Xalapa, febrero 9, 11 y15 de 1822
Santa Anna informa a Agustín de lturbide sobre la popularidad de Guadalupe Victoria en la provincia de Veracruz
Muy reservada.
Serenísimo señor generalísimo D. Agustín de Iturbide.
Xalapa, 9 de febrero de 1822.
Mi amadísimo general: Contestando a la muy apreciada de vuestra alteza de 30 del próximo pasado, en que se sirve hacerme la confianza de que practique indagaciones reservadas, sobre si ha habido aquí juntas privadas para tratar de elecciones de electores de partido contrarias a la Constitución, no he descubierto una cosa fija, pero si que su origen fue vicioso por haberse hecho dueños de las elecciones populares unos cuantos individuos que se congregaron en la casa de un tendero apellidado Rosas, donde se hicieron las listas, y son un padre Gil, otro eclesiástico Merino, D. Jorge Ojeda, D. Rafael Velad y otros; siendo lo cierto que los electores nombraron un ayuntamiento despreciable y risible al público, y lo peor de todo es, que muchos de ellos anticonstitucionalmente y sin la cualidad de adictos a la independencia, con pruebas positivas, que no han dado. Prometo a vuestra alteza continuar mis investigaciones, de las que si en lo sucesivo descubro más, para llenar el encargo de vuestra alteza, se lo comunicaré.
Hay así mismo, según me han asegurado, una reunión en casa del alcalde D. José Arias (que habiéndolo sido el año anterior, se reeligió en éste, hecho contrario a la Constitución) cuya relación acompaño, en donde se habla mal del gobierno y de vuestra alteza, y se abrigan las ideas del prófugo Victoria; y como quiera que este individuo se afirma, anda por el rumbo de San Andrés Chalchicomula, de esta provincia, e inmediación de las villas, donde tiene sus apasionados, es de necesidad haya mucha vigilancia y que no tomen vuelo los secuaces. Estos consideran en mí y mi regimiento, un obstáculo que los enfrena y por lo mismo tratan de dividirlo con intrigas, y debo demostrar a vuestra alteza, en obsequio del orden público y para que los malévolos no logren sus miras, creo oportuno dé orden terminante al señor capitán general para que por motivo alguno me separe un soldado, siendo de advertir tengo noticia [que] pretenden darme una comisión, para lo que sin duda habían intrigado, alegando de la falta de antecedentes que posee sobre esta materia el secretario del señor Luaces.
Por el contrario, juzgo que conviene tener dividido en destacamentos el regimiento del señor Lobato, porque además de que a este individuo le hacen obsequios los de la reunión del alcalde Arias, y es fácil lo seduzcan, tuve el disgusto días pasados de haber asistido a un baile público, en razón de haberlo dado ese regimiento a mí y al mío, y entre las copas no faltó uno u otro que con descaro victorease al prófugo Victoria, por lo que, obligado de esta desazón me retiré al punto; siendo de mi deber anunciar a vuestra alteza [que] va adquiriendo partido éste, lo que sé hasta ahora en las conversaciones familiares, por lo que contemplo prudente no desatender este punto.
Supongo que ya habrá dado cuenta a vuestra alteza el señor Luaces con la causa que vuestra alteza me mandó formar en averiguación de las platas furtivamente conducidas por D. Diego Briceño, pues a mi aún no me la ha devuelto para seguir mi comisión. Debo decir a Vuestra Alteza que en Veracruz le aprendieron a Briceño diez mil y pico de pesos que llevaba por alto, y este hecho prueba con evidencia que el alcalde Elías trató de entorpecer mi comisión con conocida malicia, para dar tiempo a la extracción y ocultación, y después creyéndose seguro Briceño, como que había sufrido un registro prolijo en esta villa, agregó aquel dinero a la conducta y entró con serenidad en Veracruz, pero allí le fue interceptada dicha cantidad.
Juzgando el más apto para evitar reuniones perjudiciales a la nación, elecciones confabuladas, y contrabandos solapados al licenciado Ramón Ruiz, creo sería muy conveniente si a vuestra alteza le parece, tuviese a bien nombrarlo subdelegado o juez de letras, pues es sujeto en quien compiten la ciencia, la reserva, el desinterés, probidad, adhesión ilimitada a la independencia y muy afecto a la persona de vuestra alteza. Si yo contara con este individuo al frente del mando de esta subdelegación me encontraba con un compañero a toda prueba y con la seguridad de que los malos no progresarían. Así, estimo de mucha utilidad que vuestra alteza atienda al citado Ruiz, para el empleo que relaciono, a quien he hablado y está pronto a cumplir con el destino si se le confiere, en cuyo caso contemplo útil que recomiende vuestra alteza a Ruiz con el señor Luaces para que esté bien sostenido.
Es por demás reproducir a Vuestra Alteza que por el bien de la patria y en defensa de su persona y opinión, me sacrificaré con mi regimiento, y aunque había creído descansar en Puebla, conozco que es de más utilidad mi estadía en esta provincia, pues mi presencia ha obstruido seguramente algunos planes pérfidos. Repito que reunido mi regimiento ínterin las cosas toman un tono fijo, contengo cualquiera tentativa, y que el amor decidido que todos saben profeso a vuestra alteza en un garante de su persona.
Amor y gratitud, son las prendas que distinguen y eternamente estarán gravadas en el corazón de su apasionado súbdito y seguro servidor que desea obedecerlo en todo y besa su mano.
Antonio López de Santa Anna.
P.D.
A Martínez, como uno de los buenos amigos que vuestra alteza tiene, se le debe mucho de las noticias que he adquirido, pues es mucho lo que ama a vuestra alteza y deseo que tiene de emplearse en su obsequio, y me ha encargado lo ponga a disposición de vuestra alteza.
Santa Anna advierte a Iturbide sobre la existencia de partidas de republicanos en Huatusco y Coscomatepec
Serenísimo señor D. Agustín de Iturbide.
Xalapa, 11 de febrero de 1822.
Mi amadísimo general: Por mi carta adjunta fecha 9 del actual se impondrá Vuestra Alteza de las noticias que poseía, hasta aquella, y ahora habiendo adquirido mas conocimientos debo decirle: que extrajudicialmente he sabido que por el rumbo de Huatusco, Coscomatepec y aquéllas inmediaciones existen algunas partidas, cuyo total podrá llegar a 80 a 100 hombres los que se apellidan republicanos; y siendo así que esto comprueba el fomento que van tomando tales ideas, se lo noticio a Vuestra Alteza y aún mando un oficial con el objeto de que le entregue en mano propia estas cartas a fin de evitar todo extravío, no por que me persuada pueden realizarse tales miras, que contrastaremos con toda energía, sino por que considero prudente cortar en su origen esta maquinación en honor nuestro, pues es claro el escándalo que resultaría a todas las naciones semejante volubilidad, cuando admitan el rápido y glorioso hecho de la regeneración política de esta América.
Siendo en tales circunstancias que el señor Luaces esté tan postrado por sus enfermedades que los facultativos desconfían de su restablecimiento, no obstante que aún así piensa marchar en breve a Veracruz, pero es consiguiente que este movimiento agrava sus males y aún puede atraerle otras consecuencias peores. Por lo mismo, acorde con mis sentimientos, me hallo en el caso de suplicar a Vuestra Alteza dé orden al citado señor capitán general para que cuente conmigo con preferencia en cualquier caso que se presente, pues ansío nuevas ocasiones de obrar en bien de la patria; y en tal concepto, reitero a Vuestra Alteza mi petición de que no me desmembren ninguna fuerza, pues con ella cuento para todo cuanto ocurra, siendo esta otra causa para que renueve mi anterior súplica del grado, a fin de que con esta mas representación se evite a cualquiera competencia que pudiera suscitarse con el señor Lobato, cuyo jefe Vuestra Alteza conoce, no reúne la aptitud necesaria, así como carece de conocimientos militares, del país, e influencias en sus habitantes, que me precio de tener.
Vuestra Alteza cuente siempre con la más constante adhesión a su persona, que le profesa su afectísimo apasionado súbdito que lo ama y besa su mano.
Antonio López de Santa Anna.
Santa Anna informa a Iturbide sobre la situación política en la provincia de Veracruz
Serenísimo señor generalísimo D. Agustín de Iturbide.
Xalapa, 15 de febrero de 1822.
Mi amadísimo general: El lunes 11 del actual, mandé a vuestra alteza con un oficial, los pliegos en que le daba noticia del estado de conmoción que advertía en esta provincia, y el fomento que prudentemente se debía esperar por la inquietud de los ánimos. Supongo a vuestra alteza empapado en todo cuanto le referí, y a más lo que verbalmente, según mis encargos, le haría ver el oficial conductor. Ahora por el señor marqués de Vivanco, a quien escribe el capitán retirado D. Félix Luna, que estuvo ya en esa capital y vio a vuestra alteza, adquirirá conocimientos del orden que lleva la sublevación de los de Puebla, y de que ya di parte a vuestra alteza desde aquella ciudad. Según se ve, el partido va tomando incremento, y todos reconocen a Victoria, por lo que debe esperarse se pongan en comunicación para levantar la voz, si ya no lo están.
Bajo tales principios, es claro que ya este punto debe llamar la atención de vuestra alteza, antes que reviente escandalosamente la mina, pues aún cuando repito lo que dije en mi anterior, de que no me persuado logren sus miras, y que en mí debe considerar vuestra alteza un apoyo que lo sostenga siempre, la prudencia exige no despreciarlo.
En el día sí, me hallo comprometido, no tanto por lo que pueda resultar con respecto a eso, pues con mi regimiento cumpliré como debo, sino por tener dentro de esta misma villa 1 400 de la división capitulada que llegó ayer, y aunque hasta ahora no ha ocurrido desgracia, es muy de temer por la impolítica con que se conducen, llegando el caso de hablar y cantar a toda voz insultos contra nuestra causa, según me han asegurado. Yo estoy haciendo uso de toda mi prudencia y algunos de los jefes suyos se conducen con amistad conmigo, como el señor Liñán, a quien he visitado y me correspondió, mas para que entre algunos poco reflexivos no se originen discusiones, me parecía arreglado se sirviese vuestra alteza dar la orden para que se dividiesen en los pueblos de los contornos, mediante dilatarse su embarque, pues unos y otros están desazonados, y particularmente los peninsulares, pues este ayuntamiento ha tenido la desatención de negar alojamiento a los oficiales, según lo solicitó el señor Liñán (pretextando que era un gravamen considerable al pueblo y que éste no se prestaba a admitir en el seno de su familia sino a los que seguían las banderas del Imperio) de suerte que se hallan en el campo mucha parte, y yo disgustadísimo, sobre cuyo particular he dado cuenta al señor Luaces, incluyéndole los documentos de las contestaciones que sobre este asunto he tenido con dicha corporación.
Recomiendo a vuestra alteza el cuidado de esta provincia y de todo lo que le he participado, y que cuente siempre con el constante afecto de su apasionado súbdito y seguro servidor que besa su mano.
Antonio López de Santa Anna.
Juan Ortiz Escamilla (Comp.) [Con la colaboración de David Carbajal López y Paulo César López Romero]. Veracruz. La guerra por la Independencia de México 1821-1825. Antología de documentos. Comisión Estatal del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana.
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