(Selección)
[...] Esto supuesto, empiezo asegurando la primera verdad muy interesante, y muy satisfactoria a S. M. y a todos sus buenos servidores, y es la de que lejos de haber decadencia, hay aumentos muy visibles en el comercio y felicidad de estos reinos, comparados los trece años del Comercio Libre con los últimos de Flotas.
No puede llamarse decadente el comercio porque uno u otro individuo en particular, haya padecido quebrantos por su ignorancia, o por alguna mala versación o desgracia en negociación de minas, y no podrá señalarse una sola quiebra acaecida en estos últimos tiempos, la cual no haya tenido su origen en alguna de aquellas tres causas.
Los antiguos comerciantes que han sido prudentes, luego que vieron mudado el sistema del comercio, y que ya no se podía sacar en él un crecido rédito del dinero, como se hacía antes sin cuidados, sin combinaciones y sin riesgos, han retirado con tiempo sus caudales, y los han dedicado a la agricultura, a imposiciones a réditos, y en parte también a la minería, dejando el comercio a nuevos especuladores de menos capital; pero de más instrucción en el nuevo método del giro mercantil, y menos acostumbrados a ganancias excesivas con una perfecta seguridad y tranquilidad.
Estos se contentarán con ganar algo más que su subsistencia y no aspirarán a fundar rnayorazgos y títulos y hacer otra especie de establecimientos, más pronto perjudiciales que útiles a la sociedad, y al mismo tiempo son muy provechosos a ésta los destinos de Ios caudales de los antiguos comerciantes que han refluido hacia la agricultura y minería.
Auméntase cada día más las tiendas en esta capital, y en las de las provincias. Auméntase el número de la nueva clase de comerciantes, y seguramente no se aumentaría si exprerimentasen pérdidas en vez de ganancias; porque ni querrían subsistir en un tráfico destructivo, ni podrían hacerlo, aunque quisiesen, porque en poco tiempo consumirían su corto caudal, y escaso crédito.
El que esta nueva especie de comerciantes va cada día en aumento, es una verdad tan notoria que no se atreverán a negarla los mismos que aseguran el comercio decaído. Ellos dicen que es excesivo el número de efectos que viene, y que se han retirado de comerciar los sujetos de gruesos capitales. Con que es preciso que para dar giro y salida a las existencias, se empleen muchos individuos de corto caudal.
Es bien notorio que en los tiempos presentes es el importe de los géneros y efectos que vienen, mayor que el de Ios que se traían en los de flotas. Ascendieron las introducciones en el año de 91 por sólo Veracruz, a 14.461,421 pesos, y en el de 92 a 14.023,899, según resulta del estado número 1.
Ni pueden dejar de aumentarse las introducciones, y los comerciantes o vendedores al mismo tiempo que se aumentan los consumidores o compradores, y los medios de comprar y adquirir. Esto ha sucedido visiblemente en Nueva España, se ha formado de nuevo un ejército de tropas, y se han aumentado los empleados en todos los ramos, en tanto número que pudiera formarse de ellos otro ejército.
Después de las personas que viven de sus sueldos y rentas, las principales clases de consumidores de géneros europeos son los dedicados a la agricultura y a la minería, cuyos dos ramos han ido en aumento muy visible, produciendo dinero y frutos que enviar a Europa, en retorno y pago de los géneros y frutos venidos de ella.
Por lo que toca a la agricultura (comprendiendo en ella la crianza ,de ganados) convienen todos los que declaman pérdidas presentes, que se ha aumentado muy considerablemente, habiéndose dedicado a ella los que van huyendo de las pérdidas que en su concepto ofrece el comercio [...]
Archivo General de la Nación, Correspondencia de Virreyes (Revillagigedo, 1793), vol. 26, foxas 4299v
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