Abril 25 y mayo 9 de 1846
El gabinete celebró hoy una junta ordinaria, estando presentes todos sus miembros […]
En seguida traje al conocimiento del gabinete el estado de nuestras relaciones con México manifestándoles que creía de mi deber enviar una comunicación al Congreso sobre el asunto sin dilación innecesaria. Expresé mi opinión de que deberíamos reparar por nuestra propia mano los ultrajes que se nos habían hecho. Que habíamos tratado en vano de contemporizar con México y que habíamos prudenciado hasta donde la prudencia ya no era una virtud patriótica, y que en mi opinión deberíamos tratar por igual a todas las naciones grandes o pequeñas, fuertes o débiles, y que deberíamos asumir una actitud firme y audaz respecto de México. Le pregunté primero al señor Buchanan su opinión. Él estuvo de acuerdo conmigo y creía que debería yo recomendar que se declarara la guerra. Los otros miembros del Gabinete no disintieron, sino que concurrieron en la opinión de que debería prepararse un mensaje para someterlo al Congreso en el curso de la próxima semana. Expuse entonces los puntos que deberían tratarse en el mensaje y requerí al señor Buchanan para que recopilara los datos en su Departamento y preparara el borrador de un mensaje para someterlo a mi consideración.
Mayo 9. Polk decide proponer al Congreso de EUA la guerra con México.
El Gabinete celebró hoy una Junta ordinaria, estando presentes todos sus miembros. Traje a discusión el problema mexicano y la cuestión de cuál era el deber de la Administración en el estado actual de nuestras relaciones con aquél país. El tema fue ampliamente discutido y todos convinieron en que si las fuerzas mexicanas en Matamoros cometían algún acto de hostilidad contra las fuerzas del General Taylor, debería yo enviar inmediatamente un mensaje al Congreso recomendando la inmediata declaración de guerra. Manifesté al Gabinete que hasta ese momento, como ellos sabían, no habíamos tenido conocimiento de ningún acto franco de agresión por parte del Ejército mexicano, pero que era inminente el peligro de que semejante acto pudiera cometerse. Dije que en mi opinión teníamos suficientes motivos de guerra y que era imposible que pudiéramos mantenernos en statu quo o que yo permaneciera en silencio por más tiempo; que yo creía de mi deber enviar un mensaje al Congreso muy pronto, recomendándole medidas definitivas. Les dije que creía yo que debería enviarse dicho mensaje el próximo martes; que el país estaba excitado e impaciente por este asunto y que si no lo hacía yo, estaría faltando a mi deber. Entonces propuse con precisión el punto al Gabinete pidiendo las opiniones, individualmente, sobre si debería enviarse un mensaje al Congreso el martes, y de si en ese mensaje debería recomendar una declaración de guerra contra México. Todos dieron su opinión por la afirmativa, con excepción del Secretario de Marina. El señor Bancroft disintió, pero dijo que si ocurría algún acto de hostilidad cometido por las fuerzas mexicanas, entonces estaría en favor de la guerra inmediata. El señor Buchanan dijo que se sentiría más satisfecho de su actitud a este respecto, si las fuerzas mexicanas hubieran cometido o cometieren algún acto de hostilidad, pero que, como estaban las cosas, teníamos bastante motivo de guerra contra México, y dio su asentimiento para esa medida. Se convino en que se preparara el mensaje y se sometiera al Gabinete en la junta del próximo martes. A petición mía, había redactado el señor Buchanan una historia de todos los motivos de queja que teníamos contra México. Les manifesté que lo que había yo dicho en mi mensaje anual en Diciembre (pasado) daba esa historia tan sucinta y tan satisfactoriamente como la exposición del señor Buchanan, que en realidad era la misma historia en ambos, sólo que expresada en diferente lenguaje, y que si tenía que repetirse ahora esa historia en un mensaje al Congreso; preferiría yo emplear el lenguaje preciso usado en mi mensaje de Diciembre último. Sin decidir este punto, el Gabinete pasó a tratar otros asuntos de menor importancia. La sesión del Gabinete se levantó como a las 2 de la tarde. Antes de que se separaran di instrucciones al Secretario de Estado de que tuviera copiada toda la correspondencia del señor Slidell con el Gobierno Mexicano y aquellas partes de su correspondencia con el Ministerio de Estado, que fuera conveniente comunicar; y del mismo modo di instrucciones al Secretario de la Guerra para que mandara copiar todas sus órdenes al General Taylor, Comandante del Ejército en Tejas, a fin de tener listos esos documentos y trasmitidos al Congreso con mi mensaje.
Fuente: Diario del presidente Polk. Selección y Traducción de Luis Cabrera.
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