Orizaba, 12 de abril de 1862
A V. M., el emperador Napoleón III
Retenido en cama desde hace tres días por una fuerte fiebre, me veo obligado a dejar al vicealmirante Jurien de la Gravière el cuidado de rendir cuenta al gobierno del emperador de los graves incidentes que acaban de pasar en el seno de la conferencia de las potencias aliadas; incidentes que, por mi parte me han causado más pena que sorpresa. En efecto, para mí fue evidente desde el primer día que los representantes de Inglaterra y de España consideraban la consolidación del gobierno de Juárez como el primer objeto de la intervención de las potencias. Era no menos evidente a mis ojos que el gobierno del emperador se proponía otro fin. Esta manera tan diferente de interpretar la convención del 31 de octubre, no podía, pues, dejar de llevar, en un momento dado, a una escisión entre los representantes de Francia y los nuestros aliados.
Puesto que tenía que suceder esto, es lamentable para nosotros que la escisión no haya ocurrido antes.
Tengo el honor de enviarle aquí copia de una carta de Wagner con fecha de 7 de abril, donde V. E. encontrará nuevos detalles sobre las negociaciones de Corwin con el gabinete de Juárez.
En otras dos cartas del 2 y 5 de abril, relativas a las nuevas reclamaciones de nuestros nacionales, el ministro de Prusia me repite que todas las personas honestas de la capital, mexicanos como extranjeros de todas las nacionalidades, están consternadas y no tienen esperanza más que en la llegada de nuestras tropas y que, si nosotros tardamos, no encontraremos más que ruinas.
El gobierno está decidido, para procurarse recursos, a apoderarse de las propiedades de los particulares sin respetar las de los extranjeros.
Se me promete una carta de puño y letra del señor (Jesús) Terán, ministro de Justicia; en ella anunciará, sin duda, esta resolución de su gobierno.
El almirante parte hoy para regresar a Córdoba, a donde iré a reunirme con él cuando esté en condiciones de ponerme en camino.
Alphonse Dubois de Saligny
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