Enero de 1821.
Viva la independencia y mueran los serviles que se opongan a ella.
Ciudadanos: después de haber sufrido por espacio de 25 meses continuos... ¡Ah! La pluma propia se retrae de referir tantos y tan extraordinarios sacrificios, y que únicamente pueden ofrecerse en las aras de la patria. Tengo la satisfacción de volver a hablaros manifestándoos que debemos aprovecharnos de lo favorable, sí, pero de ninguna suerte con cohetes y sonajas de campanas; si no hay independencia, no, no puede ser, no hay libertad, ni felicidad en una nación; recordad mexicanos que nuestros sudores, nuestros sacrificios y nuestra sangre derramada no han sido por sostener la Constitución española sino por la independencia mexicana. ¡Ah! ¡Que la impotente España, vergüenza y rabia da el insinuarlo, que el último y descuadernado rincón de Europa, con escándalo del Universo tenga subyugado al vastísimo continente de las Américas; no, no puede ser! ¿Pues qué esperáis?... Baste ya de charlarse en los estrados: empeñad el acero y salid a los campos del honor y de la gloria. ¿Aguardáis acaso a que acabe de destruiros ese visir virreinal, esa manada de zorros, de engolillados, y demás turba de mandarines enemigos, que burlándose de vosotros están elevando sus fortunas sobre la ruina de los desventurados pueblos? ¿Qué después de 300 años todavía no estáis desengañados de que las Américas, destruyéndose a sí mismas sin cesar, se fanan en remitir a la España todas sus riquezas, y que esta ingrata madrastra, sorda siempre a sus justos clamores, les envía en retribución déspotas, ladrones y asesinos que ultrajen, roben y degüellen a los americanos? ¿Qué después de 300 años de cadenas aún no gravita sobre vuestros cuellos su insoportable peso que os tiene oprimidos? ¿Qué con el siglo de las Luces aún no arde en vuestros pechos el fuego sagrado del amor a la patria? ¿Qué, por último, no estáis cansados de tolerar que vuestros mismos enemigos a cada paso os insulten, echandoós en rostro vuestra indolencia, y que para mayor afrenta descaradamente os digan, con el desnaturalizado Beristáin, “Los Americanos pelean con justicia, pero son indignos de la libertad”? ¡Oh libertad divina! Cuándo llegará el día en que mis paisanos, deponiendo los más el egoísmo criminal que los tiene sumergidos en una infame y vil esclavitud, y haciendo todos un esfuerzo nacional den al mundo un público testimonio de que son dignos de un don tan apreciable para los pueblos cultos. Sí, compatriotas, por más que se discurra, por más que se arguya y por más que se cavile, no se hallará otra cosa, sino el que la independencia, y libertad de un país son obra de las virtudes públicas de sus hijos, indispensablemente apoyadas en la unión, el valor y la constancia. No desconfiéis, ayudadnos decididos y meted el hombro con firmeza, que a pesar de todo, el triunfo es de los americanos.
Carta de unión general
Sin distinción todos los que sean americanos o europeos desgraciadamente indultados, o extraviados por cualquier otra causa se decidan o que vuelvan a dar el grito a favor de la independencia de la América, con particularidad los primeros que levantando la voz alarmaren sus respectivos rumbos, serán recibidos con los brazos abiertos atendiéndose los unos según sus conocimientos y con arreglo a los servicios que hayan contraído en beneficio de la causa pública, quedando asimismo los otros en sus antiguos empleos, con tal que en los puntos inmediatos lo verifiquen a la mayor brevedad, y en los más distantes dentro del preciso término de dos meses, contados desde el día final del presente enero, en la inteligencia de que este documento, sin aguardar otro nuevo título, será suficiente para los objetos referidos, debiendo los interesados estar en la más firme confianza de que se les cumplirán religiosamente estas solemnes promesas, pues siguiendo siempre el espíritu liberal de su nación, las hace a su nombre y bajo palabra de honor el general Guadalupe Victoria.
Suplico encarecidamente a los amantes de la libertad de su patria, que hagan por circularlo por todas partes.
Rubricado.
Juan Ortiz Escamilla (Comp.) [Con la colaboración de David Carbajal López y Paulo César López Romero] Veracruz. La guerra por la Independencia de México 1821-1825. Antología de documentos. Comisión Estatal del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana.
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