Marzo 23 de 1858
Nuestro Santísimo Padre, en el consistorio del 15 del corriente, después de haber nombrado siete cardenales, dijo lleno de entusiasmo y poseído de júbilo:
"Que la causa del orden y de la religión había triunfado en la nación mexicana; que el nuevo gobierno que se había instalado le había comunicado oficialmente la derogación de los decretos que contra la Iglesia y sus ministros había espedido la administración pasada. Así lo esperaba, venerables hermanos, de la misericordias del Señor, y del buen sentido de los mexicanos que siempre han manifestado, y de su adhesión a la Santa Sede. También hemos visto con placer que el devoto sexo femenino ha tornado parte en esta cuestión religiosa, y por medio de una comisión de las primeras señoras de la población ha felicitado al nuevo presidente por el triunfo que ha obtenido, dándole un voto de gracias, porque desde luego ha derogado y declarado nulas las leyes con que tanto afligió a la Iglesia y a sus ministros el gobierno anterior. Pidamos, por tanto, venerables hermanos, al Todopoderoso les dé perseverancia en el buen camino que han emprendido los que rigen hoy los destinos de México; y a ellos y a todo ese pueblo fiel les damos desde luego nuestra bendición apostólica."
Fuente: García Cantú Gastón. El Pensamiento de la reacción mexicana. Antología. México. Lecturas Universitarias. UNAM. 1986
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