Antonio López de Santa Anna, 16 de Septiembre de 1828
*Dos eran las demandas básicas de este plan: Expulsión de españoles y de Guerrero**.
Manifiesto que el ejército libertador dirige á los pueblos del Anáhuac.
Cuando los pueblos se ven oprimidos: cuando se contrarían sus mas fervientes deseos dirigidos exclusivamente á la conservación de su cara libertad, y cuando sus justos clamores son desoidos por aquellos mismos en que ha depositado su suerte, la soberanía, y el don mas precioso cual es el de confiar su futura felicidad, no les queda otro recurso que el derecho sagrado de insurrección ¡tal es hoy lo que toca á la desgraciada nacion mexicana!
Una larga experiencia de tres centurias de años, nos ha hecho conocer el carácter obstinado de nuestros enemigos. Bien decian los Escitas á Alejandro: "nunca hay amistad entre el amo y el esclavo: en medio de la paz siempre subsiste el derecho de guerra." Esta es la macsima que siguen los españoles, á quienes no basta ni la impotencia de su miserable nación, ni el estado ruinoso en que se halle para hacerles abandonar el proyecto de subyugarnos; asi es que los vemos aprestar una escuadra crecida, y reunir fuerzas considerables en la Habana, mantener agentes secretos en lo interior de la república para dividirnos y perdernos. Dígalo si no el estado, libre de Zempoala que tiempos ha se ve amagado por una faccion liberticida, que so color del bien público minarla el edificio social que tanta sangre y afanes ha costado á los valerosos mexicanos. Los pueblos mas escasos de ilustración no ignoran los medios de que se ha valido la intriga para salir con su intento. El plan de Montaño, de reciente escándalo, que conminó al supremo gobierno y que nuestra legislatura prometió de todo trance, dio á entender bastantemente que manos diestras é impuras, trabajan por arruinarnos. En fin, si se hubiera de referir en este breve manifiesto cuanto nuestros incansables enemigos han maquinado por sumirnos en lo profundo de nuestra desgracia, y sobre las ruinas de la república, edificar la detestable monarquía de los Borbones, seria necesario un volumen para relatarse. Hoy nada mas interesante para ellos que hacer subir á la suprema magistratura, á un ministro sospechoso para la nación, y de quien con facilidad se arrancase nuestra independencia y libertad. Y si no ¿qué podemos esperar de un hombre que sin mas mérito que la arteria, ni mas influjo que el oro de un partido conspirador y perverso, haya de subir á la silla presidencial? El sin embargo pertenece al de los ribales de la pátria: él está acusado por los oajaqueños como origen de sus desgracias; y el no ha hecho mas que dictar desde su alto puesto medidas para sobreponerse á nuestras instituciones. Si ha derramado alguna vez su sangre y la de los mexicanos, ha sido en defensa del tirano Fernando. "Tan pronto [dice un autor célebre] como se sabe el puesto que un hombre ocupa, se pueda decir anticipadamente todo lo que hará en el." El ejército que siempre ha sido el sostén de los derechos de los pueblos: el ejército que fué también quien arrancó de las manos del tirano esta preciosa parte del globo, y el que sacudió el yugo doméstico dándole nuevo ser de libertad, ¿podrá ser hoy un frío espectador de las desgracias que los enemigos le preparan? Ni se diga que el ejército libertador sea capaz de negar la obediencia al supremo gobierno; él se ha pronunciado por la opinión pública como sostenedor del voto y libertad nacional, porque distingue la diferencia que hay de la subordinacion á la servidumbre; porque se interesa en las glorias de su pátria y en conservar ileso el sacrosanto depósito de sus imprescriptibles derechos: como ciudadanos y como hijos todos del suelo que los vió nacer, tratan de impedir una guerra civil y asoladora que irremisiblemente amenaza á la república en la presente crisis.
¡Representantes de todos los estados, vosotros que habeis contrariado los deseos de los pueblos, ved si no envueltos á los americanos en una guerra fratricida cuya idea sola estremece por no haber consultado vosotros sus intereses con su voluntad!!!!! En vuestro arbitrio está el salvarlos: el nombre del héroe del Sur se repite con indecible entusiasmo por todos los ángulos del septentrion: su valor unido á su constancia ha grabado en el corazón de los mexicanos la imagen de la felicidad. Quieren confiar en él el delicado y sagrado depósito del poder ejecutivo, porque saben que su alma es incorruptible al temor y á las intrigas, que ni las vicisitudes de los tiempos, ni el esplendor del mando son capaces de alterar su caracter sostenido y patriota y que se sacrificará gustoso en aras de la pátria, antes que trastornar el sistema federal que nos rige.
Los pueblos han significado suficientemente en todas partes sus intenciones, y si no se ha sabido respetar la opinión de todos, cansados ya de las maquinaciones de sus ecsecrables enemigos domésticos, alzan la voz unidos con el ejército ante el augusto santuario de las leyes, y para ante el supremo gobierno de la federación para el pronto remedio de tamaños males presentándole el siguiente plan.
Artículos
Primero. El pueblo y el ejército anulan las elecciones hechas en favor del ministro de la guerra D. Manuel Gómez Pedraza á quien de ninguna manera se admite ni de presidente ni de vicepresidente de la república, por ser enemigo declarado de nuestras instituciones federales.
2.°: Que siendo el origen de nuestros males los españoles residentes en la república, se pida á las cámaras de la unión, una ley de su total expulsión.
3.° Que debiéndose afianzar la paz y sistema federal que felizmente nos rige, sea electo Presidente de la república, el Escmo. Sr. General benemérito de la pátria D. Vicente Guerrero.
4.° Que las legislaturas que han contrariado el voto de los pueblos, procedan inmediatamente á nuevas elecciones en conformidad con el voto de sus comitentes, salvando asi á la nación de la guerra civil que la amenaza.
5.° El ejército libertador lleva el fin de que no se derrame sangre mexicana en el presente pronunciamiento, sino es que se vea comprometido á su defensa.
La fuerza que sostiene el derecho de los pueblos, protesta obediencia á la constitución general de los Estados Unidos mexicanos y al Excmo. Sr. presidente de la república benemérito de la patria D. Guadalupe Victoria: y no dejar las armas de la mano sin ver primero cumplidos los precedentes artículos que ha jurado sostener.
Cuartel general del ejército libertador en Perote, setiembre 16 de 1828.—Antonio Lopez de Santa Anna, general en gefe del Ejército.—Ignacio Ortiz, comandante principal de artillería. José Antonio Heredia, comandante del 5.° batallón permanente.—José María Bonilla, comandante de las compañías del primer batallon permanente.—Domingo Huerta, comandante de las compañías del batallón de Tres Villas.—José María Zomosa, comandante del escuadrón de Jalapa.—Mariano Arista, comandante del escuadron del segundo regimiento.—Francisco Díaz Herrero, comandante de la milicia civica de Perote.—Ponciano Casas, comandante de los fuertes de la Joya, y de la milicia civica allí acantonada.—Ramon Paniagua, comandante de la fortaleza de Perote.—José Antonio Mejia, secretario.
**El texto tanto del manifiesto como el del Plan de Perote fueron publicados en Pronunciamiento de Perote por el General Antonio López de Santa Annna y sucesos de su campaña hasta la derogación de la ley que lo proscribió (México, Imprenta del Águila 1829).
Tomado de:
__________ Planes en la Nación Mexicana. Libro Uno: 1808-1830. México. Senado de la República-COLMEX. 1987. pp. 209-210.
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Modificaciones al Plan de Perote.
Noviembre 5 de 1828.
Para terminar los desastres que ocasiona una guerra entre hermanos, de la que resultaría indudablemente la pérdida de nuestra adorada independencia, por el desorden que naturalmente produce la revolución, y hallándose ya en el momento de romperse el fuego a tiro de pistola ambas fuerzas, propuse á S. E. el general Rincón, que en aquel instante hablásemos primero sobre la suerte de nuestra patria y la de tantos mexicanos que iban á ser víctimas, sin dejar de sentir las que ya han corrido esta funesta desgracia: el expresado general se prestó á ella, como también á que por su conducto se espusiese al gobierno lo siguiente:
1.° Toda la fuerza de mi mando se situará en la capital de este Estado, como punto ya ocupado por mis tropas, y por ofrecer los recursos de sustancia que necesita una fuerza cual la que compone esta división: allí esperará la resolución de las próximas cámaras de la Unión, acerca del objeto de su pronunciamiento, sujetándose á reconocer al que sea electo Presidente de la República, previa la calificación que haga de esta elección la de representantes.
2.° Se suplica al gobierno supremo sea el primer paso, admitida que sea esta transación, pedir al Congreso de la Unión una amnistía general para todas las personas que se hubieren pronunciado por el plan proclamado por mi división.
3.° La fuerza de mi mando protesta, y yo el primero, su obediencia y respeto al supremo gobierno de la Nación, y estará en todo á sus órdenes, concedidos que sean los dos anteriores artículos; protestando solemnemente mantenerse pacíficos en la misma capital del Estado, hasta la resolución de las próximas cámaras de la Union, reputándose esta fuerza como su guarnición, y que todo su anhelo será conservar el órden público, y sostener a las autoridades legítimamente constituidas.
4.° No habiendo en las inmediaciones de la capital ninguna población que preste los recursos de subsistencia bastantes á abastecer la división del Sr. general Rincón, la junta de oficiales conviene en ceder la villa de Eda, sin embargo de ser un punto militar, y de tener todos los medios necesarios para su conservación y defensa como estaba acordado.
5.° Se suplica al Sr. general Rincón, envíe estas proposiciones al supremo gobierno con el Sr. coronel D. Ciriaco Vázquez y otro jefe de su confianza, para que esplanen de palabra al supremo gobierno mis intenciones, manifestadas á V E. y al Sr. general Calderón. Asímismo, que en el caso de no ser admitidas por el supremo gobierno, se me avise inmediatamente que llegue la resolución.
Eda, Noviembre 5 de 1828.
Antonio López de Santa Anna.
José Antonio Mejía, secretario.
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Tomado de:
__________ Planes en la Nación Mexicana. Libro Uno: 1808-1830. México. Senado de la República-COLMEX. 1987. pp. 217.
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