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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1861 Circular de la Secretaría de Justicia. Motivos de la ley de 7 del presente, sobre suspensión de garantías

Junio  10 de 1861

Impulsada la representacion nacional por el deseo de restablecer la paz, ha concedido al supremo gobierno autorizaciones muy importantes, determinándose á suspender algunas de las garantías individuales más preciosas que la Constitucion acuerda á los habitantes de la República. Al mismo tiempo ha declarado que la ley de 6 de Diciembre de 1856 ha estado vigente desde su promulgacion, y lo que se debe entender por delito político, para que ni la duda sirva de escudo á la impunidad, ni de asilo á los conspiradores el art. 23 de la Constitucion. Estos actos del poder soberano están consignados en la ley de 7 del presente, que acompaño á esta nota, y tienen por objeto dar al Ejeutivo la suma de facultades que necesita para el restablecimiento del órden y remover los obstáculos que pudieran estorbar la accion de los tribunales para el castigo ejemplar y pronto de los perturbadores del órden.

Confianza tan ilimitada obliga al poder Ejecutivo á hacer un esfuerzo extraordinario para sobreponerse á la situacion, dictando en los ramos administrativos cuantas providencias conduzcan al restablecimiento del órden, bien supremo por que todos suspiran, y que no se puede alcanzar sin la cooperacion de todos los funcionarios, principalmente de los que forman el poder Judicial. Este primer resorte de la sociedad, á quien se ha confiado el ministerio augusto de administrar la justicia, debe ser muy solicito en el cumplimiento de sus majestuosas funciones, para no dar lugar á que la venganza ocupe el lugar de la justicia. El pueblo mexicano, olvidando por un momento su buena índole, ha gritado venganza; toca al poder judicial desarmar su justo enojo, castigando ejemplarmente á los que turban su tranquilidad: que sea la aplicacion inexorable de las leyes, el correctivo de su exaltacion.

Pasó ya la época desastrosa de la guerra civil, y solo quedan restos impotentes de fuerza reaccionaria, que sin invocar un principio político, ejercen actos de vandalismo, despojando á los ciudadanos laboriosos de sus bienes, poniendo precio á sus personas y asesinando sin piedad á los patriotas que más se han distinguido beneficiando á la sociedad. El esfuerzo generoso del pueblo, guiado por los demócratas de corazon, ha restablecido el órden constitucional, humillando en los campos de batalla á los perjuros mandatarios y á los militares infieles que osaron levantarse contra la representacion nacional, creyendo posible someter á la nacion á su caprichosa voluntad: toca ahora á los hombres constituidos en el poder, restablecer el órden y consolidar la paz. La sangre vertida en los combates, el sacrificio de la vida que tantos hicieron por revindicar los fueros de la nacion, la desolacion, la orfandad y hasta las vejaciones y quebrantos de que fueron víctimas los habitantes todos de la República, reclaman imperiosamente el afan incesante de los mandatarios para restablecer el imperio de la ley.

Vanos serán los sacrificios que ha hecho la nacion, si hemos de continuar entregados al desórden, si los vínculos sociales han de quedar desatados, si no ha de haber reparacion y justicia. Invocando la Constitucion triunfó el partido liberal, sobreponiéndose á las dificultades gravísimas que le opusieron los autores y promovedores del golpe de Estado: nada pudieron contra esa bandera las preocupaciones, la intriga, ni el dinero; retardaron, es verdad, el tiempo; pero en cambio impulsaron la reforma, y los principios consignados en nuestro Código se desarrollaron y consolidaron. La Constitucion fué el centro de unión para los liberales, y para la nacion la promesa solemne de que se restablecerian el órden y la paz: por eso adquirió la revolucion la fuerza moral con que la vinos caminar; por eso pudieron sus caudillos repararse de los quebrantos y reveses de la guerra: el momento ha llegado de que esa promesa se cumpla.

Tiempo es ya de que la justicia recobre su poder, de que los asesinos y ladrones no sean señores de las vidas y bienes de los mexicanos, de que los ciudadanos laboriosos y honrados vivan tranquilos, entregados á sus quehaceres, sin el sobresalto de ser acometidos en los caminos y aun en sus hogares, y de que los habitantes todos de la República puedan decir: "estamos en una sociedad organizada; hay un gobierno cuyo poder se siente en todas partes." A ese fin se dirigen las miras del Excmo. Sr. presidente; y al manifestar, por mi conducto, el juicio que forma de la situacion y el deber en que se considera constituido con todos los funcionarios, me ordena excite á los magistrados, á los jueces y demás empleados del poder Judicial, para que administrando pronta y cumplida justicia, contribuyan eficazmente al restablecimiento del órden.

México, etc.-- Ruiz.

 

 

 

 

 

 

Dublán y Lozano 5373