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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1862 Al pueblo de México. Los plenipotenciarios franceses.

Abril 9 de 1862

 

LOS COMISIONADOS FRANCESES INFORMAN AL PUEBLO DE MÉXICO.

México, abril 9 de 1862.

Mexicanos:

Nosotros no hemos venido a tomar partido en vuestras divisiones; hemos venido a liquidarlas. Nosotros queremos llamar a todos los hombres de bien a colaborar en la consolidación de la regeneración de vuestra bella patria. Para demostrar el sincero espíritu de conciliación que nos anima, nos dirigimos primero al mismo gobierno que nos había inferido los más serios agravios. Le pedimos que aceptara nuestra asistencia para fundar en México un estado de cosas que, en lo porvenir, nos evitara la necesidad de estas expediciones lejanas cuyo más grande inconveniente es que suspenden el comercio y turban el curso de las relaciones que podrían ser tan provechosas para Europa y para vuestro propio país. El gobierno mexicano ha respondido a la moderación de nuestra conducta con medidas a las que nunca hemos estado dispuestos a prestar nuestro apoyo moral y que el mundo civilizado nos reprocharía sancionar con nuestra presencia. Ahora la guerra está declarada entre él y nosotros, pero nosotros no confundimos al pueblo mexicano con una minoría opresiva y violenta. El pueblo mexicano siempre ha tenido derecho a nuestras más vivas simpatías. A él le toca mostrarse digno de ellas. Nosotros dirigimos un llamado a todos aquellos que tienen confianza en nuestra intervención, no importa el partido al que hayan pertenecido.

Ningún hombre juicioso se inclinará a creer que el gobierno dimanado del sufragio de una de las naciones más liberales de Europa pudiera abrigar, ni un solo instante, la intención de restaurar en un pueblo extranjero antiguos abusos e instituciones que ya no son de este siglo.

Nosotros queremos una justicia igual para todos y que esta justicia no sea impuesta por nuestras armas. El pueblo mexicano debe ser, él mismo, el primer instrumento de su salvación. Nuestro único propósito es inspirar, a la parte honrada y pacífica del país, el valor de expresar su voluntad. Si la nación mexicana permanece inerte, si no comprende que le ofrecemos una inesperada ocasión para salir del abismo, si no viene a dar con sus esfuerzos un sentido y una moralidad práctica a nuestro apoyo, evidentemente no tendremos que ocupamos sino en los intereses precisos en cuya vista se concluyó la Convención de Londres.

Que los hombres tan prolongadamente divididos por querellas que ya no tienen objeto se apresuren, pues, a venir a nosotros. El destino de México está en sus manos. La bandera de Francia ha sido plantada en el suelo mexicano; esta bandera no retrocederá. Que los sabios la acojan como una bandera amiga. Que los insensatos osen combatirla. Los plenipotenciarios franceses en México

 

Alphonse (Dubois) de Saligny       E. Jurien (de la Graviere)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: Villegas Revueltas Silvestre. Antología de textos. La Reforma y el Segundo Imperio. 1853-1867. UNAM. 2008. 424 pp.