Palacio Nacional. Heroica Veracruz, diciembre 31 de 1860
Al Excmo. Sr. don José María Lafragua
La reacción ha concluido. Después de la derrota que sufrió Márquez y de la toma de Guadalajara, el ejército constitucional, al mando del excelentísimo señor don Jesús González Ortega, se dirigió a la capital de la República, donde el bando rebelde, haciendo un supremo esfuerzo, concentró la mayor fuerza posible y aun logró sorprender a la brigada que como parte de la vanguardia se hallaba en Toluca bajo el mando del excelentísimo señor don Felipe Berriozábal, quien fue levemente herido y hecho prisionero en unión de los señores Degollado y Gómez Farías.
Envalentonada la reacción con ese triunfo, determinó su caudillo salir con un grueso de 7,000 hombres y cerca de 40 cañones a batir al ejército constitucional que se aproximaba. El día 21 se avistaron ambos ejércitos y el 22 en la mañana el de la reacción quedó deshecho, dejando en poder de nuestras armas victoriosas todas sus tropas, todos sus trenes y todos sus caudales. Miramón y Márquez llegaron a México solos; la ciudad contenía unos 2,000 hombres de guarnición que hacían imposible toda defensa; hubo una junta en la que se decidió entregar la situación al señor Degollado y que saliesen, como en efecto salieron, a conferenciar sobre la entrega de la capital, el embajador español, el ministro francés y el general Ayesterán. Entretanto se pensó que con parte de la guarnición, Miramón vendría a esperar a Puebla el resultado de la conferencia; pero las numerosas fuerzas constitucionales habían obstruido las salidas todas de México y, resultando de la conferencia que no podían darse las garantías pedidas por el jefe reaccionario, éste y otros de sus más afamados cómplices evacuaron la ciudad, llevando consigo unos 1,000 hombres que, perseguidos y desbandados, dejaron en poder de sus perseguidores el escaso tren de artillería que llevaban, consistentes en dos piezas ligeras.
El día 25, en medio del júbilo más completo, entró en la capital el señor González Ortega y el día 27 se pronunció la corta guarnición de la ciudad de Puebla.
La revolución ha terminado completa y gloriosamente, sin transacciones perjudiciales y, lo que es más, sin desorden, sin violencias, sin venganzas comunes en todas las revoluciones; ningún crimen ha venido a empañar tan espléndido triunfo.
El Supremo Gobierno, llamado prontamente a la capital, se dispone a marchar en estos momentos, firme en su propósito de hacer estricta justicia y de avanzar en la vía de la Reforma. De hoy en adelante, la ley y sólo la ley será el gran principio en que se apoyen las libertades públicas, la independencia y los destinos futuros de la nación mexicana que ha sabido conquistar palmo a palmo la legalidad representada en su Constitución.
Los adjuntos impresos impondrán a usted de lo ocurrido y se espera de su patriotismo que a todo le dé la mayor publicidad posible, procurando, más que nunca, rectificar en ese país la opinión pública, haciendo entender que por fin se ha conquistado la paz real y duradera en México.
Me es muy grato, con tal motivo, ofrecer a usted las seguridades de mi aprecio y consideración.
Por ausencia del señor Ministro,
Juan de Dios Arias Oficial Mayor
Arias Juan de Dios
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