Acapulco, agosto 8 de 1813.
La ilustración de los habitantes del reino, y la dolorosa experiencia de que las armas de la nación padecen con frecuencia tal retroceso que casi las deja lánguidas, y en inacción, siendo nuestros anhelos que cubran las provincias con la rapidez de un nublado y brillen de tal suerte en contorno de nuestros enemigos, que cuando no los destrocen, a lo menos los acobarden e intimiden: ha obligado a todo buen patriota a meditar con la más detenida reflexión sobre el origen de tan desgraciados sucesos y tan poco conforme al grueso número de nuestras tropas, y a los deseos de la nación, y después de agotar los más sutiles discursos no han hallado otra causa que la reunión de todos los poderes en los pocos individuos que han compuesto hasta aquí la Junta Soberana.
Agobiada ésta con la inmensidad de atenciones a que debe dedicarse se halla enervada para poder desempeñar todos y cada uno de los grandes objetos a que debían consagrarse sus tareas. Persuadido el reino todo de esta verdad, ha exigido de mí con instancia repetida la instalación de un nuevo congreso en el que no obstante ser muy amplio por componerse de mayor número de vocales no estén unidas las altas atribuciones de la soberanía.
Por tanto debiendo acceder a sus ruegos he convocado a todas las provincias de las que tenemos ocupados algunos pueblos designando el de Chilpalcingo y todo el mes de septiembre próximo para la celebración de un acto no menos útil que solemne y memorable.
Una de las prerrogativas más propias de la soberanía es el poder ejecutivo o mando de las armas en toda su extensión. El sujeto en quien éste recayere debe ser de toda la confianza o la mayor parte de la nación, y miembros principales de los que generosamente se han alistado en las banderas de la libertad, y para que su elección se haga patente a los señores diputados del nuevo Congreso, y por su medio a la nación entera, votarán por escrito de coroneles para arriba cuantos estén en servicio de las armas de los cuatro generales conocidos hasta ahora el que fuere más, idóneo y capaz de dar completo lleno al pesado y delicado cargo que va a ponerse en sus manos, remitiendo sus sufragios a esta capitanía general para presentarlos, unidos con los de los electores que por cada parroquia han de concurrir a los señores diputados, de cuya pluralidad de votos resultará legítimamente electo el generalísimo de las armas, y asentado el Poder Ejecutivo, atributo de la soberanía partido de los demás en ejercicio. Y enlazado con ellos en el objeto y fin primario.
Y para que llegue a noticia de todos, circulará éste por todos los cuerpos de los ejércitos americanos.
Dado en el Cuartel General de Acapulco, a 8 de agosto de 1813. José María Morelos.
*Este impreso es complemento de la convocatoria del 28 de junio de 1813.
Lemoine Villicaña Ernesto. Morelos. Su vida revolucionaria a través de sus escritos y otros testimonios de la época. México. UNAM. 1965. pp. 348-349.
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