Fuerte Real, Martinica, 27 de marzo de 1824
Comandancia del estado libre de Veracruz.
Excelentísimo señor:
Por separado he hablado a vuestra excelencia del arribo del bergantín de guerra francés a Sacrificios sin tocar a Ulúa. Réstame solamente manifestar a vuestra excelencia que tan luego como permitió barquearse, la mucha mar que había, se me presentó un oficial mandado por el gobernador de La Martinica, con un pliego rotulado: “Al General de las Tropas Mexicanas”, el que sin abrir lo paso a manos de vuestra excelencia, adjuntándole otras cartas confidenciales. Dicho oficial me aseguró, que el comandante del bergantín ofrecía sus respetos a las autoridades de la nación mexicana y que pasaría a saludarme siempre que se lo permitiese, en lo que no encontré inconveniente, para darle a entender tienen urbanidad los jefes de nuestra república, a la vez que saben sostener el honor y decoro que les pertenece. Hasta hoy no ha pasado a tierra, si lo verificase daré parte a vuestra excelencia de cuanto ocurra. El objeto del citado buque, según he comprendido, se dirige a llevarse los caudales que existen en el castillo, sobre lo que ya median contestaciones con Lemaur por resistirse a entregarlos.
Sin embargo de lo expuesto he redoblado la vigilancia, tomando todas las precauciones necesarias que exigen las circunstancias. En Mocambo he prevenido por mí mismo se esté a la vista de todas las maniobras, dándome parte para providenciar lo conveniente. He mandado que los buques ingleses me den una lista nominal de los individuos que vienen a la compra de víveres, con expresión de las cantidades que necesitan diariamente, firmada por el comandante del buque, por el vicecónsul y autorizada por mí, la cual ha de presentarse al comandante de la puerta de la Merced al entrar y salir a la plaza con el objeto de comprarla con las que mandaré fijar en aquellas guardias. He dispuesto también se me dé parte circunstanciado de todos los víveres que salen para los buques, pesándose hasta la carne. He establecido una guardia de un sargento y ocho hombres en los Hornos bajo la inspección del señor coronel don Crisanto de Castro. También voy a prevenir al comandante del expresado bergantín francés, se haga a la vela en el momento de que se presenten a la vista buques de guerra españoles, dejando expedito el puerto de Sacrificios para romperles el fuego si quieren apoderarse de él. Todo lo que pongo en conocimiento de vuestra excelencia a fin de que dicte sus órdenes en la materia.
Dios y libertad, mayo 26 de 1824.
Excelentísimo señor Manuel Rincón.
Excelentísimo señor general don Guadalupe Victoria.
Comandancia del estado libre de Veracruz.
Excelentísimo señor:
El comandante interino del puerto de Mocambo, en oficio de 25 del corriente, me dice lo que copio:
“Un bote del bergantín de guerra francés que está fondeado en la bahía de Sacrificios se dirigió a este punto y zozobró antes de llegar a la playa. Con bastante trabajo y peligro lograron llegar a ella a nado un oficial y diez marineros, consecutivamente salió el bote recogiendo todos sus pertrechos. Este oficial no ha traído otro objeto a tierra, que felicitar de parte de su jefe al comandante de este punto y a mí como capitán del puerto, a cuyo atento recado se le contestó con la urbanidad debida. Por dicho oficial se sabe que el bergantín se llama Le Génie, su comandante Mr. Bourdais, que salió de La Martinica; que estuvo en La Habana y Nueva Orleáns, de cuyo último punto trae dieciséis días de navegación; que es del porte de 22 cañones y trae 114 hombres de tripulación. Viene a su bordo de pasajeros Mr. Samouel, oficial de la marina francesa, comisionado por su rey para México. Dicho individuo permanece a bordo, y se le advirtió al oficial referido, que no debe desembarcar sin el conocimiento de vuestra señoría y eso que sea precisamente por este punto. Esta misma mañana ha fondeado un bergantín mercante inglés; luego que se abonase el tiempo se le reconocerá. Lo participo a vuestra señoría para su debido conocimiento.”
Insértolo a vuestra señoría con el mismo fin.
Dios y libertad.
Veracruz, 26 de mayo de 1824.
Manuel Rincón.
Excelentísimo señor general de división don Guadalupe Victoria, gobernador de este estado.
Excelentísimo señor:
Consecuente con lo que he manifestado a vuestra excelencia en mi anterior oficio sobre el bergantín francés de guerra, le digo ahora que son las siete de la noche, que el comandante se me ha presentado acompañado del segundo del buque y otro oficial, asegurándome nuevamente de que no lo habían verificado antes a causa de la mucha mar. Que el bergantín no ha traído otro objeto que el de conducir al teniente de navío del estado mayor de La Martinica, Mr. Samouel, que trae pliegos para el excelentísimo señor ministro de Relaciones, solicitando desde luego de mí el pasaporte para no demorar su arribo, a lo que contesté no podía franquearlo hasta dar cuenta a vuestra excelencia, sobre lo que espero sus órdenes. Que el buque permanecerá en Sacrificios hasta el día que el expresado oficial saliese para México, y que regresaría a buscarlo a principios de julio. Que es falso que se halle alguna escuadra en La Martinica para atentar contra nuestra independencia u otros objetos. Que el gobierno de Francia sólo desea relaciones mercantiles con nuestra república, sin auxiliar jamás a los españoles como lo hará ver el comisionado a nuestro supremo gobierno. Que la garantía más cierta de su adhesión y buena fe para con nosotros, es la de haberse puesto bajo los fuegos de la batería de Mocambo, constándome efectivamente ser cierto.
Tengo la satisfacción de haber tenido esta conferencia a presencia de varios señores jefes y oficiales, quienes como yo se llenaron de placer al oír muchos pormenores en que el capitán del buque demostraba la mejor decisión en favor de nuestro supremo gobierno.
Dios y libertad.
Veracruz, mayo 26 de 1824.
Manuel Rincón
Excelentísimo señor general don Guadalupe Victoria.486
Xalapa, mayo 28 de 1824.
Comandancia general del estado libre de Veracruz.
Excelentísimo señor:
Adjunto a vuestra excelencia, bajo los números 1, 2 y 3, los oficios que con fecha 26 del que rige, me ha dirigido el señor general de brigada don Manuel Rincón. Por ellos se impondrá Su Alteza de que el bergantín de guerra francés que fondeó en Sacrificios el 23 del presente, y de que con fecha 24 di parte por el Ministerio de la Guerra, conduce a un comisionado que debe poner pliegos en manos de Su Alteza Serenísima.
Las notas originales que bajo los números 4 y 5 son también adjuntas, harán ver a Vuestra Excelencia que la nación francesa desea, según dice su comisionado, entablar con nosotros relaciones de amistad y comercio, y espero que Su Alteza Serenísima me ordene lo más pronto posible, si debo franquear a dicho comisionado los pasaportes que en su nota solicita, y me prevenga lo que estime conveniente, respecto de los buques y súbditos de aquella nación que arriben a nuestros puertos; pues entre tanto reciba las instrucciones de Su Alteza, doy orden al general Rincón que con pretextos decorosos, impida la introducción de ninguno de ellos, por no estar aclaradas las miras políticas de su gobierno, sobre la independencia de las Américas y porque he tenido noticia de que también ha traído pliegos a San Juan de Ulúa.
Dios y libertad.
Guadalupe Victoria.
Excelentísimo señor secretario del despacho de Estado y de Relaciones Interiores y Exteriores.
Se contesta al gobernador de la Martinica que México se encuentra en las mejores disposiciones para entrar en tratados con todas las naciones y que no se necesitaba que el rey de España diese permiso a los europeos para comerciar con México, supuesto que se encuentra independiente de su gobierno.
He tenido el honor de recibir por el señor Samouel, teniente de navío de la Marina de Su Majestad Cristianísima, la carta oficial de Vuestra Excelencia del 26 de marzo con que lo acredita para hacer a este gobierno las importantes proposiciones de que [a] vuestra excelencia lo ha encargado.
Nada podía ser tan agradable para el Supremo Poder Ejecutivo de esta república como ver confirmados por la exposición que el señor Samouel ha hecho, de orden de vuestra excelencia, los justos motivos que tenía para creer que Su Majestad el rey de Francia, muy lejos de intervenir con la fuerza en las cuestiones pendientes entre la España y las naciones del continente de América, que antes fueron sus posesiones, emplearía la influencia que en los últimos sucesos de la península le han dado, sobre el gabinete español, para terminar unas diferencias cuyas consecuencias son tan funestas, no sólo para los pueblos directamente interesados en ellas, sino para todo el mundo, y muy especialmente para el comercio de todas las naciones.
El gobierno mexicano ha dado una prueba convincente de que sus disposiciones son las mejores para terminar de una manera pacífica la guerra que sostiene contra la España, cuando ha recibido a los comisionados españoles, a pesar de la poca formalidad de su misión, pues no estaban autorizados a concluir nada, y sólo ha roto las conferencias entabladas con ellos cuando el gobernador del castillo de San Juan de Ulúa comenzó unas hostilidades tan injustas como no provocadas. A pesar de esta agresión por parte del jefe español, a pesar de que en las circunstancias actuales el gobierno mexicano pueda proseguir la guerra sin que la nación sufra nada por ella, sino que antes bien pueda causar al comercio español males incalculables, pues se halla enteramente libre de enemigos el territorio de la república, y todos sus habitantes decididos a sostener su independencia, las disposiciones pacíficas del gobierno no se han alterado y está pronto a entrar en negociaciones cuyo resultado sea una paz cimentada en condiciones equitativas y mutuamente ventajosas a México y a la España.
Con tal objeto ha despachado hace algunos meses un ministro plenipotenciario, que debe haber llegado ya a Inglaterra y que va acreditado no sólo cerca del gobierno de Su Majestad británica, sino que también tiene instrucciones para formar relaciones con los demás gobiernos de la Europa. Se le darán nuevas con motivo de la comunicación de vuestra excelencia y se le prevendrá que haga uso de la buena disposición en que se halla el gobierno de Su Majestad Cristianísima. Me complazco en anunciar a vuestra excelencia que sus deseos habrán sido en gran parte prevenidos con estas disposiciones del gobierno, y al mismo tiempo siento mucho deber manifestarle que éste no puede ser de la opinión de vuestra excelencia en cuanto al juicio que forma acerca del decreto del rey de España reconociendo el derecho igual de comercio para todas las naciones de Europa en estos países. Es difícil descubrir cuál pueda ser la utilidad práctica de esta medida, pues desde la proclamación de la independencia todas las naciones han gozado entre nosotros, y en virtud de nuestras leyes, de esta igualdad de derecho, y en cuanto al principio en vuestra excelencia cree que se funda, no parece muy claro que el modo de allanar el camino hacia un resultado definitivo conforme a los intereses recíprocos de la península y de otros países sea el continuar el rey de España pretendiendo ofrecer con respecto a ellos actos de autoridad que hace mucho tiempo que no se reconocen.
El Supremo Poder Ejecutivo ha agradecido debidamente el ofrecimiento hecho por el señor Samouel de orden de vuestra excelencia, para conducir a bordo de un buque de la marina militar de Francia, el enviado de este gobierno cerca de Su Majestad ristianísima, así como las facilidades que ofrece para la sucesiva comunicación. Esto último se prevendrá al ministro plenipotenciario autorizado para entrar en estas contestaciones, de cuyo feliz resultado se lisonjea ya este gobierno.
No me resta más que asegurar a vuestra excelencia que los deseos del gobierno mexicano no son otros que cultivar las relaciones de amistad y comercio que deben unir a esta nación con todas las otras, y que bajo este punto de vista se lisonjea encontrar siempre de parte de la Francia la reciprocidad más perfecta.
Juan Ortiz Escamilla (Comp.) [Con la colaboración de David Carbajal López y Paulo César López Romero]. Veracruz. La guerra por la Independencia de México 1821-1825. Antología de documentos. Comisión Estatal del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana.
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