Historia de la nación mexicana desde la salida de Aztlán hasta la llegada de los conquistadores españoles.
Año Uno-Caña
Aquí fue donde murió Motecuhzoma y fue cuando llegó el marqués.
Fue cuando los cristianos sometieron a los mexicanos. No vinieron simplemente para nada, ya que, por prescripción de Nuestro Señor, el Santo padre les encargó la orden de decir:
"Anunciarán a los caballeros que de otro país van a partir, para llegar aquí, doce religiosos."
En esa época murieron las alegradoras que iban a ser las jovencitas de Motecuhzoma. Los cristianos dijeron:
"Vendrán mujeres, ellas serán tus jóvenes." Motecuhzoma me dijo:
"¡Que los mexicanos escuchen eso, pues!"
En esa época llegaron los hombres de Castilla, el veinticinco de noviembre, durante el mes Quecholli. Diez días después, llegaremos al fin de Quecholli. Enseguida vino a instalarse diciembre, el 20, Atemoztli, Títls, Izcalli Cinco, Cuauitléoa, Xillopehualiztli, Tozoztontli, Uei Tozoztli, Tóxcatl.
En la época de Tóxcatl se aderezaba la imagen de un diablo. Inmolaban gentes al iniciar los cantos. Cuando empezaron los cantos rituales, sólo entonces Motecuhzoma preguntó, dijo a Malintzin:
"¡Que se digne escucharme, el dios! Hemos llegado al día de la fiesta de nuestro dios, es dentro de diez días a partir de hoy. Y de esta fiesta cumplimos mucho con todas las obligaciones. Por ello quemaremos incienso, por eso no bailaremos hasta que se lleve allí arriba la estatua amasada con grano de amaranto. Sin embargo, haremos ruido, y sencillamente eso será todo."
Y enseguida, el capitán dijo:
"Está bien. ¡Que hagan pues lo que he oído!"
Enseguida, empezaron. Los españoles fueron a echar a otros hombres que venían de Castilla. Solo él, el "Sol" se quedó. Y, cuando llegó el momento de contar, entonces enseguida Motecuhzoma dijo:
"¡Escuchen esto, ustedes que se encuentran aquí, puesto que aquí están! Digo al dios: Así, he aquí que llegamos al día de fiesta durante el cual festejamos a nuestro dios."
Enseguida, éste dijo:
"¡Háganlo pues! ¡Ahora, aquí estaremos de una manera o de otra!"
Enseguida, los señores dijeron:
"¡Vayan pues a llamar a nuestros hermanos mayores!"
Y cuando llegaron, enseguida, entonces, les ordenaron, les dijeron:
"Hagamos el mayor esfuerzo para que esto se haga así."
Y los hermanos mayores dijeron:
"¡Ofrezcamos sencillamente un gran esfuerzo!"
Enseguida, el tlacatéccatl Ecatzin dijo:
"¡Hagan pues entender al hombre que está ahí enfrente de nosotros que así pasó en Cholula, cuando simplemente los aprisionaron en sus casas! ¡Ahora nos sucede, también, la misma cosa! ¡Que cada muro se convierta en el lugar en que colocaremos escudos de reserva!"
Enseguida, Motecuhzoma dijo:
"¿Estamos pues en guerra? ¡Burlémonos de esto!"
Enseguida el tlacatéccatl dijo:
"¡Está bien!"
Enseguida, entonces, se inició el canto. El que guía a las gentes es un joven guerrero valeroso. Lleva el ornamento labial. Se llama el tolnauácatl Cuatlázol. Cuando el canto comenzó, enseguida, entonces, uno por uno, los cristianos empezaron a salir por delante de la gente, penetraron en medio de las gentes; enseguida, cuatro por cuatro, se apostaron en las entradas.
Enseguida, entonces, fustigaron con un bastón al que guiaba a las gentes. Golpearon en la nariz a un hombre que era la imagen del diablo. Enseguida vinieron a golpear al que tocaba los tamboriles. Eran dos sus tamboriles. Uno lo tocaba a orillas del agua. Enseguida, entonces, los pisotearon, de esta manera fueron destruidos.
Enseguida, un hombre, un sacerdote que quemaba incienso, que venía de Acatliyacapan, de la Punta-de-la-Caña, se puso a aullar, vino a decir:
"¡Oh, mexicanos! ¿Qué, no hacen nada? ¡Ya nadie tiene tranquilidad en el corazón! ¿Quién, pues, tiene en tus manos los escudos de los prisioneros?"
Sus garrotes no eran más que ramas de pino. Enseguida, entonces, cuando los vieron, voltearon la espalda, fue como si se estuvieran atropellando unos a otros.
Enseguida, entonces, los españoles se refugiaron en las casas. Se quedaron encerrados en las casas durante la veintena de días de Etzalcualiztli.
En la época de Etzalcualiztli, Motecuhzoma vino a decir en secreto, dijo a los valientes guerreros:
"¡Que me escuchen, pues, los mexicanos! ¡Hace ya dos días que no comen nada, los venados de los dioses! Faltan las cañas, las esteras de junco que les dan de comer. Y ahora ya van dos días que meten escándalo. Y hay que ir a avisar con esto a los valientes guerreros para no hacernos aniquilar. Se trata de cordura para los valientes guerreros."
Enseguida, ellos dijeron:
"¿Está bien!"
Enseguida dieron la orden de no entregar la comida de los venados hasta la caída de la noche.
Y enseguida vino el capitán, cuando habían pasado ya cinco días desde que habían entrado a las casas, desde que se habían ido a Tlaxcala, durante el mes Tecuilhuitontli, cuando Motecuhzoma murió.
Cuando este último murió, enseguida vino a cargarlo sobre sus espaldas uno llamado Apanécatl. Enseguida se lo llevó allá, a Uitzillan. Pero entonces, allá, sólo vinieron a verlo. Entonces también, lo llevó allá, a Necatitlan. Pero entonces allá, sencillamente le dispararon flechas. Entonces también lo llevó a Tecpantzinco, pero allá también sólo fueron a verlo. Entonces, una vez más, lo llevó a Acatliyacapan. Entonces allá, Apanécatl sencillamente dijo:
"¡Oh señores nuestros! ¡Qué pobre desgraciado es Motecuhzoma! ¿Qué me voy a pasar la vida cargando en las espaldas?"
Enseguida los señores dijeron:
"¡Recíbanlo, pues!"
Enseguida, los mayordomos lo tomaron a su cargo, enseguida lo incineraron.
Enseguida, Uei Tecuílhuitl, Tlaxochimaco, Xócotl Huetzi, Ochpaniztli. Entonces fue cuando se instaló como soberano Cuitláhuac. Después, a continuación Ecoztli; después, entonces, Tepeílhuitl. Después, a continuación, Quecholli, durante el cual murió Cuitláhuac. Panquetzaliztli, después enseguida Atemoztli, Títil, Izcalli, Atlcaualo durante el cual fue instalado como soberano Cuauhtémoc. En Tlacaxipehualiztli fueron sometidos los hombres de Chalco y de Xocotitlan. Enseguida se vieron con gentes, se dibujaron cosas.
Tozoztontli, durante el cual murieron los señores: Tziuapopoca, Xoxopeuálloc, Tziuactzin, Tencuecuénotl, Axayácatls, Totleuícol.
Cuando murió Tziuacpopoca, Cuauhtémoc convocó a los sacerdotes que queman incienso en Amatlan; les dijo:
"Nuestros hermanos mayores, hace ya dos días que Tziuacpopoca se queda todo el día conmigo. ¡Ojalá que no me haga nada!"
Enseguida los hermanos mayores dijeron:
"¡No te irrites pues! El hombre se te ha pegado, te ha enfermado. ¡Dejémoslo que se vaya!"
Enseguida, entonces, los sacerdotes que queman incienso dieron órdenes, y también ellos, los hermanos mayores que van a inmolar a las gentes. Después, a continuación, lo buscaron cuidadosamente. Cuando lo vieron, vinieron riendo entre ellos.
Cuauhtémoc enseguida vino a agarrarlo por el cuello, le dijo:
"¡Vamos, ven pues, mi hermano menor!"
Enseguida lo vapuleó.
Uei Tozoztli, después, a continuación, Tóxcatl, Etzalcualiztli durante el cual los cristianos nos sometieron enteramente. Tecuilhuitontli, Uei Tecuílhuitl, después, enseguida, Miccailhuitontli.
En cuatro veintenas de días fue hecha prisionera la nación mexicana, la nación tenochca.
Año Dos-Pedernal-1520
Como décimo soberano, en el mes de Ochpaniztli, se instaló al soberano Cuitláhuac. No reinó más que durante cuatro veintenas de días. Terminó en Quecholli, durante el cual murió. Murió de una enfermedad de ámpulas, cuando se fueron a Tlaxcala los hombres de Castilla.
Año Tres-Casa-1521
Como undécimo soberano, durante los días nefastos del mes Cuautitléoa, se instaló al soberano Cuauhtémoc. Y entonces, ahí, fue vencida la nación mexicana, la nación tenochca, cuando los españoles entraron del todo.
Año Cuatro-Conejo-1522
El marqués se encontraba en Coyoacan. Fue entonces cuando reunió ahí a los grandes señores: Cuauhtémoc, Tlacotzin, Oquiztzin, Uanitzin. Fue entonces cuando el marqués partió a Pantlan, a Cuextlan. Fue entonces cuando aparecieron las candelas de cera, el bastón recto de Alonso Tlacamatlalaca, de Martín Tochpain.
Año Cinco-Caña-1523
Fue cuando se instaló como soberano al venerable ciuacóatl Tlacotzin. Cumplió con su cargo de gobernador cuando hubo eclipse de sol, cuando aparecieron las candelas de sebo. Mostraron que superaban a todo el mundo, Morales y Rodrigo hernández, que de nuevo, entonces, fueron a saludar al marqués a México.
Año Seis-Pedernal-1524
Fue cuando comenzó a existir la creencia en la divinidad, cuando los padres empezaron entonces a enseñarnos.
Año Siete-Casa-1525
Fue cuando murió Cuauhtémoc en Hueymollan.
Fuente:
Texto náhuatl del manuscrito 35-36 de la Biblioteca Nacional de París reproducido en facsímil en J.M.A. Aubin, Historia de la nación mexicana. París, E. Leroix ed., 1893, pp. 80-87.
George Baudot y Tzvetan Todorov. Relatos aztecas de la conquista. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes / Grijalbo, México, 1990, pp. 209-215.
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