Abril 28 de 1859
Secretaría de Estado y del despacho de Relaciones Exteriores.— Excmo. Sr.— Verá V. E. por la copia que en seguida de esta nota hago insertar, de qué modo el Sr. Bonilla, faltando a las más sencillas conveniencias del respeto que las naciones así como los individuos deben guardarse, ha presentado ante la nación el acto por el cual el Excmo. Sr. Ministro Roberto W. M. Mc. Lane reconoció en nombre del gobierno de los Estados-Unidos al Sr. Juárez como presidente constitucional de la República Mexicana.
De los cuatro puntos que este señor ministro considera en la presuntuosa protesta del Sr. Bonilla, ha respondido a los tres primeros, dejando, sin duda por una delicadeza que yo sé agradecer, la contestación del último á este gobierno. Como es impropio de la circunstancia hacer un paralelo, ó mejor diré contraste, entre los motivos, no títulos, por los cuales el gobierno constitucional gobierna á la República y la facción armada oprime á México y tres ó cuatro ciudades más, me bastará recordar á V. E. el insolente cinismo con que el llamado gobierno de Zuloaga y cómplices se presentó ante la República, en su manifiesto de Enero del año próximo pasado.
En aquel célebre documento dijo: "... "Que su derecho es el de la propia conservacion, y que su representación será la que la República, que tiene la obligación "de salvarse á sí misma, quiera darle."
Bien conocido está ya en quince meses de experiencia, que toda la representación que la República ha querido darle, es la de luchar en el Distrito y tres ó cuatro ciudades más, contra la voluntad de los pueblos, y que por lo mismo serian considerados por algunos como nulos, cuando más en el mismo Distrito y ciudades ocupadas, los actos del gobierno constitucional. De tal nulidad no debemos ocuparnos.
Cuando la República haya conseguido por un esfuerzo más, sujetar ó convencer á aquellos de sus hijos extraviados que no quieren, con el pretexto de orden, sino regirla por una voluntad caprichosa, inspirada por las antiguas máximas de explotación de los muchos por los pocos, ó de el sostenimiento de fueros, exenciones y privilegios sobre la opresión y esquilmo de la generalidad, sabrá distinguir los actos que la salven, de los que la destruyen, y consagrar los que la sean útiles. No hay, pues, que atender á los que con un hipócrita celo del honor nacional, aparentan escandalizarse, horripilarse de la idea de disminuir el territorio, cuando á sus torpezas se debe la separación de Guatemala y Tejas, los actos que prepararon el tratado de paz de Guadalupe y el negocio todo de la Mesilla, en que se perdieron las únicas ventajas del de Guadalupe y que fué obra del imprudente Sr. Bonilla. Hablan de los intereses y soberanía de México los cobardes é impotentes traidores que han ofrecido su imperio á naciones extranjeras, naciones que si bien quieren que México les ayude en el concierto interesado de sus miras monárquicas y de explotación de la humanidad, no quieren ni hacer los gastos, ni tentar los esfuerzos que la quimérica posesión de tal imperio habría de causarles sin fruto. A pesar de toda protexta, la nación, que ya no necesita de oficiosos tutores, hará lo que más le convenga, y las vanas palabras de un funcionario usurpador no tendrán más resultado que el que le permita la ilustrada soberanía de la República.
Sabiendo que tales son las ideas de la mayoría sobre las cuestiones vitales de nuestro modo de ser democrático y constitucional, el Excmo. Sr. presidente cree que V. E. verá con el poco aprecio que se merecen las apasionadas aseveraciones del Sr. Bonilla, y conservará en el Estado que se ha encargado á V. E. que gobierne el buen sentido que hasta hoy conserva.
Dígnese V. E. aceptar las seguridades de mi distinguida consideración.
Dios y libertad. H. Veracruz, Abril 28 de 1859.— Ocampo.— Excmo. Sr. gobernador del Estado de..-..
Dublán y Lozano. 5049
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