1 de Marzo de 1848
En contestacion á la nota de Vuestra Señoría de 19 del pasado, en que me avisa ser fiscal nombrado por la Comandancia General de Méjico para investigar sobre los hechos que el Excelentísimo Señor General Santa-Anna menciona en su parte dado en Tehuacan el día 12 de Noviembre proximo pasado, voy á esponer lo que es conveniente, bajo la protesta de mi palabra de honor.
Comenzaré por incluir marcado con el N° 1. el parte que dirijí en 14. de Septiembre próximo pasado al xcelentísimo Señor Santa-Anna como General en Gefe del Ejército Mejicano, por la via del Ministerio de la Guerra; conducto que se marcó para dirijirse á Su Excelencia.
Me ratifico en todo lo que relaciona mi referido parte, y protesto que es la verdad, que sostendré con los testigos que fuesen necesarios.
Para probar que son ciertos los hechos que ese parte espresa y que no he ocultado circunstancia alguna cito como testigos á los Señores Generales Don Mariano Monterde 2, Don Nicolas Saldaña 3, Don José Maria Noriega, Coronel, Don Manuel Robledo, idem Don Manuel Camargo, Teniente Coronel Don Ramón Gorrostiza 4 y Comandante de Artilleria Don Manuel Bueno, los que seran interrogados por el orden de los hechos, en lo que cada uno supiere. Cito tambien al Excelentísimo Señor Ministro de la Guerra Don Lino Alcorta 5, acerca de los partes relativos, que por su conducto fueron dirijidos al Excelentísimo Señor Santa Anna.
Sobre la exactitud del estado de fuerza que acompañé á mi parte, cito al Mayor de Plaza de la Fortaleza, General Don Nicolas Saldaña quien exhibirá los comprobantes necesarios para probar que esa era la fuerza que tenia la Fortaleza el día 13 de Septiembre próximo pasado.
Si esos testigos no fueren suficientesá comprobar debidamente la exactitud de mi parte, presentaré los necesarios al objeto. Paso á ocuparme de los cargos que me hace el Excelentísimo Señor General Santa Anna en su parte ya citado.
El primer cargo se reduce á que no he sido exacto en mi parte: que he ocultado hechos y faltado á la verdad. De la investigacion de los testigos que he citado para probar ser cierto cuanto en mi parte menciono, resultará si ese cargo es fundado ó gratuitamente injurioso, por las espresiones terminantes del Excelentísimo Señor Santa-Anna en que asegura que he faltadoá la verdad.
No es exacto lo que el Excelentísimo Señor Santa-Anna refiere en su parte, de que el Fuerte de Chapultepec se hallaba perfectamente fortificado, y me ratifico en lo que tengo dicho sobre que "la Fortificacion del edificio estaba apenas comenzada, y la parte cubierta con blindajes, demasiado débil para resistir la Artilleria enemiga. "
Es efectivo que el Señor Coronel de ingenieros Don Juan Cano 6 llegó á la Fortaleza; pero sin gente alguna, y se ocupó únicamente con la tropa de la guarnicion en cubrir el parque con blindajes.
El Señor General Monterde, que llegó al Fuerte la noche del 12., declarará sobre el estado que guardaba la Fortificacion en el momento del ataque.
No puede admitirse por cargo el que el Excelentísimo Señor Santa-Anna hubiese cituado las brigadas de los Señores Lombardini 7 y Rangel inmediatas á la Fortaleza, pues estas fuerzas no obraban á mis ordenes, y cuando en momento crítico me dirijí al General Rangel en solicitud de auxilio, me contestó que no podia disponer de sus fuerzas sin orden del Excelentísimo Señor General en Gefe. Las referidas brigadas no acudieron en auxilio del Fuerte en el momento del asalto, y se retiraron como lo confirma en su parte el repetido Excelentísimo Señor Santa-Anna.
Llamo la atencion del Señor Fiscal sobre el interesante hecho, que el mismo Señor Santa-Anna comprueba en su parte, de los repetidos avisos que le dí en lo verval y por escrito del estado en que se hallaba la moral de la guarnicion del Fuerte, hasta el grado de considerarse acobardada é incapas de hacer la resistencia debida.
Es muy interesante se fije la atención de Vuestra Señoría sobre la muy particular coincidencia que refiere el Excelentísimo Señor General Santa-Anna en uno de los párrafos de su parte que dice "No obstante las pocas fuerzas que defendian las posicio nes de abajo, y del arrojo conque el enemigo las atacaba con mayor número, éste, fué rechasado y no abanzaba un paso, cuando comenzé á adver tir que el Fuerte de arriba no hacia el fuego que era de esperar de su guarnicion, y poco despues ví con sorpresa, que en grandes pelotones desendian huyendo y abandonando cobardemente sus parapetos, que solo de ésta manera pudiera el enemigo haber ocupado facilmente. Tan infame conducta me puso en el mayor conflicto, pues ocupadas las alturas de Chapultepec por el enemigo, las fuerzas de abajo quedaban enteramente espuestasá ser acesinadas con impunidad, y para evi tarlo no quedó otro recurso, que emprehender la retirada por las garitas de Belem y Santo Tomas. Así lo ordené enmedio de la mayor desesperacion."
Se comprehende por esto el resultado que tubo no acceder á mis repetidas súplicas para el relevo de la acobardada tropa que guarnecia el Fuerte. En tal estado las fuerzas no eran capaces de reepeler al enemigo y apesar de los esfuerzos mios y de algunos Gefes, nos abandonaron con muy pocas escepciones en el momento mas crítico; como observó y afirma en el párrafo copiado, el Excelentísimo Señor Santa-Anna.
El mismo Excelentísimo Señor á la cabeza de las brigadas de los Señores Lombardini y Rangel fué espectador de la toma del Fuerte, sin hacer otros movimientos que defencivos, y sin aprovechar la crítica cituacion que devió guardar el enemigo en el momento del asalto, para hacer un esfuerzo ofencivo, como era propio de las circunstancias, y yo creí que se ejecutáran. Por el contrario se vió emprehender la retirada á esas tropas que se titulaban reserva: Hecho es éste que el Excelentísimo Señor confieza en el párrafo que he copiado, y por lo mismo me escusa de exhibir prueba.
Niego que el Batallon de San Blas llegára el día 13 en el momento del asalto en auxilio de la Fortaleza; colocandose en las fortificaciones esteriores, como afirma el Excelentísimo Señor Santa Anna. No se me presentó el Comandante de San Blas, y si obró abajo no fué á mi vista ni á mis ordenes. El mando que se me confirió se reducia á la Fortaleza: Mi atencion en el momento del asalto estaba fija en animar y contener á la acobardada tropa para reepeler á los americanos que asaltaban el Fuerte por el lado del bosque; opuesto á la puerta del rastrillo, por donde, se dice, iba á entrar el referido Batallon.
El segundo cargo que hace contra mí el Excelentísimo Señor Santa-Anna se circunscribe al párrafo siguiente de su parte ya referido, y dice "algunos de los cobardes que abandonaron el Fuerte de arriba de Chapultepec, y que me fueron presentados pocas horas despues, disculpaban su conducta con el abandono del punto que decian hizo antes el General Bravo: espreciones que reproché delante de muchos, á los que las vertian, por que me parecia impropia de Su Excelencia ésta conducta.
Posteriormente he sabido que fué tomado pricionero en el bosque de abajo, metido en una zan ja llena de agua que lo cubria hasta el pescuezo, y que por lo blanco de su cabeza, fué distinguido por uno de los enemigos. Hecho és éste que prueba el dicho de aquellos, y que merece depurarse en un juicio. Biene en favor de lo espuesto el no hacer mencion en su parte del baliente Batallon de San Blas, que pereció casi todo en las trincheras del Cerro; pues si el Señor Bravo hubiera permanecido en él has ta última hora, debió haberlo visto presisamente; y si lo vió ¿para qué es ocultar que le fué éste refuerzo, y quejarse de que no se le auxilió?"
Esta es una injuria atroz á mi nombre, á mi carácter y á mi fama; pero como sea preciso en juicio probar con testigos mi comportamiento el día 13 de Septiembre próximo pasado paso á ocuparme de ello.
Al Señor Santana toca presentar esos cobardes que le informaron que yo habia abandonado el Fuerte de Chapultepec antes que ellos; si no los presenta, obrará en su contra la determinacion espresa de la ordenanza general para el que diere un
parte contrario á la verdad.
Entiendo tambien que el Excelentísimo Señor Santa-Anna debe presentar esas personas que le informaron, despues, que yo habia sido hecho pricionero del modo vergonzoso que espresa. Injurias son éstas que no impunemente se hacen á un General que desde su juventud sirve á su Pátria, y que ha obtenido de ella el título de Benemérito.
Confieso que necesito hacer un esfuerzo, poniendo á la vista mi deber, para humillarme á dar pruebas sobre hechos que creo no llegarian jamas á dudarse por ningun Mejicano.
Si los hombres se juzgan por sus hechos anteriores, los mios sin duda son patentes respecto á la primera cualidad de un guerrero: el valor.
Yo he sido tomado pricionero por los Americanos dentro de la fortificacion que defendia, y por la parte que sufrió el asalto. Suplico al Señor Fiscal que interrogue sobre esto á los Señores Generales y Gefes que he nombrado al principio, y si necesario fuere, podrá acreditar lo espuesto el General Pillow 8 que fué quien atacó á Chapultepec, cuya cita hago con sentimiento porque parece que debia retraerme en virtud de ser un General enemigo; pero se trata aquí de un punto de honor, y el honor es inherente á todos los militares del globo; para sostenerlo es permitido todo esfuerzo, en los límites legales.
Me ha parecido inútil ocuparme de otros puntos que contiene el parte del muy repetido Excelentísimo Señor General Santa-Anna, por la razon de que investigados los que espreso quedará aclarada la verdad.
Dios y Libertad.
Chichihualco, Marzo
1 º de 1848. Nicolas Bravo. Rúbrica
Señor General, Don Antonio Diez Bonilla
1. General Nicolás Bravo, fue encargado de dirigir la defensa de Chapultepec, donde fue hecho prisionero.
2. General José Mariano Monterde (1789-1861). Director del Colegio Militar y encargado de la defensa del Castillo de Chapultepec.
3. General Nicolás Saldaña. Segundo del general Bravo, fue herido en la defensa de Chapultepec.
6. Teniente coronel de Ingenieros Juan Cano y Cano (1815-1847). Herido en la defensa del Castillo de Chapultepec. Falleció el 13 de septiembre.
7. General Manuel María Lombardini (1802-1853). Fue herido en la Batalla de la Angostura. Sustituyó al general Bravo en el mando del Ejército de Oriente.
|