Palacio Nacional de México, á 6 de agosto de 1846.
EL GENERAL EN JEFE AL EJERCITO LIBERTADOR REPUBLICANO.
¡Soldados! El peligro de la patria ha pasado á ser una realidad. Con pretexto de salvarla se os había calumniado. Se os juzgaba inútiles para vencer al enemigo exterior, incapaces de uniros á la Nación para defenderla. Es preciso mostrar al mundo que esta es una infame calumnia y lo haréis.
Cerca de dos años ha que el enemigo exterior no se atrevía á recurrir á la fuerza para sostener su usurpación; pero se os quiso presentar á los ojos de vuestra patria como indiferentes al peligro, quizá como cobardes, y en vez de dirigiros á la frontera, se os pretendía emplear sólo en sofocar la voz pública, en que sirvieseis de apoyo á un monarca extranjero.
¡Soldados! Es preciso que voléis á reconquistar la fama de valientes y patriotas. Ha sido preciso que una revolución se cumpla para que os mostréis tales como sois. Esta revolución ha comenzado en México; es preciso ir á terminarla batiendo á los invasores.
Para esto habéis proclamado la libertad en unión del pueblo. Sed lo que debéis ser: mexicanos armados al frente del enemigo exterior, y á vuestra vuelta, que será muy pronta, vuestros hermanos os saludarán como á los defensores del honor de la patria.
Ella reúne hoy en su gratitud a los valientes con que comenzasteis el movimiento en la Ciudadela, á los ciudadanos que armados cooperaron al triunfo con admirable ardor, y á los militares que fieles al Poder existente, reservasteis para el ara de la patria vuestros sacrificios.
La Nación reconocida os saluda por mi voz como á sus buenos hijos. Recibid este testimonio de admiración y afecto de vuestro jefe y amigo.—J. Mariano de Salas.
Palacio Nacional de México, á 6 de Agosto de 1846.
República Mexicana. Informes y manifiestos de los poderes Ejecutivo y Legislativo de 1821 a 1904. México, Imprenta del Gobierno Federal. 1905. Tomo III, pp. 292-293
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