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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 

 
 
 
 


1858 Notificación de Melchor Ocampo al Ministro de EU en México y respuesta respectiva.

Palacio Nacional en Guanajuato, enero 22 de 1858.

 

Secretaría de Estado y el despacho de Relaciones Exteriores

Excelentísimo señor ministro de los Estados Unidos de América
México

Excmo. señor:

Repuesto al orden constitucional, a consecuencia del ejercicio en que el Excmo. señor presidente de la Corte de Justicia ha entrado de las funciones que la Constitución le impone, el infrascrito, ministro de Gobernación, encargado interinamente de los ministerios de Relaciones, Guerra y Hacienda, tiene el honor de poner en conocimiento del Excmo. señor ministro de los EE.UU. de América, que en lo sucesivo será con el infrascrito con quien tenga que seguirse las buenas relaciones que este gobierno desea continuar con la nación que tan dignamente representa vuestra excelencia.

El infrascrito aprovecha la oportunidad para indicar que deseoso este gobierno de establecer en México el reinado de la justicia no perdonará esfuerzo para que a todos y cada uno se haga cumplida.

Aprovéchala también para suplicar al Excmo. señor ministro de los EE.UU. de América, su activa cooperación para todo lo que la categoría de su excelencia y sus elevadas y filantrópicas miras lo permitan hacer en beneficio de esta trabajada nación, que desea mostrar a sus hermanas y recibir de ellas toda la benevolencia que sola puede unir a toda la humanidad en una familia.

El infrascrito se honra con ofrecer al Excmo. señor ministro de los EE.UU. de América, las seguridades de su más cordial atención y respetos.

Dios y Libertad, Palacio Nacional en Guanajuato, enero 22 de 1858.

Melchor Ocampo

 

 

Mañosa respuesta del ministro estadounidense.

México, enero 30 de 1858.

Secretaría de Estado y del despacho de Relaciones Exteriores

Confidencial

Señor don Melchor Ocampo, Guanajuato

Mi querido señor:

Ayer he tenido el honor de recibir dos comunicaciones de usted, de fechas 22 y 25 del corriente, en las que me participaba la organización del gobierno en Guanajuato, conforme a la Constitución federal de 1857, por su excelencia el presidente de la Suprema Corte, y el nombramiento de ministro de Gobernación hecho en usted, encargado a la vez de los ministerios de Relaciones, Guerra y Hacienda.

Se me invita, también como ministro de los Estarlos Unidos, para comunicarme únicamente con usted en todo lo que tiene referencia a las relaciones entre los gobiernos de México y de los Estados Unidos, solicitando mi cooperación activa, en cuanto mis deberes lo permitan, para el beneficio de México -"esta trabajada nación".

Si hubiese recibido esas comunicaciones dos días antes, habría podido contestar en la manera y forma que ahora me veo precisado a excusar.

La Constitución de 1857 fue derribada por una revolución comenzada en esta capital el 17 de diciembre último, consintiéndolo el que era entonces Presidente constitucional electo.

Cuarenta y nueve días han transcurrido, sin que en todo ese tiempo se me haya hecho ninguna comunicación oficial anunciándome la existencia de otro gobierno de la república en lugar del que se había pronunciado, exceptuándose el que en 21 del corriente se anunció como establecido en esta capital.

Al mismo tiempo recibí una comunicación del ministro de Relaciones de este último gobierno, informándome de su organización.

Me vi precisado a obrar, y la única pregunta que determinó mi acción, fue: "¿en dónde existe el gobierno de facto de la república?".

Yo sabía todo de uno, mientras que únicamente me había llegado el rumor vago e incierto de la existencia de otro.

Mi deber no me dejaba alternativa y el 27 del corriente contesté a la comunicación del Sr. Cuevas, en una nota formal de enterado, equivalente a un reconocimiento.

Además de esto, he sabido que siempre ha sido la costumbre del cuerpo diplomático reconocer al gobierno en la capital -costumbre que no podía excusarme de respetar sin quedar expuesto a la imputación de que se me creyese influido en mi acción oficial, por sentimientos de partidario en la política de México y simpatías por un partido cuyos principios son los más conformes con los que dominan en mi propia nación.

Sentimientos y simpatías que, en mi carácter público, no tenía el derecho de preferir.

Tenía todas las razones posibles para creer, además, que el silencio e inmovilidad del partido constitucional en el interior, mientras duraba la lucha por la posesión de la capital, pues que no se llegó a enviar un hombre ni un cañón para ayudar a la solución de tan importante punto, que el pueblo del interior dejaba que la capital fuese el campo de batalla en que se decidiera cuál sería el gobierno, conformándose con el resultado.

Mi respeto personal hacia usted, señor, y hacia los que con usted están asociados, me ha inducido a no contentarme con un frío y formal anuncio del hecho de mi reconocimiento al gobierno existente en la capital, deseando explicar todas las razones que preceden y que me obligaron a dar aquel paso.

Tengo el honor de ofrecerme de usted con todo respeto su obediente servidor.

Juan Forsyth

Es copia reconocida, Guadalajara, marzo 2 de 1858.

Benito Gómez Farías, oficial mayor

Fuente:
Benito Juárez. Documentos, Discursos y Correspondencia. Selección y notas de Jorge L. Tamayo. Edición digital coordinada por Héctor Cuauhtémoc Hernández Silva. Versión electrónica para su consulta: Aurelio López López. CD editado por la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco. Primera edición electrónica. México, 2006.