sable. Tiranía "científica" o tiranía militar es una misma cosa. La maldad es siempre la misma ya se esconda bajo una toga o se oropele con los entorchados. El pueblo es igualmente desgraciado bajo la rudeza de un soldado como Rosas, (1) que bajo la torva tiranía de un doctor como Francia. (2)

La tiranía es siempre la muerte; y preferir el "cientificismo" al militarismo, equivale a la voluntad del suicida de escoger entre el revólver o el veneno para arrancarse la vida.

No; el "cientificismo" no podrá dar jamás garantías a los luchadores. Bajo la dictadura de Porfirio Díaz ha podido dar alguna muestra de amor a la libertad, y, sin embargo, no lo ha hecho así, por el contrario, siempre se ha visto al "cientificismo" apoyar rudamente las más extravagantes persecuciones contra los luchadores, cuando no es el "cientificismo" mismo el que promueve los actos despóticos distinguiéndose por su severidad.

Nadie ignora que a Ramón Corral, prominente "científico", se debió el escándalo de que dos oradores fueran consignados al ejército en esta ciudad (3) por el "delito" de hablar claro contra los "científicos". Esos oradores fueron llevados a Yucatán y de allí volvieron con la salud quebrantada y convencidos indudablemente que la tiranía "científica" en nada difiere de la del sable.

En público se asegura que el mismo Ramón Corral tomó una parte activa en la persecución de que fueron objeto los redactores de El Hijo del Ahuizote (4) y ¡Excélsior! (5)

La persecución que actualmente sufren los redactores de Regeneración es obra de los mismos "científicos" apoyados por la dictadura que ve en aquel periódico un poderoso enemigo de la tiranía. Fue en el consulado mexicano en Saint Louis, Missouri, donde se hicieron las traducciones de los artículos denunciados por Esperón y de la Flor, (6) quien, además, se dice, llevaba cartas de recomendación de Rosendo Pineda, cartas que en verdad no hacían falta, porque para atender el cónsul al instrumento Esperón, bastaba con las instrucciones recibidas de Ramón Corral. El cónsul es íntimo de Corral, (7) y uno de los consanguíneos del cónsul hace veces de administrador de los bienes que el insignificante vicepresidente tiene en el estado de Sonora. Rosendo Pineda es uno de los principales "científicos".

Se ve claramente que, como enemigo de las libertades, el "cientificismo" nada tiene que pedir al reyismo, por ejemplo, que se ha hecho célebre por su extraordinaria tiranía. Pero entre muchos, hay un ejemplo más que pone a los llamados "científicos" entre los mayores enemigos con que cuenta el pueblo para obtener su libertad.

De tarde en tarde, al recibir la correspondencia que llega de la península yucateca, nos informamos con la mayor indignación de que nuestros compañeros de combate, los viriles y abnegados periodistas señores Carlos P. Escoffié (8) y Tomás Pérez Ponce, (9) director el primero y redactor el segundo de los periódicos independientes El Padre Clarencio (10) y Verdad y Justicia, (11) respectivamente, se encuentran todavía sufriendo los rigores de una injusta cuanto larga prisión en Mérida.

Hace once meses que las puertas de la cárcel se cerraron detrás de dos dignos ciudadanos sin que se hayan abierto para devolver a la sociedad y a la causa de la libertad a esos dos heroicos luchadores. ¿Qué delito han cometido? Los señores Escoffié y Pérez Ponce han cometido el crimen de ser honrados. Con una energía rara en esta época de afeminamiento general, los mencionados escritores denunciaron la esclavitud a que se encuentran reducidos los braceros yucatecos.

En Yucatán los ricos esclavistas gozan de los derechos feudales de los señores de la Edad Media. El peón y su familia son el ganado de aquellos señores de horca y cuchillo. Las deudas de los padres pasan a los hijos; la ignorancia reina soberana en los cerebros de aquellos esclavos de la gleba, para quienes la vida mustia y gris y áspera no tiene una sonrisa ni un halago, ni una caricia. ¡Mártires ignorados del despotismo y de la codicia!

Contra la injusticia del medio se rebelaron dos conciencias honradas denunciando virilmente la esclavitud y el gobernador Olegario Molina, (12) "científico", ordenó el encarcelamiento de los esforzados luchadores Escoffié y Pérez Ponce.

He aquí la tiranía "científica" revistiendo los mismos caracteres que la tiranía pretoriana de don Porfirio o de Reyes. Las personas que consideran posible la lucha bajo la tiranía "científica" a la que gratuitamente se le atribuye menos tosquedad, deben convencerse de que no hay que esperar a que se implante en nuestra patria esa tiranía para decidirse a luchar por la libertad.

Es claro que los "científicos" son más intelectuales que los pretorianos, pero no por eso son menos despóticos sus procedimientos. Emplean la fuerza como cualquier mandón de cuartel; son igualmente liberticidas que un soldado afortunado y amenazan para la patria el mismo duelo y la misma vergüenza que hemos estado soportando.

Hay, pues, que decidirse a luchar contra todas las tiranías y no esperar a que venga una menos brutal.

 

Anakreón (Ricardo Flores Magón).

 

Notas:
(1)  Juan Manuel de Rosas (1793-1877). Militar y político argentino. Protagonista de la revolución de 1828, tras la cual asumió el mando de la provincia de Buenos Aires. A partir de 1830 gobernó con facultades extraordinarias, caracterizándose su régimen por la cruel persecución a la disidencia. Derrocado por un amplio y diverso movimiento opositor, en 1852 se exilió en Inglaterra protegido por sus autoridades. Murió en el exilio.

(2)  José Gaspar Rodríguez de Francia (1776-1840). Político y abogado paraguayo. Inspirador de la revolución que agitó la provincia de Paraguay en 1811 y que desembocaría en la independencia de ese país. En 1813 fue designado presidente y a partir de 1816 obtuvo el nombramiento de dictador perpetuo. Se le recuerda por la supresión de las libertades públicas y por el castigo ejemplar a sus oponentes. Gobernó sin ministros y mantuvo aislado al Paraguay para evitar amenazas extranjeras. Se le considera como el fundador de la nación paraguaya.

(3)  Refiérese a Agustín Soriano y David Palemón Serrano. A juicio de Corral, Soriano injurió a Porfirio Díaz en un discurso, mientras que Serrano habría hecho lo propio con los "científicos".

(4)  El Hijo del Ahuizote, "Semanario feroz, aunque de nobles instintos, político y sin subvención como su padre, y como su padre matrero y calaverón (No tiene madre)". (1885-1903), México, D.F.; directores Daniel Cabrera, Florencio Castro, José L. Méndez, Néstor González, Juan S. Díez, Remigio Mateos, Juan Sarabia; redactores Manuel de la Fuente, Jesús Masiño, Miguel Gallardo, José P. Rivera, Fernando Rivera, Enrique M. de los Ríos, Gabriel González Mier, Pedro Castera, Inocencio Arreola, Nicolás San Martín, Antonio Albarrán, Juan y Emilio Arriola, Ángel T. Montalvo, Fernando Celada, Leonardo de Pardo, Aurelio Garay, Evaristo Guillén, Ricardo y Enrique Flores Magón y Federico Pérez Fernández; dibujantes Daniel Cabrera, Jesús Martínez Carreón, Santiago Hernández y Jesús Olvera Medina. Dejó de circular del 1° de julio de 1900 al 20 de enero de 1901.
Reapareció el 16 de julio de 1902, suspendió su tiraje en septiembre y lo reinició el 23 de noviembre. El 9 de junio de 1903 los tribunales prohibieron definitivamente su circulación.

(5)  ¡Excélsior! (abril-junio de 1903), México, D.F.; director Santiago de la Hoz; redactores RFM, Juan Sarabia, Enrique Flores Magón, Rosalío Bustamante, Luis Jaso, Alfonso Cravioto y Francisco César Morales. Oficinas ubicadas en Chiconautla 25.

(6)  Manuel Esperón y de la Flor. Cacique oaxaqueño, jefe político del distrito de Pochutla, Oaxaca. Acusó, probablemente por orden de Enrique Creel, a los redactores de Regeneración de libelo y difamación, por los artículos "Fiebre de negocios. El día de las represalias", "Burocracia hedionda. La administración oaxaqueña", "Necesidad del látigo. El gobierno de los científicos" (Regeneración, 2a. época, núm. 19, 11 de marzo de 1905; núm. 20, 18 de marzo de 1905; núm. 24, 15 de abril de 1905). En el juicio seguido contra ellos, la intervención de la esposa de Esperón, a quien también se había atacado en el periódico, fue definitiva para el encarcelamiento de los redactores de Regeneración, Ricardo y Enrique Flores Magón y Juan Sarabia, en Saint Louis, Missouri, en octubre de 1905.

(7)  Miguel E. Diebold. Cónsul mexicano en Saint Louis, Missouri. Colaboró activamente en la persecución de los miembros de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. De 1905 a 1907, interceptó la correspondencia de la junta gracias a los servicios postales norteamericanos. Sus pesquisas policiales las desarrolló en colaboración con el detective Thomas Furlong y su agencia. En julio de 1907 viajó en compañía de éste a Los Ángeles, California, para llevar a cabo la aprehensión de RFM, Librado Rivera y Antonio I. Villarreal. En 1911, cónsul en San Antonio, Texas, e inspector de consulados de México, en El Paso, Texas, ocupado en la vigilancia de maderistas.

(8)  Carlos P. Escoffié Zetina. Periodista y caricaturista yucateco. Fundador del semanario liberal El Padre Clarencio (Mérida, Yucatán, 1903-1909; Campeche, Campeche, 1909). Fustigó a la oligarquía henequenera con caricaturas de corte antiesclavista, antiimperialista y antirreeleccionista. Perseguido y encarcelado varias veces, vivió en el exilio. En 1911, dirigió Pólvora y Dinamita, Mérida, Yucatán.

(9)  Tomás Pérez Ponce (1862?-1945). Periodista liberal yucateco. En 1894 dirigió el periódico El Libre Examen, opositor al gobierno local, clausurado al año siguiente. Fue encarcelado en varias ocasiones por sus labores periodísticas. En 1908 fundó en Mérida el Círculo Libertario, clausurado al año siguiente. A la caída de Díaz tuvo algunas diferencias con Madero. Diputado local en 1912. Participó en la fundación de la Casa del Obrero Mundial en la ciudad de México y, posteriormente, en la organización de la sucursal en el estado. Llegó a la presidencia municipal de Mérida en 1915, postulado por la Convención Política de la Casa del Obrero local. En 1917 fundó el Partido Democrático Independiente, mismo que en 1920 se opuso sin éxito a Felipe Carrillo Puerto.

(10) El Padre Clarencio (1903-1909), Mérida, Yucatán; director Carlos P. Escoffié Zetina. Censuró a la oligarquía henequenera del estado. En 1905 trabajó a favor de la Unión Popular Antirreeleccionista de la capital yucateca. De junio a diciembre de 1909 se publicó en Campeche.

(11) Verdad y Justicia (1904), Mérida, Yucatán; director y propietario José A. Vadillo. Denunció las censuras de que eran objeto otras publicaciones en el estado y reseñó los ataques y protestas contra la reelección de Olegario Molina Solís.

(12) Olegario Molina Solís (1843-1925). Hacendado y político yucateco. Combatió la Intervención francesa. Diputado al Congreso de la Unión durante la presidencia de Lerdo y fiscal del Tribunal Superior de Justicia. Fue gobernador de Yucatán de 1902 a 1907, año en que fue nombrado ministro de Fomento, Colonización e Industria; ocupó ese cargo hasta 1911. Se exilió en La Habana tras la caída de Porfirio Díaz. Cabeza de la oligarquía henequenera del estado de Yucatán.

 

Nota Bene: Véase la nota del editor de las Obras Completas de Ricardo Flores Magón aquí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente:
Obras Completas de Ricardo Flores Magón. Artículos políticos seudónimos. Volumen V. Artículos escritos por Ricardo Flores Magón bajo seudónimos. Jacinto Barrera Bassols Introducción, compilación y notas. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. México, 2005. pp. 193-198.