Carta del Virrey Iturrigaray.
24 de Marzo de 1807
Quedo impuesto por la Real orden que me comunica Vuestra Excelencia con fecha de 24 de marzo último de que, conformándose el Rey con el modo de pensar del Serenísimo Señor Príncipe Generalísimo Almirante, se ha servido aprobar los recursos que solicitó de mí el Comandante General de Provincias Internas las providencias dirigidas a sostener la integridad de nuestro territorio en la Provincia de Texas, la oposición hecha al reconocimiento del Río Colorado hasta su origen y la satisfacción dada a las quejas del Gobernador de la Luisiana, asegurándole de la sinceridad de nuestros designios, habiendo resuelto Su Majestad igualmente se me haga entender no debí enviar tropas indisciplinadas para un socorro efectivo que exigía otra clase de fuerzas. En satisfacción a este último punto, debo manifestar a Vuestra Excelencia que hallándose en La Habana el regimiento de infantería de Puebla y la mayor parte del de México, sólo existen a mis órdenes las tres compañías de éste, que guarnecen el Castillo de San Juan de Ulúa, el Batallón Fijo de Veracruz, que es el de la principal guarnición de la Plaza. El Regimiento de la Corona que está en Xalapa, el incompleto de Nueva España que también subsiste allí y no ha podido reponer la fuerza que perdió en Santo Domingo y La Habana, y los dos de Dragones de España y México, éste desmembrado de una Compañía que está en Panzacola, acantonado en la propia Villa y en Perote, en cuyas circunstancias me fue absolutamente imposible enviar tropa alguna de estos Cuerpos a la Frontera de Texas, quedándome sólo el recurso de las Milicias, entre las cuales tan indisciplinadas son las que se remitieron de la Colonia del Nuevo Santander y del Nuevo Reino de León, aunque mucho más ágiles y diestras en el uso del caballo, como las de los Regimientos de Dragones Provinciales de San Luis y San Carlos, que son los más inmediatos, pues para reunirlos en Asambleas ha sido indispensable casi formarlos de nuevo por los muchos viejos enfermos y casados con largas familias que había en ellos, a que se agrega la falta que haría para el territorio de mi Demarcación en que se comprende una costa de doscientas y cincuenta leguas que baña el Seno Mexicano, en la cual me era necesario estar muy a la mira para precaver las invasiones que por mar pueden intentar los americanos.
A estas dificultades agregan las de la enorme distancia de más de mil leguas que hay desde los parajes en que están acantonados los regimientos veteranos y los provinciales hasta la provincia de Texas pues aun suponiendo que sólo hubieran de enviarse tropas de Caballería, porque de Infantería, además de su inutilidad en aquellos territorios, sería imposible y había el embarazo insuperable de la reposición de caballos para un viaje tan dilatado, teniendo la experiencia de que, habiendo sido necesario enviar tropa de Aguascalientes a Tepic con motivo de la insurrección que se recelaba y provistos de 4 caballos cada soldado, apenas se consiguió que llegase la mitad y está muy estropeada y maltratada por la fragosidad e intemperie de los caminos, aun habiendo sido de mucho menor distancia, pues tienen que llevar consigo lo que ha de comer la gente y los caballos sólo pueden alimentarse con lo que pastan, En consecuencia pues de esta tan sencilla como verdadera exposición, espero que quedará Vuestra Excelencia persuadido para hacerlo así presente al Rey la ninguna razón que tuvo el Comandante General de Provincias Internas en lo que expuso al Serenísimo Príncipe Generalísimo Almirante en cuanto a la indisciplina de las tropas que le envié sobre lo cual nada me manifestó, al paso que ignoro el número y clase de gente que el mismo jefe habrá acercado a las Fronteras de Texas de las tropas que tiene en el Territorio de mi mando.
Archivo General de la Nación, Correspondencia de Virreyes, t. 234/22, expediente 1376.
|