28 de septiembre de 1994
Ignacio Ramírez, reportero de la revista “Proceso”, reconstruye lo sucedido el día del crimen:
“Eran las seis de la mañana del miércoles 28 de septiembre. A esa hora llegó a su casa Fernando Rodríguez González, pues no pernoctó en ella. Dijo a su hermano Jorge, a Daniel Aguilar Treviño y a Carlos Angel Cantú Narváez que estuvieran listos porque había que salir al hotel Casa Blanca.
Manuel Muñoz Rocha había elaborado el plan.
Se fueron con las armas en un coche marca Neón, color verde, de propiedad de María Eugenia Ramírez y de Fernando Rodríguez. Jesús Sánchez los siguió en una vagoneta Taurus, color gris, registrada a nombre de Roberto Ramírez Aráuz, y en la cual iban a huir Daniel Aguilar y Carlos Ángel Cantú.
–Llegamos a la calle de Lafragua como a los ocho de la mañana. Carlos Ángel me dio el arma, que cubrí con mi chamarra. Bajé del carro para esperar a Ruiz Massieu hasta que saliera. Compré una torta, que terminé de comer cuando salía –contó después Daniel.
Eran las 9:28 horas cuando el recién designado coordinador de la diputación priísta salió acompañado por varios diputados y sus guardaespaldas, para abordar su automóvil estacionado en la calle de Lafragua, un Buick de cuatro puertas con placas de circulación 972 GCS.
Daniel lo vio, intercambio señales con Carlos y rápidamente se dirigió al camellón...
Ruiz Massieu pidió a su chofer que se fuera en el auto de atrás, que él conduciría, e invitó al diputado electo Heriberto Galindo a subir en el asiento delantero y al también diputado electo Roberto Ortega Lomelín en la parte trasera. Se quitó el saco y lo colocó en el respaldo del asiento. Apenas pudo arrancar el auto.
–Cuando estaba al volante, lo tuve casi de frente. Saqué el arma que tenía fajada en la cintura y disparé. Quería seguir disparando, pero el arma se me trabó.
La bala estrelló el cristal del Buick y entró al cuello de Ruiz Massieu. ‘Fue una herida por proyectil de arma de fuego con orificio de entrada de 8 x 15 mm en la cara lateral izquierda del cuello y sin orificio de salida’, diría el certificado de necropsia.
La escolta de Ruiz Massieu y varios diputados reaccionaron y persiguieron al homicida, entre los gritos de "¡deténganlo!", "¡deténganlo!".
–Corrí a la avenida (Paseo de la Reforma) para tomar un taxi...
El acuerdo había sido que llegara a la Central Camionera Norte y abordar un autobús para trasladarse a su pueblo, donde recibiría los 50,000 nuevos pesos pactados.
A gritos y con un rifle M-1 apuntándole, el policía bancario José Rodríguez Moreno salió al paso del agresor e impidió la fuga. Cuando el policía lo tenía boca abajo, guardias de seguridad y agentes judiciales federales lo condujeron al vehículo de la víctima. Minutos después llegó el subprocurador Mario Ruiz Massieu, quien se hizo responsable de la custodia de Daniel Aguilar, que fue trasladado a la Procuraduría General de la República (PGR) a bordo de uno de sus vehículos. Todo esto fue presenciado por Fernando Rodríguez.
Herido de muerte, Ruiz Massieu fue llevado al Hospital Español, donde falleció a las 10:30 horas. Poco antes había llegado el diputado Manuel Muñoz Rocha, quien se confundió entre los presentes. Minutos después le habló a Fernando Rodríguez, y le informó que habían conseguido su objetivo: matar al político guerrerense.
Ayer, los asesinos prepararon todo para disparar sobre Ruiz Massieu a su entrada o a su salida del restaurante University Club, del Paseo de la Reforma, en donde iría a comer. Aguardaron en el Monumento a la Madre. Pero como Ruiz Massieu no fue, el operativo se pospuso y al tener noticia de que sí asistiría al desayuno de hoy, en la tarde hicieron un reconocimiento del lugar en donde se realizaría el asesinato.
Meses antes, el 23 de marzo de 1994, José Francisco Ruiz Massieu, ex gobernador de Guerrero, había recibido la noticia del asesinato de Luís Donaldo Colosio con las siguientes palabras: "Pobre Donaldo, pobre de mí, pobres de nosotros, pobres de todos nosotros".
A la fecha de su muerte, Ruiz Massieu estaba comisionado por su partido ante el IFE e iniciaba los trabajos de coordinación de los diputados del PRI. Había manifestado su apoyo a la reforma política y a revisar los casos más impugnados por los partidos de oposición en las elecciones del 21 de agosto. Algunos priístas conservadores le criticaban su postura "demasiado condescendiente" con la oposición.
Desde las primeras averiguaciones surgirán los nombres de Manuel Muñoz Rocha, amigo y excolaborador de Raúl Salinas de Gortari, exdirector regional de Banrural, exaspirante a gobernador de Tamaulipas, actual diputado fedeeral por el VII distrito de ese Estado y subsecretario de Organización del CEN del PRI; así como el de su compadre y fiel exsecretario Fernando Rodríguez González. También se manejará el nombre de Abraham Rubio Canales, que se encuentra preso en la cárcel de Acapulco, además de otros involucrados.
Mediante cartas de Muñoz Rocha y declaraciones de Rubio Canales, ambos se inculparán entre sí y solicitarán protección de las autoridades por su temor a sufrir represalias por sus acusaciones. Muñoz Rocha, por “escrito”, solicitará licencia a su cargo de representación popular para encarar a la justicia, la cual le será concedida el 5 de octubre siguiente por la Comisión Permanente de la Cámara de Diputados. El PAN y el PRD podrán en duda la autenticidad de la solicitud de Muñoz Rocha, pero Gustavo Carvajal Moreno enviará el original a la PGR para impedir que los panistas sometan a examen grafoscópico la firma de Muñoz Rocha.
Las filtraciones y ocultamientos de información de la Procuraduría General de la República, convertirá la investigación en un embrollo ante la opinión pública. Se manejarán varias hipótesis acerca del móvil del crimen: la venganza de Rubio Canales al que no ayudó Ruiz Massieu para salir de la cárcel; la represalia de los narcotraficantes por la acción del subprocurador Mario Ruiz Massieu, hermano de la víctima; la eliminación de un político que se proponía ciertas acciones o por ser obstáculo de otras carreras políticas, etc.
Por otro lado, el diputado Manuel, el “meme” Garza González y el senador Enrique Cárdenas González, exgobernador de Tamaulipas, serán convocados por la Procuraduría General de la República, PGR, a declarar sobre el asesinato. La Policía Judicial Federal (PJF) allanará las oficinas del PRI y aprehenderá a varios de sus empleados. Ignacio Pichardo Pagaza, presidente de ese partido dirá: "Niego rotundamente que haya en el PRI una lucha interna por el poder."
Finalmente, el 28 de febrero de 1995, Raúl de Salinas de Gortari, será aprehendido como uno de los autores intelectuales del asesinato de Ruiz Massieu, así como de los delitos de tráfico de influencias, evasión fiscal y corrupción económica. Se adelantará que el móvil del crimen fue impedir que la víctima cumpliera su amenaza de descubrir sus corruptelas y sus relaciones con el narcotráfico.
Después de largas investigaciones y pruebas poco sustentadas y discutibles; el subprocurador Mario Ruiz Massieu, hermano del occiso, renunciará a su cargo, huirá a los Estados Unidos en donde será aprehendido y finalmente, se suicidará. Raúl Salinas será condenado a 50 años de prisión. En el año de 2005, tras 10 años, tres meses y 13 días en la cárcel, se le exonerará del homicidio de Ruiz Massieu y será puesto en libertad quedando pendientes delitos menores.
El diputado federal Manuel Muñoz Rocha, supuesto autor intelectual del asesinato junto con los hermanos Rodríguez González y el autor material del crimen Daniel Aguilar Treviño, jamás aparecerá, a pesar de que el Cónsul Humberto Hernández Haddad informó haberlo visto en San Antonio, Texas; tampoco su cadáver será encontrado. El crimen nunca será aclarado. El 23 de marzo de 2009, se darán por concluidas las indagaciones, al prescribir el delito de homicidio.
Doralicia Carmona. MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.
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