Antón Lizardo, Ver., a 14 de diciembre de 1861
INTIMACIÓN ESPAÑOLA AL GOBERNADOR DE VERACRUZ
Señor gobernador del estado de Veracruz [Ignacio de la Llave]
Señor gobernador:
La larga serie de agravios inferidos al gobierno de S. M. C. por el de la República Mexicana, las reiteradas violencias cometidas contra súbditos españoles y la ciega obstinación con que el gobierno de México se ha negado constantemente a dar oídos a las reclamaciones de España, presentadas siempre con la moderación y el decoro propios de tan hidalga nación, han puesto a mi gobierno en el caso de desechar toda esperanza de obtener por los medios de conciliación un arreglo satisfactorio de las graves diferencias existentes entre ambos países. Resuelto, sin embargo, el gobierno de S. M. a obtener cumplida satisfacción por tantos ultrajes, me ha ordenado que dé principio a mis operaciones ocupando la plaza de Veracruz y castillo de San Juan de Ulúa, que serán conservados como prenda pretoria hasta que el gobierno de S. M. se asegure de que en lo futuro será tratada la nación española con la consideración que le es debida y que serán religiosamente observados los pactos que se celebren entre ambos gobiernos.
Desempeñaba ese cargo el Gral. Ignacio de la Llave. Originario de Córdoba, Ver., muy joven tomó la carrera de las armas, combatiendo contra la intervención estadounidense. En 1855 se adhirió al plan de Ayutla y militó con toda fidelidad, dentro del partido liberal. Participó desde el principio en la resistencia contra la invasión francesa, cubriendo el camino de Jalapa a México. Herido en junio de 1862, se tuvo que separar temporalmente del servicio; pero estuvo en el sitio de Puebla, fugándose cuando se le enviaba preso a Francia. Al tratar de incorporarse al presidente Juárez, fue herido por su escolta cerca de Guanajuato, muriendo el 14 de junio de 1863. En su honor, el estado de Veracruz lleva su nombre.
V. S. me comunicará por conducto del señor cónsul francés, encargado de representar los intereses comerciales de España, en el término de 24 horas contadas desde el momento en que reciba esta intimación, si está o no dispuesto a entregarme la plaza y el castillo, en la inteligencia de que si la respuesta es negativa o si al expirar el plazo no he recibido contestación alguna, desde aquel momento puede V. S. dar por comenzadas las hostilidades a cuyo fin desembarcará el ejército español.
No debo ocultar a V. S. que, si bien hago esta intimación sólo en nombre de España, según las instrucciones que he recibido, la ocupación de esa plaza y del castillo servirá igualmente de garantía a los derechos y reclamaciones que contra el gobierno mexicano, tengan que hacer valer a los gobiernos de Francia y la Gran Bretaña.
Réstame hacer presente a V. S. que si la misión de las fuerzas españolas en nada se roza con la política interior del país, todas las opiniones serán respetadas; no se cometerá ningún acto censurable y, desde el momento que nuestras tropas ocupen a Veracruz, responderán los jefes españoles de la seguridad de las personas e intereses de sus habitantes, cualquiera que sea su nacionalidad.
A V. S. I. y a las demás autoridades mexicanas toca dar garantías a los extranjeros y a sus propiedades hasta que dicha ocupación se lleve a efecto ya sea pacíficamente, ya sea a viva fuerza. Si los súbditos españoles y los demás extranjeros fuesen perseguidos y atropellados, las fuerzas que componen esta expedición se verán en la dura pero imprescindible necesidad de recurrir a las represalias. Yo abrigo la esperanza de que V. S., sea cual fuere su resolución, obrará con la cordura que es de esperarse y, penetrándose de que las fuerzas españolas siempre humanas, siempre nobles y leales aun con sus enemigos, no dará el primer paso en el camino de las violencias reprobadas aun en caso de guerra, evitará toda clase de crímenes cuyo único resultado sería hacer más difícil, si no imposible, el arreglo de las cuestiones internacionales pendientes.
Aprovecho esta oportunidad para ofrecer a V. S. las veras de mi consideración.
Vapor de S. M. C. Isabel la Católica y fondeadero de Antón Lizardo, a 14 de diciembre de 1861. Joaquín Gutiérrez de Rubalcava
EL GOBERNADOR DE VERACRUZ CONTESTA AL COMANDANTE ESPAÑOL
Al señor comandante general de las fuerzas navales de S. M. C. en las Antillas (Joaquín Gutiérrez de Rubalcava).
He recibido la nota de vuestra excelencia que me ha sido entregada a la una del día 14 por sus comisionados e, impuesto del contenido de ella, a la vez que la he trascripto al ciudadano general en jefe del ejército de oriente para su gobierno, la he remitido por extraordinario violento al primer magistrado de la nación.
Supuesto que V. E., pasadas las 24 horas, está resuelto a atacar esta plaza y la de la Ulúa, si llega a tomar posesión de ellas, en virtud de que su misión, según asegura, se reduce a conservarlas en garantía pretoria, me trasladaré con el gobierno que es a mi cargo a un punto inmediato de esta plaza, tanto para cuidar del orden como para trasladar a V. E. la contestación del gobierno federal de quien dependo.
La recomendación relativa a los respetos que merecen los extranjeros la puede tener V. E. por excusada, pues en la República los individuos pertenecientes a otras naciones son tan respetados y disfrutan de tantas ventajas que puede creer V. E. que la condición de ciudadano mexicano es desventajosa comparada con la del extranjero. Como prueba de este aserto puedo citar el testimonio de la porción de extranjeros honrados que viven entre nosotros y, sobre todo, la conducta observada por los mexicanos en las actuales críticas circunstancias.
La noticia de la guerra que España ha traído a México hace algunos días circulaba entre los mexicanos y, a pesar del acaloramiento que han producido las especies injuriosas que contienen algunos periódicos de la península, los españoles han sido respetados y no sólo no han sido atropellados sino que no han recibido el más leve insulto. Personas mal intencionadas y tal vez mexicanos desnaturalizados, habrán dado informes siniestros a los gobiernos europeos, pero la verdad es la que queda asentada y llegará la vez de que V. E. mismo la palpe.
Sea cual fuere la suerte a que hayan de quedar sujetas estas plazas, debo advertir a V. E. que, por orden del gobierno federal, permanecerá el Honorable ayuntamiento con una fuerza de policía y algunos extranjeros neutrales, armados éstos por invitación, con sólo el objeto de conservar el orden hasta el último momento. Como la citada corporación y las fuerzas de que ha hecho mérito no tienen más que el doble objeto indicado, espero de la caballerosidad de V. E. y de la disciplina de sus subordinados que respetarán y guardarán las consideraciones debidas, tanto a la citada corporación como a las fuerzas ya mencionadas.
Entretanto, debo también manifestar a V. E. que me es sensible que naciones que por su origen y que por su identidad, tanto en el idioma como en las costumbres, debieran permanecer unidas y en íntimas relaciones de amistad, hoy, por motivos infundados, en mi concepto, se vean en momentos de hostilizarse dando principio a una lucha cuyo término no puede ni aun preverse.
Aprovechando esta oportunidad, ofrezco a V. E. mi más distinguida consideración.
Libertad y reforma, heroica Veracruz, diciembre 15 de 1861.
Fuente:
Benito Juárez. Documentos, Discursos y Correspondencia. Selección y notas de Jorge L. Tamayo. Edición digital coordinada por Héctor Cuauhtémoc Hernández Silva. Versión electrónica para su consulta: Aurelio López López. CD editado por la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco. Primera edición electrónica. México, 2006.
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